"...El verso es al alma como al pasto el rocío..."
Pablo Neruda


   

 

 

 

 

En esta página encontrarás un poema por cada autor mencionado en el índice. A medida que vaya seleccionando más de un título, los poetas tendrán su propio vínculo.

 

 

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ÍNDICE


AHORA QUE TE QUIERO
Marc Sil          ( España )

AMOR SALVAJE
Luis Zalamea Borda     ( Colombia, 1921 )     

ASÍ ES ELLA, ME DIJE...
Elvio Romero      ( Paraguay, 1926 )

CADA MAÑANA
Rafael Guillén      ( España, 1933 )    

DESNUDO
Mariano Brull      ( Cuba, 1891 - 1956 )    

EL BESO
Flavio Herrera    ( Guatemala )

EL CONVITE
Germán Pardo García   ( Colombia, 1902 - 1991)  

EL LUNAR
Nicolás Augusto González   ( Ecuador )     

EL SECRETO   
Adriano del Valle     ( España,  1895 - 1957 )

EL UMBRAL
José María Valverde      ( España, 1926 )      

ELEGÍA SIN NOMBRE
Emilio Ballagas        ( Cuba, 1908 - 1954 )

EN MEDIO DE LA NOCHE
José Batllo         ( España, 1939 )    

EN SILENCIO
Carmen Sánchez    (España, 1936 )    

GENITAL
Augusto Hernández   ( España  )   

GOTAS DE IMPOSIBLE 
Fernando Prieto Arango  ( Colombia )

HARUKO SAM
Juan Guzmán Cruchaga  ( Chile, 1896 - 1979 )     

HERMANO CORAZÓN
Rafael Cardona    ( Costa Rica, 1892 - 1973 )            

HIPERESTESIA
Miguel Ángel León    ( Ecuador, 1900 - 1942 )

INMORTALIDAD
Vicente Núñez       ( España )    

LA EXQUISITA AMIGA
Regino Pedroso       ( Cuba, 1896 - 1983 )       

LA HORA UNCIOSA
Enrique Bianchi     ( Uruguay )

LLEGUÉ EN SILENCIO
Rafael Lasso de la Vega     ( España, 1890 - 1959 )

MAYO DE LOS AMANTES
Trina Mercader       ( España, 1919 )    

ME LLEVAS HASTA DONDE TU PIEL... 
Fermín Gómez     ( España, 1966 )

MELANCOLÍA
Pedro Miguel Obligado    ( Argentina, 1898 - 1967 )       

MUERTA DE AMOR 
César González Ruano   ( España, 1903 - 19?? )  

MUNDANA
Francisco Aníbal Riu    ( España )

NEUROSIS
Julián del Casal       ( Cuba, 1863 - 1893 )     

NI TÚ ME DEBES NI TE DEBO NADA
Guillermo Gómez Brenes   ( Nicaragua, 1930 ) 

NO SÉ DE QUÉ VISLUMBRES DE OTRA VIDA LLEGASTE
Carlos Sabat Ercasty      ( Uruguay, 1887 - 1982 )

NOCTURNO
Juan Rejano        ( España, 1903 - 1976 )      

NOCTURNO DE TU BOCA
Laureano Albán      ( Costa Rica, 1942 )       

ORGULLO
José Pedroni     ( Argentina, 1899 - 1968 )    

POEMA
Montserrat Vayreda     ( España, 1924 )

POEMA III
Marthas de Arévalo      ( Uruguay )         

POEMA DE TU CUERPO    
Ricardo López M.    ( México, 1903 - 1989  )

POEMA DE TUS MANOS
Jesús Orta Ruiz     ( Cuba, 1922 )

POTRA DE LOS CUATRO VIENTOS
Ángel Facal    ( Uruguay, 1901 - 19..? )    

PREMONICIÓN 
Ernesto Fernández Moreno    ( Cuba, 1897 - 19..? )

PRIMAVERA EN EATON HASTINGS
Pedro Garfias      ( España, 1894 - 1967 )        

REALIDAD
Emilio Miró       ( España, 1942 )     

RECUÉSTATE EN EL COJÍN DE MI TERNURA     
Alfredo Sancho       ( Costa Rica, 1924 )

RETRATO
Eugenio Florit      ( Cuba,  1903 - 1989 )

SE AMABAN
Joaquín Miró        ( España, 1935 )    

SIESTA DE AMOR    
José Santos Chocano   ( Perú, 1875 - 1934 )

SONETO DEL DIVINO AMOR
Alfredo R. Bufano     ( Argentina, 1895 - 1950 )    

TE QUERÍA LO SÉ
Julio Mariscal Montes      ( España, 1922 - 1977 )

TODO EN LA AMADA
Alfonso Albalá         ( España, 1924 - 1974 )   

TRÁNSITOS
Emilio Prados    ( España, 1899 - 1962 )

TÚ EN EL ALTO BALCÓN DE TU SILENCIO
Josefina De La Torre    ( España, 1907 - 2002 )    

TÚ ME GUSTAS TOTAL, ENTERA Y TODA
César Díaz Martínez            ( Venezuela )

UN ROCE BREVE, FUGITIVO...
Clara Díaz Pascual      ( España )

VISIÓN DE LAS SIRENAS
Jesús Hilario Tundidor      ( España, 1935 )            

Y TÚ, AMOR MÍO...
Carlos Barral      ( España, 1928 - 1989 )

YO SOY LA AMADA 
Luzmaría Jiménez Faro    ( España )

TU BOCA VIENE A MÍ    
Piedad Bonnet        (Colombia)     


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AHORA QUE TE QUIERO

Ahora que te quiero
ahora que te quiero todavía,
ahora que te espero,
ahora, amada mía,
burbuja de deseo, melodía

real como soñada
que bailas fantasía en el vacío,
amada, amada, amada,
jardín de luz sombrío,
tangible como estatua de rocío,

quisiera que el olvido,
sicario de la muerte vaporoso,
tu ser tan conocido,
me hiciese nebuloso
vacío, borrado, neblinoso.

Quisiera así olvidarte,
quisiera así poder desconocerte,
quisiera así velarte,
poder desvanecerte,
para poder volver a conocerte.

MARC SIL      ( España )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


AMOR SALVAJE

¡Ah, qué nidada de caricias salvajes descubrí!
Guardadas en tu bosque desde el alba del mundo,
esperaban la mano que llegara a arrancarlas,
la mirada que las volcara sobre tus venas todas,
el temblor que iniciara tu espasmo y tu locura.

Vaivén en tus pupilas despertadas,
ojos que danzan al ritmo de los hombros,
larga piel en su raíz estremecida,
la ansiosa estalactita del deseo,
caracol que se incrusta en las orejas;
tus ojos súbitos, terribles. ¡Ah tus ojos!
Y locura, embeleso y más locura.

¡Pantera que se escapa, cervatilla rendida,
la sierpe envolvente de tus brazos,
abrazo de mil lianas zarpadoras,
largo césped donde los senos nacen,
ensenada candente de los muslos,
playa con la blanca tersura de tu vientre.
Y locura, ternura y más locura.

Cadencia resonante de músicas selváticas,
tambor noctambulario suena sobre tu espalda,
la flauta imperceptible del suspiro,
largos gemidos de destrozados labios,
y el grito sempiterno tan guardado,
al fin la noche rompe en agudos pedazos.
Y locura, cadencia y más locura.

Cavernas, grutas, lagos, musgos leves;
hongos colgantes, zarzas en tu boca;
frutos ignotos, zumos descubiertos;
mieses en la alborada, sed que ya se apaga;
venas que se rebelan, sangre libertada;
yegua ululante, jinete que espolea.
Y locura, locura y más locura.

¡Ah qué nidada de caricias salvajes descubrí!
¡Y qué voces intactas en tus prístinos fondos!
¡Y qué flores que se abren al tacto de mis manos!
Salvaje mía; ¡ámame así, envuélveme en tu bruma!
¡Y bebamos del manantial de esta locura primitiva!

LUIS ZALAMEA BORDA       ( Colombia, 1921 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ASÍ ES ELLA, ME DIJE...

Así es ella, me dije; es la alegría
remota y honda que de pronto llega
a despejar el nudo que se debe
desanudar en la penumbra inquieta.

Noche y albor, me dije,
todo llegó a mi corazón por ella;
llegó el sabor oculto del deseo,
el presagio de ardor que en mí resuena.

Es mi cuerpo, me dije,
reconociendo su esplendor en ella,
el bosque entero de mi sangre, el pulso
y el latido secreto de su fuerza.

La imagen que conservo
de las verdes raíces de mi tierra;
ella es el tiempo mío, el del verano
en el regazo inmóvil de la siesta.

Así mismo, me dije,
es su fulgor herido en la belleza,
ella es el largo trecho recorrido
surtiéndose de entraña y sementera.

Ella es así, me dije,
callado abrigo que abrigó mis huellas,
el justo sueño que escogí en la lucha,
la libertad por la que canto es ella!

ELVIO ROMERO        ( Paraguay, 1926 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 


CADA MAÑANA

Cada mañana el mismo
asombro, siempre nuevo:
el ver lo natural
que es para ti tu cuerpo.

Consabidas minucias
del rito del aseo,
que imperceptiblemente
elevas al misterio.

Desde mis ajimeces
vigilo tus linderos:
revuelas como un ángel
sobre tus mismos pechos.

Tu humedad se disputan
la juncia y el espliego.
¡Ay, frescura de aljibe
y calor de sesteo!.

En mis blandas murallas
aprisionado, veo
el hábito sencillo
que tienes de tu cuerpo.

Resuelves la materia
en puro movimiento;
cada escorzo insinúa
un ritmo en el espejo.

El repetido aire
que modela tus gestos,
es en ti cristalino
pero en mí es espeso.

De tu cuello desnudo
nace un hondo venero;
de tus brazos en alto,
la mimbre de tu pelo.

Al alba, cuando mido
tu distancia, no entiendo
la natural costumbre
que es para ti tu cuerpo.

RAFAEL GUILLÉN         ( España, 1933 )

 

 

 


 

 

 

 

 

 

DESNUDO

Su cuerpo resonaba en el espejo
vertebrado en imágenes distantes:
uno y múltiple, espeso, de reflejo
reverso ahora de inmediato antes.

Entraba de anterior huida al dejo
de sí mismo, en retornos palpitantes,
retenido, disperso, al entrecejo
de dos voces, dos ojos, dos instantes.

Toda su ausencia estaba -en su presencia-
dilatada hasta el próximo asidero
del comienzo inminente de otra ausencia:

rumbo intacto de espacio sin sendero
al inmóvil azar de su querencia
¡estatua de su cuerpo venidero!


MARIANO BRULL    ( Cuba, 1891 - 1956 )

 

 


 

 

 

           

    

 

 

EL BESO

Se iluminó la estancia de una venusta gracia
cuando acerqué a tu boca la mía temblorosa,
mientras por tierra y cielo relampagueó mi audacia
cortándole a la vida su más intacta rosa.

¿Qué jugo, di, qué jugo el corazón invoca
tiene como tus labios tan íntimos dulzores?
Mujer, dime: ¿Qué abejas buscaron en qué flores
las mieles trasegadas al panal de tu boca?

¡Oh, beso! con la gloria de tu emoción celeste
-comunión de alma y boca, brasa y diafanidad-
abriste en el más puro de los espasmos: Este,
a nuestro barro efímero rutas de eternidad.

Tu labio, jardín donde la fiebre es jardinera;
botón de calentura mi labio nunca ahíto,
fundiéronse en las llagas de la inmortal hoguera
para beberse juntos de un beso el infinito.

FLAVIO HERRERA  ( Guatemala )

 

 

 

 

 

 

 

 


EL CONVITE

Lo que hallaste en la mesa, justamente,
no fue sino el sabor de mi ternura;
un fruto sabio, un pan sin amargura,
y el agua de la vida allí presente.

Junté las manos y elevé la frente
para darte el amor, en la clausura
del corazón recóndito; en la albura
de la mesa ofrecida humanamente.

Toma de este manjar y que este vino
sea, en el dulce vaso diamantino,
la primera señal de nuestra alianza.

Yo soy la vida y tú el amor. Y el fruto
del encarnado amor, en el minuto
cuajó la eternidad de su esperanza.

GERMÁN PARDO GARCÍA     ( Colombia, 1902 - 1991 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL LUNAR

Ni el candor de tu rostro, que revela
que tu sensible corazón dormita,
ni tu mórbido seno que palpita,
ni tu inocente gracia que consuela;

ni tus brillantes ojos de gacela,
ni tu boca de grana, urna bendita
donde un beso parece que se agita
cual mariposa que vagar anhela,

inspiran más al alma enamorada,
por tus encantos celestiales loca
ya tu yugo hace tiempo encadenada,

que ese lunar que a adoración provoca...,
¡pequeña, fugitiva pincelada
que el Amor quiso dar junto a tu boca!

NICOLÁS AUGUSTO GONZÁLEZ       ( Ecuador )

 

 

 

 

 

 

 

 

 


EL SECRETO

A orillas de la fábula, secretamente mía,
desde el árbol de sangre donde nace el latido
que se asoma a tu pulso, tu lengua, flor mojada,
era un sésamo oculto para el paisaje mórbido
de tu floral desnudo, desgajado en pudores
y amorosas laderas silvestres, en la sombra
de tus senos en vilo, colmenas del enjambre
cuyo vuelo guiaba el beso más antiguo.

Sempiternas colinas con pétalos y zumos,
el sí y el no acertaban, dudoso de tu aroma;
áureo botín de besos, acosadas axilas,
fugacísima imagen traída en tus relámpagos,
abriéndome entre lirios palomas y moluscos.

Y tú, ya casi un claro de luna en tus pestañas,
arcángel sin edad eras sencillamente.
Y acueducto sin lluvia, la luz del arco iris
nos volcaba el secreto flamígero del beso,
la soledad abriendo a nuestras almas juntas
donde las aves urden sus alcobas de trinos.

¡Oh amada mía! Siempre tu inaccesible cumbre;
y ya en ti, me despeño virgíneamente tuyo,
cuando el aire y el río te huelen desde cerca
el tatuaje invisible de la piel de tu aroma.

Y entonces, voy bajando por la rampa del grito,
del fulgor y la piedra, del viento y de la nieve;
ave soy rubricando con el vuelo las cumbres;
Ángel Caído soy recluido en tus ojos,
mordiendo en tu cabello sus pendulares frutos,
desplegando en mi torso su funeral bandera,
tu ardiente cordillera midiendo con mis brazos...
Con mi equinoccio envuelvo tus claros hemisferios
de antípodas caricias, cuando exploran mis besos
la tibia sangre nómada de tus venas azules.

La luna era el ex-libris del éxtasis nocturno,
tallo de flor nacido de tu propia semilla,
soledad sin los árboles que sostienen el cielo,
la delicia ignorando de beber en tu lengua,
como la piedra ignora el lenguaje del pájaro.

Si el beso no era un símbolo creado en tu homenaje,
su corola en tu hálito tuvo pétalos dulces
para impregnar la tierra con mieles suficientes
cuyo dulzor brotaba de la raíz del mundo.

Te conocí en el lecho mineral del planeta,
mientras tú apaciguabas la luz en la montaña...
Cósmicamente mía... Norte, Sur, Este, Oeste,
nupciales, cuatro vientos te velaban el sueño.

ADRIANO DEL VALLE     ( España, 1895 - 1957 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL UMBRAL

Mírala aquí delante.
Es la playa donde empieza el extraño
mar de la realidad. Toma su mano breve
y déjate llevar sin preguntar.

Esta mirada clara
ya la habías soñado; este cabello
rubio tiene la luz de tu ilusión más niña,
y, sin embargo, nada se parece.

No te sirve, ahora tienes
que comenzar por la primera letra.
Anda, llama a tus sueños, amánsalos, resígnalos
a fermentar ya hacerse de verdad.

Y tú, sal de tu miedo
antiguo, corazón, pasa el umbral
sin agacharte, ten valor para la dicha,
acepta la hermosura; ya eres hombre.

Échate a las espaldas
tu cariño empeñado en ser amor,
tu ceguedad, tu mundo; toca a Dios en su peso,
única voz que de El podrás sentir.

Anda, obedece y calla,
porque para eso fuiste siempre niño
bueno y sumiso; haciendo la costumbre y el símbolo
de esta nueva obediencia más profunda.

Sí, ahora eres digno
de la vida. Hasta ella te ha elevado
tu soñar doloroso de adolescencia, como
una oración que pide lo que ignora.

Y no por prepararte
-ya ves todo qué extraño, qué distinto-,
sino por esa gota de nobleza en los ojos
con que vas a aprender la realidad.

JOSÉ MARÍA VALVERDE       ( España, 1926 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ELEGÍA SIN NOMBRE

Mas ¿que importan a mi vida las
playas del mundo?
Es ésta solamente quien clava mi
memoria

            Luis Cernuda
             

Descalza arena y mar desnudo.
Mar desnudo, impaciente, mirándose en el cielo.
El cielo continuándose a sí mismo,
persiguiendo su azul sin encontrarlo
nunca definitivo, destilado.

Yo andaba por la arena demasiado ligero,
demasiado dios trémulo para mis soledades,
hijo del esperanto de todas las gargantas,
pródigo de miradas blancas, sin vuelo fijo.

Se hacían las gaviotas, se deshacían las nubes
y tornaban las olas a embestir a la orilla.

(Tanta batalla blanca de espumas desatadas
era para cuajar en una sola concha,
sin imagen de nieve ni sal pulida y dura.)

El viento henchía sus velas de un vigor invisible,
danzaba olvidadizo, despedido, encontrado
y tú eras tú.
yo aún no te había visto.

Hijo de mi presente -fresco niño de olvido-
la sangre me traía noticias de las manos.
Sabía dividir la vida de mi cuerpo
como el canto en estrofas:

Cabeza libre, hombros,
pecho,
muslos y piernas estrenadas,
por dentro me iba una tristeza de lejanas
de extraviadas palomas,
de perdidas palabras más allá del silencio,
hechas de alas en polvo de mariposas
y de rosas cenizas ausentes de la noche...
Girasol en los sueños: aún no te había visto.
Imán. Clavel vivido en detenido gesto.
Tú no eras tú.

Yo andaba, andaba, andaba
en un andar en andas más frágil que yo mismo,
con una ingravidez transparente y dormida
suelto de mis recuerdos con el ombligo al viento...
Mi sombra iba a mi lado sin pies para seguirme
mi sombra se caía, rota, inútil y magra;
como un pez sin espinas mi sombra iba a mi lado,
como un perro de sombras
tan pobre que ni un perro de sombras le ladraba.

¡Ya es mucho siempre, siempre, ya es demasiado
siempre
mi lámpara de arcilla!
¡Ya es mucho parecerme a mis pálidas manos
y a mi frente clavada por un amor inmenso,
frutecido de nombres, sin identificarse
con la luz que recorta las cosas agriamente!
¡Ya es mucho unir los labios para que no se escape
Y huya y se desvanezca
mi secreto de carne, mi secreto de lágrimas,
mi beso entrecortado!

Iba yo. Tú venías,
aunque tu cuerpo bello reposara tendido.
Tú avanzabas, amor, te empujaba el destino,
como empuja a las velas el titánico viento
de hombros estremecidos.

Te empujaban la vida, y la tierra, y la muerte
y unas manos que pueden más que nosotros mismos:
unas manos que pueden unirnos y arrancarnos
y frotar nuestros ojos con el zumo de anémonas...

La sal y el yodo eran; eran la sal y el alga;
eran, y nada más, yo te digo que eran
en el preciso instante de ser.
Porque antes de que el sol terminara su escena
y la noche moviera su tramoya de sombras,
te vi al fin frente a frente,
seda y acero cables nos tendió la mirada.
(Mis dedos sin moverse repasaban en sueños
tus cabellos endrinos.)

Así anduvimos luego uno al lado del otro,
y pude descubrir que era tu cuerpo alegre
una cosa que crece como una llamarada
que desafía al viento,
mástil, columna, torre, en ritmo de estatura
y era la primavera inquieta de tu sangre
una música presa en tus quemadas carnes.

Luz de soles remotos,
perdidos en la noche morada de los siglos,
venía a acrisolarse en tus ojos oblicuos,
rasgados levemente,
con esa indiferencia que levanta las cejas.

Nadabas,
yo quería amarte con un pecho
parecido al del agua; que atravesaras ágil,
fugaz, sin fatigarte. Tenías y aún las tienes
las uñas ovaladas,
metal casi cristal en la garganta
que da su timbre fresco sin quebrarse.
Sé que ya la paz no es mía:
te trajeron las olas
que venían ¿de dónde? que son inquietas siempre;
que te vas ya por ellas o sobre las arenas,
que el viento te conduce
como a un árbol que crece con musicales hojas.

Sé que vives y alientas
con un alma distinta cada vez que respiras.
Y yo con mi alma única, invariable y segura,
con mi barbilla triste en la flor de las manos,
con un libro entreabierto sobre las piernas quietas,
te estoy queriendo más,
te estoy amando en sombras,
en una gran tristeza caída de las nubes,
en una gran tristeza de remos mutilados,
de carbón y cenizas sobre alas derrotadas...

Te he alimentado tanto de mi luz sin estrías
que ya no puedo más con tu belleza dentro,
que hiere mis entrañas y me rasga la carne
como anzuelo que hiere la mejilla por dentro.
Yo te doy a la vida entera del poema:
no me avergüenzo de mi gran fracaso,
que de este limo oscuro de lágrimas sin preces
naces -dalia del aire- más desnuda que el mar,
más abierta que el cielo;
más eterna que ese destino que empujaba
tu presencia a la mía,
mi dolor a tu gozo.
                                 ¿Sabes?
Me iré mañana, me perderé bogando
en un barco de sombras,
entre moradas olas y cantos marineros,
bajo un silencio cósmico, grave y fosforescente...

Y entre mis labios tristes se mecerá tu nombre,
que no me servirá para llamarte
Y lo pronuncio siempre para endulzar mi sangre,
canción inútil siempre, inútil, siempre inútil,
inútilmente siempre.

Los pechos de la muerte me alimentan la vida.

EMILIO BALLAGAS      ( Cuba, 1908 - 1954 )

 

 

 

 

 

 

 

 


 

EN MEDIO DE LA NOCHE

En medio de la noche
te desvelas
y adivinas mi rostro dormido.
Apoyas tu boca sobre mi frente,
dejas, como al descuido,
tu mano sobre mi pecho,
hasta que nuestros latidos se acompasan.

En medio de la noche,
hostil y oscura,
me guardas,
estremeciéndote a cada
movimiento que hago,
hasta que, femenina y desvalida,
te quedas soñando
como un ángel cansado.

Por la mañana
tengo una alegría que me vive
todo el día, que me asiste
todo el día, sin saber
a qué se debe,
por qué nace.

JOSÉ BATLLO        ( España, 1939 )

 

 

 

 

 

 

 


 

EN SILENCIO

Así, calladamente
sin grandes estridencias
dejaré de quererte
casi sin darte cuenta.

Dejaré de sentirme
muñeca, entre tus brazos,
dejaré de temblar
por tus caricias nuevas.

Y así... pausadamente
como llega la noche
aún estando a tu lado
comenzaré a estar muerta.

CARMEN SÁNCHEZ IBÁÑEZ     ( España, 1936 )

 

 

 

 

 

 

 


 



GENITAL

Hay hombres hombres que parecen manchas sin contorno,
sacados de sus conchas dicen sí, sí; pero Ella es poderosa
y sus extremidades abarcan hasta el lenguaje de las flores.
A medida que fui creciendo desnudé la cama de
                                                            insectos y plantas.

Hubiese bastado un pestañeo para abandonarlo todo y entregarme
al sumiso roce de su cuerpo. La menor alteración del espejo
hace que tu imagen me trasporte hasta el sueño del vaso.

La muerte empieza por el sexo, la naturaleza es un continuo
drama original. Todos los mortales lo son por el sexo.
Nos hemos conformado con el coro de un montón
                                                               de carne muerta,
siempre enfermos de las cosas. Cada uno de los comensales
dispone de un cuchillo bien afilado, ¿por qué no utilizarlo?

La belleza descarga todas sus armas en medio del alma.
Lo desconocido es un obispo nervioso que no sabe dormir.
He escuchado tantas cosas sobre el infierno, pero ninguna
me la tomé en serio, la palabra poética no necesita
                                                               ser purificada.

AUGUSTO HERNÁNDEZ     ( España ) 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

GOTAS DE IMPOSIBLE

Estabas junto a mí. Tu aliento blando
me embriagaba aromoso,
sonreía la fresa de tus labios,
amor vagaba en torno.

Casi mi mano se posó en tu mano,
mi cabeza en tu hombro
se aquietó como un niño consentido
sobre un encaje blondo.

Rocé la nieve de tu frente,
cálido nido sedeño y hondo.
Pensé que estabas lejos, tan distante
como un país remoto,
que tus manos jamás se posarían
sobre mi sien de peregrino loco,
que eras a mí una gota de imposible
de un dulce mar ignoto.

Entonces recogido y solitario,
de la noche en el fondo,
como un licor amargo que desborda,
me embriagué de sollozos.

FERNANDO PRIETO ARANGO  ( Colombia )

 

 

 

 

 

 

 

 

HARUKO SAM

Amante silenciosa de una noche,
fina muñeca de marfil antiguo,
cuando mi cuerpo duerma el sueño largo
recuerda al extranjero que te quiso.

Mi alma estará en la sombra, solitaria,
y en la neblina viviré perdido.
Entreabre las ventanas, y tu lámpara
será como una estrella en el camino.

Entonces en las alas de los pájaros
y en el rayo de luz vendrá mi espíritu
a reír en el agua de la fuente
y a encender la mañana de mis hijos.

JUAN GUZMÁN CRUCHAGA    ( Chile, 1896 - 1979 )

 

 

 

 

 

 


 

 

HERMANO CORAZÓN

Para A. García Solano  

Mi corazón se muere de ternura:
es buen mozo y te ama: sus veinte años
han presentido ya los desengaños
y han probado la hiel de la Amargura.

Tú tienes que quererle, si eres pura,
si no te alegran los ajenos daños;
si a los enfermos tímidos o huraños
les das la comunión de tu hermosura.

Como una casa de salud es tu alma,
donde van a beber la ansiada calma
-cabe la fuente de tu amor cristiano-

los enfermos de amor... Ya que eres buena,
deja que duerma el ave de mi pena
en la rosada palma de tu mano.

RAFAEL CARDONA     ( Costa Rica, 1892 - 1973 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

HIPERESTESIA

Tiemblas, y tus cabellos locos se desparraman
como garfios de sombra en tu carne jugosa.
Mis manos, hogueras de cinco llamas, laman
el mármol de tu cuerpo hasta ponerlo al rosa.

Extendida a mis pies como una blanca alfombra
tiemblas; con tus temblores versos de angustia plasmo.
Tu labio es un sendero de sangre hacia el espasmo;
eres un surtidor de fiebre entre la sombra.

Mi boca como un sello en tu boca se graba
y en las morbideces de tu seno caldeado
mi pupila, ampolleta de vértigos, se clava.

Hincado en ti, como una garra de escalofrío,
me extinguiré, mis nervios como un humo rosado
irán en espirales de besos al vacío.

MIGUEL ÁNGEL LEÓN  ( Ecuador, 1900 - 1942 )

 

 

 

 

 

 

 

 

INMORTALIDAD

Hospes comesque corporis
                             Adriano


TE amé tanto que, un día, abandonó mi alma
la cárcel de su cuerpo. Errátil, y no hallándote,
regresó a la morada que yo daba por mía.
Mas no estaba mi cuerpo donde allí lo dejara,
sino el tuyo, vastísimo, como un templo de oro.
y no le diste asilo. Y ya no tendré muerte.

VICENTE NÚÑEZ      ( España )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA EXQUISITA AMIGA

A una dama extranjera, cuya fragancia aún
flota en mis recuerdos como el aroma del té
que se evapora de mi taza.

¡Oh Maestro, tengo una amiga exquisita!
Su boca es dulce como los cerezos de Nao Kao;
son sus pestañas suaves como el plumón, de seda;
tiene su cuello el ritmo y la gracia del cisne;
y al andar, fina y grácil, con ondulante talle,
no sé si un ritual danza,
si es una rama en flor que mece el aire,
o si es una mariposa que vuela.

Cuando la ven mis ojos
es como si alcanzara la irrealidad de un sueño.
Y cuando ríe, y su voz armoniosa,
como divino pájaro vuela de su garganta,
quisiera que esa diosa de frágil porcelana,
no fuera una extranjera
nacida bajo el cielo de Occidente
aunque de ilustre alcurnia se cuentan de ella historias...

¡Ah, Maestro, qué cultura
la de esos mundos de Occidente!
En la terraza de las Mil Caricias
ayer, con labios húmedos,
el fénix del amor nos sorprendió en su vuelo.
por único ropaje su divina figura
envuelta sólo estaba con la túnica de oro
con que la prestigiaba el pincel del crepúsculo.

Toda la tarde el Kiosco de los Besos
resonó la armonía.
Los pájaros callaron para escuchar la música.

Y yo esperé la noche, ¡que descendió sin luna!
para abrir el más íntimo Cofre de los Secretos.
Pues no hubiera querido, bajo luz indiscreta,
que el astro nacarado hubiese sorprendido
cuán pequeñita era ante tanta cultura
mi desnuda ignorancia.

¡Ah, Maestro, tengo una amiga exquisita!

REGINO PEDROSO    ( Cuba, 1896 - 1983 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA HORA UNCIOSA

Vengo cansado y triste, buscando los divinos
remansos de tus ojos para lavar mi herida:
¡traigo en el pecho el sello sangriento de la vida;
y en la sandalia el polvo de todos los caminos!

Pongo en tus manos castas el alma dolorida,
que ha menester de ingenuos ensueños cristalinos...
¡Y sean tus afectos los astros vespertinos,
ungiendo de dulzura la tarde de mi vida!

Y así como sentiste, en horas invernales,
errantes golondrinas llamar a tus cristales,
en busca del amparo piadoso de tu seno;

¡hoy llegan mis amores, como aves extraviadas,
para anidar el dulce calor de tus miradas,
ansiosas de un refugio: tu espíritu sereno...!

ENRIQUE BIANCHI    ( Uruguay )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LLEGUÉ EN SILENCIO

Llegué en silencio; su cristal vertía
en clara voz el surtidor doliente,
ya un dulce beso de melancolía
temblar mi rostro contemplé en la fuente.

Nadie pasaba. En el confín espeso
su voz de sombra susurró la brisa;
salió de un árbol suspirante beso
cual una pena sobre una sonrisa.

Mi pecho tiene una nostalgia vieja
y halla un amor en su pesar suave.
-Todo en un sueño, como el sol, se aleja;

dice en la fronda su cantar un ave.
Dolor paciente que dolor no deja...
-¡La mayor pena es la que no se sabe!

RAFAEL LASSO DE LA VEGA     ( España, 1890 - 1959 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MAYO DE LOS AMANTES

Mayo de los amantes,
madurador de labios, nuevo fruto,
cómo rebosa el agua de mis ojos en sombra
por donde las estrellas calan en lo profundo.
Mi voz está volcando
su cesto de manzanas en júbilo.
Tacto de la caricia,
mira cómo renace la yerba de mis dedos.
y este ritmo en desorden que el corazón orde
pone en fuga las aves del desnudo en que beb
agua ciega del beso: verbo mudo.
Mayo de los amantes,
enamoradamente te descubro.

TRINA MERCADER       ( España, 1919 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 


ME LLEVAS HASTA DONDE TU PIEL...

Me llevas hasta donde
tu piel se hace jardín en la sombra.
Tus párpados son suaves
como lo es la albahaca que crece sobre el pecho.

Van a parar a ti
las tardes que son luna impacientada,
los labios que en el pacharán se escancian
decididos a ahogarse
o a que tú les arrojes
el salvavidas de tu boca
sin el que he comenzado
la travesía
de reconocerte.

FERMÍN GÓMEZ   España, 1966

 

 

 

 

 

 

 

 


MELANCOLÍA

Es otoño. Estoy solo. Pienso en ti. Caen las hojas...
Vaga la melodía de una pena que ignoro.
El viento, que estremece marchitadas congojas,
pasa como un recuerdo por el bosque sonoro.

Es otoño. Parece que un ensueño renuncia,
que un desencanto esparce las efímeras galas...
Una dorada pompa que a la muerte renuncia,
con el paisaje mustio forma una lluvia de alas.

Estoy solo. Se siente que el otoño es un viaje...
Hay un alma que llora porque alguien se despide.
Este ocaso de plantas que enrojece el paisaje,
con mi desalentada serenidad coincide.

Pienso en ti, oyendo un canto perdido en lontananza.
Cantan las cosas muertas, la música del vuelo.
Como mi amor caído conserva su esperanza,
la floresta marchita quiere subir al cielo.

Caen las hojas. La selva trágica se derrumba.
Desparrámase un sauce cual generosa fuente.
Las hojas más diversas tienen la misma tumba,
y entremezcladas ruedan en un mismo torrente.

Tú eres como una brisa por mi huerto sonoro.
Mi vida es una rama que, a tu paso, deshojas;
y que tendrá a los vientos un destino que ignoro.
Es otoño. Estoy solo. Pienso en ti. Caen las hojas...

PEDRO MIGUEL OBLIGADO     ( Argentina, 1898 - 1967 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MUERTA DE AMOR

Algas te nacen en la carne muerta
húmeda de esperar que te despierte
un milagro los muslos de esa muerte
que el llanto inútil finge  que despierta.

Lo mismo da que dejes bien abierta
la ventana a la noche, que por verte
compadecida plata de tu suerte
sólo la luna con tu cuerpo acierta.

Desde la boca al vientre va tu aliento
como una cuchillada desangrando
tu afán de amor y viudo desconsuelo

y sola, sólo amante jadeando,
loco de torres, violador el viento
te rapta y lleva sin camisa al cielo.

CÉSAR GONZÁLEZ RUANO    ( España, 1903 - 19??  )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MUNDANA

Vive para el placer. Tan solo evoca,
en sus largas y trémulas miradas,
un abismo de noches desmayadas
de los hambrientos besos de mi boca.

Siente el vaho del festín. Y se desflora
la cabellera en rubias llamaradas,
mientras sueña en mis glorias consagradas
a su opulencia de bacante loca.

vive para el placer. Y en mi locura,
me siento como atado a tu hermosura,
y aplaudo sus eróticas quimeras.

Porque hay una expresión del Arte augusto
en la osada turgencia de su busto
y en la comba imperial de sus caderas!

FRANCISCO ANÍBAL RIU         ( España )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NEUROSIS

Noemí, la pálida pecadora
de los cabellos color de aurora
y las pupilas de verde mar,
entre cojines de raso lila,
con el espíritu de Dalila,
deshoja el cáliz de un azahar.

Arde a sus plantas la chimenea
donde la leña chisporrotea
lanzando en torno seco rumor
y alzada tiene su tapa el piano
en que vagaba su blanca mano
cual mariposa de flor en flor.

Un biombo rojo de seda china
abre sus hojas en una esquina
con grullas de oro volando en cruz,
y en curva mesa de fina laca
ardiente lámpara se destaca
de la que surge rosada luz.

Blanco abanico y azul sombrilla
con unos guantes del canapé,
mientras en taza de porcelana
hecha con tintes de la mañana
humea el alma verde del té.

¿Pero qué piensa la hermosa dama
¿Es que su príncipe ya no la ama
como en los días de amor feliz,
o que en los cofres del gabinete,
ya no conserva ningún billete
de los que obtuvo por un desliz?

JULIÁN DEL CASAL       ( Cuba, 1863 - 1893 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NI TÚ ME DEBES NI TE DEBO NADA

Ni tú me debes ni te debo nada.
Un río fuimos. Un espejo franco.
Los dos bebimos de las aguas claras;
asomamos los dos al vidrio manso.

El mismo beso nos quemó en los labios,
con el mismo carbón prendido en llama.
Las mismas ilusiones se nos fueron
cuando cantar no quiso más el alma.

Fuimos río y espejo, fuimos besos,
y cantamos con hojas y con alas
canciones de alegría en los espejos.

Hoy tenemos a mano cuentas claras
que urdieron en silencio nuestros dedos.
Ni tú me debes ni te debo nada.

GUILLERMO GÓMEZ BRENES      ( Nicaragua, 1930 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


NO SÉ DE QUÉ VISLUMBRES DE OTRA VIDA LLEGASTE

No sé de qué vislumbres de otra vida llegaste,
cuando, arcana, a la noche de mi fervor viniste.
Eras de otra costumbre más delicada y triste
y al sólo adivinarte mi vuelo levantaste.

Traías un enigma transmusical, y entraste
mística, con la flor que al solitario abriste.
y sin la voz, con sólo los ojos me dijiste
el sueño del ensueño que en mi pecho adoraste.

Hoy ni sé como fuese aquel modo divino
que en mi callado anhelo de amor, hendió el camino
donde jamás me supe y donde más me ignoro.

Sé que estás. Te contemplo, estrella de mi abismo.
y cuanto más me asombran las brumas de mí mismo
en más profundidades recónditas te adoro.

CARLOS SABAT ERCASTY       ( Uruguay, 1887 - 1982 )

 

 



 

 

 

 

 

 


NOCTURNO

La noche nos inventa. Sus amantes,
somos sus preferidos
amantes. Oye cómo
crece su inmenso pulso derramado.
Aprisiona su informe aroma.

                                     ¿Duermes?

Soñamos juntos al labio del abismo.

La noche nos inventa. Yo te tengo,
ámbar toda. Tú cortas de mi sangre
las amapolas más lejanas. Bajo
la apasionada luna de tus sienes
advierto que la noche entra en nosotros,
se enardece lo mismo que yo.

                                      ¿Sueñas?

Despiertos, sobre el mundo navegamos.
La noche nos inventa. Va naciendo
de este extremado limbo compartido
una rosa que embriaga como el jugo
difuso de la muerte. ¡Acude! ¡SálvameI
Salva este eterno instante, de las sombras
detén este latido final.

                                        ¿Vives?

Muertos de amor, un lirio nos conduce.

JUAN REJANO     ( España, 1903 - 1976 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NOCTURNO DE TU BOCA

Hay lunas en la sombra
que vienen del silencio.
Lunas de sólo sed
que me celan besándome.
Lunas que el espejismo
de vivir me dejaron
para siempre empapado
de verdades tan húmedas,
y tan fieras, como la antigua
sombra del cuerpo
sobre el cuerpo
en los ríos de la gloria.

Ven y dame la luna-profecía
de tu boca.
Su humedad tan secreta
que la vida la sueña.

Su pulpa bendecida
por todas las campanas del ayer.

Ah, tu boca, lentísima
como el tiempo en las horas
primeras del olvido.
Bajando a las raíces
como buscando lluvias,
subiendo a los dinteles
del día enarbolado
por la mano del día.

Entre todas las lunas
-espejos de las vidas-
las lunas que un instante
de niebla son verdad
porque el beso las finge
para siempre perfectas.

Entre todas las lunas
que en la noche se mecen,
agoreras, voladas
y anunciando su lenta
pasión contra el olvido.

Entre todas las lunas,
yo prefiero y escojo,
aquí junto a los mares
que me ignoran soñándome;
yo prefiero la luna
de espejos infinitos
de tu boca y tu boca
enfrentando la copa
del olvido del mundo.

Que besar es un viejo
ejercicio de asombros,
que heredamos de todas,
tantas fugas vividas...
Y tú besas. Tu boca
besando dice «dime
la verdad vencedora
de los besos del tiempo».

LAUREANO ALBÁN       ( Costa Rica, 1942 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ORGULLO

De un día para otro tu seno estacionado
-remanso con hoyuelo- ha empezado a crecer.
Cien veces me ha sufrido tu pudor agraviado,
y todavía, amiga, no lo puedo creer.

Ruidoso como un niño, mi buen humor contrasta
con tu recogimiento de tímida perdiz;
y, con el tono triste de tu reserva casta
ruidosa como un niña, mi palabra feliz.

Así mientras me pides con humilde protesta
para el secreto mutuo mayor intimidad,
yo quisiera vestirme con mi traje de fiesta
y salir a contarlo por toda la ciudad.

JOSÉ PEDRONI     ( Argentino, 1899 - 1968 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

POEMA

Te amo. Lo repito
cada día
como el tiempo repite en sus latidos
el paso de las horas.
Y por amarte, sufro.
Sufro porque no veo a cada instante
tu cálida presencia,
porque ignoro en qué piensas
cuando de mí estás lejos
y qué hacen tus manos
cuando no pueden
acariciar las mías.
Te necesito ¿sabes?
como el pan que me como
y el aire en que me muevo.
Me enciendo como el sol
cuando te miro,
lloro como la lluvia
si te alejas,
y todas mis estrellas se me apagan
y todos mis rosales se deshojan
si no escucho tu voz.
Y no me basta, sabes, recordarte.
Necesito el apoyo de tu cuerpo,
la hondura de tus labios,
el fuego de tu instinto.
Sufro por esos días
que llegan sin traerme tu presencia,
por esa soledad que me aprisiona
en invisibles rejas
si renuncias a verme;
por todo
lo que podría ser y que no es,
por todo
lo que sueño y deseo inútilmente.
Y me basta saberte
viviendo, respirando
mis palabras. Y temo
perderte y no encontrarte
en el ardiente clima de mi amor.
La vida se desborda, se desata
por todos los caminos de mi sangre
cuando llegas
y vienes a mi encuentro.
Y si te vas, la sed, furiosamente
me azota, hasta que siento
que las heridas -labios insepultos-
sorben el agua oscura de mi llanto.
no digas que me amas
como yo te amo a ti.
Me mentirías.
el amor que me sientes
es tan sólo un espejo
que refleja una parte
del que yo he hecho mío
a través de mis años más hermosos.
Sin ti ya no hay caminos
que sirvan a mi paso,
ni noches que merezcan oscurecer los ojos
que encendiste al mirarme,
ni tallos que resistan ser cortados
inesperadamente
por esas manos mías, - esas flores
que morirán tan sólo
cuando olvides regarlas
con el puro contacto de las tuyas.
Te amo por todo cuanto niegas,
por todo cuanto das,
por lo que olvidas y recuerdas,
lo que gozas y sufres,
lo que dices y callas,
y porque sólo tú
has dado vida
al árbol de mi amor
y solo tú
podrás talar sus ramas.

MONTSERRAT VAYREDA    ( España, 1924 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

POEMA III

Vuelvo en alas rompiendo las mareas
a calcinar mi espuma  ante tu orilla.
Siendo mi pan el rayo y la tormenta
voy descalza en  la rosa primitiva.

¿Qué fuerza, hombre, y qué misterio tiene
la sangre  que te asoma en luz ungida?
¿Qué ardor  potente pulsando en tus sienes
me desviste de angustia en la caricia?

Se yergue un semidiós en tu pupila
cuando empuñas la brújula del sueño;
y en tu ola ya extasiada y florecida
me desatas los buitres de los huesos.

Te asisten la violeta y la serpiente
plegadas en tu sexo y tu guarismo.
Por ti, la piedra en nardo se me vuelve;
por ti muero en la luz y resucito.

Por ti quemo mis brujas sentenciales
y en rosa y ponzoña me unjo  los pies.
Santiguo mis senos con miel y caimanes
y en sesgo de sombras aborto la ley.

MARTHA DE ARÉVALO    ( Uruguay )


 

 

 

 

 

 

 


POEMA DE TU CUERPO

Como una hormiga de plata
mi voz va recorriendo, lentamente,
hoy que ya no te veo,
el nardo luminoso de tu cuerpo...
Mi voz, que soy yo mismo
en la presencia de todas las distancias
de tu carne sonora,
que como flor y como seda
gime cuando mi boca se preludia en besos
en la brasa anhelante de tus labios,
clavel sangrando en ríos de esperanza
que disuelven la menta del deseo.
En el seno de sombras de esta noche de otoño
repaso la geometría de tu cuerpo,
hecha de selva y de marfil,
de brisa que se detiene
y toma una forma intangible
para cantar en brazos y cabello
la sinfonía germinal de un sueño
fundido en el crisol de alguna estrella,
¡tan alta y tan lejana,
que sólo en ti se realizó el milagro
y que no vuelve a realizarse nunca!
¡Así, toda desnuda,
como tu ausencia y tu presencia juntas
en tus senos votivos,
vigilantes de mi angustia
que busca en cada ofrenda
el relámpago vivo de tu carne
que estalla en mí
para beber mi aliento!
Entonces, sólo entonces,
tus pestañas me impiden ver tus ojos,
pero sin darme cuenta
de que en ellos he naufragado íntegro
y que no queda del naufragio
sino el despojo de mis alas muertas
sobre la arena fría de una playa sin olas y desierta.
Tú no te entregas nunca:
tu fatiga es tuya solamente;
la disfrutas muy adentro de ti,
como la vida, no sales del botón de la promesa;
cuando te das, te quedas en ti misma,
como la nube que, si se hila en agua
para caer sobre la tierra entera,
es para levantarse de nuevo
y nuevamente ser agua y nube en el vellón viajero.
Hay islas en tu cuerpo:
las recuerdo una por una y todas
forman el archipiélago de mis besos
que viven de estar en ti presentes
o de quemarse en mí para ser tuyos
y modelarte a su contacto
en el molde sediento de la palabra mía.
Pensar que tú eres mía,
creer que tú eres mía,
saber que tú eres mía
y sentir que lo eres,
como es mía la voz que te acaricia,
como es mía esta sombra que me grita
que es alma para verte.
¡Ah, cómo pudiera ser mar para quedarme
en la sirena de tu cuerpo!
Ser ola y sal para beber tu cuerpo!
¡Y cómo estoy en ti sin que me veas,
hecho beso y caricia trashumantes
en la selva de voces de tu carne,
y en tu alma la nota de silencio!
¡Oh, lágrimas lloradas
en infinitas noches de angustia de tu cuerpo,
como ésta de otoño en que yo siento
que te quedas tallada en mi cerebro
en actitud de mármol,
sin sangre, sin palabras,
presente en el dolor de la distancia,
quieta en la piedra de mi propio llanto!
Pero al tender los brazos tan cansados
se me escapa como el aliento en que se va la vida
y como luz que adentro se me apaga.

RICARDO LÓPEZ MÉNDEZ      ( México, 1903 - 1989  )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

POEMA DE TUS MANOS

Tus manos son dos nardos que mi boca
ensortija de besos. en tus manos,
transformose el manojo de mis penas
en manojos de cantos.

Cuando acarician mi cabeza negra
hay en mi frente pensamientos blancos.

Surgieron en el mar de mi agonía
y se tendieron a mi sueño náufrago.

Y no son manos consteladas -iris
de zafiros, diamantes y topacios-:
son manos que adornaron las virtudes
con las ásperas joyas del trabajo.

JESÚS ORTA RUIZ       ( Cuba, 1922 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

POTRA DE LOS CUATRO VIENTOS

Muéstrate desnuda ahora,
que están erectos tus senos
y tienen sus altas combas
suavidad de terciopelo,
y saben a frutas rojas
tus labios color de sueño,
y tu vientre es una ofrenda
de los más dulces venenos,
donde florece la felpa
en un triángulo perfecto.
Muéstrate desnuda ahora,
¡potra de los cuatro vientos!

ÁNGEL FACAL    ( Uruguay, 1901 - 19..? )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PREMONICIÓN

...Y sin saber que nos llegó el momento,
nos quedaremos solos... Habrá como un silencio
tan hondo, que las almas
palpitarán de miedo... Lentamente
mi mano irá a la tuya, y en mis ojos
fulgirán tus radiantes ojos negros...
Cruzarán los instantes, por milagro... En el cielo
se fugará una estrella, dejando en su partida
una rúbrica audaz... y el azulejo,
pobre pájaro mudo que no supo de trinos,
gorjeará mil arpegios...
...Después, en el misterio de la noche feliz,
con suavidad de arrullo, dirás trémula: -Sí...

ERNESTO FERNÁNDEZ ARRONDO   ( Cuba, 1897 - 19..? )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


PRIMAVERA EN EATON HASTINGS

Porque te siento lejos y tu ausencia
habita mis desiertas soledades,
qué profunda esta tarde derramada
sobre los verdes campos inmortales.

Ya el Invierno dejó su piel antigua
en las ramas recientes de los árboles
y avanza a saltos cortos por el prado
la Primavera de delgado talle.

Por el silencio de pendiente lenta
rueda la brisa en tácito oleaje
y apunta la violeta su murmuIlo
al pie del roble y de la encina grave.

En las aguas inmóviles del lago
anclan nubes y luces vesperales
y tiende el bosque sus flexibles redes
al vuelo prodigioso de tu imagen.

El sol azul con cuidadosas manos
rayos y brumas teje en noble arte
hasta dejar de tu color, amada,
la piel inmaculada de la tarde.

Te miro recostada sobre el césped,
agua verde y verdor claro tu carne,
tu rumoroso pelo embravecido
y el bosque de tu risa palpitante.

Alrededor de tus tobillos breves
ciñe la luz minúsculos collares
y abrazan a tus brazos poderosos
]os tallos y las ramas verde antes.

Pulsan las finas cuerdas del silencio
tus voces y los pájaros locuaces;
el cielo en plenitud abre sus venas
de calurosa y colorada sangre.

¡Y alza mi corazón su pesadumbre
como un nido de sombras un giganteI

PEDRO GARFIAS        ( España, 1894 - 1967 )

 

 

 

 

 

 


 

 

 

REALIDAD

La verdad de este cuerpo
mi más honda verdad.

Invadirlo,
apresarlo,
hasta sentir su carne
prolongada en la mía,
integrada en mi sangre,
y sentir por la suya
esa lava ya fría del ardor del placer.

Hasta su sexo llego
como aquellos amantes
que ante un cuerpo desnudos
oficiaban con fervor y belleza
sabiéndose partícipes de Pan y de Afrodita.
Sobre la tierra inhóspita,
bajo el cielo callado y los dioses ausentes,
avanzo por sus valles, laderas, promontorios,
y en el instante exacto del gemido
asalto, rompo, ocupo
la cueva misteriosa,
el cálido refugio
donde morar silente.

Ya rendidos, y fríos, y exhaustos,
los cuerpos se separan,
sus poderes se anulan:
una tregua se abre sobre los blancos lienzos.

Hasta que una mano furtiva se desliza
por la piel tan surcada,
las piernas se entrelazan,
la carne, enmudecida, recupera sus voces,
y el sexo,
cual un mar saliendo de su calma,
se levanta y avanza:
hacia el cuerpo que amo
y que a mi lado yace.

Hermosa realidad que devoro insaciable.

EMILIO MIRÓ        ( España, 1942 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

RECUÉSTATE EN EL COJÍN DE MI TERNURA

Recuéstate en el cojín de mi ternura,
mujer copiada de dolor y rosas,
y dame de tus avispas armoniosas
el azúcar de ayer en agua pura.

Aquí donde un silencio de frescura
se palpa en mi regazo cuando posas,
aterriza el amor en mariposas
tomando de aeropuerto tu figura.

No cambio ser ladrón de tu hermosura,
en este mundo de tan feas cosas,
y explotar tu belleza con usura.

Traslada las avispas armoniosas
del panal de tu piel a la espesura
del bosque de mis manos silenciosas.

ALFREDO SANCHO       ( Costa Rica, 1924 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

RETRATO

Estaba allí, perfecta, bella,
sin sombra en las pupilas verdes.
El oro, de corona; el transparente nácar,
de túnica; la sonrisa, de aureola.
Bella, perfecta, en pura geometría
de mármol y caricia del sol último.
¿Qué pensamiento, bajo la amplia frente?
¿Qué beso al borde de los labios?
¿Qué imagen, tras los ojos detenidos
en una mariposa del espacio?
Allí, perfecta, bella. Entre los dedos,
un alma de paloma, muerta,
luchando por entrarse hasta su sangre,
y anidar, otra vez, bajo su seno.
En torno, el ángel de la música
se iba, en ocaso, el mar, desvaneciendo.

EUGENIO FLORIT       ( Cuba, 1903 - 1989 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


SE AMABAN

Se amaban. En la oscuridad sus cuerpos
parecían fantasmas. Se amaban y en el cual1to
sus vestidos vacíos eran como los árboles
desnudos del jardín en un día de niebla.
Pero ellos se amaban. Habían encendido un cigarrillo
y fumaban los dos, cuidando siempre
de colocar los labios en el hueco
que dejaban los labios, así como besándose.
Procuraban que nada separase sus cuerpos.
No hacía falta hablar. Lo habían dicho todo.
Sólo los ojos parpadeaban a veces
sin luz, buscando los contornos
del otro cuerpo amado. y luego
se estrechaban de nuevo los dos cuerpos
y se enlazaban y los dientes ansiosos
encontraban la carne y estallaban las luces
en la pared del fondo. Y el cuerpo no quería
perder el otro cuerpo. Y el tiempo aceleraba
el corazón y se oía una música lejana
y el silbido de un tren en la estación del Norte.
Se amaban. Inventaban de nuevo la razón de existir.
Sus bocas respiraban con el nuevo compás
y sus manos yacían, ya agotadas, sobre el cuerpo
infinito del amante, en la sombra.
Fuera quedaba todo. La vida era el amor.
Lo real era el cuarto, con sus sillas
al fondo, un espejo, un viejo candelabro
y un reloj que marcaba siempre la hora de llegar.
Se amaban. Todo estaba muy claro.
Sobre el mundo, por todo, se seguían amando.

JOAQUÍN MIRÓ         ( España, 1935 )

 

 


 

 


 

 

SIESTA DE AMOR

Cuando siento en los trópicos que arde
calor fecundo -ese hálito de horno
que comienza en las horas del bochorno
y se suaviza apenas en la tarde-

suelo evocar tu voluptuoso alarde
y trazar en mis sueños tu contorno,
que se exhibe ante mí sin que un adorno
profanador tu desnudez resguarde.

La inclemencia del sol es siempre menos
que tu propia inclemencia, amada mía,
ya que duerme un volcán bajo tus senos;

y por eso, en mis siestas, tu hermosura
es la más ardorosa fantasía
de la imaginación de la Natura.

JOSÉ SANTOS CHOCANO      ( Perú,   1875 - 1934 )

 

 

 

 

 

 

 

 

SONETO DEL DIVINO AMOR

Amor es este que por ti me abrasa;
amor es este que hacia ti me impele;
amor es este que de amor se duele
en amado dolor que nunca pasa.

Amor es este que se da sin tasa
como nunca en la vida darse suele;
amor que estoy temiendo que se vuele
porque sin él, la muerte fuera escasa.

Amor, y extraño amor este amor mío,
silencioso y profundo como un río
profundo, silencioso y caudaloso.

Amor que nada pide y nada espera
amor que es como un lago sin ribera
bajo un cielo piadoso.

ALFREDO R. BUFANO    ( Argentina, 1895 - 1950 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


TE QUERÍA LO SÉ

Te quería, lo sé.
Lo supe luego, cuando tu ausencia reposó mi sangre.
Pero andaba la lepra del deseo tan aína en el labio
que iba a decir -estrella-,
y se trocaba en madrugada de coñac y sombra...
Y ahora que vuelve el viento de las cinco
a levantar castillos en mi frente,
y las nubes de otoño arremolinan tu recuerdo
en el cuenco de mi mano,
necesito vestir mi voz de tarde
con citas y alamedas de domingo,
para decirte, amor, cómo te quise,
cómo te quiero todavía,
aunque sé que mi voz ha de perderse
en el largo sahara de tu olvido...

JULIO MARISCAL MONTES       ( España, 1922 - 1977 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


TODO EN LA AMADA

Allá: todo está allí, en esa orilla.
Todo está en ti, mujer: todo en la amada.
Sobre mi seco pozo de silencio
espero la humedad de tu palabra,

lo mismo que la hiedra: brocal solo,
lodo y cal solo hacia las nuevas aguas.
Aquí todo está aquí, en esta orilla,
hacia mi pozo lleno de nostalgias.

Todo está aquí. Todo está en ti, canción;
eres canción, paisaje, tarde clara,
mis hijos, versos míos, tierra madre...
abre, llueve en mi pozo tu palabra.

Aquí, sobre mi pozo de silencio,
donde mi seca voz amurallada,
llueve, canción, mujer, llueve mi voz,
llueve tu voz, tu hiedra en mi antesala.

ALFONSO ALBALÁ       ( España, 1924 - 1974 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TRÁNSITOS

¡Qué bien te siento bajar!
¡qué despacio vas entrando
caliente, viva, en mi cuerpo,
desde ti misma manando
igual que una fuente, ardiendo!

Contigo por ti has llegado
escondida bajo el viento,
- desnuda en él -, y en mis párpados
terminas, doble, tu vuelo.
¡Qué caliente estás! Tu brazo
temblando arde ya en mi pecho.

Entera te has derramado
por mis ojos. ya estás dentro
de mi carne, bajo el árbol
de mis pulsos, en su sombra
bajo el sueño:
¡Entera dentro del sueño!
¡Qué certera en mi descanso
dominas al fin tu reino!

... Pero yo me salvo, salto,
libre fuera de mí, escapo
por mi sangre, me liberto,
y a ti filtrándome mágico,
vuelvo a dejarte en el viento
otra vez sola, buscando
nueva prisión a tu cuerpo.

EMILIO PRADOS    ( España, 1899 - 19?? )

 

 

 

 

 

 

 

 


TÚ EN EL ALTO BALCÓN DE TU SILENCIO

Tú en el alto balcón de tu silencio,
yo en la barca sin rumbo de mi daño,
los dos perdidos por igual camino,
tú esperando mi voz y yo esperando.

Esclavo tú del horizonte inútil,
encadenada yo de mi pasado.
Ni silueta de nave en tu pupila,
ni brújula y timón para mis brazos.

En pie en el alto barandal marino
tú aguardarías mi llegada en vano.
yo habría de llegar sobre la espuma
en el amanecer de un día blanco.

Pero el alto balcón de tu silencio
olvidó la señal para mi barco.
Y me perdí en la niebla de tu encuentro
-como un pájaro ciego-, por los años.

JOSEFINA DE LA TORRE      España, 1907 - 2002

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TÚ ME GUSTAS TOTAL, ENTERA Y TODA

Tú me gustas total, entera y toda,
no por el fuego de tu pelo húmedo,
ni por tus senos de canela tibia,
ni el pecado del ritmo de tu cadera.

Tú me gustas total, entera y toda,
no por tu boca tan intacta al beso,
ni por las llamaradas de tu carne
que se te está calcinando entre las venas.

Tú me gustas total, entera y toda,
no porque eres mía y no me perteneces,
ni porque la envidia de los demás la siento
como si se tratase de propia envidia.

Tú me gustas total, entera y toda,
no porque me la pase junto a ti
bebiéndome tu aliento, ni rumiando
los pedazos de amor que tú me tiras.

Tú me gustas total, entera y toda,
por ese olor a carne que tú tienes;
olor de carne de mujer que es tuyo,
porque nadie más huele así en la tierra.

Tú me gustas total entera y toda,
porque ese olor es tuyo y lo encontré para mí.

CESAR DÍAZ MARTÍNEZ         ( Venezuela )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

UN ROCE BREVE, FUGITIVO...

Un roce breve, fugitivo
como el ala de una mariposa
hizo arder el aire en un instante
entre tu cuerpo y el mío.

El universo se ocultó a mis ojos
y se encerró en un latido.
Tus miradas se volvieron mares
y sus olas mecieron mi destino.

Para siempre, un instante,
que ninguna muerte extinguirá,
mientras te ame.

CLARA DÍAZ PASCUAL        ( España )

 

 

 

 

 

 


 

 

VISIÓN DE LAS SIRENAS

Helas aquí. De plata y hermosura.
Se desvanecen, aparecen huyen
y la noche lunar las trae de nuevo.
¿Oyes su canto?...
Complácete, no te apresures,
goza en su contemplación su aparición.
..............................................................
No volverás a contemplarlas nunca...

JESÚS HILARIO TUNDIDOR     ( España, 1935 )



 

 

 

 

 

 

 

 

Y TÚ, AMOR MÍO...

Y tú amor mío, ¿agradeces conmigo
las generosas ocasiones que la mar
nos deparaba de estar juntos? ¿Tú te acuerdas,
casi en el tacto, como yo,
de la caricia intranquila entre dos maniobras,
del temblor de tus pechos
en la camisa abierta cara al viento?

Y de las tardes sosegadas,
cuando la vela débil como un moribundo
nos devolvía a casa muy despacio...
Éramos como huéspedes de la libertad,
tal vez demasiado hermosa.

El azul de la tarde,
las húmedas violetas que oscurecían el aire
se abrían
y volvían a cerrarse tras nosotros
como la puerta de una habitación
por la que no nos hubiéramos
atrevido a preguntar.

Y casi
nos bastaba un ligero contacto,
un distraído cogerte por los hombros
y sentir tu cabeza abandonada,
mientras alrededor se hacía triste
y allá en tierra, en la penumbra
parpadeaban las primeras luces.

CARLOS BARRAL  ( España, 1928 - 1989 )

 

 

 

 

 

 

 


 

YO SOY LA AMADA

Yo soy la amada, amante, soy la amada:
voy andando las horas que separan
mi cuerpo de tu cuerpo
y restañando las frágiles heridas
de huellas que volaron con tu nombre.

Yo soy la amada, amante, soy la amada:
la que brotó salvaje entre tu trigo
y lo tiñó de púrpura,
la que sin darse cuenta
iluminó de pronto tu paisaje,
la que acudió a tu llanto
y en su aljibe
atesoró tus lágrimas.

Yo soy la amada, amante, soy la amada:
la que en silencio mira.
La que te espera.
La que teje sus sueños con tu vida.

LUZMARÍA JIMÉNEZ FARO        ( España )

 

 

 

 

 

 

 

 

TU BOCA VIENE A MÍ

Tu boca viene a mí, solo tu boca.
Viene volando,
libélula de sangre, llamarada
que enciende ésta mi noche de ceniza.
Toda la sal del mar habita en ella,
todo el rumor del mar,
toda la espuma.
Boca para los besos dibujada,
donde duerme tu lengua tentadora.
Todo el vino del mundo está en tu boca,
todo el pecado
y la inocencia toda.
Boca que calla y cuando dice, oculta.
Capaz de toda la verdad tu boca,
de toda la verdad y la mentira.
Ríe tu boca y se despierta el día.
(Relámpagos de nieve hay en tu risa).
Como un tropel de potros me atropellan
los besos de tu boca deliciosa;
tu boca, mariposa equivocada,
tu boca ajena que se desdibuja
en mi noche de círculo y ceniza.

 

 

 

 

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