¿Siente usted la necesidad de escribir? ¿De volcar fuera todo
aquello que tiene dentro? Aquí tiene unos cuantos consejos que podrán, sin duda,
ayudarle.
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Escribir, escribir y escribir.
Uno puede estudiar todo lo que quiera,
asistir a tantos Workshops como
desee, pero no hay mejor ejercicio para progresar que escribir. Nada puede sustituirlo.
Sólo escribiendo podrá analizar sus virtudes y errores, sólo así podrá desentrañar
su estilo, sólo así aflorará lo mejor de usted.
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Temas (El concepto de la página vacía).
Enfrentarse a una página en blanco es un error, deberíamos tener
ideas a punto de desarrollar. Aunque escribir es también costumbre y método, es bueno
que nuestra mente este siempre en movimiento, creando mientras caminamos, comemos, es
decir mientras vivimos debemos engendrar en nuestro interior para después volcarlo al
exterior. Para ello...
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Observe el mundo, todo es interesante, todo tiene una belleza
intrínseca. Sólo debemos acostumbrarnos a tener una mente que lo capte.
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Todo lo cotidiano que nos rodea es susceptible de ser tomado por
nosotros. Las personas, las situaciones, las palabras, los colores.
Y finalmente recuerde que no hay condiciones. Ser escritor significa
ser libre y por lo tanto puede investigar, elucubrar, probar tanto como quiera, nuestro
único limite es nuestra mente.
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Luchar
contra el yo interior que no desea escribir.
No se martirice pensando que usted es el único al que le cuesta
escribir. A todos (o a casi todos) nos cuesta. Para ello nada mejor que...
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Sistematizar el trabajo, es la mejor manera de avanzar
en todos nuestros proyectos creativos. Así se acostumbrará a unas rutinas que le ayudarán a
escribir como quien conduce, casi sin pensar estará escribiendo en su ordenador.
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Quedar con amigos para leer lo escrito. Es una manera de qUe exista
una obligación y eso le ayudará a plantearse más seriamente la necesidad de
escribir.
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Premiarse a si mismo después de escribir. Es una manera magnífica
de hacer las cosas. Escoja algo que le guste especialmente
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Olvidarse de
revisar constantemente.
Ya tendrá tiempo para eso. Revisar es interrumpir el proceso creativo.
No se ponga a revisar sin más. Sólo hágalo cuando haya concluido el capítulo o escena
(y ni eso, si siente que todo bulle en su cabeza, no abandone por nada ni por nadie), o
también cuando va a iniciar una nueva sesión. En ese caso revisar las páginas
anteriores puede ayudarle a preparar su cuerpo y su mente para una nueva sesión, justo
colocarle con el ánimo adecuado para proseguir la narración. Abandone simplemente
la revisión en cuanto sienta de forma incontenible que la mente se le dispara y los dedos
buscan el teclado con fruición. Esa es una sensación maravillosa.
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Construir el edificio por partes .
No quiera empezar la obra sin más. Toda gran obra tiene detrás un
trabajo importante, gestando los personajes, creando tramas, preparando conflictos.
Estudiar primero las facetas necesarias para desarrollar el argumento general.
Algunos escritores parece que simplemente se sientan y empiezan a escribir, en realidad tienen
detrás mucha experiencia, tienen todo pensado en su cabeza y sólo deben pasarlo a papel
(y desarrollarlo por supuesto). Lo mejor es preparar las escenas necesarias (lo que ocurre
en cada una de ellas), tener definidos los personajes y los conflictos, es decir tener la
estructura del edificio, sólo entonces podemos empezar realmente a escribir nuestra
historia.
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No creernos que somos unos genios ni unos desastres.
Aunque también los hay, eso no va, desde
luego, con nosotro así que
podemos y debemos trabajar para conseguir aquello que queremos. Necesitamos un poco de
paciencia, perseverancia, un poco de gusto, pero todo eso lo podemos adquirir. Sólo hay
una cosa que no la podemos sustituir, pero eso ya lo tiene, sino no estaría leyendo
esto: ganas de escribir.
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No utilizar la escritura para ser más
interesantes a los ojos
de la gente.
La gente utiliza todo
tipo de artimañas para llamar la atención de
los demás, para sentirse importante. Usted es libre de utilizar este método para ello,
pero hay otros mucho más sencillos y tan buenos como este, menos costosos y
retorcidos.
Pero si lo hace por eso y luego resulta que usted es un gran escritor ¡bienvenido sea!
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Detalles reales, nunca personajes reales.
Parece una contradicción y lo es. Pero existe una respuesta. Los
detalles no tienen personalidad propia, no tienen vida, en cambio las personas si, y
pueden variar, alejándolo de su personaje y usted se encontrará en un dilema, o puede no
tenerlo a mano cuando lo necesite o le interese. Es más sencillo tomar detalles de aquí
y de allí y construir sus propios personajes. Le garantizo que en pocas páginas
cobrarán vida propia en su mente y estarán tan vivos como los que deambulan a su
alrededor y todo eso con una enorme ventaja: ¡No le demandarán en los tribunales por
utilizar su imagen!
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No decir que un
personaje esta triste ¡Muéstrelo!
Hay que dar alas a los lectores para que sean ellos los que imaginen
que está ocurriendo. Esa es una regla básica, nunca diga que emociones tienen los
personajes, muéstrelos a través del diálogo, de los gestos, de su comportamiento. Lo
otro sería empobrecer el texto, acotar la imaginación del lector.
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Haga que las
obsesiones trabajen para usted.
Todos tenemos
problemas, todos tenemos obsesiones, manías. Una buena
manera de trabajar es conseguir que todo esto trabaje a nuestro favor y no al contrario.
Sepa sacar partido de todo aquello que le afecta y vuélquelo en forma de experiencia a su
obra. Seguro que la enriquecerá.
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No escribir la Opera Prima de nuestra vida en primer lugar.
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Mantenerse en forma.
Alimente su
espíritu, dele de comer (como a su estómago). Véase con
los amigos charle de sus obras y de las de ellos, asista a tertulias, acuda a congresos,
conferencias, reuniones. En definitiva enriquézcase como una forma más de mantener
y
acrecentar una mente despierta y creativa. No deje que el mundo le venza. Y sobre todo
escriba, escriba y escriba.
Ricard de la Casa
©
Ricard de la Casa
es autor de ciencia ficción y ha publicado los
libros Sota presió y Mes enllá de la equació QWR.
Ha ganado el Premio Juli Verne y el Premio Domingo Santos.
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