[FRAGMENTO]

La Sesión Lesbiana 

 
 

Por Slavoj Žižek |

 

 

     

¿Puede un lacaniano aprender algo de Ayn Rand?

 

Rand, quien escribió los dos best sellers absolutos de nuestro siglo The Fountainhead (1943) y Atlas Shrugged (1957), fue (merecidamente) ignorada y ridiculizada como filósofa: su fascinación con las figuras masculinas en absoluto despliegue, la determinación insoslayable de su Voluntad, parece ofrecer la mejor confirmación imaginable de la famosa línea de Sylvia Plath, "... cada mujer adora a un fascista." Sin embargo, aunque es fácil de desechar la misma mención de Rand en un artículo teórico "serio" como una extravagancia obscena - artísticamente, ella es, por supuesto, invaluable - la dimensión propiamente subversiva de su procedimiento ideológico no será infravalorada: Rand encaja en la línea de autores manifiestamente-conformistas que minan el edificio ideológico gobernante por su identificación excesiva con la misma.

 

Su sobre-ortodoxia fue dirigida al mismo capitalismo, como el título de uno de sus libros Capitalism, the Unknow Ideal nos dice; según ella, la verdadera cosa hereje de hoy es abrazar la premisa básica del capitalismo sin su comunitarianismo, colectivismo, bienestar, etc., que lo endulza. Así, lo que Pascal y Racine eran al Jansenismo, Kleist al militarismo del nacionalismo alemán, o Brecht al Comunismo, Rand lo es al capitalismo americano. Eran quizás sus orígenes rusos y la educación que tuvo, lo que le permitieron que formulara directamente el grano fantasmatico de la ideología capitalista americana.

 

El eje ideológico elemental de su trabajo consiste en la oposición entre los prime movers, los "hombres de mente", y los second handers, los "hombres masa". La oposición kantiana entre la autonomía ética y la heteronomía se lleva aquí al extremo: un second hander están buscando el reconocimiento fuera de si mismo, su confianza en sí mismo y su convicción dependen de cómo él es percibido por otros, mientras el “prime mover” se reconcilia totalmente consigo mismo, confiando en su creatividad, egoísta en el sentido de que su satisfacción no depende de recibir el reconocimiento de otros o en sacrificarse a sí mismo, sus más profundos impulsos para el beneficio de otros.

 

El "hombre de mente" es inocente, liberado del miedo de otros, y por esa razón incluso sin odio para con sus peores enemigos (Roark, el "prime mover" en The Fountainhead, no odia Toohey activamente, su gran antagonista, simplemente no se preocupa de él.) Aquí el diálogo famoso entre los dos:

 

Sr. Roark, estamos solos aquí. ¿Por qué no me dice lo que piensa de mí? En cualquier término que desee. Nadie nos oirá.

Pero yo no pienso en usted.

 

En base a esta oposición, Rand elabora su ateísmo radicalmente, su vida-asertiva, su ética "egoísta": el "prime mover" es capaz de brindar amor para otros, este amor incluso es crucial para él, ya que no expresa su desprecio para sí mismo su abnegación, sino al contrario, la misma-aserción-de-amor para los otros es la más alta forma de lo propiamente entendido como "egoísmo", es decir, de mi capacidad de realizar a través de mi relación con los otros mis más profundo impulsos. En base a esta oposición, Atlas Shrugged construye un escenario puramente fantasmatico: John Galt, el misterioso héroe de la novela, congrega a todos los "prime movers" y organiza su huelga - ellos se retiran de la opresión colectivista de la vida pública burocratizada. Como resultado de su retiro, es qué vida social pierde es ímpetu, los servicios sociales; desde las tiendas hasta los ferrocarriles ya no funcionan, comienza una desintegración global, y la sociedad desesperada vuelve a llamar a los "prime movers" - ellos aceptan, pero bajo sus propias condiciones...

 

Lo qué nosotros tenemos aquí es la fantasía de un hombre buscando la respuesta a la eterna pregunta "¿Qué es lo que mueve el mundo?" - los prime movers - y pudiendo entonces "detener el motor del mundo" al organizar la retirada de los prime movers. John Galt tiene éxito al suspender el mismo circuito del universo, la "carrera de las cosas", causando su muerte simbólica y el renacimiento subsecuente del Nuevo Mundo.

 

La ganancia ideológica de esta operación reside en la inversión de los papeles con respecto a nuestra experiencia cotidiana de la huelga: no son los obreros sino los capitalistas los que se declaran en huelga, demostrando así que ellos son los miembros verdaderamente productivos de la sociedad que no necesitan de otros para sobrevivir.1 El escondite al que los prime movers se retiran, un lugar secreto en medio de las montañas de Colorado accesible sólo vía un peligroso pasaje estrecho, es un tipo de versión negativa de Shangri-la, una "utopía de codicia": un pueblo pequeño en el que el desenfrenó de las relaciones del mercado reina, en el que la misma palabra "ayuda" está prohibida, en el que cada servicio tiene que ser reembolsado por verdadero dinero (cubierto de oro), en el que no hay necesidad por la piedad y auto-sacrificio por los otros.

 

[...]

 

 

1. La limitación ideológica de Rand es aquí claramente perceptible: a pesar del nuevo ímpetu que el mito de los "prime movers" recibió de la industria digital (Steve Jobs, Bill Gates), los capitalistas individuales de hoy, en nuestra era de las multinacionales, definitivamente no son "prime movers." En otros términos, lo que Rand "reprime" es el hecho de que la regla de la muchedumbre es el resultado inherente de la dinámica del capitalismo en cuanto tal.

 

 

 

  

Título Original: The Lesbian Session

Publicado en: lacanian ink 12, primavera de 1998, pp. 58-69.

Copyright ©1998 lacanian ink. All Rights Reserved.

Fragmento extraído de: © Copyright LACAN.COM

http://www.lacan.com/frameXII5.htm

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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