Estas tesis son en realidad un pequeño catálogo de ficciones sobre el
final, sobre la conclusión y el cierre de un cuento, y han estado desde el principio
inspiradas en Borges y en su particular manera de cerrar sus historias: siempre con
ambigüedad, pero a la vez siempre con un eficaz efecto de clausura y de inevitable
sorpresa.
Borges, sabemos, dijo varias veces que varios de sus cuentos habían
sido su primer cuento y esto quiere decir, quizá, que los comienzos son siempre
difíciles, inciertos, que tuvo varias partidas falsas como en las cuadreras, como en la
conocida diatriba de José Hernández contra su amigo Estanislao del Campo (" parece
que sin largar se cansaran en partidas"), mientras que el fin es siempre involuntario
o parece involuntario pero está premeditado y es fatal.
Hay un juego entre la vacilación del comienzo y la certeza del
fin,
que ha sido muy bien definido por Kafka en una nota de su diario. Escribe Kafka el 19 de
diciembre de 1914: "En el primer momento el comienzo de todo cuento es ridículo.
Parece imposible que ese nuevo, e inútilmente sensible cuerpo, como mutilado y sin forma,
pueda mantenerse vivo. Cada vez que comienza, uno olvida que el cuento, si su existencia
está justificada, lleva en sí ya su forma perfecta y que sólo hay que esperar a que se
vislumbre alguna vez en ese comienzo indeciso, su invisible pero tal vez inevitable
final".
Esta noción de espera y de tensión hacia el final secreto (y único)
de un relato breve quiere ser el punto de partida de estas notas.
Hay una historia que cuenta Italo Calvino en "Seis propuestas para
el próximo milenio" que puede ser vista como una síntesis fantástica de la
conclusión de una obra.
"Entre sus muchas virtudes, Chuang Tzu tenía la de ser diestro en
el dibujo. El rey le pidió que dibujara un cangrejo. Chuang Tzu respondió que necesitaba
cinco años y una casa con doce servidores. Pasaron cinco años y el dibujo aún no estaba
empezado. "Necesito otros cinco años", dijo Chuang Tzu. El rey se los
concedió. Transcurrieron diez años, Chuang Tzu tomó el pincel y en un instante, con un
solo gesto, dibujó un cangrejo, el cangrejo más perfecto que jamás se hubiera
visto."
Antes que nada esta es una historia sobre la
gracia, sobre lo
instantáneo y también sobre la duración. Hay un vacío, todo queda en suspenso, y el
relato se pregunta si la espera (que dura años) forma o no parte de la obra.
Como el relato trata sobre un artista, su núcleo básico es el tiempo
y las condiciones materiales de trabajo: en este sentido el cuento es un tratado sobre la
economía del arte. Se establece un contrato entre el pintor y el rey: la dificultad
reside, vamos a recordar a Marx, en medir el tiempo de trabajo necesario en una obra de
arte y por lo tanto la dificultad para definir (socialmente) su valor.
El arte es una actividad imposible desde el punto de vista social
porque su tiempo es otro, siempre se tarda demasiado (o demasiado poco) para "hacer
una obra".
¿Cuánto tiempo, después de todo, emplea Chuang Tzu para dibujar el
cuadro?.
En definitiva el cuento que cuenta Calvino es una fábula (moral) sobre
la forma (una fábula sobre la moral de la forma) es decir, una parábola sobre el final y
sobre la terminación (una parábola sobre el cierre y sobre lo que le da forma a una
obra).
Para empezar el relato de Chuang Tzu se cierra al revés. Hay una
expectativa (no puede pintar) y una solución inversa a lo que el sentido común está
esperando que pase. La solución parece una paradoja (pero no lo es) porque no hay
relación lógica entre los años "perdidos" y la rapidez de la realización.
El final implica antes que un corte, un cambio de velocidad. Existen
tiempos variables, momentos lentísimos, aceleraciones. En esos movimiento de la
temporalidad se juega la terminación de una historia. Una continuidad debe ser alterada:
algo traba la repetición.
Pondríamos por ejemplo preguntarnos cómo habría narrado Kafka (que
era un maestro en el arte de los finales infinitos) este relato. Kafka mantendría la
imposibilidad de la salvación en un universo sin cambios; el relato contaría la
postergación incesante de Chuang Tzu. Los plazos son cada vez más largos pero la
paciencia del rey no tiene límites. Los años pasan, Chuang Tzu envejece y está a punto
de morir. Una tarde el anciano pintor que agoniza recibe la visita del rey. El soberano
debe inclinarse sobre el lecho para ver el pálido rostro del artista: con gesto
tembloroso Chuang Tzu busca debajo del lecho y le entrega el cangrejo perfecto que había
dibujado hace años pero que no se ha atrevido a mostrar.
Kafka nos haría suponer que para todos el cuadro es perfecto y está
terminado, menos para Chuang Tzu.
¿Qué quiere decir terminar una
obra ¿De quién depende decidir que
una historia está terminada?. Flannery O´Connor, la gran narradora norteamericana,
contaba una historia muy divertida. "Tengo una tía que piensa que nada sucede en un
relato a menos que alguien se case o mate a otro en el final. Yo escribí un cuento en el
que un vagabundo se casa con la hija idiota de una anciana. Después de la ceremonia el
vagabundo se lleva a la hija en viaje de bodas, la abandona en un parador de la ruta, y se
marcha solo, conduciendo el automóvil. Bueno, esa es una historia completa. Y sin embargo
yo no pude convencer a mi tía de que ese fuera un cuento completo. Mi tía quería saber
qué le sucedía a la hija idiota luego del abandono".
Los finales son formas de hallarle sentido a la experiencia. Sin
finitud no hay verdad, como dijo el discípulo de Husserl. Y por lo visto la tía de
Flannery no ha encontrado el sentido de esa historia.
El final pone en primer plano los problemas de la expectativa y nos
enfrenta con la presencia del que espera el relato. No es alguien externo a la historia,
(no es la tía de Flannery), es una figura que forma parte de la trama. En el cuento de
O´Connor (The Life You Save May Be Your Own) es la anciana avara que se quiere sacar de
encima a la hija tonta: es ella quien recibe el impacto inesperado del final; para ella
está destinada la sorpresa que no se narra. Y también por supuesto la moraleja. Pierde
el auto y no puede desprenderse de la hija
Ricardo Piglia
Formas Breves,
ed. Temas, Bs.As. Arg.
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