La
presencia del acento ortográfico está determinada por la existencia de
ciertas características en las sílabas que componen una palabra. En el
caso de las palabras agudas, la regla más fácil de recordar es que toda
palabra cuya sílaba tónica sea la última, y que termine en vocal, se
escribe con acento. Lo cual puede ser simplificado así: toda palabra
aguda que termine en vocal se escribe con acento. Es por esto que se
acentúan las palabras maní, lloré y afiló. La otra regla
concerniente a las palabras agudas es que toda palabra aguda, y que
termine en n o s, se escribe con acento. Las palabras
agudas que terminen en r, como los verbos agudos —cerrar, matar,
llover—, no llevan acento, pues no terminan en n ni en s. Es
útil conocer esto, pues se suele cometer el error de escribir capáz cuando,
al no terminar en n, s ni vocal, realmente no lo lleva. Mucha
gente, cuando aprende estas dos reglas, se sorprende de que algo tan
sencillo sea rehuido constantemente por considerársele algo muy complejo.
El
caso de las palabras graves es opuesto. Las dos reglas que valen para las
palabras agudas se ven ante un espejo cuando hablamos de las graves. En las
palabras graves, la regla a recordar será que toda palabra grave se
escribe con acento, siempre que no termine en vocal, en n ni en s.
Por esto, se escribe el acento en las palabras revólver, pómez y lémur.
Igualmente, por la misma razón, y contra lo que mucha gente supone, no
se acentúa la palabra canon. Tampoco se acentúan las formas
verbales tales como realizaron, lograron, llegaron, que muchos
escriben realizarón, lograrón o llegarón, principalmente
porque suelen confundirse con palabras agudas que si se acentúan, como realización.
Ahora
que hemos comprendido estas reglas concernientes a las palabras agudas y
graves, y recordando que absolutamente todas las esdrújulas se
escriben con acento, ya hemos cubierto el cuarto y más importante paso en
el aprendizaje de las reglas de acentuación.
El último paso es el que se refiere a las excepciones. Es el
verdaderamente complejo, porque la mayoría de las excepciones a estas
reglas aplican a casos específicos y no siempre es tan claro. Generalmente,
las excepciones de acentuación vienen dadas por la existencia de palabras
con dos o más significados. Las palabras de este tipo más fáciles de
reconocer son los monosílabos. Éstos por regla general no se acentúan,
pues se considera innecesario escribir el acento en una palabra compuesta sólo
por una sílaba. Las palabras vio, dio y fue no se escriben
con acento, al contrario de lo que la mayoría de la gente supone. Pero
tomemos el ejemplo de la palabra más: escrito así, con acento, se
refiere a una adición o a una mayor cantidad de algo. Pero cuando se le
escribe sin acento es un sinónimo, de uso frecuente en literatura, de pero.
Lo mismo sucede con te (forma pronominal de segunda persona como
en te doy una canción) y té (la bebida). En palabras con más
de una sílaba, el caso más claro es el de sólo (sinónimo de únicamente)
y solo (sin compañía de ninguna otra persona). Las formas
interrogativas añaden también sus acentos a las palabras de las que se
valen: como, sin acento, se usa para comparar dos o más elementos (era
rojo como la sangre), pero cuando escribimos cómo, con el
acento, se pasa a inquirir algo. Esto es independiente de que en la oración
existan signos de interrogación: lleva acento ortográfico la palabra cómo
en estos casos: ¿cómo estás? y les diré cómo llegué
hasta aquí. Aunque la segunda frase no es una pregunta, sino una
afirmación, la misma encierra una forma interrogativa. Estos mismos
ejemplos valen para quién y quien, cuándo y cuando, dónde
y donde, qué y que.
El
caso de porque también presenta algunas peculiaridades dignas de
estudio. Porque es una palabra compuesta, creada con por y que.
Cuando ambas se escriben juntas, porque, es una conjunción que
antecede a la razón o motivo de algo. Decimos: llegamos tarde porque había
mucho tráfico. Dos frases quedan unidas por porque, siendo la
segunda una explicación del motivo de lo que ocurre en la primera. Pero
existe un caso en el cual esta palabra se escribe acentuada, y es cuando
funciona como sinónimo de razón o motivo. Esto suele confundir a la gente
con la anterior acepción, pero en realidad la diferencia está en el
contexto de la frase. Porqué con acento se usa, por ejemplo, en este
caso: El profesor explicó el porqué de las bajas notas del curso. Lo
cual no podría confundirse, bajo ningún concepto, con una conjunción que
anteceda a la razón o motivo de algo. Separadas, por y que son
usadas para otros fines. Con que sin acento, se usa para expresar la
intención de que algo suceda de determinada manera. Por ejemplo, se puede
utilizar en: Mis mejores deseos por que tenga una feliz navidad. También,
en: El funcionario debe velar por que se cumpla la ley. Cuando se
escribe qué con acento, sirve como forma interrogativa para inquirir
la causa de algo. Como mencionamos en el párrafo anterior, una frase en
forma interrogativa no necesariamente lleva los signos de interrogación.
Son frases en forma interrogativa, usando por quá, las siguientes: ¿Por
qué llegas a esta hora?, y El señor pregunta por qué no hay
habitación.
Una
excepción que no se debe pasar por alto es la que se aplica cuando las
palabras este, esto, aquel y sus respectivos plurales sustituyen al
sujeto en una oración, con la expresa finalidad de no volver a nombrar el
sujeto. Normalmente estas palabras no se acentúan: este se debe
escribir sin acento en este automóvil es mío. Pero en este caso: había
un automóvil rojo y otro blanco; éste fue el que compré; se escribe
el acento porque éste sustituye a el automóvil blanco. Algo
parecido sucede con el y él: el primero se escribe sin acento
cuando se trata del artículo (el automóvil) y con acento cuando
sustituye al sujeto (él llegó ayer). También observamos esto con tu
(tu casa) y tú (tú tienes algo), así como con mi (mi
cuaderno) y mí (eso es para mí).
Hay
otras dos excepciones importantes y se refieren a las palabras graves. Ya
hemos visto que éstas no llevan acento ortográfico cuando terminan en
vocal, en n o en s. Para comprender el próximo caso es
necesario saber que las vocales se dividen en dos grupos: las vocales
abiertas y las cerradas. Las abiertas son la a, la e y la o. Las cerradas
son la i y la u. Cuando la palabra grave termina en dos vocales, la primera
cerrada y la segunda abierta, y la sílaba tónica es la cerrada, se escribe
el acento. Es el caso de comía, dormía o ganzúa. La otra excepción con
palabras graves que queremos comentar aquí es la correspondiente a las
palabras que terminen en n o s, siendo una consonante la letra previa a éstas.
Por ejemplo, en bíceps o en fórceps. Aunque son graves y terminan en s, se
acentúan porque la letra anterior a la s es otra consonante, en ambos casos
la p.
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