Leccion4

OBJETIVOS.

1.- Conocer que el salmo 51 es una oración de confesión del rey David, arrepentido de sus pecados.

2.- Aprender a confesar los pecados personales y pedir perdón por ellos.

3.- Practicar en nuestra vida cotidiana obras dignas que muestren nuestro arrepentimiento

Introducción: El Salmo 51 es conocido como “El Miserere”, el cual es oración penitencial y en su genero literario es una oración, en donde el hombre hablaron Dios confesando sus pecados, y solicitando el perdón, para realizar frutos dignos de arrepentimiento.

En este caso es el rey David, el cual no fue capaz de confesar y dejar a Dios su pecado de adulterio con Betsabé durante el tiempo cuando trataba de ocultarlo (2 S 11.6–27). Después de que Dios envió al profeta Nathán a David para que le expusiera su pecado (2 S 12.1–15), este quedó libre para poner en el Señor la aplastante carga de su culpa.

El cuerpo de la oración del salmo 51 se estructura en tres partes principales y son como sigue;

Parte Esencial de la penitencia es la confesión de la propia culpa. Esta se hace primero, de modo implícito, en la petición de compasión (V. 1) o de purificación (V.2). Después de manera más explicita, al mencionar mis maldades, mi culpa, mi pecado, Apela a la bondad divina, avalada por el paralelismo con la abundancia de tu misericordia. Los tres verbos que piden perdón; borra, lava, purifica, son sinónimos. Su respectivo objeto indica el concepto que el salmista tenía del pecado: deuda para con Dios, que debe ser borrada del libro en que Dios la tiene apuntada (Números 5,239, mancha embebida en el ser, que debe ser lavada, mas y mas, con un lavado a fondo; que debe ser purificado o sometida a un proceso de purificación intima, como el leproso con su lepra, hasta que desaparezca (2 Reyes 5;10-149 o se declare desaparecida (Levítico 13,6,34).

En el fondo de esta oración hay una importante creencia; la posibilidad de que desaparezca por obra de la misericordia divina todas las manchas morales.

V.3-4 El penitente se reconoce pecador. En estas palabras encontramos un reconocimiento franco y completo del pecado. No trata de de ocultarla ni de echarle la culpa Dios ni a ninguna persona. El salmista tiene conciencia constante, no de puro conocimiento, sino de remordimiento saludable, y la viveza de ese sentimiento le lleva a la contrición, al dolor exclusivo ante Dios.

El uso litúrgico pudo haber adaptado a la nación los sentimientos que en su origen era de un solo individuo. Se implora el favor divino para los muros arruinados de Sión, cuya reconstrucción fue obra de Nehemías.

V.5. El pecador reconoce su labilidad natal. David reconoce ahora el pecado que le acompaña desde el primer instante de su ser, desde la concepción hasta el parto. Ese modo de expresión recuerda las impurezas legales atribuidas al acto generador y, más generalmente, lo pecaminoso de la naturaleza humana histórica

V.6. Reconoce su falta de sinceridad en lo íntimo. Ahora termina la confesión reconociendo su falta de sinceridad en lo íntimo, la falta de verdadera sabiduría religiosa o autentico temor de Dios

Nota; Observe como las peticiones de purificación espiritual (versos impares 7,9,11), alternan con las peticiones de gozo y esperanza (versos 8,10,12).

V.7. El hisopo se identifica con la mejorana. Sus ramas se utilizaban como aspersorios en los ritos de purificación. Reducidas a cenizas y mezcladas con el agua lustral (Números 19;6-9) servían para rociar y purificar de las impurezas legales mayores, como la lepra o el contacto de un cadáver. Aquí ha pasado a ser símbolo de la purificación espiritual.

V.9. Tener siempre el pasado en el recuerdo siempre deprime y descorazona y vivir siempre con el miserable pasado, la persona es derrotada una y otra vez, así que el salmista ruega a Dos que esconda su rostro de su pasado y que borre la iniquidad.

V.11. Lo que el salmista esta solicitando a Dios, es la seguridad de que su Santo Espíritu siempre este con él.

V.8. Los huesos que han sido abatidos es un lenguaje lamentativo y penitencial, significando la consolación interior que trae perdón al alma.

V.10. David se da cuenta de la necesidad que tiene de que Dios le forme un limpio corazón y un espíritu recto. La purificación trae la renovación interior, un corazón puro, sincero, una nueva creación espiritual, por la que Dios derrama un triple espíritu: Un espíritu firme en la fidelidad a Dios y a su ley, un espíritu o influjo santo, que le mantenga en la presencia de Dios, como huésped suyo y un espíritu generoso, de nobleza o de prontitud y devoción a la causa de Dios.

V.12. Ese espíritu nuevo y noble es el que produce la salvación y le devuelve la alegría.

v.13. El celo por la conversión de los pecadores, que no han seguido los caminos o preceptos de Dios. Enseñar a otros, debería ser siempre la consecuencia de haber pasado por la experiencia del perdón

V.14,15. La alabanza cultual, que ofrece el salmista es por que el Señor le ha quitado el sentido de de culpabilidad, y lo ha librado de homicidios. Para el salmista el culto es realista, no será mera forma, sino algo real. Cada cántico cantado, cada salmo leído, cada oración, no será repeticiones mecánicas de palabras, sino la articulación san de un corazón que ha sido limpiado y liberado.

V.16. En el sacrificio cruento no se complace el Señor. David sabía perfectamente que a Dios no le interesaban las ofrendas de incienso o de animales, sino algo más,

V.17 Pero en el espíritu contrito y humillado Dios se complace, el salmista reconoce que Dios ha quebrantado su terca voluntad y por haberlo vencido. Con un acto de confianza termina esperando que Dios no lo despreciara.

V.18. En el tiempo del rey David aún no se había construido el templo, fue el rey Salomón hijo de David quién fue autorizado para construirlo, y en el tiempo del rey de babilonia este fue quien destruyó el templo y la ciudad de Jerusalén y estos dos versos se sitúan entre la destrucción de Jerusalén en el año 587 a.C. y la reconstrucción de sus muros por Nehemías en el año 150 a.C. Estos dos versos se adaptaron a la nación de Israel, los sentimientos que en su origen era de un solo individuo, ahora se aplicó a la comunidad en el período postexílico, y el autor de estos versos pide la reedificación de los muros de Sión.

V.19. Los sacrificios de justicia se refieren al conjunto de preceptos por la ley, que ofrecidas rectamente, justifican. De ellos nombra particularmente el holocausto y su sinónimo, la oblación total. La palabra entonces parece indicar que esos sacrificios serán aceptos a Yahvé sólo después de reconstruidos los muros. El autor de estos dos versos suspira en el destierro por la reconstrucción de la ciudad santa y la reanudación en ella del culto solemne y legítimo.

Conclusión; Roguemos al Señor para que en las palabras de este salmo, aprendamos a confesar y reconocer nuestra culpa, para recibir del Señor la limpieza que nos ofrece, para que sane el dolor de nuestros corazones, que los quebrante y que nos demos cuenta del mal que hemos ocasionado, y nos diga que somos el hombre y el problema de nuestra familia e iglesia y así podamos ser renovados y purificados en lo mas intimo de nuestro ser