1. Esta prohibido, comer, beber, fumar, almacenar alimentos, aplicarse cosméticos y cambiarse lentes de contacto en el área de trabajo. Los lentes de contacto solo deben utilizarse cuando no puedan usarse otro tipo de lentes.

    2. Está prohibido pipetear con la boca o tocar los fluídos con las manos.

    3. Deben lavarse las manos al finalizar el trabajo de laboratorio y cada vez que se sospeche contacto con material contaminado.

    4. Debe trabajarse de manera tal de minimizar la creación de aerosoles.

    5. Siempre debe usarse bata blanca, con manga larga y esta debe estar abrochada.

    6. El pelo largo debe llevarse atado.

    7. Deben usarse lentes de seguridad, cuando sea necesario proteger la cara de salpicaduras, sustancias corrosivas, luz UV y otras radiaciones.

    8. El laboratorio debe mantenerse ordenado y limpio. Debe minimizarse el material que no sea pertinente al trabajo, en las mesadas.

    9. Todo material contaminado debe decontaminarse antes de desecharse.

    10. Las superficies de trabajo deben limpiarse y decontaminarse con desinfectantes adecuados al final del trabajo y en caso de haberse volcado material contaminado.

    11. Todos los accidentes o vuelcos de material deben ser comunicados al docente encargado de grupo.

    12.  Es imprescindible mantener el orden y la limpieza. Cada persona es responsable directa de la zona que le ha sido asignada y de todos los lugares comunes.

    13.  No se permitirá comer, beber, fumar, maquillarse ni jugar o correr en el laboratorio.

    14.  Deberá tenerse siempre en mente las indicaciones relativas al manejo de residuos peligrosos biológico infecciosos.
     

Protección de los ojos y de la cara. Los lentes no proporcionan protección alguna a los ojos, por lo que no se recomienda su utilización durante el trabajo en el Laboratorio de Microbiología. En el caso de que una persona necesitara llevarlas por prescripción médica, y no simplemente como corrección de la visión, estaría obligada a llevar también, siempre que estuviera expuesta a un riesgo biológico y/o químico, unas gafas de seguridad.

Existen también las denominadas pantallas faciales, que ofrecen protección frente a impactos y salpicaduras. Son elementos indispensables para protegerse frente a radiaciones, como es el caso de la luz ultravioleta.

Protección de las manos y los brazos. Los guantes son quizás las prendas más empleadas, aunque no siempre se siguen correctamente las normas elementales de uso: a) las manos han de lavarse obligatoriamente al quitarse los guantes; b) el uso de los guantes debe quedar restringido para las operaciones frente a las que es necesario protegerse, de manera que es inadmisible, por ejemplo, abrir puertas con los guantes puestos, manejar volantes, coger el teléfono; c) cualquier tipo de guante no protege frente a cualquier producto químico, lo que significa que es preciso escoger el modelo según el riesgo al que se está expuesto.

Los guantes tienen un amplio uso en el laboratorio pues, además de contra riesgos biológicos y químicos, también se emplean como protección frente a riesgos físicos, como el calor o el frío en determinadas manipulaciones.

Para la protección de brazos existen los manguitos o braceras, que resultan interesantes, sobre todo, cuando la ropa que lleva el operario no es de manga larga.

Protección respiratoria. Las mascarillas en general tienen utilidad en el Laboratorio de Microbiología especialmente para protección frente a polvo (partículas), aerosoles y gases y vapores químicos. Las conocidas mascarillas tipo "cirujano" no ofrecen protección alguna.

La máscara, ya sea media máscara o máscara facial, puede resultar útil en caso de protección frente vertidos accidentales de consideración. Los diferentes filtros que se pueden acoplar hay que desecharlos como material contaminado.

El vestuario como equipo de protección. En principio es imprescindible hacer una clara distinción entre la ropa que es parte de un uniforme y las prendas del vestuario que actúan como elementos de protección individual. Además, existen una serie de recomendaciones generales, como son: a) no es aconsejable que el personal del Laboratorio de Microbiología que está en contacto con materiales contaminados emplee su ropa de calle; b) la ropa del laboratorio no debe ser nunca lavada fuera del Hospital; c) el usuario debe llevar la prenda de manera que se beneficie de su utilización pero que no resulte un elemento peligroso que arrastre contaminación fuera del laboratorio; d) el vestuario que sirve como protección personal no debe salir nunca del lugar de uso (a la biblioteca, a la cafetería, a la calle); e) en el ambiente de trabajo no se debe llevar ropa de calle que aumente la superficie corporal expuesta (pantalones cortos, sandalias).

Protección auditiva. Es la menos considerada en el ambiente de un Laboratorio de Microbiología, siendo habitual que el personal acepte como "normal" un nivel de ruido, procedente de aparatos y/o determinadas operaciones, por encima de los límites tolerables. Una reducción importante de estos niveles se consigue con un buen mantenimiento de los equipos.

  • Los equipos y aparatos nunca deben colocarse en zonas de paso, en particular en los pasillos del laboratorio.

  • Todos los aparatos con toma eléctrica deberán cumplir las normativas de seguridad correspondientes. Nunca deben utilizarse en zonas mal aisladas y expuestas a la humedad.

  • Las fuentes de calor (calentadores, termobloques, etc.), sobre todo si se alcanzan temperaturas elevadas, deberán estar debidamente señalizadas para evitar quemaduras accidentales.

  • Todos los procedimientos de utilización de aparatos deberían contar obligatoriamente con apartados relativos a su utilización segura.

Un adecuado mantenimiento, limpieza y desinfección sistemáticos de los aparatos reduce considerablemente los riesgos asociados a su utilización. Sin embargo, aun en estas condiciones, hay que tener en cuenta lo siguiente:

  • No deben almacenarse cultivos de microorganismos patógenos por inhalación en recipientes que no estén convenientemente cerrados, especialmente si la cámara tiene un sistema de circulación de aire.

  • No deben almacenarse reactivos que contengan compuestos volátiles inflamables (éter etílico, por ejemplo) en neveras que no posean un sistema de protección antideflagración. En los aparatos de tipo doméstico que se utilizan en el laboratorio debe anularse la lámpara de la luz.

La refrigeración y congelación son procesos que mantienen la viabilidad de muchos agentes infecciosos, de ahí un potencial riesgo y las siguientes recomendaciones:

  • Tratar de identificar en ficheros, listas, etc. el contenido de lo almacenado y sus riesgos potenciales.

  • El material potencialmente infeccioso debe colocarse en tubos, recipientes, etc. bien cerrados. No se llenarán completamente, para evitar que rebosen por efecto del aumento de volumen tras la congelación.

  • Descongelar periódicamente, limpiar y desinfectar si fuese procedente.

  • Utilizar guantes para manipular el contenido. Si la temperatura es baja (por ejemplo -70ºC o inferior), los guantes representan una protección adicional.

La limpieza y la desinfección, periódicas y sistemáticas de estufas e incubadoras, son el método recomendable para reducir los riesgos derivados de la contaminación accidental del personal del laboratorio.

El autoclave debe poseer manómetro y termostato, así como válvula de seguridad, sistema de desconexión rápido y la purga del vapor ha de realizarse a un recipiente estanco y con agua, jamás directamente al exterior.

  • No deben usarse si no se conocen perfectamente todos los mandos y su fundamento.

  • Usar guantes especiales para protegerse del calor.

  • No abrir jamás si el manómetro no está a "0" y la purga no ha sido abierta.

  • Controlar una vez al mes su capacidad de desinfección mediante esporas, no siendo suficiente el método químico. El uso de registros de presión y temperatura de cada proceso y la instauración de un programa de mantenimiento también puede ser una alternativa válida al control mediante esporas. El agua debe ser cambiada regularmente.

Al trabajar centrifugas, los mayores riesgos derivan, sobre todo, de la contaminación por los aerosoles generados durante la centrifugación de materiales biológicos y, en menor medida, de los traumatismos accidentales. Se recomienda:

  • Cuando se centrifugue material biológico potencialmente infeccioso deben utilizarse tubos cerrados; la centrífuga debe disponer de rotores o cestillos de seguridad que protejan al operador de los posibles aerosoles.

  • La rotura accidental de un tubo y su vertido en la cubeta representa una incidencia importante que debe ser comunicada inmediatamente al Supervisor o responsable, de forma que se proceda a la desinfección segura del aparato.

  • No se deben utilizar centrífugas antiguas que no posean sistema de cierre de seguridad, del que disponen todos los aparatos actuales, ni manipular éstas de forma que permitan su apertura mientras están en funcionamiento.

  • Si el laboratorio dispone de ultracentrífugas, el equilibrado cuidadoso del rotor es fundamental.

 

Niveles de bioseguridad a aplicar en cada caso

Nivel de bioseguridad 1

Agentes biológicos del grupo 1. Utilizado habitualmente en laboratorios de prácticas de universidades o centros docentes donde se usan cepas no patógenas.

Nivel de bioseguridad 2

Agentes biológicos del grupo 2. Deben ser manipulados por personal especializado y son los que se estudian con más frecuencia en el LMC (Staphylococcus, Salmonella, etc.)

Nivel de bioseguridad 3

Agentes biológicos del grupo 3. El peligro mayor y más frecuente que entrañan estos microorganismos es la infección a través de aerosoles y por fluidos biológicos. Ejemplos típicos en el LMC son M. tuberculosis, Brucella spp., etc.

Nivel de bioseguridad 4

Agentes biológicos del grupo 4. Certeza o sospecha de que se está manejando alguno de estos microorganismos. Ejemplos son arenavirus, virus Ebola, Mycobacterium bovis multirresistente, etc.

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