El Mac Guffin Iraquí.

 

 
 

Por Slavoj Žižek | 04.12.2003

 

 

 

 

Todos sabemos lo que significa el "Mc Guffin" de Hitchcock: el pretexto vacío que sólo sirve para poner en movimiento la historia, pero que no tiene ningún valor en sí mismo; en orden de ilustrarlo, Hitchcock a menudo citaba la siguiente historia: «Dos señores se encuentran en un tren, y uno de ellos se inquieta por el paquete extraordinario que lleva el otro. Le pregunta a su compañero, '¿qué hay en ese inusual paquete que llevas ahí?', el otro contesta, 'es un Mac Guffin'.'¿Qué es un Mac Guffin?' pregunta el primero. El segundo dice, 'un Mac Guffin es un dispositivo utilizado para matar leopardos en los montes escoceses'. Naturalmente el primer hombre dice: 'Pero no hay leopardos en los montes escoceses', 'bien' -dice el segundo-, 'entonces no es un Mac Guffin, ¿no?'».

 

¿No encajan perfectamente las "armas Iraquíes de destrucción masiva" con el estatus del MacGuffin? (A propósito, ¡uno de los MacGuffins hitchcockianos más famosos ES una arma potencial de destrucción masiva - las botellas con "diamantes radiactivos" en Notorious!) Ellas además son entidades huidizas, nunca están especificadas empíricamente - cuando, hace un par de años, los inspectores de la ONU estaban buscándolas en Irak, esperaban que estas estuvieran escondidas en los lugares más dispares e improbables, desde el desierto (lugar bastante lógico) hasta los sótanos de los palacios presidenciales (ligeramente irracional, puesto que, cuándo el palacio fuese bombardeado, ¿ellos pueden envenenarían a Saddam y a su medio ambiente de manera total?), según se alega, éstas armas se encuentran en grandes cantidades, y mágicamente son movidas todo el tiempo y pasan por las manos de muchos obreros, ¿y no es su omnipresencia y su inmenso poderío su amenaza, su propia destrucción, como si la distracción de la mayor parte de ellos se elevara el poder destructivo del resto mágicamente? Como tal, a estás armas, por definición, nunca se les puede encontrar, y es por consiguiente aún mayor su peligroso... Ahora que ninguna arma fue encontrada, nosotros alcanzamos la última línea de la historia del MacGuffin: «'Bien', -dijo el Presidente Bush en septiembre del 2003-, '¿entonces esto no es un MacGuffin? '»

 

Ahora, en Otoño del 2003, cuando, luego de que cientos de investigadores estuvieron buscando las Armas de Destrucción Masiva (ADM), sin encontrar nada, la gente se hace la pregunta elemental: "si no hay ADM, ¿porqué atacamos a Irak? ¿Nos mintieron?" No sorprende que la búsqueda de las ADM esté siendo gradualmente elevada a una versión moderna de la búsqueda del Grial - David Kay, el analista de la CIA que, en septiembre del 2003, escribió un informe admitiendo que no se hallaron armas, calificó esta concesión agregando que es demasiado temprano para arribar a conclusiones definitivas y queda mucho trabajo por hacer: "Pienso que estarán excavando las reliquias del imperio de Saddam Hussein durante los próximos cien años." Tony Blair, un apasionado cristiano, expresa su convicción de que las ADM serán encontradas en casi los mismos términos religiosos de credo qua absurdum: en vez de poner atención en la falta de evidencias, él personalmente está profundamente convencido de que éstas serán halladas... La única respuesta apropiada a este rompecabezas no es la aburrida súplica liberal de la inocencia hasta que sea probada la culpabilidad, sino, aún mejor, el comentario hecho por "Raquel de Escocia” en la página web de la BBC en septiembre del 2003: "nosotros sabemos que él tenía armas, nosotros les vendimos algunas". Esta es la dirección que una investigación seria debería tomar...

 

El problema con el estribillo básico ("Irak es un país grande, Saddam tuvo mucho tiempo para esconder las ADM, ¡así que dennos más tiempo y las encontraremos definitivamente!") es que su estructura es la misma que la de un juez que primero castiga al acusado y luego, cuando es forzado a admitir que no tenía pruebas de que el crimen ha sido efectivamente cometido, dice: "¡Denme más tiempo y les prometo encontrar las pruebas materiales que justificarán mi castigo!". Así que primero castigas, y luego buscas las pruebas del crimen... Sin mencionar el hecho de que esto, precisamente, era lo que los inspectores de la ONU pedían antes de comenzar la guerra - más tiempo - y fueron mordazmente dejados de lado por Estados Unidos. En base a todos estos hechos, uno está tentado a sostener la hipótesis de que Estados Unidos no sólo no estaba seguro de si Saddam tenía o no ADM, sino que sabía positivamente que NO las tenía - y esta es la razón por la que se arriesgaron a una ofensiva sobre Irak. (Si Estados Unidos tomara seriamente sus propias afirmaciones de que Irak tenía ADM que podían ser inmediatamente disparadas, probablemente no hubiera lanzado un asalto terrestre, temiendo demasiadas bajas de su lado, sino que hubiese mantenido el bombardeo aéreo). Aquí, entonces, nosotros tenemos la primera demostración práctica de lo que significa la doctrina Bush de ataques preventivos, una doctrina declarada ahora públicamente como la "filosofía" oficial norteamericana en la política internacional (en la página 31 de un informe titulado "La Estrategia de Seguridad Nacional", publicada por la Casa Blanca el 20 de septiembre del 2002). Sus puntos principales son: Estados Unidos debería permanecer militarmente "más allá de cualquier desafío" en el futuro previsible; en tanto el principal enemigo hoy es un fundamentalismo "irracional" al que, en contraste con los comunistas, les falta el sentido elemental de la supervivencia y respeto de su propia gente, Estados Unidos tiene el derecho a ataques preventivos (por ejemplo, de atacar países que no representan una amenaza clara a los Estados Unidos, pero PODRÍAN representarlo en el futuro previsible); mientras los Estados Unidos deberían buscar coaliciones internacionales ad hoc para tales ataques, debería reservarse el derecho a actuar independientemente si no obtiene suficiente apoyo internacional. Así, mientras Estados Unidos presenta su dominación sobre otros Estados soberanos como sustentada en un paternalismo benevolente que tiene en cuenta los intereses de otras naciones y su gente, se reserva para sí mismo el derecho último de DEFINIR los "verdaderos" intereses de sus aliados. La lógica es entonces claramente formulada: aún la pretensión de una ley internacional neutral es abandonada, ya que, cuando los Estados Unidos perciben una amenaza potencial, puede pedirle formalmente a sus aliados que lo apoyen, pero el acuerdo de sus aliados es opcional. El mensaje subyacente es siempre "lo haremos con ti o sin ti" (por ejemplo, “eres libre de estar de acuerdo con nosotros, pero no de no estarlo"). La vieja paradoja de la opción forzada es reproducida aquí: la libertad para tomar una decisión con la condición de tomar la correcta. La "doctrina Bush" confía en la aserción violenta de la lógica paranoica de control total sobre amenazas FUTURAS, justificando ataques preventivos contra estas supuestas amenazas. La ineptitud de tal abordaje para el universo de hoy, en el cual el conocimiento circula libremente, es patente. El bucle entre el presente y el futuro es cerrado: la perspectiva de un impresionante acto terrorista es evocada en orden de justificar ahora incesantes ataques preventivos. Este bucle cerrado fue perfectamente formulado en un debate televisivo en febrero del 2002, cuando el actor y ex-Congresal Fred Thompson dijo, en defensa de las políticas del Presidente Bush sobre Irak: «Cuando los manifestantes anti-guerra dicen ‘Pero, ¿qué le hizo efectivamente Irak a los Estados Unidos?, nunca nos ha atacado!’, uno debería responder con la pregunta ‘¿Y qué le hizo Estados Unidos, antes del 9/11, a los terroristas que derribaron las Torres Gemelas? Ellos tampoco habían hecho nada!’». El problema con esta lógica (del mismo modo en que, si hubiésemos sabido de los planes para el 9/11, hubiésemos estado plenamente justificados en atacar a los terroristas antes del acto, ahora tenemos pleno derecho de atacar a Irak), es que presupones que podemos tratar al futuro como algo que, de alguna manera, ya aconteció.

 

La última paradoja es que la misma estrategia de ataques preventivos contribuirá a la proliferación de armas nucleares. Cuando Estados Unidos atacó Irak y no a Corea del Norte, la lógica subyacente era clara: una vez que un Estado "pícaro" cruza el límite crítico y adquiere armas nucleares sustanciales, uno no puede simplemente atacarlo porque corre el riesgo de un ataque nuclear matando millones de nuestro lado. Esta, precisamente, fue la lección que sacó Corea del Norte del ataque sobre Irak: el régimen ve a las ADM como la única garantía de supervivencia; en su perspectiva, el error de Irak fue el de aceptar en primer lugar la colaboración con la ONU y la presencia de los inspectores internacionales.

 

¿En qué reside entonces el mayor peligro para la ocupación norteamericana de Irak? Antes del ataque norteamericano sobre Irak, todos temíamos algún tipo de resultado catastrófico: una catástrofe ecológica de proporciones gigantescas, grandes bajas norteamericanas, otro ataque terrorista masivo contra Occidente... De esta manera, todos aceptamos silenciosamente el punto de vista norteamericano - y ahora, luego de que la guerra terminó prontamente (en una suerte de repetición de la Guerra del Golfo de 1991) y que el régimen de Saddam se desintegró rápidamente, hay un suspiro universal de alivio, aún entre muchos críticos de la presente política norteamericana. Uno está entonces tentado a considerar la hipótesis de que, antes del estallido de la guerra, los Estados Unidos estaban deliberadamente fomentando este miedo de una catástrofe inminente, contando con la creencia universal cuando la catástrofe realmente NO ocurrió. Esto, como sea, puede señalarse como el verdadero gran peligro. Es decir, uno debe tomar el valor para proclamar lo opuesto: quizás un mal giro militar para los Estados Unidos hubiese sido lo mejor que podría haber pasado, una porción moderada de malas noticias que hubiesen compelido a todos los participantes a repensar su posición.

 

En los días y semanas posteriores a la conclusión "triunfante" de la guerra, todos los movimientos de paz desaparecieron, y los Estados Europeos Occidentales que se oponían a la guerra se agacharon con vergüenza y comenzaron a hacer gestos conciliadores hacia los Estados Unidos - Gerhardt Schroeder incluso se disculpó públicamente por sus proclamas anti norteamericanas. Esta inquietud de los que se oponían a la guerra es un triste signo de su profunda desorientación: es AHORA cuando ellos deberían estar realmente preocupados. Aceptar que "las cosas resultaron bien", que el régimen de Saddam se colapsó sin un gran número de muertes y sin las temidas grandes catástrofes (el incendio de los pozos petroleros, el uso de ADM), es sucumbir a la más peligrosa ilusión - es aquí donde están pagando el precio por oponerse a la guerra por las razones equivocadas. La línea argumental que intentaba demostrar cómo la ocupación norteamericana de Irak dañaría a los iraquíes era simplemente incorrecta: si alguna cosa los iraquíes ordinarios probablemente GANARAN por la derrota del régimen de Saddam será con respecto a su estándar de vida y religiosidad y otras libertades. ¡Las verdaderas víctimas de la guerra no son los iraquíes, las verdaderas víctimas están en otra parte! ¿Estamos al tanto de que, al menos hasta ahora, todas las predicciones evocadas como justificaciones para la guerra resultaron ser falsas? No hay armas de destrucción masiva usadas, ni siquiera encontradas; no hay fanáticos hombres bombas árabes; casi no hubo pozos petroleros en llamas; no hubo divisiones fanáticas de la Guardia Republicana defendiendo Bagdad hasta el final y causando la destrucción de la ciudad - para abreviar, Irak demostró ser un tigre de papel que básicamente solo se colapsó bajo la presión de Estados Unidos. (Especialmente la búsqueda desesperada de ADM está llegando ahora a proporciones cómicas, con los Estados Unidos ofreciendo recompensas financieras por cualquier información sobre ellas - así, luego de emprender una guerra, hay ahora una competencia por el premio para aquellos que provean una razón para la guerra... como curiosidad, un diplomático norteamericano sugirió seriamente la razón por la que los iraquíes no usaron las ADM durante la guerra: ¡ellos las ocultaron tan bien que ni ellos mismos pudieron encontrarlas y utilizarlas lo suficientemente rápido!). ¿No es este mismo triunfo militar la prueba última del hecho de que la oposición a la guerra estaba JUSTIFICADA, de que Irak NO era una amenaza para los Estados Unidos? El régimen de Saddam era un estado autoritario abominable, culpable de muchos crímenes, principalmente hacia su propia gente. Sin embargo, uno debe tener en cuenta el hecho clave de que, cuándo los representantes norteamericanos numeraban las maldades de Saddam, omitían lo que fue indudablemente su mayor crimen (en términos de sufrimiento humano y de violación de la justicia internacional): la agresión sobre Irán - ¿Por qué? Porque los Estados Unidos y la mayoría de los Estados extranjeros estaban ayudando activamente a Irak en su agresión... Si aceptamos la lucha contra el fundamentalismo musulmán como el verdadero objetivo del ataque a Irak, entonces uno está forzado a concluir que el ataque no fue sólo un error, sino que aún, fortaleció la misma causa contra la que luchó. El régimen de Saddam Hussein en Irak era un Estado secular nacionalista, sin contacto con el populismo fundamentalista musulmán - es obvio que Saddam coqueteó sólo superficialmente con el sentimiento musulmán pan-Árabe. Como su pasado muestra claramente, él fue un gobernante pragmático luchando por poder, tejiendo alianzas según sus propósitos: primero contra Irán para tomar sus pozos petroleros, luego contra Kuwait por la misma razón, poniéndose en contra de una coalición pan-Árabe aliada a los Estados Unidos. Si hay algo que Saddam no es, es justamente un fundamentalista obsesionado con el "Gran Satán", listo para volar el mundo en pedazos solo para golpearlo. Sin embargo, lo que de hecho puede emerger como el resultado de la ocupación norteamericana es precisamente un verdadero movimiento fundamentalista musulmán anti-norteamericano directamente ligado a tales movimientos en otros países árabes o en países con presencia musulmana. Es como si, en un despliegue contemporáneo de la "astucia de razón", alguna mano invisible del destino pusiera las cosas de tal modo que el triunfo de muy corto plazo de la intervención norteamericana fortaleciera la mismísima causa contra la cual Estados Unidos intervino...

 

La prueba última de esta naturaleza secular es el irónico hecho de que, en las últimas elecciones iraquíes en Octubre de 2002, en las cuales Saddam obtuvo el 100% de votos y superó así al mejor resultado estalinista del 99,95%, la canción de campaña que sonaba una y otra vez en todos los medios estatales no era otra que “I Will Always Love You (te amaré por siempre)” de Whitney Houston. Uno puede sospechar que los norteamericanos estaban muy concientes de que la era de Saddam y su régimen no-fundamentalista estaba llegando a su final en Irak, y que el ataque a Irak fue probablemente concebido como un ataque preventivo mucho más radical – no contra Saddam, sino contra el principal contendiente al estatus del sucesor político de Saddam, un régimen islámico verdaderamente fundamentalista. Aún en esta vía, el círculo vicioso de la intervención norteamericana sólo puede hacerse más complejo. El peligro, siguiendo la lógica de una profecía que se autocumple, es que esta misma intervención norteamericana contribuirá a la emergencia de lo que más teme Estados Unidos: un gran frente unido musulmán anti-norteamericano. Este es el primer caso de una ocupación directa norteamericana de un país árabe grande y clave - ¿Cómo podría esto no generar una reacción de odio universal? Uno puede imaginar ya a cientos de jóvenes soñando convertirse en hombres-bomba suicidas, y cómo esto forzará al gobierno norteamericano a imponer un estado de alerta máximo permanente... Lo que puede de hecho surgir como resultado de la ocupación norteamericana es precisamente un movimiento musulmán anti-norteamericano verdaderamente fundamentalista, ligado directamente a tales movimientos en otros países árabes con presencia musulmana. Y los primeros signos ya están aquí: desde las diarias marchas shiitas contra la presencia norteamericana en Irak hasta los ataques diarios a los soldados norteamericanos.[1]

 

Sin embargo, a estas alturas, uno no puede resistirse a una tentación ligeramente paranoica: ¿Y si la gente alrededor de Bush SABE esto? ¿Y si este "daño colateral" es el verdadero objetivo de toda la operación? ¿Y si el VERDADERO blanco de la "guerra al terror" no es sólo el reacomodamiento global geopolítico en Medio Oriente y más allá, sino también la misma sociedad norteamericana (por ejemplo, el disciplinamiento de lo que quede de sus potenciales emancipadores)? Deberíamos entonces ser muy cuidadosos de no pelear falsas batallas: los debates sobre cuán diabólico es Saddam, aún sobre cuánto costará la guerra, etc., son falsos debates. El foco debería estar puesto en lo que actualmente transpira de nuestras sociedades, en qué tipo de sociedad está emergiendo AQUÍ como resultado de la "guerra al terror". En vez de hablar sobre misteriosos planes casi ocultos, uno debería correr el foco hacia lo que está pasando, hacia el tipo de cambios que se están llevando a cabo aquí y ahora. El resultado último de la guerra será un cambio en NUESTRO orden político.

 

A estas alturas, uno debería de hacerse la pregunta naïve: Estados Unidos como policía global - ¿Por qué no? La situación de pos- Guerra Fría llamó efectivamente a algún poder global para que llenase el vacío. El problema está en otra parte: evoca la común percepción de los Estados Unidos como un nuevo Imperio Romano. El problema con los Estados Unidos de hoy no es que es un nuevo Imperio global, sino que NO lo es, en tanto que, mientras pretende serlo, continúa actuando como un Estado-Nación, siguiendo sus intereses cruelmente. Es en tanto que la pauta de las políticas norteamericanas recientes son una rara inversión del bien conocido lema de los ecologistas: actúa globalmente, piensa localmente. Esta contradicción está mejor ejemplificada por la presión que de ambos lados Estados Unidos estaba ejerciendo sobre Serbia en el verano de 2003: los representantes de Estados Unidos demandaban simultáneamente al gobierno serbio que enviaran a los sospechosos por crímenes de guerra a la corte de la Haya (de acuerdo con la lógica del Imperio global, el cuál se afirma como una institución global trans-estatal) y a firmar el tratado bilateral con Estados Unidos obligando a Serbia a no enviar a ninguna institución internacional (por ejemplo, a la MISMA corte de la Haya) a los ciudadanos norteamericanos sospechosos de crímenes de guerra u otros crímenes contra la humanidad (de acuerdo con la lógica del Estado-Nación) - no asombra que la reacción serbia fuese de una furia perpleja...[2]. Y lo mismo va para Croacia: los Estados Unidos están ejerciendo ahora una enorme presión sobre el gobierno croata para enviar a la corte de la Haya a un par de sus generales acusados de crímenes de guerra durante los enfrentamientos en Bosnia. La reacción es, por supuesto: ¿Cómo pueden ellos pedirnos esto a NOSOTROS cuando ELLOS no reconocen la legitimidad de la corte de la Haya? O, ¿Son los ciudadanos norteamericanos "más iguales que otros"? Si uno simplemente universaliza los principios subyacentes de la doctrina Bush, ¿No tiene la India todo el derecho de atacar a Pakistán? Éste, de hecho, alberga directamente y apoya a terroristas anti-indues en Kashmir, y posee armas (nucleares) de destrucción masiva - sin mencionar el derecho de la India para atacar a Taiwán, y así, con consecuencias impredecibles...

 

La primera corte global permanente de crímenes de guerra empezó a funcionar el 1° de julio de 2002 en La Haya, con el poder de abordar el genocidio, los crímenes contra la humanidad, y los crímenes de guerra. Cualquiera, desde la conducción de un Estado hasta un ciudadano ordinario, será responsable hacia la CIC de la prosecución de las violaciones a los derechos humanos, incluyendo homicidio, tortura, violación, y esclavismo sexual sistemáticos. O, como lo dice Kofi Annan: "Debe haber un reconocimiento de que todos nosotros somos miembros de una familia humana. Tenemos que crear nuevas instituciones. Esta es una de ellas. Este es otro paso adelante en la lenta marcha de la humanidad hacia la civilización". Sin embargo, mientras los grupos de derechos humanos han proclamado la creación de la corte como el hito más grande para la justicia internacional desde que los principales nazis fueran juzgados por un tribunal militar internacional en Nuremberg después de la Segunda Guerra Mundial, la corte enfrenta una firme oposición de los de los Estados Unidos, Rusia y China. Los Estados Unidos dicen que la corte infringiría la soberanía nacional y podría llevar a enjuiciamientos políticamente motivados de sus oficiales o soldados que trabajan fuera de las fronteras de Estados Unidos; y, el Congreso norteamericano incluso está contemplando legislación que autorice a las fuerzas norteamericanas a invadir La Haya donde la corte estará asentada, en caso de que los jurados detengan a un norteamericano. La notable paradoja aquí es que ¡Los Estados Unidos objetaron la jurisdicción de un tribunal que fue constituido con el apoyo total (y el voto) de los propios Estados Unidos!

 

La misma lógica de la excepción se aplica también a las relaciones económicas. La BBC reportó, el 21 de Diciembre de 2002 que “los Estados Unidos bloquean el acuerdo de medicamentos baratos”: “Los Estados Unidos han bloqueado un acuerdo internacional para permitir a los países pobres comprar medicamentos baratos. Esto significa que millones de gente pobre todavía no tendrán acceso a medicamentos para enfermedades tales como VIH/SIDA, malaria y tuberculosis. “Ciento cuarenta y tres países están en la misma posición, nosotros esperábamos hacerlo por unanimidad”. El principio de permitir el desarrollo a los países en desarrollo al acceso a versiones baratas de los medicamentos aun protegidos por derechos de comercialización había sido acordado en las charlas de la OMC hace un año”. La misma historia se repitió en Cancún en septiembre de 2003, donde Estados Unidos insistió en los subsidios a los granjeros del algodón, violando así su propio principio sacrosanto a los países del Tercer Mundo de suspender los subsidios estatales y abrirse al mercado.

 

¿Y no se mantiene lo mismo para la tortura? La estrategia económica ejemplar del capitalismo de hoy se está tercerizando - entregando el proceso sucio de la producción material (pero también la publicidad, el diseño, la contabilidad...) a otras compañías por medio de subcontratos. De esta manera, uno puede evitar fácilmente las reglas ecológicas y de salud: la producción es hecha en, digamos, Indonesia, donde las regulaciones ecológicas y de salud son mucho más bajas que en Occidente, y la compañía global oriental que tiene el logo puede decir que no es responsable por las violaciones de otra compañía. ¿No nos estamos metiendo en algo homólogo con respecto a la tortura? ¿Es la tortura algo a ser "tercerizado", dejado a los aliados de Estados Unidos del Tercer Mundo para que puedan hacerlo sin llevar a ningún problema legal o alguna protesta pública? ¿No estamos haciendo algo homólogo con respecto a la tortura? ¿No era esa semejante tercerización defendida explícitamente por Jonathan Alter en Newsweek inmediatamente después del 9/11? Luego de declarar que "no podemos legalizar la tortura; va en contra de los valores norteamericanos", él no obstante llegó a la conclusión de que "tendremos que pensar en transferir algunos sospechosos a nuestros aliados menos delicados, aún si esto es hipócrita. Nadie dijo que esto iba a ser lindo". Así es como, hoy, la democracia del primer mundo funciona más y más: mediante la "tercerización" de su sucia base hacia otros países.

 

Esta inconsistencia tiene profundas raíces geopolíticas. Países como Arabia Saudita y Kuwait son monarquías profundamente conservadoras, pero económicamente son aliados norteamericanos, totalmente integrados al capitalismo Occidental. Aquí, Estados Unidos tiene un interés muy preciso y simple: para poder contar con estos países como sus reservas de petróleo, ELLOS DEBEN PERMANECER NO-DEMOCRATICOS. Es decir, es una apuesta segura que unas elecciones democráticas en Arabia Saudita o Irak llevarían al poder a un régimen nacionalista pro-Islam montado en actitudes anti-norteamericanas. Sabemos entonces que significa "traer la democracia": Estados Unidos y sus "voluntariosos compañeros" se imponen a sí mismos como los jueces últimos que deciden si un país es ya maduro para la democracia – en la misma línea, Rumsfeld declaró ya en abril del 2003 que Irán no debería convertirse en una "teocracia", sino en un país secular tolerante en el cual todos los grupos étnicos y religiosos disfrutasen de los mismos derechos (uno está tentado a agregar aquí: "¿Qué hay acerca de demandar lo mismo a Israel?"). En la misma línea, en octubre del 2003 los representantes norteamericanos dejaron en claro que cualquier reconocimiento oficial a la privilegiada posición del Islam en la nueva constitución iraquí será inaceptable - la ironía aquí es doble: ¡no sólo sería bueno si Estados Unidos demandara lo mismo a Israel respecto al judaísmo, sino que era precisamente el Irak de Saddam el que YA ERA oficialmente un Estado secular, mientras el resultado de unas elecciones democráticas estaría privilegiando al Islam! En el mismo espíritu, una figura mayor anónima de los Estados Unidos declaró que "el primer gesto político hacia afuera de un Irak democrático sería reconocer a Israel"[3]. La (quizás única) oportunidad de llevar a la "guerra al terror" dentro del alcance de un orden legal fue así perdida. Otra razón evocada por los simpatizantes del ataque a Irak era que éste daría un nuevo ímpetu al estancado proceso de paz en Medio Oriente - ¿Lo hizo? La primera cosa oportuna por hacer en Medio Oriente es abandonar cualquier noción de que la crisis está relacionada con la realidad geográfica de los magros recursos de la tierra. Uno no puede simplemente oponer plenitud (el excesivo don del amor puro, suficiente para todos y cada uno) y escasez con su actitud "economizante" selectiva (no hay suficiente para todos, por lo que algunos tendrán que conseguirlo y otros no), en tanto el exceso mismo debe estar basado en la escasez, intentando completarla. En otras palabras, la escasez (la idea de que algo está faltando, de "no ser suficiente para todos") no es un hecho simple, sino una necesidad estructural: antes de ser una falta de algo definido, es una falta puramente formal, una falta que surge en su frustrante pureza precisamente cuando nuestras necesidades son excesivamente saciadas (revisar el caso de Freud de la bella esposa del carnicero). En la misma línea, la posibilidad de los tres más interesantes pecados mortales, envidia, avaricia y melancolía, está inscripta en la mismísima estructura formal del deseo: un melancólico es incapaz de sostener el deseo en presencia de su objeto; un avaro se aferra al objeto, incapaz de consumarlo; un sujeto envidioso desea el objeto del deseo del otro. Por lo tanto ya sea que por definición el pasto del vecino es más verde que el tuyo, o que yo admire temeroso mi verde césped, incapaz de dejar a mis animales comer de él, o que yo sólo lo mire fijamente con la triste indiferencia de un melancólico... Estas paradojas dan cuenta de la verdad de las historias como la del granjero a quien un ángel se le aparece y le dice: "¡te daré un deseo, para que hagas lo que quieras - sólo ten cuidado, pues haré lo mismo dos veces a tus vecino!"; El granjero contesta con una maligna sonrisa: "¡Sácame uno de mis ojos!". O la historia acerca de la pobre pareja de granjeros que sabotean su oportunidad de plenitud - cuando una hada les ofrece cumplirles tres deseos, el marido rápidamente dice: "¡una salchicha en mi plato!". La esposa enojada le grita: "¡Tonto, como no se te mete la salchicha en la nariz!". Así que el deseo final sólo puede ser un modesto: "¡Que la salchicha vuelva de la nariz al plato!".

 

Uno tiene que ser honesto aquí para reconocer la naturaleza simbólica selectiva del sufrimiento elevado al estatus ejemplar: ¿Qué es el sufrimiento de los palestinos en el West Bank [Asentamiento Occidental] comparado con el sufrimiento de muchos de los individuos en algunos Estados menores musulmanes? ¿Qué fue el sufrimiento de los chilenos bajo Pinochet comparado a, digamos, el sufrimiento en Corea del Norte? (Por otro lado, ¿Es el sufrimiento de los cubanos realmente mayor que el sufrimiento de las muchedumbres desposeídas en los países latinoamericanos no-comunistas? Por no mencionar la inimaginable pesadilla prolongada que sigue en el Congo o Liberia...). En este sentido simplificado, es efectivamente injusto elevar a los palestinos como el símbolo global del sufrimiento - si su situación fuera tan desesperada, habrían seguramente emigrado en masa hacia Jordania y hacia otros países árabes relativamente prósperos. Es como si hubiera en la crítica de las políticas del Estado de Israel un elemento de - un antisemitismo no tan "injusto", sino más bien lo contrario - secreto reconocimiento del especialmente alto estándar ético de los judíos: ¿Cómo pueden, entre toda la gente, USTEDES comportarse así?

 

El gran misterio del conflicto Palestino-Israelí es: ¿Porqué persiste por tanto tiempo cuando todos sabemos la única solución viable - el retiro de los israelíes del West Bank y la franja de Gaza, el establecimiento de un Estado Palestino, la renuncia de los palestinos al derecho de sus refugiados a volver dentro de los límites de la Israel pre-1967, así como algún tipo de compromiso respecto a Jerusalén? Cuando el acuerdo parece estar a la mano, éste es retirado inexplicablemente. ¿Cuán a menudo sucede que, cuando la paz parece ser una cuestión de una formulación correcta de algunas declaraciones menores, de repente todo se cae en pedazos, desplegando la debilidad del compromiso negociado? Hay efectivamente algo de un síntoma neurótico en el conflicto de Medio Oriente - todos ven el camino para deshacerse del obstáculo, y aún así, no obstante, nadie quiere quitarlo de en medio, como si hubiera algún tipo de ganancia libidinal patológica obtenida mediante la persistencia del punto muerto.

 

Uno está tentado a hablar aquí de un nudo sintomático: ¿No están, en el conflicto Palestino-Israelí, los papeles normales de alguna manera invertidos, retorcidos como en un nudo? Israel - representando oficialmente la Modernidad Occidental en el área - se legitima a sí mismo en términos de identidad étnico-religiosa, mientras que los palestinos - desacreditados como los "fundamentalistas" - legitiman sus demandas en términos de ciudadanía secular. Por lo tanto, tenemos la paradoja de un Estado de Israel, la isla de la supuesta democracia liberal moderna en Medio Oriente, oponiéndose a las demandas árabes con demandas étnico-religiosas aún más "fundamentalistas" sobre su tierra sagrada.

 

Y, como la historia del nudo Gordiano nos dice, la única manera de resolver tal punto muerto no es desenredando el nudo, sino cortándolo. Jicak Rabín dio el primer gran paso hacia esta dirección cuando reconoció a la OLP como el representante legítimo de los palestinos, y así el único partenaire verdadero en las negociaciones. Cuando Rabín anunció la inversión de las políticas israelitas de "ninguna negociación con la OLP, una organización terrorista", y pronunció las simples palabras "déjennos terminar con esta parodia / de negociar con los palestinos sin puentes públicos hacia la OLP / y empecemos a hablar con nuestros interlocutores reales", la situación cambió drásticamente. En esto reside el efecto de un verdadero acto político: cambia las coordenadas de la situación y hace pensable lo impensable. El pasado militar de Rabín fue relegado en algún momento a su pasado menos importante - él se convirtió en el hombre que reconoció a la OLP como interlocutor legítimo. Aunque era un político laborista, Rabín logró así un gesto de los que mejor caracterizan a los políticos conservadores. Las elecciones israelitas del 28 de Enero de 2003 fueron, al contrario, el indicador más claro del fracaso de conservadores modernos, de su incapacidad para realizar actos históricos en la línea de de Gaulle o aún Richard Níxon. Sólo un de Gaulle podía conceder la independencia de Argelia; sólo un conservador como Níxon podía establecer relaciones con China. En la misma línea, el 70% de los israelíes saben que la propuesta del candidato Laborista Amram Mitzma - el retiro incondicional de Israel del West Bank y de la franja de Gaza - es la única solución a la crisis. Sin embargo, en tanto Mitzma es una figura ética decente carente de carisma de "hombre fuerte", ellos no confían en él como capaz de poder lograr este acto. Lo que se necesita por consiguiente es (en la tradición de Rabín) alguien como Sharón tomando el programa de Mitzma - lo cual, claro está, Sharón es incapaz hacer.

 

El problema subyacente no es sólo que los árabes no aceptan realmente la existencia del Estado de Israel - los israelíes mismos tampoco aceptan la presencia Palestina en el West Bank. Todos sabemos el juego de palabras de Bertolt Brecht a propósito del levantamiento de los obreros de Berlín Oriental en Julio de 1953: "El Partido no está satisfecho con esta gente, así que los reemplazará con nueva gente más simpatizante de sus políticas". ¿No es hoy discernible que hay algo homólogo respecto a la relación entre el Estado de Israel y los palestinos? El Estado de Israel no está satisfecho con la gente en el West Bank y la franja de Gaza, por lo que considera la opción de reemplazarlos con otra gente. Que, precisamente los judíos, las víctimas ejemplares, estén ahora considerando una "limpieza étnica" radical (la "transferencia" - un nombre erróneo perfectamente orwelliano - de los Palestinos del West Bank) es la última paradoja que exige un examen atento.

 

Si hubo alguna vez algún apego apasionado al objeto perdido, una negación a aceptar su pérdida, éste es el apego de los judíos a su tierra y Jerusalén, el “¡(nos vemos) el año próximo en Jerusalén!”. Y, ¿No son los problemas presentes la prueba suprema de las catastróficas consecuencias de tal fidelidad radical, cuando es tomada literalmente? En los últimos dos mil años, cuando los judíos eran fundamentalmente una Nación sin tierra, viviendo permanentemente en el exilio, sin raíces firmes en el lugar donde estaban, su referencia a Jerusalén era, en su raíz, puramente negativa, una prohibición a “pintar la imagen de casa”, a sentirse en casa en ningún lugar de la tierra. Sin embargo, con el proceso de la vuelta a Palestina, comenzado hace cien años, el metafísico Otro Lugar fue directamente identificado con un determinado lugar en la tierra. Cuando los judíos perdieron su tierra y la elevaron al estatus mítico de objeto perdido, “Jerusalén” se convirtió en mucho más que una porción de tierra: devino la metáfora de la llegada del Mesías, de una casa metafísica, del fin del errar [wandering] que caracteriza la existencia humana. El mecanismo es bien conocido: luego de que el objeto es perdido, se convierte en un soporte para mucho más, para todo lo que perdemos en nuestras vidas terrenales. Cuando un sueño de cien años finalmente se realiza, tal realización DEBE convertirse en una pesadilla.

 

Según la tradición judía, Lilith es la mujer a la que un hombre le hace el amor mientras él se masturba solo en su cama durante la noche[4] - por lo tanto, lejos de representar la identidad femenina liberada del dominio patriarcal, como algunas feministas afirman, su estatus es completamente fálico: ella es lo que Lacan llamo La femme, la Mujer, el suplemento fantasmático del goce fálico masturbatorio masculino. Significativamente, mientras hay sólo un hombre (Adán), la feminidad está desde el principio mismo escindida entre Eva y Lilith, entre el "ordinario" sujeto barrado histérico ($) y el espectro fantasmático de La Mujer: cuando un hombre está teniendo el sexo con una mujer "real", él la está usando como un apuntalamiento masturbatorio para sostener su fantaseo sobre la Mujer inexistente...[5]. La catástrofe ocurre cuando las dos mujeres colapsan en una, cuando la partenaire "ordinaria" es elevada a la dignidad de Lilith - que es estructuralmente absolutamente homóloga a la elevación Sionista de la Jerusalén "ordinaria" en la Jerusalén que los judíos estuvieron soñando por miles de años...

 

La opción ética es, así, finalmente simple: la única verdadera fidelidad a la memoria del holocausto está en la apertura a la injusticia cometida [the opening for the injustice committed] contra los palestinos; cualquier justificación de las actuales políticas israelíes con la referencia al holocausto es la peor traición ética posible. Es por consiguiente fácil de contestar la gran pregunta: ¿Cuál sería el verdadero acto ético-político radical hoy en Medio Oriente? Tanto para los israelíes como para los árabes, éste consistiría en el gesto de renunciar al control (político) de Jerusalén, es decir, de respaldar la transformación del Viejo Pueblo de Jerusalén en un lugar extra-estatal, de culto religioso, controlado (temporalmente) por alguna fuerza internacional neutral. Lo que ambos lados deberían aceptar es que, renunciando al mando político de Jerusalén, ellos no están renunciando efectivamente a nada - ellos están GANANDO la elevación de Jerusalén a un sitio sagrado genuinamente extra-político. Lo que perderían es, precisamente y sólo, eso que ya, en sí mismo, MERECE ser perdido: la reducción de la religión a una apuesta en el juego del poder político.

 

Uno no debería renunciar al sueño "imposible" de un Estado secular binacional reuniendo a los judíos israelíes y a los palestinos. En el largo plazo, la verdadera utopía no es la de este Estado binacional, sino la de una pared separando claramente ambas comunidades. Las fotos de la pared que separa la Israel pre-1967 de los territorios ocupados del West Bank se parecen misteriosamente a la pared que separaba Alemania Oriental y Occidental hasta 1989. La ilusión de esta nueva Pared es que servirá como la línea de demarcación separando la ley "normal" y la vida social del estado permanente de emergencia - que esto contendrá el estado de emergencia al dominio "ahí afuera". Esto ha sido otro EVENTO verdadero en Medio Oriente, la explosión de una verdadera universalidad política en el sentido Paulino de "para nosotros no hay ni judíos y ni palestinos" - cada uno de los dos lados tendría que comprender esta renuncia respecto al Estado-Nación étnicamente "limpio" como la liberación para sí mismos, no sólo como un sacrificio a ser hecho para el otro. La paradoja es entonces: en todo Medio Oriente, los palestinos, esos "judíos entre los árabes", son, a causa de su posición única, el único agente colectivo en el cual el papel modernizador, de moverse a una forma política más allá de la identidad étnica, se impone: la única verdadera solución a largo plazo en la crisis de Medio Oriente es la emergencia de los palestinos como modernizadores políticos.

 

El talón de Aquiles de los judíos liberales no-sionistas está mejor encapsulado por su argumentación estándar: "OK, claro que nosotros debemos negociar, aceptar el Estado Palestino, el fin de la ocupación, incluso la perspectiva de un único Estado secular binacional - pero para empezar a hablar seriamente, el terror de los terroristas suicidas sin sentido debe terminar, uno simplemente no puede mantener un diálogo bajo tales circunstancias..." El horror al exceso 'irracional' de los terroristas suicidas, puro gasto, no negociable... Sin embargo, lo que definitivamente está en la palestra aquí es el retorno a la normalidad: si los "terroristas" detienen sus actos y alivian así su presión, podemos relajarnos, respirar tranquilamente - y seguir adelante con las cosas normalmente. Elisabeth Roudinesco escribió recientemente:

 

"Por ahora, el único Apocalipsis que parece amenazar a la sociedad Occidental - así como al Islam - es el fundamentalismo islámico radical dispuesto al terrorismo. Las amenazas islámicas son hechas por extremistas desafiantes y polígamos bárbaros que reprimen los cuerpos de las mujeres y escupen invectivas contra los homosexuales, a quienes ellos sostienen como los responsables por debilitar los valores masculinos de Dios padre". [6]

 

Lo que hace a esta declaración problemática no es sólo es su muy "políticamente correcta" distinción entre fundamentalismo islámico e Islam como algo amenazado por aquel también - del mismo modo Bush, Blair, y aun Sharón, nunca olvidan alabar al Islam como una gran religión de amor y tolerancia que no tiene nada que ver con los repugnantes actos terroristas... Tampoco es únicamente el uso del término "fundamentalismo islámico radical dispuesto al terrorismo" (o "amenazas islámicas") - como Badiou señaló,

 

"cuando un predicado es atribuido a una sustancia formal (como es el caso con cualquier derivación de un sustantivo de un adjetivo formal), esto no tiene otra consistencia que la de dar un contenido ostensible a esa forma. En "terrorismo islámico", el predicado "islámico" no tiene otra función que la de suplir el contenido aparente a la palabra "terrorismo", la cual es ella misma desprovista de todo contenido (en este caso, político)".[7]

 

Para ponerlo en términos kantianos, el predicado "islámico" provee una falsa "esquematización" de la categoría puramente formal "terrorismo", confiriendo a ésta una falsa densidad sustancial. Para ponerlo en hegeliano, la verdad de tal determinación reflexiva ("terror islámico") es su inversión inherente e inevitable en la reflexión determinada: "Islam terrorista", por ejemplo, terrorismo como constitutivo de la propia identidad del Islam.8 Lo que hace la declaración de Roudinesco verdaderamente problemática es que sustenta la lógica liberal arriba mencionada, que eleva el rechazo del terrorismo en una suerte de a priori trascendental: primero ESO, y sólo entonces podremos negociar... (o, para ponerlo en los términos de Laclau, el "terrorismo" debe ser EXCLUIDO para que el agonismo de la lucha política democrática pueda tener lugar). Lo que está de esta manera forcluido es la rendición temática hacia (y la confrontación con) el "terrorismo" como (parte de) de un PROYECTO POLÍTICO, el cual por supuesto, de ninguna manera puede estar de acuerdo con éste.[8] Vale la pena recordar aquí el libro de Ernst Nolte sobre Heidegger, el cual trajo nuevos aires al eterno debate sobre "Heidegger y la política" - y lo hizo en la propia consideración de su "inaceptable" opción: lejos de excusar la infame opción política de Heidegger en 1933, éste la justifica - o, al menos, la de-demoniza, mostrándola como una opción viable y significativa. Contra los defensores normales de Heidegger, cuyo mantra es que el compromiso Nazi de Heidegger fue un error personal sin ninguna consecuencia fundamental para su pensamiento, Nolte acepta la demanda básica de los críticos de Heidegger de que su opción Nazi se inscribe en su pensamiento - pero con una torsión: en lugar de problematizar su pensamiento, Nolte justifica su opción política como una opción viable en la situación de fines de los años veinte y comienzos de los treinta con el caos económico y político de la amenaza comunista:

 

"En la medida en que Heidegger resistió al intento de la solución /Comunista/, él, como innumerables otros, estaba históricamente en lo correcto /.../ Al comprometerse con la solución /Nacional Socialista/ quizás se hizo 'fascista'. Pero de ninguna manera hizo lo que lo haría históricamente equivocado desde el principio".[9]

 

Nolte también formuló las condiciones básicas y los temas del debate "revisionista" cuyo principio básico es "comparar objetivamente" al Fascismo y al Comunismo: el Fascismo y aun el Nazismo eran en último caso una reacción a la amenaza comunista y una repetición de sus peores prácticas (campos de concentración, ejecuciones en masa de enemigos políticos):

 

"Podría ser el caso que los Nacional Socialistas y Hitler llevaron adelante una obra 'asiática' /el holocausto/ sólo porque se consideraban a sí mismos y a su especie como víctimas potenciales y actuales de una obra 'asiática' /bolchevique/. ¿No precedió el 'archipiélago Gulag' a Auschwitz?"[10]

 

El mérito de Nolte es el de abordar seriamente la tarea de tomar al Fascismo - y aun al Nazismo - como un proyecto político factible, el cual es un sine qua non si es efectivamente crítico. Es aquí que uno tiene que tomar la opción: la "pura instancia" liberal de equidistancia hacia el totalitarismo Izquierdista y Derechista (ambos son abominables, basados en la intolerancia política y otras diferencias, el rechazo de los valores democráticos y humanistas, etc.) es un falso a priori, uno DEBE tomar partido y proclamar un fundamentalismo "peor" que el otro - por esta razón, la continua "relativización" del Fascismo, las nociones de que uno debería comparar racionalmente los dos totalitarismos, etc., SIEMPRE conlleva la tesis - explícita e implícita - de que el Fascismo fue "mejor". Cuando, en el Verano de 2003, Silvio Berlusconi provocó un grito violento con sus declaraciones según las cuales, mientras Mussolini sí era un dictador, no era un delincuente político y un asesino como Hitler, Stalin o Saddam, uno debería tener presente las verdaderas apuestas de este escándalo: lejos de merecer ser dejadas de lado como idiosincrasias personales de Berlusconi, sus declaraciones son parte de un continuado proyecto ideológico-político mayor para cambiar los términos del pacto simbólico de identidad europea post Segunda Guerra Mundial, basado en una unidad antifascista. Y, ¿No encontramos el negativo de este rechazo para pensar al Nazismo como proyecto político en el escándalo teórico crucial de Adorno (y la Escuela de Frankfurt en general)? La ausencia total de análisis del Estalinismo en su trabajo (y en el de Hábermas y otros). Quizás, en eso reside el enigma último de la tensión entre Adorno y Hanna Arendt: mientras ambos comparten el rechazo radical del Estalinismo, Arendt lo basó en el análisis específico a gran escala de los "orígenes del totalitarismo", tanto como en la noción normativa positiva de vis activa, de la vida política comprometida, mientras que Adorno rechazó este paso.[11]

 

Del mismo modo en que la distinción entre el Islam “bueno” y el “malo” es falsa, uno debería también problematizar la típica distinción “radical-liberal” entre los judíos y el Estado de Israel o el Sionismo, por ejemplo, el esfuerzo por abrir un espacio en el cual los judíos y los ciudadanos judíos de Israel sean capaces de criticar las políticas del Estado de Israel y la ideología Sionista no sólo sin ser acusados de antisemitismo, sino, aún más, formulando su crítica en tanto basada en su propio apego apasionado al judaísmo, en tanto ellos ven en el legado judío un valor a mantener.[12] (Marx decía sobre el pequeño-burgués que él ve en cada objeto un aspecto bueno y uno malo, e intenta mantener el bueno y combatir el malo. Uno debería evitar el mismo error en el trato del judaísmo: el “buen” judaísmo levinasiano de la justicia, el respeto y la responsabilidad hacia el otro, etc., contra la “mala” tradición de Jehová, sus ataques de venganza y violencia genocida contra los vecinos. Ésta es la ilusión a ser evitada: uno debe afirmar la "identidad especulativa" entre estos dos aspectos y ver en Jehová el SOSTÉN de la justicia y la responsabilidad. El judaísmo como tal es el momento de contradicción absoluta insoportable, lo peor (violencia monoteísta) y lo mejor (responsabilidad hacia el otro) en absoluta tensión, la misma, coincidiendo, y simultáneamente siendo absolutamente incompatibles. En pocas palabras, uno debería tomar el coraje para traspasar la brecha, la tensión, en el corazón mismo del judaísmo: ya no es más la cuestión de si defender la tradición judía pura, de justicia y amor para el vecino, contra la defensa sionista agresiva del Estado-Nación. Y, en la misma línea, en vez de celebrar la grandiosidad del Islam contra su mal uso por parte de los terroristas fundamentalistas, o de lamentar el hecho de que, de todas las grandes religiones, el Islam es una de las que más se ha resistido seriamente a la modernización, uno debería mejor concebir esta resistencia como una oportunidad abierta, un "indecidible": esta resistencia no necesariamente lleva al "Islamo-Fascismo", también pude ser articulada en un proyecto socialista. Precisamente porque el Islam alberga los "peores" potenciales de la respuesta fascista a nuestras presentes dificultades, puede también resultar ser el sitio para lo "mejor". En otros términos, sí, el Islam efectivamente no es una religión como las otras, involucra un lazo social más fuerte, que se resiste a ser integrado al orden global capitalista - y la tarea es cómo usar políticamente este hecho ambiguo.

 

En el caso del judaísmo tanto como en el del Islam, uno debería entonces tomar el coraje de cumplir el paso hegeliano hacia la "universalidad concreta" y trasponer el lugar del antagonismo e inconsistencia en el corazón mismo del edificio religioso, no dejar de lado éste como correspondiendo sólo al mal uso fundamentalista secundario.

 

 

 

 

 

Título Original: The Iraqi MacGuffin.

Fuente: Lacan.com

http://www.lacan.com/iraq1.htm

Traducción: Juan D´psico - Especial para PI

Extraído de: Estrategia Internacional. Fracción Trotskista.

http://www.ft.org.ar/Notasft.asp?ID=1323


 

NOTAS


[1] El reciente debate sobre quién debería jugar el papel clave en el gobierno de Irak, la ONU o los Estados Unidos y sus aliados, muestra la confusión ético-política profunda de los europeos que quieren un rol clave en la ONU. La victoria militar fue la parte fácil, y en vez de, ahora, ayudar a los Estados Unidos y sus aliados a sortear el lío en que se han embarcado, ellos deberían dejarlos asumir la responsabilidad total de cumplir sus infladas promesas. El deseo de la ONU de jugar un papel clave despliega una rara voluntad de jugar el rol de arreglar el lío de otros.

[2] Esta hipocresía es alcanzada sólo por la hipocresía del Estado de Israel culpando a Arafat de no haber aplastado al terrorismo del Hamas - el mismo Hamas que, hasta hace poco, era financiado y apoyado por Israel con la meta maquiavélica de minar la predominante influencia de la OLP de Arafat entre los Palestinos - primero apoyas a Hamas, ayudando a establecerlo como fuerza por fuera del control de Arafat, y luego le reprochas a Arafat el no controlarlo...

[3] Citado en The Independent el 30 de octubre de 2003, Pág. 15.

[4] Debo esta información a Udi Aloni, Nueva York.

[5] ¿Y qué pasa si - para ir hasta el final - la mismísima noción, encontrada ya en la antigua Grecia (Tiresias), de cómo el placer sexual femenino es siete veces más fuerte que el masculino (orgasmo múltiple, etc.), es sostenido por la mujer para dar envidia al hombre?

[6] Elisabeth Roudinesco, "Homosexualidad Hoy: ¿Un Desafío para el Psicoanálisis?", Journal of European Psychoanalysis 15 (Otoño-Invierno 2002), Pág. 184.

[7] Alain Badiou, Infinite Thought, Londres; Continuum, 2003, pág. 153.

[8] ¿Y no se sostiene lo mismo para el reproche común a los lacanianos de que son "dogmáticos"? Cuando los decontruccionistas critican a los lacanianos por estar tan "dogmáticamente" apegados a Lacan, lo que quieren decir es que hay un grano "dogmático" que define el corazón mismo de la teoría lacaniana - el cual es la causa de que "dogmáticamente lacaniano" simplemente signifique "lacaniano". ¿No es ésta la única explicación consistente del simple hecho positivo de que los lacanianos "dogmáticos" son actualmente en sus textos mucho más críticos hacia Lacan que el deconstruccionismo estándar lo es hacia Derrida? Esto, por supuesto, no significa que el reproche de "dogmatismo lacaniano" esté vacío de fundamento: a lo que refiere implícitamente es al hecho de que la teoría lacaniana implica un tipo radicalmente diferente de colectividad que el decontruccionismo: mientras el decontruccionismo encaja perfectamente en la máquina académica existente con circulación interpretativa sin fin, la teoría lacaniana implica el tipo de colectivo de sujetos comprometidos encontrados en sectas religiosas radicales y/o en partidos revolucionarios.

[9] Ernst Nolte, Martin Heidegger - Politik und Geschichte im Leben und Denken, Berlin 1992, p. 296.

[10] Nolte, op.cit., Pág. 277.

[11] Uno encuentra la misma paradoja en Adorno tratando la "personalidad autoritaria": ¿Cuál es el status de escala que contiene los rasgos que son el opuesto de aquellos que definen a la "personalidad autoritaria"? ¿Deben ser simplemente endosados a la "personalidad autoritaria" para ser concebida como la "verdad" sintomática de la "personalidad democrática" (la visión de, digamos, Agambén)? Esta indecibilidad es últimamente un caso especial de la indecibilidad más general de la "dialéctica de la Ilustración" misma, bien percibida por Habermas: si el "mundo administrado" es la "verdad" del proyecto de la Ilustración, cómo, precisamente, puede ser criticado y neutralizado por la vía de la fidelidad al proyecto de la Ilustración misma? - Uno está tentado a decir que, lejos de representar una falta o el simple fracaso de Adorno, esta repugnancia a lograr el paso hacia la normatividad positiva señala su fidelidad hacia el proyecto revolucionario marxista.

[12] Para una articulación sucinta de esta posición ver Judith Butler, "No, it's not anti-semitic," London Review of Books, 21 August 2003, p. 19-21. No asombra, entonces, que Butler haya producido recientemente tal afirmación rortryana: "Quizás, nuestra oportunidad de convertirnos en humanos es precisamente en la vía en que reaccionamos a las injurias". (Citado en la página promocional del Butler's Kritik der ethischen Gewalt, Suhrkamp catalogue for Summer 2003).

 

 


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