Hoy estuve leyendo el Blog de mi amigo Marco López y me encontré con un artículo en el que describe muy ágilmente y abre cuestionamientos respecto del proceso de cambio laboral en este nuevo escenario económico global, que como dice él, ya ha despertado el interés de académicos e intelectuales filósofos, Sociólogos y Psicólogos de todo el mundo.
En la sociedad del conocimiento, la flexibilidad es inevitable, pues la era industrial que dio muchos empleos y que originó el asentamiento en las grandes ciudades, ya es historia y es por esto que los sindicatos pierden cada vez más poder. En la era industrial, el proceso productivo requería mano de obra, músculos, que hicieran el trabajo. Hoy en día donde los antiguos modelos de fábricas ya no existen y la mecanización y la robótica tienden a dominar las industrias, los sindicatos quedan anulados pues no pueden competir con las máquinas que no descansan, no piden licencias por embarazo, ni por estrés laboral. En este escenario las reducciones de personal han hecho desaparecer sindicatos por no cumplir con el mínimo de personas requeridas para su formación a eso le podemos agregar la externalización de servicios y subcontrataciones.
Hoy, en este nuevo panorama laboral la profesionalización será la tónica para poder enfrentar este proceso, al decir “profesionalización” no me refiero solo a profesionales o técnicos en “algo”, lo que quiero decir es que en toda actividad se debe tender obligatoriamente a formar una “nano” empresa, en la que todas las personas, al no contar con trabajos estables y una movilidad laboral alta, deben orientarse a prestar servicios o asesorías individuales, así toda persona ofrecerá servicios profesionales de cualquier tipo (arquitectura, ingeniería, gasfitería, carpintería etc.), de esta manera en un par de años veremos a “nano empresarios” pululando por la calles con la mayor naturalidad.
Sin embargo, todo debe pasar por la educación, pues actualmente es muy poco probable pedirle a un albañil que trabaje de forma independiente como consultor, pues él está acostumbrado a que lo contraten en una obra de construcción, con un número de empleado, un sueldo, con un seguro de salud, unas imposiciones que él muy poco sabe si realmente se las están pagando, etc. Para poder desactivar esa concepción laboral en todos los sectores no solo los menos acomodados se debe pasar forzosamente por un proceso de educación que se irá refinando a medida valla cambiando el paradigma laboral de hoy, y que muchos quieren evitar por el humano sentimiento de rechazo a lo nuevo y desconocido.
J. Rodrigo Anabalón