La Pontificia
Comisión "Ecclesia Dei" fue instituida por Juan Pablo II con el Motu proprio
promulgado el 2 de julio de 1988,tras las consagraciones episcopales que
realizara Mons. Marcel Lefebvre en Ecône (Suiza 1988) sin
consentimiento de la Sede Apostólica.
La Carta
Apostólica indica la finalidad de la Comisión: colaborar con los Obispos,
con los Dicasterios de la Curia Romana y con otros ambientes interesados
para facilitar a los sacerdotes, seminaristas, comunidades y religiosos y
religiosas, hasta ahora, de alguna manera, ligados a la Fraternidad San Pío
X que deseen permanecer unidos al Papa y a los obispos, conservando sus
tradiciones espirituales y litúrgicas, a la luz de Protocolo firmado el 5 de
mayo de 1988 por el Cardenal Joseph Ratzinger y Monseñor Lefebvre
La Comisión ha
tenido dos funciones, haciendo uso de las facultades especiales que le
fueron concedidas por el Papa:
1. Regular la
situación canónica de un cierto número de comunidades religiosas de
orientación Tradicional, ya existentes, pero sin reconocimiento por parte de
la Iglesia, dándoles una forma canónica correspondiente a su carisma. Se ha
encontrado, además, una integración eclesial para no pocos sacerdotes
tradicionalistas, hasta ahora sin incardinar.
2. Colaborar
con los obispos locales para satisfacer a numerosos grupos de fieles unidos
a la tradición litúrgica latina, que solicitan la regular celebración de la
Santa Misa según el rito del 1962 en sus diócesis; estos grupos existen en
Europa (Francia, Suiza, Alemania, Austria, Inglaterra e Italia), en América
(Estados Unidos, Canadá, Argentina, Chile) y en Australia.
La Comisión,
en tal caso, puede indicar al Obispo local alguna vía para salir al
encuentro de estos fieles, o hacer presente la necesidad de "respetar las
justas aspiraciones" de estos fieles.