El Triangulo de las Bermudas
Jeanette Hudson: Relato de una Superviviente
Fue un crucero diferente. Mar encrespado, Instrumentos
y motores que no funcionaban y constantes interrupciones
en las actividades programadas. La mayoria de las personas
sensitivas de a bordo, entre ellos mi compañero Bob y yo
misma, padecimos extrañas experiencias, infrecuentes
alteraciones energéticas y una inexplicable pereza mental.
Aquel crucero representaba para 150
de los casi 700 pasajeros una aventura
muy especial, con el atractivo de que
ibamos a tener la oportunidad de
aprender a expandir nuestra conciencia.
Bob y yo pensábamos tomar fotografías
del aura electromagnética de los
participantes en aquella experiencia.
Quienes contemplaron posteriormente
el resultado de nuestro trabajo se
llevaron una agradable sorpresa al
observar, impresas en las fotografías
todas aquellas extrañas energías
luminosas que emanaban de sus propios
cuerpos. La realidad es que a nosotros
ese fenómeno no nos sorprendió tanto,
tal vez porque el experimento se
desarrolló en aguas del enigmático
triangulo de las Bermudas. Pero la
experiencia que relato a punto estuvo
de cambiar nuestras vidas, y las marcó
para siempre.
Alteraciones Geomagnéticas
El triangulo de la Muerte cubre el
área entre Florida y las Bermudas,
de Islas Virgenes a Puerto Rico y
vuelta a Florida. En esta zona es
donde algunos dicen que se hundió
el continente perdido de la Atlántida.
El psíquico Edgar Cayce sostuvo
que los antiguos atlantes utilizaban
cristales como fuentes de poder.
Muchas de las historias acerca de
desapariciones y acontecimientos
misteriosos en el Triángulo mencionan
una extraña fuerza magnética que
afecta a brújulas y equipos electrónicos.
Una teoría mantiene que esos
poderosos cristales, sumergidos en
las profundidades del oceano desde
hace más de 10.000 años, son los
responsables de las tragedias que
han asolado la zona.
En un artículo pubicado por Newsweek
en 1983, Charles Berlitz especuló con
la posibilidad de que una gran pirámide
que reposaba sobre el fondo del océano
emitiera fuerzas electromagnéticas.
Yo misma tuve noticias acerca de unos
buceadores de Bimini que observaron
en las profundidades una gran pirámide
de cristal que contenía otras tres
pirámides más pequeñas.
Desde hace cientos de años,
muchas pequeñas y grandes
embarcaciones han desaparecido
en estas aguas. A veces, un barco
ha reaparecido mucho tiempo después
sin rastro de los pasajeros y sin
señales ni indicios que aclaren qué
pudo sucederles. Esto ha movido a
muchos investigadores a relacionar
estas anomalías con el fenómeno
OVNI. También hay aviones que
han desaparecido para siempre,
en ocasiones tras haber realizado
una última radiotransmisión en la
que comunicaban que el instrumental
de vuelo había enloquecido.
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Extrañas tormentas, alteraciones
electromagnéticas, brújulas que
giraban violentamente y averías
en los sistemas de propulsión;
todo ello por razones aún
inexplicables.
Pilotos, tripulaciones, pescadores
y en general, todos aquellos que
viven en el area que rodea al
Triángulo se muestran remisos a
hablar acerca de estas inusuales
experiencias, por temor a hacer
el ridiculo o a ser tratados de
supersticiosos.
Las fuerzas misteriosas
¿Podemos estar ante una fuente de
energía todavía no descubierta?
Uno de los escasos datos que los
cientificos han comprobado es que
alli los indicadores de las brújulas
señalan el norte físico (normalmente
una brújula señala el norte magnético);
ésta es una alteración que ya tienen
en cuenta los tripulantes de barcos y
aviones. A propósito de este curioso
hecho, sólo existe otro punto en la
tierra donde las brújulas señalan el
norte real. Se trata de una zona
alejada de la costa japonesa que
algunos han bautizado como "Mar del
Diablo" Tambien en este lugar se han
producido extrañas desapariciones.
Tal vez la explicación a este tipo
de fenómenos resida en determinados
cambios que afectan el campo
magnético terrestre.
Nuestro crucero partía desde Miami.
El barco, bajo pabellón panameño y
nombre "SS Seabreeze I", estaba
capitaneado por un supersticioso
marino que colgaba en su camarote
un collar de ajos. El quinto día
de travesía, el mar estaba en calma
pocos instantes después de comenzar
a cenar, A popa del barco se situó
otro buque, que no parecía suponer
amenaza alguna, si exceptuamos que
se acercaba de manera progresiva
y ya se encontraba a poco más de
una milla, algo que irritó mucho
a nuestro capitán, que no aceptaba
de buen grado que cualquier otro
buque se acercara en mar abierto.
Por un momento tuve la impresión
de que al capitán le resultaba
familiar aquel incómodo intruso.
Nada funcionaba
De repente y sin razón aparente,
nuestro barco pareció quedarse
clavado en mitad del mar. El
carguero que habia estado a
punto de entrar en nuestro
rumbo continuó con el suyo
tras haber recibido nuestra
señal de advertencia. Se hizo
el silencio entre el pasaje
y la tripulación.
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La gran sala de reuniones, el casino,
y el comedor quedaron repentinamente
a oscuras. La gente iba amontonandose
en las cubiertas y pasillos; algunos
habían quedado atrapados en los
ascensores y lo que antes era un
murmullo se tornó en un barullo de
voces. No había energía en ningún
lugar del barco, tan sólo una débil
iluminación de las pequeñas lamparas
reflectantes dispuestas a lo largo de
la linea de flotación.
Pude saber después a través de algunos
compañeros de travesia que fueron
bastantes quienes trataron de reparar
sus linternas, cámaras o grabadoras,
pero que todas las baterías, incluso
las nuevas, habían dejado de funcionar
misteriosamente. Un viento cuya
violencia aumentaba por momentos
había escorado el barco hacia uno
de sus flancos. A pesar de ello,
la tripulación permanecía tranquila,
mientras la mayoría del pasaje no
parecía haberse percatado de lo
que estaba sucediendo.
Probablemente la tranquilidad de
los tripulantes ahorró escenas
de pánico entre los pasajeros
más miedosos e impresionables.
Transcurridas pocas horas, el
generador de emergencia produjo
la suficiente energía como para
iluminar el gran salón comedor,
lo que permitió a un miembro de
la tripulación anunciar que nada
amenazaba la seguridad del pasaje
y agradecer nuestra paciencia y
confianza. Pero fuera de la
relativa seguridad de nuestros
camarotes, el panorama no invitaba
a tranquilizarnos. El barco
permanecía escorado, a merced del
temporal y las gigantes olas
parecían arrastrarlo sin remedio
hacia una misteriosa oscuridad
y un destino desconocido.
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Fallo general del Instrumental
Hacia las siete de la mañana las
cosas parecieron volver a la
normalidad y el desayuno se
sirvió diligentemente, aunque
muy pocos se sentaron a
disfrutarlo. La mayoría, por
precaución, había pasado toda
la noche en alguno de los
salones cercanos a cubierta
y era precisamente ahora,
al amanecer, cuando muchos
regresaban a sus camarotes
con la intención de descansar.
La tripulación no había
dormido en toda la noche.
No hubo ni una sola palabra
oficial para aclarar lo que
había sucedido. Ni explicaciones
ni nada por el estilo. Cuando
el capitán y algunos tripulantes
fueron preguntados al respecto,
argumentaron que el barco se
había desviado de su rumbo
entre cuatro y dieciséis millas
debido al fallo generalizado
del instrumental de navegación.
Ninguno de los oficiales comentó
nada más acerca del incidente.
Si hubo, por el contrario
murmuraciones entre los pasajeros,
algunos de los cuales achacaron
los extraños acontecimientos
(en tono de broma, eso si) a la
presencia en el "SS Seabreeze I"
de "todos aquellos psíquicos".
Cuando ya en tierra solicité
una explicación más convincente,
los oficiales me respondieron
lacónicamente que ellos "no podían
divulgar aquella informacion"
¿Cual es el significado de este
misterioso suceso que presencié?
¿Se han reactivado las misteriosas
energías de esta zona después de
años de relativa calma? Qizás la
única explicación sea que el
Triangulo de las Bermudas golpea
de nuevo.
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