Deoxy.-

Leyendo el hombre que calculaba

31-01-2006 16:36:58

Me parece notable este capitulo de “El Hombre que calculaba” de Malba Tahan en el que un hombre envidioso lo trata de poner en aprietos debido a que le dice a Beremiz que calcula cosas inútiles como la línea de los vestidos para diferenciar a dos bailarinas gemelas o la cantidad de versos de los poemas. He aquí una parte de este capitulo que una vez también vi una en la página del CERN:

 

-                     Acabo de observar, que el calculador Persa, nuestro huésped de la tarde es ilustre en contar elementos o figuras de una serie. Contó las quinientas y pico de las palabras escritas en la pared del salón, citó los números amigos, habló de la diferencia – 64 es cubo y cuadrado – y acabo por contar una por una las franjas del vuelo del vestido de las bellas bailarinas.

 

Malo sería su nuestros matemáticos se emplearan en cosas tan pueriles sin utilidad práctica de ningún tipo. Realmente, ¿de que nos sirve saber si en los versos que nos encantan hay 220 o 284 palabras?. La preocupación de todos, los que admiran a un poeta no es contar las letras de los versos o contar el número de palabras negras o rojas de un poema. Tampoco nos interesa saber si en el vestido de esta bella y graciosa bailarina hay 312, 319 o 1000 franjas. Todo eso es ridículo y de muy limitado interés para los hombres de sentimientos que cultivan la belleza  y el arte.

El ingenio humano, amparado por la ciencia, debe consagrar a la resolución de los grandes problemas de la vida. Los sabios no alzaron el deslumbrante edificio de la matemática para que esa noble ciencia viniera a tener aplicación que le quiere atribuir este calculador persa. Me parece, pues, un crimen reducir la ciencia de Euclides, de Arquímedes o del maravilloso Omar Khay-yam a esa mísera condición de evaluadora numérica de cosas y seres. nos interesa , pues, ver si este calculador persa es capaz de aplicarlas las condiciones que dice poseer a la resolución de problemas de valor real, esto es, problemas que se relacionen con las necesidades y exigencias de la vida cotidiana.

 

A lo que el calculador persa. Beremiz respondió:

 

-                     Los Doctores y Ulemas, no ignoran que la matemática surgió con el despertar del alma humana, pero no surgió con fines utilitarios. Fue el ansia de resolver el misterio del Universo lo que dio a esta ciencia su primer impulso. Su verdadero desarrollo resultó, pues, ante todo del esfuerzo de penetrar y comprender el infinito. Y aun hoy, después de habernos pasado siglos intentando en vano apartar el pesado velo, es la búsqueda del infinito lo que nos hace avanzar. El progreso material de los hombres depende de las investigaciones abstractas o científicas del presente y serán los hombres de ciencia que trabajan para fines puramente científicos sin pensar en la aplicación práctica de sus doctrinas, a quines deberá la humanidad su desarrollo material en tiempos futuros.

Cuando el matemático efectúa sus cálculos o busca nuevas relaciones entre los números, no busca la verdad para fines utilitarios. Cultivar la ciencia por su utilidad práctica, inmediata, es desvirtuar el alma de la propia ciencia.

La teoría estudiada hoy, y que nos parece inútil, tendrá quizá proyecciones inimaginadas en el futuro. ¿Quién podrá imaginar ese enigma en su proyección a través de los siglos? ¿Quién podrá resolver esa incógnita de los tiempos venideros desde la ecuación del presente?. Y es posible que las investigaciones teóricas de hoy proporcionen dentro de mil o dos mil años, recursos preciosos para la práctica.

Conviene no olvidar que la matemática es uno de los caminos mas seguros para llevar al hombre a sentir el poder del pensamiento, la magia del espiritu…..

Cuento los versos del poema, calculo la altura de una estrella, cuento el número de franjas de un vestido, mido el área de un país o la fuerza de un torrente, aplico en fin las formulas algebraicas y los principios geométricos, sin ocuparme del lucro que pueda resultar de mis cálculos y estudios. Sin el sueño y la fantasía, la ciencia se envilece. Es ciencia muerta.


 

J. Rodrigo Anabalón (Deoxy)

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