por Tezcat
Probablemente el primer exponente de la filosofía "Haz
lo que Quieras" [Fais Ce Que Voudrais] Maese François
Rabelais, ha sido algo oscurecido por la imponente figura de Aleister
Crowley. Sin embargo, no hay duda alguna que la Thelema de Crowley
y su regla de "Haz lo que quieras ha de ser toda la ley"
están firmemente enraizadas en las obras de este brillante
escritor francés y monje renegado. De hecho, el mismo Crowley
sugiere a los seguidores de Thelema que estudien a Rabelais.
El tener un recuento preciso de la vida de Maese François
Rabelais es extremadamente difícil. Aunque se hayan dicho
y escrito tantas cosas acerca de él, el diferenciar los hechos
verídicos de los rumores que existen a su alrededor es una
tarea considerable, teniendo en cuenta que muchos rumores provienen
de la época en la que todavía vivía Rabelais,
y otros tantos de "interpretaciones" piadosas de sus libros.
Es bastante irónico que la memoria de un hombre de tan innegable
talento deba reducirse a historias esparcidas por individuos santurrones,
hasta el punto de verse reducido al papel de simple bufón
y alcohólico. Afortunadamente, en tiempos más recientes,
su talento e inteligencia son reconocidos por lo que eran.
¿Quién era Rabelais?
La fecha del nacimiento de Rabelais es incierta. Hasta hace muy
poco se creía que había sido alrededor del año
1483, pero como muchos de los que hace alusión como amigos
y compañeros nacieron a fines del s. XV, hoy en día
se cree que tuvo que haber nacido alrededor de 1494-95.
Por alguna razón desconocida se unió a la Orden de
los Franciscanos en La Baumette, pero terminó desilusionado
con la cantidad de normativas y regulaciones de la vida monástica
y el hecho de que sus hermanos de la orden le miraban con desdén
y recelo debido a su amor por la lectura y sus deseos de aprender.
Sus estudios de griego, algo que por aquél entonces desaprobaba
la Iglesia, eran considerados como algo peligroso había
demasiado librepensamiento e inclinaciones hacia la herejía
por parte de sus contemporáneos religiosos. De hecho alguna
vez le fue confiscada su biblioteca de literatura griega por orden
de los dirigentes del monasterio, pero sería capaz de recuperarla
después con la asistencia de un admirador de mente más
amplia.
Con la ayuda e un obispo de ideas más liberales, se salió
de la Orden Franciscana y se unió a os monjes Benedictinos,
famosos por sus conocimientos y su amor por los libros. Pero una
vez más las estrictas reglas y la incapacidad de ir a donde
quisiera o hacer lo que quisiera se volvió en una carga muy
pesada. La vida se le hacía demasiado dócil y, hasta
cierto punto, Rabelais era un nómada. Quería ver cosas,
aprender cosas y experimentar la vida.
Debemos tener en cuenta que Rabelais vivió en el Renacimiento,
y se nutrió de esos tiempos libertarios, y el resurgimiento
del amor por las artes y las enseñanzas de los filósofos
griegos. Además, eran tiempos difíciles para la Iglesia
Católica, en cuyo seno existía una gran agitación.
Muchas de sus ideas surgieron de sus lecturas de literatura clásica.
Las obras prohibidas de los escritores paganos griegos y romanos
aportaron a Rabelais mucha de su ideología. Aunque eran los
días de la dominación Cristiana, se inspiraba en filósofos
como Platón, Cicerón, Livio y otros. Parece que, en
cierta manera, Rabelais sentía que estaba redescubriendo
la verdad.
Visitó universidades, se daba cita con académicos
de la época y continuaba sus estudios. Era un humanista,
admirador de Erasmo de Rotterdam (1466-1536) autor de El Elogio
de la Locura; teólogo cuyas simpatías estaban
de parte de la Reforma de la iglesia, para que esta adoptara un
enfoque mucho más humanista de las enseñanzas de Cristo.
De hecho, Erasmo fue tutor del rey Enrique VIII de Inglaterra, quien
en su día tendría sus propias querellas con la Iglesia
Católica.
Rabelais estudió medicina y le fue otorgado permiso por
parte de la Iglesia para ejercer su profesión y seguir siendo
miembro de su orden. Sin embargo, se le concedió con la condición
de no hacer una disección en humanos ni cobrar por sus servicios.
Sin embargo, y haciendo honor a su nombre, le encontramos en Montpellier
en 1537 enseñando griego y disecando cadáveres!
Rabelais murió en París en 1553. Existe la leyenda
de que fue un bufón hasta su muerte, y que sus últimas
palabras fueron "Bajen el telón, la farsa ha concluido".
Gargantúa y Pantagruel
Su historia de Gargantúa y Pantagruel, en la cual
inventó la Abadía de Thelema y se burlaba abiertamente
de las religiones de abstinencia de su época, quedó
inconclusa, pero al parecer fue terminada, según se cree,
por un editor desconocido, con la ayuda de algunas notas que Rabelais
había hecho en su manuscrito.
La historia es una fantasía tomada de la mitología
celta, basada en la vida de un gigante, Gargantúa, y posteriormente,
la de su hijo Pantagruel aunque el primer libro de Pantagruel
fue escrito antes del prefacio de Gargantúa. El libro de
Rabelais rebosa de verso y prosa bastante jocosa. Se burla abiertamente
de la religión, la política, la ley, las guerras y
mucho de lo que puede considerarse la 'espina dorsal' de la tan
cacareada sociedad civilizada. Su libro contiene relatos de guerras
ficticias y debates legales que satirizan la realidad de ambos.
Por otro lado, celebra y ensalza la naturaleza humana, la complacencia,
la galantería y el amor. Ciertamente era un hombre que se
deleitaba en los placeres humanos, tanto físicos como materiales.
Su obra saluda el alcance de los logros humanos, tanto físicos
como materiales. El hecho que la moral pudiera atravesarse entre
alguno de los dos tiene el mismo porte adoptado en la invención
de su Abadía.
Gran parte del libro está escrito en un estilo como si el
autor hablase directamente al lector. En lugar de limitarse a plasmar
sobre el papel la historia de Gargantúa y Pantagruel, es
casi como si Rabelais en persona se sentara junto a ti en una hostería,
al otro lado de la mesa en la cual estás disfrutando de una
suculenta comida, escuchando a un divertido narrador de cuentos,
recitando jovialmente tanto su historia como sus propios pensamientos
tanto a ti como a quienes te rodean, mientras que el vino fluye
por todas partes.
Es por esta razón que, a partir de sus escritos, puede aprenderse
bastante del hombre tras la leyenda, ya que sus obras hablan por
sí mismas. En lugar de tratar de hallar trazos de verdad
en las historias que sobre él se cuentan, sus libros deben
sugerirnos las verdaderas realidades biográficas del hombre.
De uno de los primeros pasajes en el libro, podemos ver cómo
Rabelais quería que su libro fuese visto y cómo daba
tanto valor a la búsqueda del humor y la alegría.
Para aquellos de mente más cerrada y menos intuitivos, ¿será
posible una explicación para los pasajes supuestamente más
"depravados" del libro? Uno se siente inclinado a pensar
que el autor tal vez le pida al lector tener una mente más
abierta, y ver el humor por lo que es:
"Amigos lectores que este libro leéis,
Renunciad a toda afección,
Y al leerlo, no es escandalicéis:
No contiene mal ni infección,
Aunque tampoco gran perfección.
Si no aprendéis, reiréis al menos:..."
Aquí tenemos un leve indicio del amor de Rabelais por los
humanos nobles e inteligentes. También podemos ver la importancia
que daba al humor. Es el solo hecho que, a partir de la lectura
de su libro, su autor espere añadir algo de alegría
a quienes estén tristes. Obviamente, creía que la
vida es demasiado corta y demasiado maravillosa para desperdiciar
el tiempo siendo infelices.
"Mi corazón no puede otra materia elegir
Al ver pesar que os consume y mina;
Mejor es de risa que de llanto escribir,
Pues lo propio del hombre es reír...."
Nos seguimos topando con más pistas sobre qué clase
de persona es. Sus "virtudes" hablan de cierto egocentrismo,
libertinismo, aderezados con una pizca de nobleza, corazón
y amor por sus amigos por los miembros más inteligentes de
la raza humana. ¿Estaremos, por casualidad, frente a una
verdadera personalidad Satánica?
"No puedo evitar pensar que provengo de una estirpe de
algún rey o príncipe; puesto que jamás he visto
hasta ahora un hombre que tuviese mayor deseo de ser rey, y de ser
rico, que el mío propio, y que que sea solo yo quien haga
un buen brindis, hacer nada, ni importarme algo en absoluto, y a
la vez enriquecer a mis amigos, y a todos los hombres sabios y honestos".
El "Arte" de la Complacencia
Pero tal vez la parte más inspiradora, perdurable de sus
libros se halle en el encuentro entre Gargantúa y el monje,
el Fraile Juan, otro bebedor. El Fraile Juan es descrito por Rabelais
como "un monje correcto, si alguna vez lo hubo, desde que
el mundo monacal enmonjeció un monasterio".
Nuestro primer encuentro con el Fraile Juan es durante sus heroicas
hazañas, ocupación que le merecería de Gargantúa
el ser nombrado defensor de las uvas. Durante una de las numerosas
gestas relatadas en el libro, el Fraile Juan se da cuenta que el
enemigo está robando uvas de los viñedos pertenecientes
a la Abadía, y se atreve a interrumpir una misa (sacrilegio!)
pidiendo ayuda para detener al enemigo, que se está robando
su bebida! Al no obtener la ayuda requerida (y ser tratado de borracho
por los otros monjes) se da a la tarea de propinarle una paliza
a los demás monjes, él solo, ayudado por su cruz,
la cual era "del tamaño de una lanza" para
declarar a continuación "al diablo la Iglesia!"
Su encuentro con Gargantúa da comienzo a una amistad instantánea
y es aquí donde son sembradas las semillas de su famosa "Abadía
de Thelema".
Gargantúa y sus cohortes, incluyendo al Fraile Juan, dan
comienzo a sus aventuras, y se lanzan a la batalla. A su victorioso
regreso, Gargantúa quiere recompensar a sus amigos. Al Fraile
Juan le ofrece hacerlo Abad de Sevilla y de otras dos Abadías,
pero el Fraile Juan declina tan generosa oferta. Le pide a Gargantúa
"concededme fundar una Abadía teniendo como base
mis propias ideas, y hacerla según mis gustos y preferencias".
Esto place a Gargantúa, y es así como es construida
la Abadía de Thelema. El nombre de Thelema es un juego de
palabras de Rabelais, ya que "thelema" es la palabra
griega para "voluntad".
Aunque mucho del libro sea comedia, y mucho sea parodia y sátira,
uno puede ver que Rabelais quería que su Abadía se
tomara en serio; los cimientos filosóficos de su Abadía
eran humanistas y hedonistas.
Rabelais describe la abadía con lujo de detalles. Muchos
dicen que la descripción es tan detallada que por sí
sola debería bastar para que sus planos fueran trazados por
arquitectos contemporáneos y poder ser construida en nuestros
días una idea genial, por cierto. Basta decir que sería
un lugar amplio y suntuoso.
"El monje le pidió a Gargantúa instituir
su orden religiosa contraria a todas las demás".
Tal vez este sea el punto que airó a muchos de los religiosos
contemporáneos de Rabelais. El Fraile Juan quiere que su
Abadía "se burle" de los monasterios e iglesias
de aquel entonces.
Como los demás monasterios están regulados por horas
y las vidas de sus residentes lo están por el sonido de una
campana, es decretado que no habrán campanas, relojes, ni
similares dentro del monasterio
"Ya que dijo Gargantúa la mayor
pérdida de tiempo que conozco es contar las horas. ¿Qué
provecho puede haber en ello? No puede haber mayor lastre en el
mundo para uno que la de guiar y dirigir nuestras acciones por el
sondo de una campana, y no por su propio juicio y discreción.
A continuación hablan sobre el tipo de personas que deben
residir en la Abadía. Podemos compararlo con la filosofía
elitista en la filosofía propia de la variante Laveyana de
Satanismo. Aunque el principio del "Haz Lo Que Quieras"
es la ley por la que se rigen los Thelemitas, Rabelais ve las fallas
inherentes de este precepto, si la misma regla fuese aplicada a
tontos en ingratos por igual.
Como los conventos y monasterios de la época estaban habitados
por "gente de mala ralea" y "tontos enfermos,
insensibles e irremisibles", se decidió que ésta
Abadía debía ser exactamente lo opuesto.
"Una mujer que no sea correcta ni honrada, ¿para
qué puede servir?
Para hacerla monja dijo Gargantúa.
En efecto dijo el monje y para zurcir camisas.
Por tanto se ordenó que en esta orden religiosa no debían
admitirse mujeres que no fueran honradas, bien formadas y bien dispuestas,
ni hombres que no fuesen agradables, de grata personalidad y de
buenas condiciones."
A medida que uno se involucra cada vez más en las discusiones
del Fraile Juan y Gargantúa sobre la Abadía y sus
residentes, más comienza a sentirse cierta afinidad con las
filosofías de Rabelais, y pueden verse las semejanzas entre
ciertos aspectos de las creencias satánicas modernas. Y el
porqué Crowley se enamoró de la filosofía de
Thelema. Libre albedrío es uno de sus puntos más relevantes.
En tiempos de Rabelais, quienes eran admitidos en las órdenes
religiosas solían terminar atados a ellas por el resto de
sus vidas, incapaces de salirse de ellas. Por ende, la Abadía
de Thelema admitía que cualquiera podía irse cuando
quisiese, si así lo deseaba. Mientras que quienes ingresaban
a una orden monacal convencional hacían votos de castidad,
pobreza y obediencia, Thelema permitía los matrimonios, que
sus miembros fuesen ricos y que viviesen en libertad. Sin duda esto
era algo que jamás se había escuchado hasta entonces.
La piece de resistánce de la Abadía, debe estar en
su divisa:
Y, La Inscripción
Porque es a través de estos dos pasajes que se manifiesta
el verdadero significado y la filosofía de Thelema. La manera
como está escrito, para quienes lo entiendan, no necesitan
mayor explicación. Uno puede ver el punto de vista humanista
y libertario de Rabelais. Tiene fe en la naturaleza humana, la cual
cree que, si se deja a su propio capricho, será fiel a su
verdadera naturaleza y hará lo correcto. Sin embargo, también
puede ser visto desde su explicación:
"Sus vidas las dedicaron no a las leyes, estatuas, o reglas,
sino acorde a su propio gusto, placer y libre albedrío. Se
levantaban de sus camas cuando lo creían conveniente; comían,
bebían, trabajaban, dormían, cuando tenían
la disposición y el ánimo de hacerlo. Nadie les despertaba,
ni les decía qué comer, qué beber, o hacer
cualquier otra cosa; porque Gargantúa habíalo dispuesto
así. En todos sus hábitos, costumbres, o reglas, sólo
había una cláusula a ser observada,
Haz Lo Que Quieras
Porque los hombres que nacen libres, de buena cuna, bien criados,
y buenos conversadores en honesta compañía, tienen
por naturaleza un instinto y un incentivo que los impulsa a acciones
virtuosas, y los aleja del vicio; ese algo se lama honor.
Esos mismos hombres, cuando son cohibidos y reducidos por medio
de la fuerza y la subyugación, hacen a un lado esa noble
disposición por la cual se inclinaban hacia la virtud, para
sacudir y romper las cadenas del servilismo que les esclavizaban
de tan tiránica manera; ya que en la naturaleza del hombre
está el anhelar lo prohibido y desear lo que nos es negado."
Como puede verse, no siente que el Haz Lo Que Quieras sea
un llamado a que cualquiera deba ser libre de hacer lo que le venga
en gana. Como decía anteriormente, existe cierta aproximación
elitista a su regla. La gente de la Abadía vivirá
en armonía, siempre y cuando sean el tipo apropiado de personas.
También quiere que la Abadía esté libre de
aquellos cuyos hábitos y costumbres sean motivo de incomodidad
o querellas. No tiene tiempo para abogados, ladrones, quienes sean
crueles, o pura y llanamente, para gente fea! Sí, ha de ser
un lugar de librepensamiento, libertad, regocijo, belleza y complacencia
pero solo para quienes considere adecuados y con la inteligencia
suficiente para apreciarla. Sin embargo, nunca se habló de
cómo controlar el flujo de gente que ingresara a la Abadía.
Aunque la Abadía sea una ficción ideal, tal vez uno
pueda adoptar una posición semejante ante la vida. Probablemente
muchos Satanistas lo hacen, pero aún necesiten vivir dentro
de los límites de la sociedad en la cual viven. El Satanismo
tiene una aproximación más "realista" al
ideal del "Haz Lo Que Quieras".
Es probable que la mayoría de seres humanos hasta
los Cristianos que lean esto, si lo admiten, claro está
saltarían ante la oportunidad de vivir en un lugar así.
Sería un lugar donde puedas complacer tus gustos y caprichos,
sin temor de culpa u opresión. Esto puede ser inmoral para
algunos, pero los Thelemitas utilizarían sus más básicos
códigos morales humanos para discriminar entre lo bueno y
lo malo. Para Rabelais, la moralidad gobernada por el temor carecía
de sentido.
También criticaba las enseñanzas de la iglesia respecto
a la abstinencia. El ser fiel a tu naturaleza humana y "dar
rienda suelta" a tus placeres y complacencias no es malo ni
inmoral, simplemente natural. Hace varios cientos de años,
y viviendo en medio de las opresivas enseñanzas Cristianas
de su tiempo, Rabelais reflexionó bastante sobre, y artículo
de magníficamente, la Verdad.
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