EL GRAN MEDIO DE LA ORACION
 





TODOS LOS SANTOS INSISTIERON EN LA NECESIDAD DE LA ORACION: VEAMOS LOS DICHOS DE ALGUNOS.
 

   SAN JUAN CRISOSTOMO.- “A la oración debiéramos considerarla como el colmo y término de todos nuestros bienes... Ella es la que produce en nosotros una vida santa... El no amar la oración es locura, y el que vive sin ella está ya muerto y corrompido... No hay señal más clara para conocer la virtud de un hombre que el ver aprecio que éste hace de la oración... Es una verdad de todos manifiesta que sin la oración no se puede vivir virtuosamente. Ella es la única arma que nos defiende por completo.

   “La oración es la cabeza de todos los bienes y el fundamento y raíz de una visa provechosa. La oración fortalece nuestra visa y sin ella nada habría en nosotros de bueno y saludable. La oración es para el hombre lo que el agua es para las plantas, o, más bien, lo que el agua es para los preces.

   “Aunque seas perro, si eres asiduo en la oración, serás preferido al hijo descuidado... No digas: Dios en mi enemigo y no me escuchará, porque si eres asiduo en la oración, pronto te dará respuesta, si ya no por ser su enemigo, al menos por ser pertinaz... No digas: “Mucho he pecado y no puedo rogar a quien tengo irritado”, porque no mira Dios la dignidad o merecimiento, sino a la intensión... Pues cuando no le pedimos es cuando se aíra: y cuando no le rogamos es cuando se aparta de nosotros.

   “Si a un hombre le pides continuamente se te tendrá por pesado y molesto; pero no es así Dios, el cual se molesta precisamente cuando no le pides, y si perseveras pidiendo, aún cuando inmediatamente no recibas, recibirás infaliblemente. Pues si encuentras la puerta cerrada, es justamente porque quiere obligarte a que llames, y si no te escucha enseguida es para que sigas pidiendo. Sigue, pues, pidiendo e infaliblemente recibirás”. (Sermón sobre San Mateo).
 

   SAN HILARIO.- “Habiendo puesto Cristo Nuestro Señor leyes difíciles de cumplir luego, dio este consejo: “Pedid y recibiréis”, para indicarnos la manera de poderlas cumplir... La consecución de todas las gracias divinas, depende únicamente de la oración.
 

   SAN JOSE DE CALASANZ.- “Sin oración no se puede perseverar en el servicio de Dios... La oración es a manera de un canal por el que nos vienen todas las gracias... La oración es tan necesaria para el hombre interior como el alimento lo es para el hombre exterior.

   SAN PEDRO DE ALCANTARA.- “Sin la gracia de la oración es imposible mortificar la carne y aún mucho más mortificar el espíritu”.
 

   SAN JUAN BERCHMANS.- “Toda apostasía es la religión tiene su origen en la falta de oración. Si hago bien mi oración, perseveraré en mi vocación”.
 

   SAN LEONARDO DE PORTOMAURICIO.- “Tomad, pues, y conservad este importante consejo: Tened por día perdido aquél en el que no hacéis oración.
 

   SAN FELIPE NERI.- “La oración mental y el pecado no pueden estar juntos. Un hombre sin oración es como un animal sin razón.
 

   SAN EFREN.- “No hay en la vida del hombre tesoro comparable a la oración.
 

   SAN NILO.- “No dará Dios la perseverancia, si no al que se la pida con perseverante oración”.
 

   SAN AGUSTIN.- “Si quieres vivir cristianamente con facilidad, haz mucha oración y lo conseguirás.
 

   SANTA TERESADE JESUS.- “Como se haga la oración que es lo más importante, no dejará de hacerse todo lo demás...

   “La oración es el camino real para el Cielo, y camino seguro... No me parece es otra cosa perder el camino, sino dejar la oración...

   “Nadie puede hacerse a sí mismo mayor daño que dejar de tener oración...

   Las almas sin oración son como un cuerpo tullido que aunque tiene pies y manos no se puede menear... El que persevere en la oración, por más pecados y tentaciones y caídas que ponga el demonio, tengo por cierto que la sacará el Señor a puerto de luz”.
 

   SANTA TERESITA DEL NIÑO JESUS.- “La oración y el sacrificio son mis armas invencibles; constituyen todas mis fuerzas, y sé por experiencia que conmueven los corazones mucho más que las palabras”.

   Y termino recogiendo algunos pensamientos de la carta de LUCIA, la vidente de Fátima, a su sobrino el P. José: “Lo que le recomiendo por encima de todo, es que te llegues al Sagrario y reces. En la oración fervorosa recibes la luz, la fuerza y la gracia que necesitas... Sigue este camino y verás que en la oración encontrarás más ciencia, más luz, más fuerza, más gracia y virtud de lo que pudieras conseguir leyendo muchos libros o haciendo grandes estudios. Nunca consideres mal gastado el tiempo que pases en la oración... Que falte tiempo para todo lo demás, pero nunca para la oración... Estoy convencida de que la principal causa del mal que hay en el mundo y de los fallos de tantas personas consagradas es la falta de unión con Dios a través de la oración”.

   Nadie ignora que la Iglesia Católica está pasando por un momento muy difícil: Los seminarios están casi vacíos, y muchos religiosos y sacerdotes han solicitado la dispensa de sus votos.

   Ante tan extraños y alarmantes acontecimientos, muchos nos preguntamos, cuál será la causa de esta crisis religiosa, y qué clase de cosas habrán sido el motivo que nos ha llevado a esta angustiosa relajación.

   Algunos le echan la culpa al Concilio, otros a las tensiones políticas, y los más se quedan perplejos sin saberse explicar cómo hemos llegado a esto y cuál será el porvenir que nos espera.

   No obstante, en medio de este mundo que parece haberse olvidado por completo de Dios, todavía hay un grupo de almas valientes y generosas (Católicos Tradicionalistas), que luchando contra la impetuosa corriente se siguen manteniendo en el lugar que les corresponde, fieles a su vocación. Y se mantienen firmes, porque han comprendido su gran debilidad y se han asido fuertemente a Cristo, única fortaleza de las almas. El es quien les ha enseñado y les ha hecho comprender aquella gran verdad tan predicada por todos los Santos: “El que ora se salva, y el que no ora se condena”.

   Estamos estudiando el hecho inaudito de la gran relajación de una gran parte del Clero, que ha llevado a la Iglesia a un estado muy diferente al que teníamos hace treinta años. ¿Por qué hace treinta años estaban tan llenos los seminarios y había tanta ilusión en el clero en aumentar el fervor religioso mediante toda clase de ejercicios públicos de devoción, como novenarios, triduos, ejercicios espirituales, y aquellas famosas misiones populares que tanto bien hicieron y que tanta falta nos hacen ahora? Y ¿por qué ahora todo se perdió? ¿Tiene la culpa el Concilio? ¿La tienen los partidos Políticos? No. La culpa de todo está el LA FALTA DE ORACIÓN.

   Decía San Francisco de Sales que “la lectura espiritual es la raíz, la meditación es el tallo y la oración es la flor que produce todas las virtudes”.

   ¿Por qué ahora no se lee ni se hace oración como se hacía antes? La respuesta es clara y rotunda: POR CULPA DE LA TELEVISION. No se puede ver televisión y ser alma de oración. Oración y televisión, son dos cosas completamente incompatibles.
   La televisión es una arma perfectísima que tiene Satanás en sus manos para destruir la Iglesia y llevar muchas almas al infierno. ¡Es tan cómodo sentarse en el confort de una habitación, despreocupado de todo, para contemplar la televisión! Y es tan astuto el demonio que será capaz de persuadirte de que esto es un recreo necesario que te hace falta para calmar tus nervios demasiado excitados por las preocupaciones de la vida.

   Sin embargo, no hay duda de que sólo ella (televisión) ha sido el motivo de que muchísimas personas hayan descuidado necesidades tan primordiales, como la lectura espiritual, la meditación y la oración, ejercicios absolutamente necesarios para vivir nuestra vacación cristiana ajustando nuestra vida a los deseos de Cristo.

   Tal vez algunos digan: “Yo no hago oración mental, pero sí rezo el Rosario, oigo o celebro la Santa Misa y tengo otros rezos vocales”. Yo le preguntaría: y ¿cómo los haces?, ¿tienes siempre tus pensamientos en lo que pronuncian tus labios?, porque Santa Teresa dice: “Si no pensamos con Quién hablamos, y qué es lo que hablamos, y quiénes somos nosotros que osamos hablar con El, no la llamo yo oración...” La oración vocal tiene este peligro, que mientras estás rezando puedes estar pensando en otra cosa, mientras que si hablas con Dios con palabras propiamente tuyas, es más difícil que te distraigas, y es mucho más eficaz la oración. De aquí aquella afirmación de San Ligorio: “Muchos rezan el Rosario, el Oficio de Nuestra Señora, y hacen otras oraciones externas de devoción, y sin embargo continúan en pecado, mientras que el que hace oración mental es imposible que peque, porque una de dos, o deja la oración o abandona el pecado; oración mental y pecado es imposible que estén juntos” (Monja Santa).
 

El gran medio de la oración.
Autor:   San Alfonso María de Ligorio.
 
 

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