Los escritores enfrentan ventajas e inconvenientes al tratar de
adquirir buenos hábitos de escritura. Las circunstancias de su vida personal pueden hacer
fácil o muy difícil encontrar el tiempo necesario para escribir, pero el tiempo no es el
problema real, de lo que se trata es de adquirir el hábito de escribir. Escribir debe ser
algo regular, como cepillar los dientes. El escritor que espera estar inspirado para
escribir, necesitará más tiempo para lograr escribir y publicar una novela completa. Los
hábitos de escritura florecen mejor en la rutina, pero el escritor eficaz también
aprovechara todas las oportunidades.
Rutina: Dese algún tiempo todos los días para trabajar tranquilo por
una o dos horas: a primera hora por la mañana, durante el almuerzo, después de la cena o
siempre que usted pueda.
Guarde sus elementos de escritura en orden para tenerlas siempre a
mano.
Minimice las distracciones que le gustan como revistas interesantes y
libros. Intente encontrar el tiempo para escribir cuando pocas personas le telefonean o le
visitan. Si una taza de café o un poco de música de fondo le hacen sentirse mejor, pues
entonces trate de disfrutarlos.
Use los quehaceres de la casa para pensar; como una oportunidad de
repasar lo que usted ha hecho hasta ahora y considerar la dirección que ha de tomar su
novela. Pasear al perro o limpiar la alfombra pueden proporcionar más ideas de lo que
usted espera. Esto es precisamente "el control de los sueños diurnos"
permitir el divagar libre de la mente en una dirección en particular. Pero el proceso no
parece funcionar si usted sólo se sienta y mira fijamente la pared. Necesita estar
despierto y haciendo alguna tarea con movimientos automatizados. No se apoye en otros para
recibir consejo editorial o estímulo, y menos en aquellas personas con las que está
emocionalmente involucrado. Los esposos, amigos y compañeros de cuarto raramente tienen
la perspicacia editorial y el tacto para expresarlo sin enfurecerlo o romper su corazón.
La alabanza vacía no la conseguirá en ninguna parte; y la crítica no constructiva puede
destruir su novela en un abrir y cerrar de ojos. En cambio, sea su propio editor:
regularmente escríbase cartas a sí mismo discutiendo su propio trabajo, articulando lo
que es bueno y menos bueno. En el proceso resolverá problemas que podrían crecer y
derivar muy fácilmente en el bloqueo del escritor. En una computadora las cartas pueden
formar un diario continuo, registrando sus reacciones a la evolución del trabajo. Más
tarde el revisar las primeras entradas de su diario puede ayudarlo a mantenerse en la
misma ruta, o mostrarle dramáticamente cuánto se ha alejado del concepto original.
Escribirse una carta es especialmente útil si usted comienza a tener ansiedades sobre la
historia. A veces nuestros intentos por suprimir esas ansiedades sólo consiguen empeorar
la situación. La ansiedad se convierte en frustración y desesperación, y finalmente
abandonamos el proyecto por completo. Si logra anotar lo qué realmente le fastidia
de su heroína, de su argumento, o de cualquier otra cosa, podrá lograr que la respuesta
al problema surja por sí sola. El acto de convertir nuestros pensamientos caóticos en
frases ordenadas nos permite hallar soluciones mucho más rápidas y satisfactorias.
Además de estas cartas auto-dirigidas, lleve un registro diario de su progreso. Los
procesadores de textos con la función de conteo de palabras pueden servirle de estímulo.
El registro puede darle un sentimiento de logro, sobre todo en proyectos grandes, y puede
permitirle poner una fecha tope para una elaboración que sea razonable. Por ejemplo, si
usted sabe que puede escribir 500 palabras por hora, y escribe tres horas a la semana,
puede completar un manuscrito de 75,000 palabras en 50 semanas. Y si usted escribe diez
horas por semana el mismo puede estar completo en 15 semanas. Elabore un "proyecto
biblia" (Una lista de hechos, nombres, ideas y argumentos que espera usar
constante como referencia) Si se encuentra con hallazgos importantes producto de sus
investigaciones y planea usarlos, póngalos en la biblia incluyendo las fuentes. Incluya
listas con los nombres de los personajes (con sus respectivas descripciones para que sus
ojos no cambien de color); palabras raras; ortografías; etc. El mejor formato para esta
biblia puede ser una carpeta de hojas sueltas que pueda llevar con usted. (advertencia: Si
su biblia crece demasiado como para llevarla fácilmente está perdiendo su propósito
original.) Ahora si decide que no puede escribir a menos que esté sentado frente a su a
su super computadora Gigabyte II, con Mozart en el estéreo y nadie más en la casa, se
estará haciendo la vida muy difícil. Su rutina doméstica ordinaria siempre contendrá
períodos de "tiempo muerto", cuando esté lejos de casa (o por lo menos lejos
de su lugar de trabajo) sin otra tarea a mano. Podría estar esperando en la antesala de
un doctor, en un autobús, o estar atrapado en una reunión muy aburrida. Use ese tiempo
muerto constructivamente, lleve su cuaderno de proyectos para escribir algunas líneas o
al menos trazar un bosquejo. O puede hacer alguna anotación de fondo sobre su
proyecto, o cualquier idea de auto-corrección que simplemente se le ocurra. Más tarde
podrá usar esas anotaciones y redactar el texto definitivo. Éstos son hábitos generales
que lo ayudarán en las diversas fases del proceso de escritura de la novela. Encontrará
que necesita entender esas fases y adaptar sus hábitos a cada una de ellas. No podrá
realizar nada bueno si se zambulle en la fase de la escritura sin haber delineado un
contorno decente. Así que eche una mirada a las distintas fases del proceso de escritura
de una novela, y entonces considere algunas técnicas para aumentar al máximo su eficacia
en cada una de ellas.
Crawford Kilian
[email protected]
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