Una Extraña Experiencia
Esta Mujer me encanta


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Hola, mi nombre es Nancy, soy mexicana, tengo 23 años y soy estudiante de la Licenciatura en Derecho, actualmente vivo en la Ciudad de México. Me considero una mujer atractiva, mido 1.68 m., soy de piel morena clara, ojos café claro, cabello al hombro de color castaño claro, nariz afilada, boca regular y un cuerpo delgado pero creo que bien torneado. En realidad me siento bien conmigo misma.

Cabe señalar que me encanta vestir de manera sumamente coqueta, me encanta lucir ropa que se ajuste perfectamente a mi cuerpo, ya sea pantalón de vestir que haga resaltar mis diminutas tangas o bien vestidos cortos con atractivos escotes. En relación a mi calzado, me fascinan las sandalias de tacón alto, ya que soy una chica muy esmerada en el cuidado de mis pies, y por lo tanto me encanta lucirlos.

En esta ocasión quiero compartir mi grata experiencia (la cual gira en torno al fetichismo de pies femeninos) con todos los visitantes de esta magnifica página.

Hace unos meses viaje en compañía de mis padres al pequeño pero hermoso estado de Tlaxcala, con el motivo de asistir a una fiesta que organiza anualmente uno de mis tíos, esto por la celebración del aniversario de su pequeña empresa mueblera. Siempre que llegamos a Tlaxcala acostumbramos quedarnos en casa de mi abuela paterna, pero en esta ocasión mi tío nos ofreció quedarnos en su rancho, a lo cual aceptamos encantados ya que nos fascina todo lo relacionado con el campo. Al llegar al rancho de mi tío, nos recibió él, acompañado de su esposa e hijo. Al bajar de la camioneta, note de inmediato la mirada de mi primo, atenta a cada movimiento de mis pies, ese día yo llevaba un vestido corto muy entalladito en color rosa, acompañado de unas sandalias de piso del mismo color. Recuerdo que llevaba las uñas con esmalte en color mate.

Después del caluroso recibimiento, mi primo de nombre Fernando, se ofreció a llevar mi equipaje hasta la habitación en donde yo pasaría la noche, yo le agradecí el gesto con una sonrisa tierna. Al llegar al cuarto, yo me arroje sobre la preciosa cama, pero con el salto, una de mis sandalias se cayo al piso, de inmediato Fehr se inclino para levantarla, pero no intento ponérmela, sino que la levanto y comenzó a observarla de manera muy atenta, al mismo tiempo la acariciaba y la recorría con sus dedos, principalmente en la parte en donde se apoyan los dedos. Yo me extrañe y le pregunte que si pasaba algo, él con voz temblorosa me dijo: "No, no para nada, solo admiraba que tu sandalia es muy estrecha, debes tener los pies muy finos". Yo no pude contener una espontánea carcajada y al mismo tiempo le dije: Eres un payaso, anda dame mi sandalia. Note que Fehr estaba a punto de arrodillarse para ponerme la sandalia, pero no se lo permití, así que prácticamente se la arrebate y yo me la puse.

A otro día (el día de la fiesta), durante la ceremonia religiosa, mi primo se sentó justo detrás de mí, lo cual no me extraño en lo mas mínimo, ese día yo decidí ponerme un vestido muy corto con una caída estupenda, el cual era color crema, lo acompañe con unas sandalias de gamuza color beige, con unos tacones demasiado altos de madera. Durante toda la celebración religiosa pude percatarme que mi primo no quitaba la vista de mis pies, lo cual comenzó a producirme cierta curiosidad del por qué Fernando miraba con tanta insistencia mis pies. Debo señalar que yo no sabía nada del fetichismo de pies, y jamás me imagine que esta parte del cuerpo causara tanta excitación.

Volviendo al tema, ya en la noche, la mayoría de los invitados se encontraban un tanto ebrios, lo cual ocasionaba mucho mas ambiente del normal, pero bueno, yo disfrutaba a lo grande del baile junto a otros amigos y familiares, en eso se acerco Fernando y me pidió que bailara con él, a lo cual accedí de inmediato, bailamos por mas de media hora sin descanso alguno, después de esto le pedí que nos sentáramos por un rato ya que me encontraba exhausta, él de manera muy atenta y caballerosa me dijo: "Si gustas puedo llevar unas sillas cerca de la fuente principal, sirve que así descansas un poco y observas lo que en el Distrito Federal no puedes, me refiero a la luna y las estrellas", al momento de decir esto Fehr sonreía de manera muy linda, lo cual hizo que me sintiera muy a gusto.

Ya afuera del pequeño salón y a solas, Fehr me contaba algunas viejas leyendas, acerca de fantasmas y esas cosas, sinceramente me hacía sentir muy bien el solo hecho de estar cerca de él, después de unos veinte minutos de charla se ofreció a ir por un tequila, me aseguraba que eso me relajaría de lo lindo, como siempre agradecí el gesto con una cálida sonrisa, mientras él fue por el tequila yo me quite una de mis sandalias para masajear un poco mi pie izquierdo, ya que me dolía un poco a consecuencia de estar tanto tiempo bailando, cuando él regreso yo masajeaba mi pie, fue entonces cuando Fehr me dijo: "¿Te paso algo, te encuentras bien?", Yo sonreí, y le dije que únicamente me encontraba un poco cansada y que me dolían ligeramente los pies, él me dijo: "Es obvio, mira nada mas esos tremendos tacones, ¿acaso nunca te has lastimado un pie por culpa de ellos?. Yo respondí: Si, una ocasión me lastime un tobillo al bajar unas escaleras en la universidad, creo que precisamente llevaba estas sandalias. A Fernando de inmediato le cambio la voz y dijo:

Fehr: ¿Cuál tobillo fue?

Nancy: Este, el izquierdo.

Al mismo tiempo estire mi pierna, lo cual le permitió observar mi muslo. Él rápidamente estiro sus manos, tomo con delicadeza mi tobillo y lo acaricio por unos segundos. Sinceramente yo sentí estremecerme, el sentir esas manos fuertes tocando mi tobillo me excito muchísimo, así que de inmediato retire mi pie y cambie la conversación. Debo reconocer que esa noche no pude dormir tranquila, ya que al recordar esa sensación me excitaba demasiado, al máximo.

Al día siguiente, yo me vestí de manera sport, me puse un pantalón deportivo de licra en color negro con franjas rojas en los costados, un top de licra color rojo, tenis blancos, calcetas cortas blancas, me hice una coletita en el cabello y me puse una gorra roja. Creo que daba el aspecto de niña mimada. Mi familia mientras tanto, planeaba visitar un centro recreativo cerca de la región. Yo no quise acompañarlos pues algunos de mis demás familiares me invitaron a montar a caballo. Entre ese grupo iba Fernando.

Durante el trayecto Fehr se acerco a mí y comenzó a platicarme diferentes cosas sobre el paisaje. Yo no dejaba de pensar en lo sucedido la noche anterior, así que decidí emplear alguna estrategia para volver a vivirlo.

Poco a poco y de manera cautelosa procure alejarnos del resto del grupo, Fehr parecía estar encantado con mi compañía, pues se comportaba de lo mas lindo conmigo. Fue entonces cuando quise probar mi dominio sobre él y le dije: "Oye, ¿podemos caminar un momento?", Él de inmediato acepto, así que me dispuse a bajar del caballo y al hacerlo fingí lastimarme el tobillo izquierdo. Yo di un grito y al mismo tiempo simulaba gestos de dolor, Fehr corrió hacia mí y me dijo:

¿Estas bien?

Nancy: Auch, ay creo que me lastime el tobillo, me duele muchísimo, ayúdame.

Él me tomo en brazos y me llevo hasta unas rocas, me sentó, después tomo mi pie con suma delicadeza, como un esclavo ante el amo, eso me gusto mucho, disfrute verlo arrodillado a mis pies.

Lentamente comenzó a desatar los cordones de mi zapato deportivo, levanto la mirada hacia mí y dijo: ¿Te duele mucho?, Yo respondí: Muchísimo, ¿me puedes quitar la calceta?, Él comenzó a bajar mi calceta de manera muy lenta, lo hacía como disfrutando mucho cada centímetro de mi pie, sus manos temblaban, el sudor en su frente era imparable, entonces le dije: "Que pena mis pies están sudorosos, deben oler mal", Fehr con la voz entrecortada me respondió: Nancy, eres tan hermosa, tienes los pies mas lindos que he visto, imposible que te huelan mal. En eso acerco mi pie desnudo a su rostro y lo coloco su nariz justo debajo de mis dedos y aspiro lentamente. Era obvio que para ese momento él ya se encontraba súper excitado, al igual que yo. Después de aspirar el aroma de mi pie por algunos segundos, comenzó a lamerlo, recuerdo que lo hizo primeramente en el arco, después siguió por toda la planta, talón, tobillo y por supuesto chupo dedo por dedo, yo sentía estremecerme, mi vagina se humedecía cada vez mas. No pude contenerme y me arroje sobre él, besándolo y lamiéndole el cuello, él me sujeto de las caderas y me cargo hasta llevarme detrás de unos pequeños arbustos, ahí me despojo de mi otro zapato, del pantalón deportivo y mi ropa interior, él me suplicaba le ofreciera mis plantas, así que me recosté boca abajo para poder ofrecerle lo que tanto me pedía. Fehr olía y besaba mis píes de una manera sensacional, me excitaba cada vez mas, después de algunos minutos por fin me penetro por detrás, la aventura fue simplemente maravillosa. Al termino de nuestra increíble relación sexual, él me pidió nuevamente le permitiera besar mis pies, yo se los ofrecí colocándolos en su rostro, entonces tomo mi pie izquierdo y me dijo: ¿Así que únicamente fingiste lastimarte, cierto?, Yo sonreí de manera tonta, aceptando dicha acusación. De repente él doblo mi tobillo fuertemente originándome un dolor tremendo, yo le grite: Eres un imbecil, ¿qué te pasa?, Él sonrió y me dijo: Bueno tú te ofreciste a satisfacer mi fetiche, y aún no lo habías logrado, ¿sabes?, mi mayor fantasía siempre ha sido ver a una mujer con un pie lastimado, vendado y quejándose por no poder caminar. Sinceramente esas palabras me hicieron pensar que Fernando tenía graves problemas fetichistas, pero bueno, la lesión en mi tobillo valió muchísimo la pena.

Ya de regreso al rancho de mi tío, mi padre pregunto qué me había sucedido, yo le respondí que me había lastimado el tobillo caminando en unas rocas, Fehr riéndose dijo: Ya lo ve tío, no esta acostumbrada a caminar en el campo.

Esa misma tarde llamaron a un quiropráctico para que revisara y atendiera mi lesión, recuerdo que Fernando estuvo presente cuando curaron mi pie, parecía excitarle tanto el verme gritando de dolor. Después de que el quiropráctico coloco una venda en mi tobillo, Fehr salió del cuarto, obviamente fue a masturbarse.

Así es como viví esa extraña aventura fetichista, creo que después de todo no estuvo tan mal, ya que gracias a ella ahora me gusta mucho disfrutar del sexo y mis pies.

Nancy M.




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