Antes de la lectura.- A lo largo de la escritura del texto, no puedo evitar mis anotaciones marginales.... irán siempre entre corchetes como [Yo: ...  ] Además, como esta es una versión cibernética no para especialistas, he adaptado la terminología que usa el autor a carácteres latinos, evitando en lo posible toda terminología en caracteres griegos. Atentamente: El mecanógrafo..... Que comienze la sabiduria del texto:


Julián Marias:

ANTROPOLOGÍA METAFÍSICA

Capítulo II:  Los dos mundos.

Sólo hay filosofía si el hombre cree que puede ir de lo patente a lo latente, descubrirlo y dar razón de ello; pero esto solo es posible si lo real tiene consistencia. En la toma de posesión progresiva -y a veces regresiva, no lo olvidemos- de esta conexión ha acontecido la primera interpretación racional de la realidad como naturaleza o phýsis.
Las cosas son todas en el fondo lo mismo -se ha pensado originariamente- hay una realidad de la cual todas las cosas emergen o nacen (natura)  o brotan (phýsis). No basta con esto: hace falta una vía o camino, méthodos, de ida y vuelta -lo que Heráclito llamaba  el camino hacia arriba y el camino hacia abajo-; en un sentido se llega a las cosas naturales; en el otro, a la naturaleza de las cosas. La naturaleza es el primer esquema  general de interpretación de lo real; las cosas se reducen a un fondo primario del cual emergen; por eso la noción de principio, arch´ (arkhé)  es a su vez interpretación de la naturaleza. En la voz arkhé conviven los momentos antiguo, arcaico, comienzo, mando.  Mientras los milesios subrayan el momento de la generación en la realidad -por eso hacen una fisiologi´a (physiología)-, los pitagóricos afirman que las cosas son por imitación -mímesis- de los números, es decir, insisten exclusivamente en la consistencia, ya que los números tienen sólo conciencia. Pero la naturaleza es ambas cosas.
El gran descubrimiento de Parménides -véase mi Biografía de la Filosofía- es el consistir: las cosas tienen una consistencia determinada, y esto lo lleva a descubrir que tienen una consistencia determinada: consisten en consistir. Lo que llama eón y luego se llamó ón se podría traducir por lo consistente; las consistencias se disipan frente a la consistencia y resultan irrelevantes: desde el punto de vista del on, ón,  del ente o ser, no cuentan. Por esto Parménides no las niega, pero las relega a la dóxa frente a la aletheia. Estas palabras significan en él interpretación y paciencia. Con ello la phýsis se disuelve desde el punto de vista del ser: sólo parece que hay variación, cambio, movimiento, pluralidad; son interpretaciones (nombres que los hombres ponen a las cosas): el mundo de la dóxa frente al de la alétheia, único que verdaderamente es.
Pero esto nos hace sospechar un error inicial y acaso constitutivo de la filosofía; se trata de una exageración: Parménides ha dicho la verdad, pero la filosofía no se contenta con una verdad, sino con la verdad toda. [Yo: aunque filosóficamente esto también es imposible pues NO existen absolutos...] Ahora bien, si ninguna interpretación agota la realidad, ¿no será la filosofía un error constitutivo? Sí; con tal de advertir que tan pronto como lo sepamos deja de er un error. Hay algo que es quizá más grave: el desdén por la vuelta, por esa realidad primaria, con la que nos encontramos y que fue la que obligó a hacer filosofía. ¿No habrá olvidado esto casi siempre la filosofía?
Se trata de entender la realidad; con otras palabras, eso que hay (un verbo precioso de nuestra lengua). La mejor traducción de phýsis sería fuente viva; pero tan pronto como se inicia la metafísica en Grecia, eso queda congelado en ón, ente. La realidad quedó abandonada, literalmente en la calle, bajo los nombres de cosas, asuntos, quehaceres: las cosas de la vida. La justificación de la sofística consistió en su voluntad de recoger esas cosas; su error, en olvidar la verdad y, por tanto, no ser capaz de recogerlas -no olvidemos que éste es el primer signnificado del verbo legein (légein) y por tanto del logos (lógos)-. La consecuencia es la crisis de Grecia, sobre todo de Atenas, que llevó hasta el vértigo de que habla Platón en su Carta VII, y que lo llevó a la política. La filosofía no es un juego dialéctico, sino una manera de saber a qué atenerse. ¿sobre qué? Sobre lo que necesitamos para vivir. (De ahí mi  aburrimiento y desinterés frente a gran parte de lo que hacen hoy los profesionales de la filosofía.)
 
 
 

Capítulo 3
 

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