La
parte más difícil de la ortografía consiste en aprender el uso correcto
de cada letra. Muchas de las letras de muestro abecedario tienen
usos específicos y aunque en principio debe aplicarse un gran esfuerzo en
aprender estas reglas, luego de un tiempo se vuelve un ejercicio interesante
dado que observamos ejemplos en todas partes. El problema es que en nuestro
idioma las letras se pronuncian de manera muy parecida pero se usan
de forma distinta de acuerdo al entorno en que se enmarcan. Particularmente
en Latinoamérica, se ha perdido la diferencia entre la pronunciación de
las letras c, z y s, así como en las letras b y v, y en un caso de la g y
la j.
En el caso de la c,
la z y la s se haría difícil para alguien inexperto saber si la palabra
pacer debería escribirse pacer, paser o pazer. Para resolver esto se han
creado ciertas reglas cuyo grado de dificultad estriba en su abundancia y no
en otra cosa. Citaremos aquí algunas de estas reglas sólo como referencia:
La
c: Los verbos con
terminación: hacer, recibir, decir y
conceder; los sustantivos que terminan en: homicidio,
catolicismo y latrocinio; algunas palabras esdrújulas que terminan en:
cómplice, cet
y lí
muchos vocablos que terminan en prudencial, enjuiciar,
ocioso, malicioso, calvicie, juicio;
las palabras que terminan en abundancia, advertencia;
los plurales de las palabras que terminan en z: lápiz, lápices; paz,
paces.
La
s: vocablos que
terminan en: muchísimo, dantesco, mesura,
ismo;
los adjetivos que terminan en famoso, decisivo, nicaragüense;
los sustantivos femeninos que terminan en alcaldesa, pitonisa;
terminaciones como la de las palabras conclusión, propulsión;
l los vocablos que contienen las
combinaciones: segmento, signo; y, por supuesto, como letra
final de la mayoría de los vocablos castellanos.
La
z:
derivados de nombres terminados en portazo, melaza,
maizal, pastizal, castizo, cobertizo,
levadizo, pozuelo, cazuela; muchas palabras agudas como capataz,
viudez, lombriz, arroz, arcabuz; las inflexiones correspondientes a los verbos terminados
en nazco, padezco, conozcas, conduzco.
La
h: cuando se trata
de palabras que comienzan por los diptongos hialino,
hielo hueso,
huidizo, hioides; en las palabras que comienzan como
humano, hombro; en las palabras que comienzan por raíces griegas, como
hipopótamo, hidrografía, hipertrofia,
hipnótico; se mantiene en los derivados de
palabras como vehículo, enhebrar, vahído, truhán, anhelar, inhumano.
La
b: palabras que
terminan en recibir, debilidad, nauseabundo; Las
formas del copretérito
de los verbos de la primera conjugación como
mendigaba, hechizábamos, realizabais; las que comienzan con el prefijo bilingüe,
bisectriz, bizcocho; los vocablos que comienzan con
budismo, burbujas, búsqueda; los vocablos que comienzan con
objetar, abstraído.
La v: palabras que
comienzan con ventisquero, vertebrado, vestíbulo
en el
presente del indicativo, del subjuntivo y del imperativo de los verbos estar,
ir, andar y tener: vamos, estuve; vocablos precedidos en las consonantes
n,
d y b: invitación, advertir, obviar; después de
cierva, siervo, servicio, divino,
levadizo; vocablos terminados en herbívoro, equívoco; sustantivos
y adjetivos que terminan en cava, inclusive, leva,
grave, negativa, nocivo, nueve.
La g: palabras que
terminan en agencia, urgente vocablos que comienzan con el prefijo
geo
(tierra): geografía, geológico; infinitivos verbales con terminación
er, ir, como escoger, corregir; antecediendo en regente,
gesto; en los adjetivos
que terminan en vigésimo, trigesimal, primogénito,
octogenario; en las
palabras que terminan como magia, elogio, religión.
La j: sustantivos que
terminan en engranaje, relojería, consejero,
extranjera; en el pretérito
indefinido del indicativo y en el futuro y pretérito imperfecto del
subjuntivo, de los verbos traer y decir: trajiste,
trajera,
dijéramos, trajese, trajere, dijere; en los verbos que terminan en
ger, gir, cambia la g
por j delante de a y o: recoger, corregir, recojo, corrijo,
recoja, corrija;
delante de a, o, u, como en maja, joroba, juglar; los verbos hojear y
enrojecer que derivan de hoja y rojo.
La m: antes de
p y b: diciembre, hombre,
campestre, cumplido; antes de n: alumno.
La r: tiene sonido
fuerte cuando se usa como comienzo de palabra: rápido;
se escribe simple, aunque suene fuerte, después de consonante: enredo,
subrayar; se escribe doble, para que produzca sonido fuerte, entre vocales:
arrozal, carreta.
La x: en la
formación
de los prefijos: ex (fuera de) y ex (además de): extemporáneo,
extraordinario.
La
ll: en la formación
de las palabras que incluyen las partículas calleja, camello,
fuelle, pajarillo canastilla.
Es importante saber que todas estas reglas tienen algunas excepciones y además
algunos usos particulares adicionales a los que aquí mostramos. Pero el
presente texto no pretende ser una guía sobre esto, sino apenas una simple
referencia, por lo que invitamos al lector a reflexionar sobre estos temas
haciendo las comparaciones de rigor con textos que tenga a la mano o,
inclusive, con un diccionario.
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