El 19 de marzo es la solemnidad de San José, el esposo de María Santísima, Madre de Cristo. Ya en el siglo X encontramos señalada esta festividad en varios calendarios. El Papa Sixto IV la puso en el calendario de la Iglesia de Roma a partir del año 1479. En 1621 se inserta en el calendario de la Iglesia universal.
Intercesión de San José
Santa Teresa de Jesús, Vida, 6:
"Y tomé por abogado y señor al glorioso San José
y encomendándome mucho a él. Vi claro que así de esta
necesidad como de otras mayores de honra y pérdida de alma este
padre y señor mío me sacó con más bien que
yo le sabía pedir. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa
que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que
me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo, de los peligros
que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos
parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad, a
este glorioso Santo tengo experiencia que socorre en todas."
"Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso
Santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios.
No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios,
que no la vea más aprovechada en la virtud; porque aprovecha en
gran manera a las almas que a él se encomiendan. Paréceme
ha algunos años que cada año en su día le pido una
cosa, y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición,
él la endereza para más bien mío."
"Si fuera persona que tuviera autoridad de escribir, de buena gana
me alargara en decir muy por menudo las mercedes que ha hecho este glorioso
Santo a mí y a otras personas; mas por no hacer más de lo
que me mandaron, en muchas cosas seré corta más de lo que
quisiera, en otras más larga que era menester; en fin, como quien
en todo lo bueno tiene poca discreción. Sólo pido por amor
de Dios que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia
el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción.
En especial, personas de oración siempre le habían de ser
aficionadas; que no sé cómo se puede pensar en la Reina de
los ángeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño
Jesús, que no den gracias a San José por lo bien que les
ayudó en ellos. Quien no hallare maestro que le enseñe oración,
tome este glorioso Santo por maestro y no errará en el camino. Plega
al Señor no haya yo errado en atreverme a hablar en él; porque
aunque publico serle devota, en los servicios y en imitarle siempre he
faltado."
Glorioso Patriarca San José: Especial Honor y Veneración
San Claudio de la Colombière, Panegírico de San José,
Exordio:
"Aunque no hubiera otra razón para alabar a San José,
habría que hacerlo, me parece, por el solo deseo de agradar a María.
No se puede dudar que ella tiene gran parte en los honores que se rinden
a San José y que con ello se encuentra honrada. Además de
reconocerle por su verdadero esposo, y de haber tenido para él todos
los sentimientos que una mujer honesta tiene para aquel con quien Dios
la ha ligado tan estrechamente, el uso que él hizo de su autoridad
sobre ella, el respeto que tuvo con su pureza virginal le inspiró
una gratuidad igual al amor que ella tenía por esta virtud y, consiguientemente,
un gran celo por la gloria de San José [...]".
S.S. Pío XII, Alocución del 7 - IX - 1947:
"¿Queréis amados hijos, ganar de nuevo a los hombres
para Cristo y para la Iglesia? - Para Cristo: ningún hombre ha estado
tan cercano al Redentor por lazos domésticos, por relaciones cotidianas,
por espiritual armonía y por la vida divina de la gracia, como José,
de la estirpe de David, pero también humilde obrero manual. - Para
la Iglesia: él es el Patrono de la Iglesia Universal."
San Bernardo de Siena, Sermón 2:
"Si toda la Iglesia está en deuda con
la Virgen María, ya que por medio de Ella recibió a Cristo,
de modo semejante le debe a San José, después de Ella una
especial gratitud y reverencia."
San Bernardino de Siena, Sermón 2:
"Hemos de suponer, sin duda alguna, que aquella misma familiaridad,
respeto y altísima dignidad que Cristo tributó a José
mientras vivía aquí en la tierra, como un hijo con su padre,
no se la ha negado en el cielo; al contrario, la ha colmado y consumado".
San Juan Bosco, Charlas:
"Entre las prácticas de piedad en honor de este gran patriarca,
esposo de María, padre nutricio de Jesucristo, Santa Teresa recomienda
mucho, como eficaz medio para obtenernos su protección, el dedicarle
todo el mes de marzo, en el cual cae su fiesta [...]
Invocándolo también con jaculatorias. Por ejemplo, durante
el estudio decid en vuestro corazón: Sancte Ioseph, ora pro me;
ayudadme a ocupar bien el tiempo de estudio y de clase. Si os viene alguna
tentación: Sancte Ioseph, ora pro me. Al levantaros por la mañana:
Jesús, José y María, os doy el corazón y el
alma mía. Al acostaros: Jesús José y María,
asistidme en mi última agonía.
No olvidéis que es el protector de todos los trabajadores y
que lo es también de los jóvenes que estudian. Porque el
estudio es trabajo."
Orígenes, Homilía XVIII:
"Cuando Jesús tenía 12 años, se queda en Jerusalén.
Sus padres, que lo ignoraban, lo buscan con solicitud y no lo encuentran.
Lo buscan entre sus amistades, lo buscan en la caravana, lo buscan entre
los conocidos, y entre todos éstos no lo encuentran [...]. Aprende
donde lo encontraron los que le buscaban, y tú buscándolo
con José y María lo encontrarás."
Vocación de San José
San Bernardino de Siena, Sermón 7:
"Fue elegido por el Padre Eterno como fiel cuidador y guardián
de sus más preciados tesoros, a saber, de su Hijo y de su Esposa;
cargo que él cumplió con absoluta fidelidad."
San Bernardo, Homilía sobre la Virgen Madre, 2:
"Aquel José vendido por la envidia de sus hermanos y llevado
a Egipto, prefiguró la venta de Cristo; este José, huyendo
de la envidia de Herodes, llevó a Cristo a la tierra de Egipto.
Aquél, guardando lealtad a su Señor, no quiso consentir al
mal intento de su señora; éste, reconociendo virgen a su
Señora, Madre de su Señor, la guardó fidelísimamente,
conservándose él mismo en toda castidad. A aquél le
fue dada la inteligencia de los misterios de los sueños; éste
mereció ser sabedor y participante de los misterios soberanos. Aquél
reservó el trigo no para sí, sino para el pueblo; éste
recibió el Pan Vivo del cielo para guardarle para sí y para
todo el mundo. Sin duda, este José con quien se desposó la
Madre del Salvador fue hombre bueno y fiel. Siervo fiel y prudente a quien
constituyó Dios consuelo de su Madre, proveedor del sustento de
su cuerpo."
San Juan Crisóstomo, Homilía sobre San Mateo, 8:
"[...] Dios, amador de los hombres, mezcla trabajos y dulzuras, estilo
que Él sigue con todos sus santos. Ni los peligros, ni los consuelos
nos los da continuos, sino que de unos y otros va Él entretejiendo
la vida de los justos. Tal hizo José."
Fidelidad de San José
San Juan Crisóstomo, Homilía sobre San Mateo, 8:
"José no se escandalizó ni dijo: 'Eso parece un enigma.
Tú mismo hacías saber no ha mucho que Él salvaría
a su pueblo, y ahora no es capaz ni de salvarse a sí mismo, sino
que tenemos necesidad de huir, de emprender un viaje y sufrir un largo
desplazamiento: Eso es contrario a tu promesa'. José no discurre
de ese modo, porque es un varón fiel. Tampoco pregunta por el tiempo
de la vuelta, a pesar de que el Ángel lo había dejado indeterminado,
puesto que le había dicho: 'Está allí hasta que yo
te diga' (Mt. 2, 13)".
Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, III, q. 29,
a. 1:
"José quiso despedir a María no para unirse a otra mujer
ni por sospechar en ella alguna falta, sino por reverencia, lleno de un
santo temor de vivir al lado de una tan grande santidad. Y, casado con
María, por el testimonio de José se comprobó el nacimiento
virginal de Cristo".