El discurso dado por Harvey en Bennington en 1992, con sus doce pasos al final del mismo:
Un programa de Doce pasos garantizados para cambiar tu vida
Por Harvey Fierstein

Buenas tardes. Deben saber que soy la peor pesadilla de J. Danforth Quayle, un norteamericano de ideas mediocres. Creo que la democracia fue concebida para nutrir, alimentar y proteger a la diversidad, y que esa diversidad es la que ha hecho grande a este país. Además, soy homosexual y soy judío, lo que también me convierte en la pesadilla de otras personas. Por último, soy un radical. Estoy orgulloso de ser todo esto y de tener mi cabello naturalmente gris: Alguien debería de hablar con Quayle y decirle que los rubios naturales no tienen mechones de cabello gris en los lados - probablemente tenga un estilista heterosexual. He de agregar que también soy, motivo por el cual me atacó ayer, miembro de la Screenswriter's Guild. Su ataque incluso se extendió al glamour de Hollywood. Alguien debería decirle que, si no luciera de esa manera, estaría trabajando para su padre.

Y lo que es más peligroso para la gente como él: Puedo leer, escribir, pintar, esculpir y cantar, y no necesito de un sondeo en la opinión pública para que me digan cómo hacer cualquiera de estas cosas. Y aún más: actualmente veo Murphy Brown. Voy en busca de la felicidad y encamino mis esfuerzos hacia ella. Soy un hombre que está en pro de la familia, de los compromisos, del matrimonio, del divorcio y del dinero. Estoy a favor de la niñez, sean homosexuales o, Dios lo prohíba, heterosexuales. Y mi preocupación por la vida no termina con el momento del nacimiento. También estoy en favor de las mujeres, sean homosexuales o heterosexuales. Estoy a favor de los hombres, sean homosexuales o... y bueno, aún sigo trabajando en ello. Progreso, no perfección.

Y estoy a favor de cualquier acción propositiva sea individual o grupal, que haya sufrido en el odioso banquete conocido como Instituciones Norteamericanas, el tan llamado "American establishment".

Soy un actor y eso significa que acepto casi todo como arte. Soy un escritor y eso significa que creo que el arte surge del espíritu humano. Y soy un activista que cree que Washington hace ver a Hollywood como templo de la verdad. Considero que si Estados Unidos tiene suficiente dinero para darle a cada miembro del congreso una partida de lacayos, entonces también tenemos suficiente dinero para proveer de cuidados médicos a todos. En los últimos doce años hemos probado que la comunidad heterosexual puede aprender y llegar a un acuerdo partiendo de sus hijos, hermanos y primos homosexuales: tal y como cuando se ataca a la enfermedad, no la persona con la enfermedad. Creo que el gobierno, mi gobierno, no tiene cabida ni en mi cuarto ni en mi cuerpo. Creo que es tiempo de dejar de pretender que el alcohol y los cigarrillos no son peligrosos para la salud y tiempo para legalizar la marihuana, aunque no recomiendo su uso.

Considero que el desempleo es el último subsidio remanente del gobierno hacia las artes. Estoy a favor de políticas externas que me permitan, como norteamericano, caminar por cualquier calle de Panamá, Kuwait, Korea, Vietnam, Libia o Irak, sin pensar que los impuestos que he pagado han servido para asesinar a algunas de estas personas. Creo que un bosque es más importante que una compañía de leñadores, que la especie animal es más importante que un reporte anual. Y que el futuro no estará seguro con amigos como nosotros. La tierra no puede curarse a si misma y reponerse tan rápidamente como nosotros le causamos estragos.

Lloro por los refugiados que son perseguidos por motivos políticos o económicos y huyen en buques de carga, o cruzando en balsas de juncos; discúlpenme, pero lloro menos por aquellos que emigran en jaguares y limusinas arrastrándose entre sirvientes y cajas de dinero.

Creo que a igual salario, igual trabajo y condeno la reducción del salario mínimo. Aquellos que lo desean, créanme, nunca han tenido que trabajar para ello. Creen que a una familia estadounidense promedio le basta con alrededor de $80 por semana pagada y estas personas que reducen salarios, esperan que una persona de la familia promedio trabaje y la otra permanezca en casa.

Creo que la relación de la gente con el poder es su propia responsabilidad y no requiere de créditos fiscales. Como si fuera justo lo que Dios necesita: otro edificio. Mi experiencia me muestra que la gente que cita la Biblia nunca la ha leído o al menos no entienden la diferencia entre el concepto y el contexto. Tan solo una vez quisiera entrar en una casa cristiana que fuera kosher. La Biblia es mucho más clara acerca sobre eso que en lo que respecta a la homosexualidad. Hablando de ello, veía a Pat Robertson quien daba una lectura sobre arte y decía que todo el arte moderno -parafraseo, pero con precisión - es una conspiración  comunista para minar las fuentes estadounidenses de mármol, lienzos y pintura.

Quisiera ver a Phyllis Schlafly forzada para quedarse en casa cuidando a los niños, cocinando galletas y escuchando sus propios discursos. Creo que la aniquilaríamos. Creo que Ron y Nancy Reagan deberían ser forzados a vivir bajo seguridad social, con todos sus niños, incluso el concebido fuera del matrimonio. Y mientras me encuentro en esa circunstancia, tan sólo una vez me gustaría escuchar a uno de esos pro-vida  hablar contra el incesto en lugar de hablar contra los padres solteros o hablar del maltrato a los niños, más del 95% de los cuales son realizados heterosexualmente, en lugar de puntajes en exámenes escolares. O hablar de violencia doméstica en lugar de niveles de divorcios. Salven a la familia, dicen, ellos para quienes esto significa golpear a la esposa como a una hamburguesa para luego volver a los valores tradicionales. Y mientras me encuentro en el tema de valores tradicionales, hay uno de ellos que quiero recordarles, el que se refiere a tomar asaltantes de banco para ahorcarlos en plazas públicas. George y Barbara digan adiós a Neil.

Compañeros republicanos, creo que alguien debiera recordarle a Dan Quayle su primer nombre. Y después de ello, decirle que Murphy Brown es un personaje de ficción. Dan Quayle - este es el hombre que fue a América Latina diciendo, y cito de nuevo: "Si tan solo hubiera puesto más atención a mis clases de latín te podría contestar en tu lengua natal". Pero estoy seguro de que eso fue culpa de los medios.

Querida clase de 1992. He pasado apenas unas horas con ustedes, leyéndoles algunas notas de mi oficina aquí, pero estoy remembrando con ustedes la década de los sesenta y mi propia niñez. Para ustedes realmente no soy más que un pedo en una ventisca. Pero ustedes son la esperanza de los Estados Unidos. Y me faltan palabras para decirles lo conmovido y honrado que me siento por esta invitación para hablarles en este festivo momento.

Creo firmemente en lo que les he dicho y parte de ello lo he dicho buscando eso que llaman efecto estético; muchos de ustedes lo practicarán para vivir. Y parte de lo que no he dicho, lo he editado porque dando un vistazo, se que están presentes los involucrados y la Señora Presidenta sabe donde estoy estacionado...

Pero ya hablando seriamente, me permito darles los siguientes consejos que espero los tomarán de la mejor manera posible. Es lo que yo he dado en llamar el Programa de los Doce Pasos de Harvey y que quiero compartir con todos ustedes:

1  Nunca mientan, y nunca dejen que nadie los afrente con una mentira. La verdad, o la búsqueda de ella, es todo lo que tenemos.

2  Nunca hagan algo de lo que se avergüencen. Si lo que hacen les avergüenza, significa que algo dentro de ustedes piensa que está mal y si creen que está mal, no deberían hacerlo.

3  Tengan plena responsabilidad de sus actos. Son los únicos que pueden decidir lo que va en pro o en contra de su cuerpo

4   Siempre admitan cuando estén equivocados. Ahorrarán miles en terapias tardías - y conservarán algunas amistades también.

5  Cambien sus ideas tan seguido como sea posible. Solo porque ayer creían en algo, no implica que necesariamente deban de creerlo hoy. Nunca se conviertan en prisioneros de sus propias ideas.

6  Desconfíen de cualquiera que les diga que posee la verdad. Créanme, no la tienen o no estarían diciéndoles que la tienen.

7  Cuiden de ustedes en primer término, después de su familia y luego de sus amigos.  Y si poseen algo, no se aferren, compártanlo.

8  Hagan algo, lo que sea, cada día para cambiar al mundo, No necesitan hacer algo grande. Puede ser por ejemplo, dar cinco centavos a una persona en la calle, plantar un árbol o recoger basura.   Lo que sea,  cambiará al mundo.

9  Cuando no tengan algo mejor que hacer, sonrían. Tendrán que darme crédito y confiar en mí acerca del milagro que este paso les proporcionará.

10  Tomen un poco de su tiempo diario para estar a solas y pensar. Cinco o diez minutos son suficientes y les mantendrán sanos.

11   Tengan todo el sexo que deseen, claro, sexo seguro, aunque mantengan la lujuria lejos.   Es la única manera que conozco para asegurarles que se enamorarán verdaderamente.   Y les deseo a todos ustedes que encuentren el verdadero amor.

12  Aprendan algo nuevo cada día.  Lean un artículo de un diario que normalmente no leerían.   Abran un diccionario en una palabra que nunca han escuchado o que nunca han entendido.
 

Este es mi programa y éste es mi discurso. Y unas palabras en particular para todos los homosexuales y lesbianas que hoy se gradúan: Tal y cómo lo fue en un principio, probablemente también lo será en éste su tiempo. Desde Platón hasta Walt Withman, desde Eleanor Rooselvet a Safo, somos los padres sociales y culturales de hijos ingratos. Les damos las casas que habitan, las ropas que llevan, el arte, la música y la comida que disfrutan. No esperen su agradecimiento y hagan el trabajo por ustedes. El arte debe bastarse por sí mismo.

Nunca caigan en el silencio. Nunca se permitan ser víctimas. No acepten que nadie defina sus vidas, pero sean ustedes mismos los que la definan.

Graduados de Bennington Clase 1992,   ¡Salgan y hagan Historia!

© 1996 [email protected]

 


PD:
... Salgamos y hagamos historia!!!!!!!

De Regreso al Índice General

Si lo prefieres en inglés, puedes leer la versión original.

HTML y traducción: 1999. Marco Antonio.

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