STABAT MATER DOLOROSA
Jacoponi de Todi (+1306)
Stabat Mater dolorósa
Iuxta crucem lacrimósa, Dum pendébat Fílius. Cuius ánimam geméntem, Contristátam et doléntem, Pertransívit gládius. O quam tristis et afflícta Fuit illa Benedícta Mater Unigéniti! Quæ mærébat, et dolébat, Pia Mater, dum vidébat Nati pœ nas ínclyti. Quis est homo, qui non fleret, Matrem Christi si vidéret In tanto supplício? Quis non posset contristári, Christi Matrem contemplári Doléntem cum Fílio? Pro peccátis suæ gentis Vidit Iesum in torméntis, Et flagéllis súbditum. Vidit suum dulcem natum Moriéndo desolátum, Dum emísit spíritum. Eia Mater, fons amóris, Me sentíre vim dolóris Fac, ut tecum lúgeam. Fac, ut árdeat cor meum In amándo Christum Deum, Ut sibi compláceam. Sancta Mater, istud agas, Crucifíxi fige plagas Cordi meo válide. Tui nati vulneráti, Tam dignáti pro me pati, Pœnas mecum dívide. Fac me tecum pie flere, Crucifíxo condolére, Donec ego víxero. Iuxta crucem tecum stare, Et me tibi sociáre In planctu desídero. Virgo vírginum præclára, Mihi iam non sis amára: Fac me tecum plángere. Fac, ut portem Christi mortem, Passiónis fac consórtem, Et plagas recólere. Fac me plagis vulnerári, Fac me cruce inebriári, Et cruóre Fílii. Flammis ne urar succénsus, Per te, Virgo, sim defénsus In die iudícii. Christe, cum sit hinc exíre, Da per Matrem me veníre Ad palmam victóriæ. Quando corpus moriétur, Fac, ut ánimæ donétur Paradísi glória. Amen. Allelúia. |
Estaba la Madre dolorosa
junto a la Cruz llorando, mientras su Hijo pendía. Su alma llorosa, triste y dolorida, traspasada por una espada. ¡Oh cuán triste y afligida estuvo aquella bendita Madre del Unigénito! Estaba triste y dolorosa, como madre piadosa, al ver las penas de su Divino Hijo. ¿Qué hombre no lloraría, si viese a la Madre de Cristo en tan atroz suplicio? ¿Quién no se contristaría, al contemplar a la Madre de Cristo dolerse con su Hijo? Por los pecados de su pueblo, vio a Jesús en los tormentos, y sometido a los azotes. Vio a su dulce Hijo morir abandonado, cuando entregó su espíritu. ¡Oh, Madre, fuente de amor! Haz que sienta tu dolor para que contigo llore. Haz que arda mi corazón en amor de Cristo mi Dios, para que así le agrade. ¡Oh santa Madre! Haz esto: graba las llagas del Crucificado en mi corazón hondamente. De tu Hijo lleno de heridas, que se dignó padecer tanto por mi, reparte conmigo las penas. Haz que yo contigo piadosamente llore, y que me conduela del Crucificado, mientras yo viva. Haz que esté contigo junto a la Cruz; pues deseo asociarme en el llanto. ¡Oh Virgen la más ilustre de todas las vírgenes! no seas ya dura para mí; haz que contigo llore. Haz que lleve la muerte de Cristo; hazme socio de su Pasión y que venere sus llagas. Haz que, herido con sus heridas, sea yo embriagado con la Cruz y con la Sangre de tu Hijo. Para que no me queme y arda en las llamas, por ti, oh Virgen, sea defendido en el día del juicio. ¡Oh Cristo! Cuando hubiere de salir de aquí, dame, por tu Madre, que llegue a la palma de la victoria. Cuando el cuerpo feneciere, haz que al alma se le de la gloria del Paraíso. Amén. Aleluya. |