Un fin de semana con
La Cebra...
Hoy, domingo 12 de septiembre de 1999, la Cultura Homosexual Mexicana ha tenido una página más dentro de sus archivos, con la representación del grupo de Danza La Cebra, en el Teatro Raúl Flores Canelo del Centro Nacional de las Artes.
Aunque la función estaba programada para las 18.00 hs., a partir de las 17.00 hs., ya la gente se encontraba impaciente, aguardando el momento para pasar a ocupar sus lugares. Lugares ocupados con más asistentes de los que butacas había... las escaleras de la galería fueron mudas testigas de ello. Los participantes, muchos por curiosidad y morbo, otros por interés a la danza y los más por ser homosexuales interesados en la cultura ad hoc, presenciaron durante un poco más de una hora un espectáculo dancístico que brilló en las ejecuciones de las coreografías que se presentaron.
Primera Parte: Una introducción al mundo de la cebra... una introducción al Oasis de la cebra de Grevi, con un grupo de tres simpáticas cebritas en armoniosa ejecución. Trabajo y práctica quedaron reflejados en la simetría que dejaban ver los intérpretes, incluídos gestos de mímica cebruna encuadrados en la coreografía de José Rivera de 1988... la Cebra hablándonos de la Cebra... Para pasar después a un momento con el cazador nocturno... los ojos que dan pánico mirar como ya José Joaquín Blanco nos recordara... como esos ángeles nocturnos que tanto apasionaban a Villaurrutia... los ojos, la mirada, los cuerpos,... el ligue.. todo con una hermosa coreografía de 1981 del Maestro Raúl Flores Canelo... a quien mucho le debe "La Cebra"...
El tiempo pasa, como pasa la
siguiente escena:
Un diseño luminoso de manchas geometrizadas en verde y negro
servían de fondo al dueto que plácidamente colocaba sus cuerpos sobre ese piso coloreado
por esas luces ... armonía y complicidad de cuerpos que se comunican, con una impecable
ejecución por parte de Antonio Mariscal, nos
brindaron un momento bajo la luz, con o sin p... hermoso, sentimental y
vigoroso... contracciones y reflejos que se desplazan como ese instante fugaz cuando dos
cuerpos se juntan ... y sudan ... y se balancean con geométrica ternura... la obscuridad
da paso a la hermosa y legendaria interpretación de strangers in the night ... los
acordes y LA VOZ, nos recuerdan las nostalgias de esos encuentros extraños bajo la noche...
cuatro elementos del grupo se desplazan con sentimiento para recordarnos la fugacidad del
momento por el que todos hemos pasado y pasaremos generación tras generación... el amante pasajero que primero nos
escoge y, tranquilamente como llegó, se marcha con el siguiente para dejarnos como naúfragos
al amanecer... de ser unos extraños en la noche, pasamos a llevarnos por debajo
de la piel... I got you under my skin... y las pieles se encuentran ... chocan ...
sudan... para alejarse coquetamente... Se cierra el primer acto con calurosos y merecidos
aplausos... la Cebra ha conquistado la primera llamada en la atención del público que
contento y satisfecho aplaude y vuelve a aplaudir...
Segunda Parte:
Ladies bar "La Traviata" nos presenta a
"la
Tía de las muchachas":... a la Tía Concha... regordeta y golosa, prostituta trasvestida que
pasa lista e inspecciona a sus muchachas, tal cual inspectora de salubridad a su ganado...
pero oh!... sorpresa terrible cuando "La Venada" empieza a tener convulsiones
... bien ejecutadas por un bailarín que muestra su trabajo corporal... y las
muchachas corren... huyen ante eso que no vaya a ser que se les pegue... ante la espantada
mirada de la Tía Concha y otra compañera de trabajo...
Foto fija de film sin título No. 7: Inicia con
Antonio
Mariscal en un coqueto vestido rojo... en su imaginario sentimental recordando al amado
que le recuerda con cada palabra de la canción que le pertenece... porque te he amado, me
perteneces... por los sueños compartidos... me perteneces... Antonio y su silla como
única testigo de ese nostálgico amado, presente y ausente... pero los recuerdos de
Antonio son interrumpidos por su amiga que, copa de champagne en mano, brinda por la
mútua soledad,... por la búsqueda que no se acaba... y por la terrible lucha de la vida
en la calle.. una vida en la que se acompañan con una coreografía de Alicia Sánchez
ejecutada por Mariscal y Rivera. Los tonos graves de la música de fondo, marcan la
gravedad de la soledad de las muchachas... soledad enmarcada por una terrible
obscuridad... que es rota por la entrada de Plata... una nueva travestida que busca un
lugar en esa esquina de la vida de la calle... la nueva interrumpe, asalta el espacio ...
y la reacción de José ... la chica de rojo... no se hace esperar: "Este es mi espacio...
¿que chingados buscas aquí?" Ese será su lamento ante la indiferencia de Plata...
se va en busca de Tía Concha que, impávida, solo ve a una nueva mercancia que producirá
dinero... La calle es de todas chula... y la chica de rojo indignada sale de escena con un
recordatorio de su ronco pecho ante semejantes agresoras... una agresión para otra... La
Tía Concha, no pendeja, le aclara a "La Plata" sus deberes de cuota... cuota
que "La Plata" regresa con una plateresca mentada... el infarto casi le da a la
Tía de las muchachas que sucumbe ante la fuerza de los gestos de la Plata y se retira con
tibio perreo. La Plata tiene un espacio que exhibe el trabajo escénico de su
cuerpo vigoroso... Repentinamente unos gritos avisan a la Tía Concha que la Cebra está
mala... se acude en su auxilio ... y se le invita a la Plata a que ayude... La Cebra
tempestuosa gime y se retuerce, a la par que José Rivera muestra las habilidades físicas
de su cuerpo para mantener la gracia y el equilibrio en el reducido espacio de un
desgastado colchón... ese raido colchón del prostíbulo de la vida en el que se
estira... en el que fornica... en el que se autocomplace de una esquina a la otra...
gimiendo hasta el punto del orgasmo en contorsiones cebrunas... su desnudez refleja la
desnudez de la vida que ha llevado y el vacio que enfrenta espasmódicamente ante la
mirada inerme de la impávida Tía que contempla... solamente contempla... pero los demás
cuartos del prostíbulo muestran a sus ocupantas... que también giran y se atrapan por
los lamentos de la Cebra... el prostíbulo se convulsiona alrededor de una Cebra que con
energía vital empuña el símbolo del poder: Una plástica verga enhiesta a la que se
adora como se adora un altar al que se le sacrifica la vida... Y ese falo voluptuoso se
nos ofrenda y la Cebra le ofrenda su única pertenencia: su cuerpo agitado... febril... la
música enmarca esa pasión rítmica... pene trante... y llegamos al final.
La calle, la sempiterna calle de las soledades de todos y de todas...
las chicas y las no tan chicas se cruzan y entrecruzan para alcanzar al mejor cliente...
una búsqueda agitada... frenética... y los compases de Simón recrudecen lo trágico de
esta historia sin fin... las chicas travestidas en esa calle abandonada... ante la mirada
impávida de ese Cristo metálico que reviste la forma de un arbotante... cuyos brazos
luminosos se extienden para iluminar a esas mariposas sin esperanza... como sin
esperanza será la muerte de la Venada que le es anunciada a Citlali por la angustiada
Cebra... de una cumbia pasamos a un son... como de lo carnavalesco de la vida pasamos a
la muerte... y la plenitud se contrapone con la miseria que esos brazos caídos contemplan
sin decir más... solo eso... mudamente presenciando el drama de la vida ... el
espectáculo debe de continuar... y las muchachas siguen como sigue la vida... de la
muerte nace la vida... todo esto antes de que amanezca (cuando ya va bien mala)...
¿y quién ya va bien mala? ...Pues la vida misma que se pierde en su propio sentimiento
trágico, como ya Unamuno lo recordara, tal como se pierde la sombra de La Cebra ante la
mirada de los espectadores.
Los aplausos finales fueron testigos de la aceptación del público por este trabajo que sigue dejando su testimonio ante la comunidad homosexual mexicana y público simpatizante. Hoy se cierra un ciclo de tres presentaciones que bajo el título de "Pasos al fin del milenio", nos permitió disfrutar del trabajo de este grupo en el que se destaca el desempeño brillante de Antonio Mariscal, joven bailarín mexicano que brinda calidad en sus participaciones.
La Cebra, espectáculo gay de danza contemporánea, cumplió una vez más, dejándonos en la mente y en nuestra memoria afectiva, recuerdos, sensaciones, e imágenes ... que nos harán regresar una y otra vez a esta búsqueda en el más puro estilo de Proust: una búsqueda de un tiempo pérdido y recuperado.
Marco Antonio.
12 de septiembre de 1999, en la Ciudad de México.
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