El tabaquismo es la adicción al tabaco,
provocada principalmente por uno de sus componentes activos, la nicotina, la cual
tiene un alto poder adictivo que actúa sobre el sistema nervioso central,
degenerando eficiencias físicas y psicológicas.
El fumador sufre una manifiesta dependencia física y psicológica
que genera un importante síndrome de abstinencia, y multitudes de
enfermedades respiratorias, cardiovasculares, distintos tipos de cáncer, y es
muy perjudicial durante el embarazo.
Además, no sólo perjudica a los fumadores, sino también a los
que respiran el mismo aire (fumadores pasivos), aunque no sean ellos mismos fumadores.
En la actualidad, se estima que existen 4,9
millones de muertes anuales relacionadas con el consumo de tabaco. Pese a
existir una probada relación entre tabaco y salud, esto no impide que el tabaco
sea uno de los productos de consumo legal que puede matar al consumidor
asiduo.
El tabaquismo es la principal causa de mortalidad a principios
del siglo XXI.
Se estima que el tabaquismo representa el 87% de las defunciones
por cáncer de pulmón, 82% de las causadas por enfermedades pulmonares
obstructivas crónicas, 21% de las ocasionadas por cardiopatía coronaria y 18%
de las causadas por apoplejías
La
Organización Mundial de la Salud declaró que el tabaquismo es la causa de
morbilidad y mortalidad más importante que se puede prevenir. Asimismo
recomienda "contar con información relativa al consumo de tabaco para
planificar y supervisar los programas de acción. Es preciso desarrollar
materiales y programas educativos apropiados y difundirlos ampliamente.
Según la OMS existen en el mundo más de 1.100 millones de
fumadores (2002), lo que representa aproximadamente un tercio de la población
mayor de 15 años.
Por sexos el 47 % de los hombres y un 11 % de las mujeres en
este rango de edad consumen una media de 14 cigarrillos por día.
El 74 % de todos los
cigarrillos se consumen en países de bajo-medio nivel económicos. El segmento
de edad en la cual se fuma en mayor proporción es el comprendido entre 30 y
49 años, para ambos sexos.
Los estudios
médicos han determinado que el índice total de mortalidad es dos veces más
alto en fumadores hombres de mediana edad que en los que no fuman; Y más alto
aún en los que fuman más cigarrillos al día o han fumado por más tiempo.
El tabaco
produce, en mayor proporción a los fumadores, cáncer de pulmón. Además, los
fumadores tienen cinco veces más riesgo de desarrollar cáncer de laringe,
esófago y en la cavidad bucal. También, puede provocar cánceres de vejiga,
riñón y páncreas.
El tabaquismo
también quintuplica el riesgo de muerte por bronquitis, y lo duplica en
muertes por enfermedades coronarias y del corazón.
Diferentes
estudios han demostrado, que las madres que fuman dan a luz con más
frecuencia a niños prematuros o con poco peso, debido a la menor afluencia de
sangre a la placenta.
Otros
estudios publicados, demuestran que en las parejas en las cuales uno de ellos
es fumador pasivo, éste sufre mayor riesgo de cáncer de pulmón, y otros
estudios revelan que el índice de enfermedad es mayor en hijos no fumadores
de padres fumadores.
El consumo diario de un paquete de
cigarrillos acorta 6 años la expectativa de vida, multiplica por 3 las bajas
laborales y en un 15% la duración de las bajas por enfermedad.
En
nuestro país, 40.000 personas mueren cada año por enfermedades producidas por
el tabaco
En
nuestra Región el Cáncer de pulmón fue él más frecuente en los varones
representando el 19,9% de los casos invasivos con una tasa de incidencia
ajustada a nivel mundial de 50,8 cada 100.000 varones. Los datos preliminares
de los dos primeros años mostraron al cáncer de pulmón con una frecuencia
algo menor: 15,5%, lo que se explica porque aún no estaban todas las fuentes,
lo que se logró en los dos años siguientes.
Supongamos que una persona enciende un cigarrillo y le da una
pitada. La nicotina llega al cerebro en solo seis segundos. Sus efectos no se
hacen esperar: sobreviene una descarga de adrenalina (que aumenta la presión
sanguínea, se aceleran la respiración y el ritmo cardiaco), se produce una
leve hiperglucemia y fluye la dopamina, un neuroquimico asociado con
sensaciones de placer y motivación.
El cigarrillo es el
pesticida (sí, en la planta de tabaco la nicotina ahuyenta los insectos) más
vendido del mundo. Una vez capturadas sus victimas difícilmente pueden
liberarse. La experiencia internacional indica que en nueve de cada diez
personas que prueban el cigarrillo se convierten en adictos.
Dado a los estragos que produce el tabaquismo, vinculado con mas
de cincuenta enfermedades y culpable del 18% del total de las muertes, las
evidencias explican por que es tan difícil dejar de fumar vienen sumándose
con un peso aplastante.
Las razones de la dependencia que provoca el tabaco son variadas
y complejas pero no hay duda de que comienzan en el entramado biológico que
prepara el terreno para la dependencia: la tolerancia a la nicotina comienza
a desarrollarse con la primera dosis. Hoy se sabe que se trata de una
sustancia psicoestimulante tan adictiva como la heroína, la cocaína o las
anfetaminas.
Para muchos, no es un dato menor que el tabaco sea una
sustancia legal que se diluye en los
usos y costumbres de la sociedad, y que esta ligado, por las tradiciones y el
señuelo del marketing, a situaciones de placer y disfrute. Además, el
cigarrillo no es solo tabaco envuelto en papel. Los primeros nunca son
placenteros, pero tienen sustancias químicas que disminuyen el efecto toxico
inicial, y vasodilatadores que aceleran el pasaje desde los pulmones al
cerebro.
Esta demostrado que la mayoría deja el cigarrillo por su cuenta,
de un día a otro. Sin embargo, cuando uno hace un tratamiento con
asesoramiento medico y ayuda farmacológica, tiene el doble de chances de tener
éxito. Lo más importante es no desanimarse frente a las recaídas: el
tabaquismo es una enfermedad crónica, y
Esta comprobado que cuantas más recaídas uno haya dejado atrás
mas cerca esta del abandono definitivo. Claro que, en el proceso, los
fumadores suelen esgrimir toda clase de argumentos fantásticos, pero
aparentemente lógicos, para racionalizar lo irracional.
Tal vez la mejor ilustración del poder de esta garra de hierro
esté en las estadísticas de fumadores en la juventud. El 30% de los chicos
llega a ser fumador consuetudinario a los 13 años. Ese numero llega al 38%
antes de empezar el polimodal y a un 45 o 50% en la universidad.
Existen muchos métodos para dejar de fumar, aunque la mayoría no
tienen pruebas científicas que los respalden. El láser, la acupuntura, las
técnicas aversivas (encerrarse en cuartos a fumar para producir un efecto de
intoxicación) tendrían en principio, de acuerdo con las evidencias
científicas, un efecto placebo.
Las técnicas cuya utilidad fue demostrada son las cognitivo-conductuales,
una estrategia educacional complementada con fármacos sustitutos de nicotina-
en parches, en chicles, nasal, bucal o sublingual, aunque solo los primeros
se consiguen en Argentina- y antidepresivos que tienen un efecto en el cerebro
muy similar al de la nicotina, como el bupropion y otros.
Quien se apreste a dejar de fumar debe saber que el periodo de
abstinencia dura un mes en el que estará irritable, y sentirá deseos
imperiosos de fumar. Al principio ayudan todo el apoyo familiar y el efecto
de euforia, pero los fumadores piensan “¿Estará bien lo que estoy
haciendo? ¿Tiene sentido?”. El síntoma numero uno de abstinencia es el
deseo imperioso de fumar que pasa en dos o tres minutos. Los beneficios son
inmediatos:
·
A los 20 minutos, la presión arterial regresa a su nivel
normal.
·
A las 8 horas, hay una mejor oxigenación pulmonar.
·
A las 24 horas disminuye el riesgo de muerte súbita.
·
Pasadas las 48 horas, se normalizan los sentidos.
·
A las 72 horas se normaliza la función respiratoria.
·
Después de un mes, aumenta la capacidad física y se
cansará menos con cualquier actividad.
·
A los 6 meses se reducen los catarros y las molestias de
garganta.
·
Entre 1 y 9 meses, mejora el drenaje bronquial y se
reduce el riesgo de infecciones.
·
Al año se reduce a la mitad el riesgo de infarto, y es
menor el riesgo de trombosis o embolias cerebrales.
·
A los 5 años el riesgo de padecer infartos se iguala al
de las personas que nunca fumaron, y se reduce a la mitad el riesgo de
padecer cáncer de pulmón, y otros 5 años mas tarde se iguala a la de un no
fumador
Actualmente, la Organización Mundial
de la Salud y muchos gobiernos luchan contra el tabaquismo por medio de la
concienciación de la población y la prohibición de fumar en lugares públicos
o cerrados. También numerosas asociaciones luchan contra la industria
tabaquera. Además, se ha criticado duramente a estas empresas por dirigir su
publicidad hacia niños y adolescentes, utilizar intensamente publicidad
engañosa, como en el caso de los cigarrillos Light, y haber patrocinado
numerosos estudios supuestamente científicos que demostrarían efectos
beneficiosos del tabaco, que luego resultarían no ser válidos.
El tabaco es una
planta (Nicotiana tabacum L.), cuyas hojas se utilizan como droga legal.
En el humo del tabaco se encuentran
numerosos compuesto químicos cancerígenos que provienen de la combustión,
como el benceno, el benzopireno, el óxido nítrico, los derivados fenólicos y
nitrosaminas, además de ser una fuente importante de la nicotina, que se
considera un fármaco psicoadictivo.
Hay muchas formas de consumo:
·
Aspirar su humo
·
Mascar
·
Aspirar su polvo
Para fumar, el tabaco picado se enrolla
en una hoja de tabaco (puro o cigarro), en papel (cigarrillo) o con una pipa.
Numerosos estudios médicos han vinculado el consumo de tabaco
con el cáncer de pulmón, las afecciones vasculares del corazón, el enfisema y
otras enfermedades; razón por la cual, muchos países empezaron a financiar
intensas campañas orientadas a restringir el uso y la venta de tabaco.
En occidente, el consumo ha disminuido razonablemente, aunque ha
aumentado entre ciertos grupos sociales. Ciertos países que consideran la
salud humana más importante que la liberalización del comercio, han
experimentado un aumento en el comercio del tabaco. En los países en
desarrollo, el consumo aumenta a razón del 2% anual.
El tabaco era usado por los mayas en celebraciones y rituales
religiosos.
La variedad maya conocida como Cikar (fumar), se extendió por
todo el continente gracias al comercio.
En 1492, los occidentales al llegar a América descubrieron el
tabaco.
Algunos compañeros de Cristóbal Colón, fueron
los primeros occidentales en conocer su existencia. A su vuelta a España,
algunos de ellos fueron encarcelados por la Inquisición, acusados de
brujería, al considerar que sólo el diablo podía dar a un hombre el poder de
sacar humo por la boca.
En varias obras escritas se relata la forma nativa de aspirar el
humo proveniente de rollos de hojas encendidas. Posteriormente, otras obras
describirían a la planta y sus usos.
La extensión del Tabaco por el continente
europeo fue gracias al embajador francés en Portugal, Jean Nicot (1530 –
1600), que le dio el nombre a la nicotina. Este lo introdujo en su forma
aspirada (rapè) y la popularizó al, supuestamente, curar a Catalina de
Médicis (esposa de Enrique II de unas migrañas), por lo que se le denominó
hierba de la reina, Catalinaria Nuduca y hierba del embajador.
Con el tiempo, durante el siglo XX, numerosos
estudios médicos fueron demostrando los perjuicios del tabaco, y negando su
posible utilidad terapéutica. Por otro lado, su consumo pasó de ser
mayoritariamente masculino a un mayor equilibrio entre sexos.
El humo del tabaco
se compone de una corriente primaria o principal, que es la que inhala
directamente el fumador, y una corriente secundaria, generada mediante la combustión
espontánea del cigarro Se han identificado más de 4.000 sustancias nocivas en
el humo del cigarrillo, de los cuales al menos 60 son probables carcinógenos
humanos, como los 4 aminobifenoles, benceno, níquel, otras sustancias tóxicas
son (CO, CO2, nitrosamidas, NH3), y otras están como partículas en
suspensión, como la nicotina.
La primera evidencia que se tiene de
su relación fue sugerida en 1761 por John Hill, que describió el desarrollo
de pólipos laríngeos en los fumadores de rapé.
En 1941 los trabajos de Yamagawa e
Ichikawa, demuestran por primera vez la naturaleza carcinógena de diferentes
hidrocarburos del humo de cigarrillos.
Posteriormente en 1950 y 1952 los
trabajos de Doll y Hill, usando una metodología del tipo estudio caso-control
sugiriendo que el tabaco es la principal causa de cáncer de pulmón.
El tabaco se ha relacionado con
cánceres de pulmón, laringe, orofaringe, esófago, estómago, páncreas, hígado,
colon, recto, riñón, vejiga, mama, aparato genital, y linfático.
Las enfermedades del aparato
circulatorio constituyen la primera causa de muerte en la sociedad
occidental. Los dos componentes más importantes son las enfermedades cerebro
vasculares y la enfermedad coronaria.
Está demostrado que la mortalidad por
enfermedades vasculares aumenta en los fumadores. El tabaco multiplica por
cuatro la probabilidad de padecer una enfermedad coronaria o cerebro
vascular.
Entre las múltiples sustancias del
humo del cigarrillo, las que presentan un mayor efecto adverso son la
nicotina y el monóxido de carbono.
En medicina, la enfermedad
pulmonar obstructiva crónica se caracteriza por la presencia de una
obstrucción crónica y poco reversible al flujo aéreo, causada,
fundamentalmente, por una respuesta inflamatoria anómala al humo del tabaco
Con el uso del
tabaco, se pueden contraer enfermedades dermatólogas, que pueden traer un
efecto de envejecimiento precoz y aparición de arrugas faciales.
Abandono del
Tabaquismo
Los estudios sobre personas que han dejado de fumar revelan que
el riesgo de muerte por enfermedades relacionadas con el tabaco disminuye con
cada año de abstinencia. Por otro lado, los datos disponibles muestran que
las mujeres, las personas mayores y aquellas que presentan problemas de salud
son las que más dejan de fumar.
Hay muchos programas para ayudar a dejar de fumar. Algunos lo hacen con
grupos de apoyo, mientras que otros emplean técnicas de aversión en que los
participantes fuman muchos cigarrillos en muy poco tiempo hasta llegar a
sentir asco con ellos.
No obstante, muchos millones de personas en el mundo dicen que
les gustaría dejar de fumar pero no pueden. Una de las hipótesis que explica
este problema es que el fumador echa de menos el efecto de la nicotina que
contiene el humo. Un informe declaraba que la nicotina es una droga adictiva
comparable a otras sustancias adictivas en su capacidad de producir
dependencia. El informe también indicaba que los costes monetarios y humanos
del tabaquismo eran bastante superiores a los atribuidos a la cocaína, el
alcohol o la heroína.
Hay proyectos en marcha para ayudar a la gente a dejar de fumar mediante
asesoramiento o participación en grupos de apoyo. Los que tienen una fuerte
Dependencia física de la nicotina pueden sustituir esta
sustancia por un chicle que la contiene, para así aliviar el síndrome de
abstinencia. Los parches de nicotina también pueden ser de utilidad como
alternativa o como refuerzo del chicle.
Dejar el cigarrillo es una meta muy difícil, la clave para poder
hacerlo es estar decidido, pero varios especialistas recomiendan respetar
estos cinco pasos:
Mejorar la salud de los hijos, la calidad de vida, ver crecer a
sus nietos, prevenir enfermedades como cáncer, enfisema o infarto, verse mejor,
ahorrar dinero...
Estar con otros fumadores, encontrarse bajo presión o en un
problema, sentirse triste o frustrado, tomar alcohol o café, mirar TV, jugar
a las cartas, al manejar, al terminar de comer, estar en fiestas o reuniones
con amigos, etc.
Un habito es algo que se
repite automáticamente sin reflexión. ¿Pensó cuantos cigarrillos fuma al
día?. Por ejemplo, si fumo 20 por día durante 15 años, suman 109500
cigarrillos. Cada uno implica por lo menos 10 pitadas. Es decir que llevo su
mano a la boca 1095000 veces. Es lógico que ese movimiento sea automático y
lo realice inconscientemente. Muchos de los cigarrillos que fuma no son
producto del deseo ni de la necesidad sino de la costumbre. Para esos
momentos difíciles, hacer algo simple y corto, ayuda a distraer la mente y
manejar la situación, como cambiar el entorno, salir a caminar, bañarse,
lavarse los dientes, tomar algo frío, hablar por teléfono.
Realice actividad física, que libera endorfinas, practique
técnicas de relajación como la respiración profunda o cualquiera que conozca,
propóngase hacer algo placentero diariamente, duerma y descanse
adecuadamente.
Bajar de a poco no es efectivo. Avise a sus familiares y
comprométase a conseguir apoyo.
·
Tirar los ceniceros, cigarrillos y encendedores.
·
No guardarse cigarrillos en ningún lugar (Sí se los
guarda... ¿para qué otra cosa va a ser para mas que fumarlos?. Es algo que
hace la mayoría de la gente y aumenta el riesgo de decaída.
·
Crear un clima libre de humo en casa, en el auto y en el
lugar de trabajo.
·
Mantenerse ocupado, yendo al cine, haciendo ejercicio,
caminando o andando en bicicleta.
·
Evitar estar con fumadores.
·
Evitar alcohol y café los primeros días.
·
Recordar que un solo cigarrillo puede arruinar el
programa. Una sola pitada puede tirar por la borda todo el esfuerzo.
·
Ocupar áreas para o fumadores dondequiera que vaya y no
pensar que va a dejar de fumar para siempre, sino que solo hoy no va a fumar.
Cuando comienza a sentir abstinencia, pensar en no poder fumar nunca mas
puede parecerle imposible
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