Suburbio
Ra
Cuando el hombre todavía está al principio de su juventud, cuando recién salió del periodo de la adolescencia, es increíble su apuro por llegar a una meta que ni siquiera la tiene en mente. Ese apuro por "ser algo en la vida" puede llegar a ser contraproducente, ello porque, quizás, impetuosamente yerra el camino, y duro es volverse atrás en lo hecho, el tiempo perdido no deja de serlo aún cuando haya retornado uno sobre sus pasos y vuelto a rehacer, esta vez por un buen camino y así avizorar las perspectivas de llegar a obtener algo concreto, a pasar a "ser"; eso se consigue, con el paso de los años. Por ello es bueno que el joven medite y sin apresuramientos trate de ubicar dentro de sí cuáles son sus mejores potencias que harán volcar su actividad hacia una u otra profesión, es decir que le permitirá encontrar su verdadera vocación en la vida. Para esto, ubicar al individuo en una posición social que le permita realizarse como tal dentro del género humano y desarrollar una misión específica, es suficientemente largo, siempre y cuando, claro está, que se ponga empeño en hacer lo que le toque efectuar del mejor modo posible y luego sea constante en perseverar en las tareas de la profesión elegida.