Las "mil cien notas vulgares"
Se atribuye a Ennio la creación de las denominadas "mil cien notas vulgares", que consistían en unos doscientos signos primitivos fundamentales, de los que derivaban los demás, completados por una serie de convencionales. Estos signos alfabéticos indicaban la primera letra o sílaba de la palabra. Las vocales se representaban por medio de puntos o pequeñas rayas que, colocadas a la izquierda o a la derecha, en la parte superior o en la inferior del signo principal, hacían variar su sentido. Había, además, signos para sílabas frecuentes y para palabras y frases enteras. Existía el problema de que a veces una palabra tenía dos o más signos distintos, mientras que uno solo representaba más de un vocablo.
