Irak: ¿Guerra por recursos o lucha contra el Mal? Conferencia pronunciada el
22 de Abril 2003 en el salón J.L.Borges de la Biblioteca Nacional Para analizar este conflicto desde una perspectiva puntual y objetiva hay, por supuesto, varios caminos a seguir. El que hemos elegido para esta breve exposición – que de ningún modo tiene la pretensión de agotar el tema – consiste en analizar las razones que en su momento se esgrimieron para justificar, o al menos fundamentar, las acciones militares emprendidas; contrastándolas luego con los datos de la realidad que, si bien son de dominio público, no recibieron una tan amplia difusión mediática. Veamos pues, en primer lugar, cuales fueron las razones esgrimidas por el gobierno de los EE.UU. para fundamentar públicamente la decisión de invadir a Irak. 1)- Las razones aludidas A inicios del conflicto, el gobierno de los EE.UU.
adujeron tres motivos esenciales para la guerra: A)- Eliminar el
arsenal de armas de destrucción masiva de Saddam Hussein. B)- Disminuir la
amenaza del terrorismo internacional C)- Promover la
democracia en la región. A)- La eliminación del arsenal de armas de
destrucción masiva de Saddam. ·
Irak: La guerra
demostró lo que ya se sabía: Irak no tenía armas nucleares. No usó armas
químicas. Ni siquiera utilizó los misiles rusos Scud que se suponía tenía
escondidos. La guerra confirmó lo que más de 300 inspecciones de la ONU
habían establecido: no había motivos para creer en una amenaza iraquí seria y
a gran escala. En cambio: ·
Pakistán
posee varias cabezas nucleares junto con misiles y aviones para lanzarlas.
También se sospecha con bastante fundamento que posee armas químicas. o
La decisión política de Pakistán de
utilizar estas armas no puede ponerse en duda. Pervez Musharaf amenazó
abiertamente a la India con usar armas nucleares en ocasión del conflicto de
Kashmir. o Se sabe con certeza que varios militares paquistaníes de alto rango tienen una gran simpatía por los militantes kashmires y otros extremistas islámicos. Dado el caso, sería mucho más probable que fuesen ellos los proveedores de armas peligrosas a los terroristas y no Irak cuyo régimen nunca tuvo buenas relaciones con ellos. ·
Corea del Norte
posee suficiente plutonio para producir varias armas nucleares. o
Además, posee gran cantidad de armas
químicas y un arsenal bastante relevante de misiles balísticos. o
Su gobierno declaró que consideraría un
“acto de guerra” cualquier sanción económica tomada a causa de su política
nuclear y amenazó a los EE.UU. con convertirla en un “mar de fuego” si esas
sanciones se tomaban. o
En realidad, el programa nuclear
coreano es una reactivación del que ya tenían hasta 1994. Según las últimas
estimaciones de la CIA, Corea del Norte podría disponer de 4 a 6 armas
nucleares para la segunda mitad del 2003. B)- Disminuir la amenaza del terrorismo
internacional ·
El objetivo declarado de los extremistas
islámicos ha sido siempre el de derrocar a todos los regímenes que no
adhieren a la versión fundamentalista-teocrática del Islam. El Partido
Baatista de Irak era de fuerte orientación laica, al igual que los gobiernos
de Egipto, Jordania y Arabia Saudita. Reemplazar al gobierno seglar de Saddam
por otro seglar pero digitado por los EE.UU. (que es el “Gran Satán” para los
fundamentalistas islámicos) sólo podía avivar la intolerancia religiosa en
lugar de aplacarla. ·
Más allá de motivos religiosos, los
EE.UU. claramente han tolerado y respaldado las acciones de Israel contra los
Palestinos. La presencia física norteamericana en la región sólo podía
exacerbar y justificar el terrorismo en lugar de disminuirlo. ·
Antes de la guerra, la CIA fracasó en
suministrar pruebas convincentes de la relación entre Saddam y Bin Laden. Al
contrario, según toda la información disponible, Al Qaeda podría
aprovisionarse mucho más fácilmente con armas de destrucción masiva no
controladas de la ex-URSS, o de sus simpatizantes en Pakistán e Irán.
·
En los atentados contra la AMIA y la Embajada
israelí en la Argentina las pistas apuntan fuertemente hacia Arabia
Saudita e Irán. El involucramiento de Irak con el terrorismo internacional
nunca ha sido considerado seriamente por ningún experto en el tema. C)- Promover la democracia en Irak y su zona
de influencia ·
Dick Cheney y Donald Rumsfeld, en los
años 1980-88, gestionaron y mantuvieron la alianza con Saddam Hussein cuando
éste estaba embarcado en la guerra contra Irán. ·
Rumsfeld viajó a Irak en Diciembre de
1983, como enviado especial de Reagan, para negociar la asistencia
norteamericana a Saddam. ·
Por la misma época, el Departamento de
Defensa a cargo de Cheney suministró a Saddam información satelital sobre las
posiciones iraníes. Y esto a pesar de un informe del Departamento de Estado
del 1° de Noviembre 1983 en el que se informaba que Saddam usaba armas
químicas contra los iraníes “casi cotidianamente”. Ni Rumsfeld ni
Cheney se manifestaron entonces contra la ayuda a Saddam. ·
Los EE.UU. mantienen muy buenas
relaciones con otros dictadores o regímenes autoritarios del área. Heydar
Aliyev de Azerbaijan; Nursultan Nazarbaev de Khazaquistán e Islam Karimov de
Uzbekistán son dictadores al estilo estalinista que gozan de los favores de
Washington. Basta una consideración superficial de los
datos consignados para ver que las razones esgrimidas, tendientes a
justificar la guerra, sencillamente no resisten el análisis. Con todo, no es cuestión tampoco de caer en
extremos ya que, de hecho, es demostrable que la política exterior
norteamericana ha tenido tradicionalmente cierta orientación general – dentro
del marco de un férreo pragmatismo – hacia el control del armamento nuclear,
hacia el control del terrorismo internacional y hacia la promoción de la
democracia como régimen de gobierno. Lo que resulta más que dudoso es que esta
guerra haya respondido, ni siquiera primariamente, a dichas motivaciones. Esto nos lleva a la necesidad de investigar
las posibles verdaderas razones de la guerra. En este sentido, lo primero que
tenemos a disposición es el historial político y económico de los propios
protagonistas principales. 2)- Los decisores principales ·
George Bush (presidente):
es considerado por muchos algo así como un petrolero fracasado. Su compañía Arbusto
estaba a punto de quebrar cuando fue comprada por Spectrum, la
que a su vez fue comprada por Harken - empresa que lo mantuvo
en el directorio; se dice que presumiblemente para no perder el contacto con
Bush padre.
·
A su vez, existe información indicando
que Arbusto formaba parte del Carlyle Group.
Cierto o no, el hecho es que este grupo es el N° 11 en la lista de
proveedores de material militar en los EE.UU. Su nómina salarial incluye
a: George H. W. Bush (padre); Frank Carlucci (Secretario
de Defensa con Reagan); James Baker III (ex-funcionario del
gobierno de Bush padre); John Major (ex-primer ministro británico);
Arthur Levitt (ex-presidente del SEC); Fidel Ramos (ex-presidente
de Filipinas) y a Afsaneh Masheyenkhi (ex-tesorero del Banco
Mundial). Después de los atentados del 11 de Septiembre, el Wall Street
Journal informó que la familia de Bin Laden tenía por lo menos 2 millones
de dólares invertidos en uno de los fondos del Carlyle Group. La información
no sólo resultó correcta sino que el grupo procedió rápidamente a
devolver ese dinero a la familia de Bin Laden. ·
Dick Cheney (vicepresidente):
Antes de ser vicepresidente fue CEO de Haliburton, el proveedor
de servicios petroleros más grande del mundo. Haliburton no perfora pero
vende todo lo necesario a las compañías que lo hacen. También provee
viviendas y servicios a las FF.AA. de los EE.UU. Recientes informaciones
vinculan fuertemente a esta empresa – de la cual Cheney sigue cobrando
honorarios – con licitaciones directas de obras destinadas a la
reconstrucción de Irak. ·
Condolezza Rice (Asesora de Seguridad
Nacional): Es miembro del directorio de Chevron.
Tiene hasta un buque tanque de esa empresa que lleva su nombre. ·
Don Evans (Secretario de Comercio):
Es un viejo amigo de Bush. Fue presidente de Tom Brown Inc. una
compañía de petróleo y gas de 1.200 millones de dólares con sede en Denver y
también es miembro del directorio de TMBR/Sharp Drilling que
hace perforaciones. ·
Gale Norton (Secretario del Interior):
fue abogada de Delta Petroleum y miembro de un grupo de
abogados patrocinado por British Petroleum Amoco. ·
Zalmay Khalilzad
(embajador en Afganistán): ex empleado de Unocal Corp que es un productor de petróleo de
10.000 Barriles diarios, con operaciones en Tailandia, Myanmar, Indonesia,
Bangladesh, Holanda, Azerbaiján, Congo y Brasil.
Con personalidades que toman decisiones y
presentan estos antecedentes, tenemos, pues, por lo menos tres factores para
analizar: 1°)- El factor petróleo – 2°) El factor financiero y 3°) El factor estratégico. 3)- El factor petróleo Los datos concretos y objetivos que disponemos
para analizar este factor son los siguientes: ·
La cuenca petrolera del Golfo Pérsico
abarca a 7 países: Bahrain, Irán, Irak, Kuwait, Qatar, Arabia Saudita y los
Emiratos Árabes. ·
Estos países producen (datos del año
2002) un 25% del petróleo mundial y poseen cerca del 66% de las reservas
mundiales de crudo y un 36% de las reservas mundiales comprobadas de gas
natural. ·
IRAK: Tiene
reservas comprobadas por más de 112 billones de barriles. Es la segunda
reserva comprobada más grande del mundo. Además tiene 110 trillones de pies
cúbicos de gas natural. ·
ARABIA SAUDITA:
Tiene el 25% de las reservas mundiales. Es el mayor productor de petróleo del
mundo. Provee el 17% (1.5 millones de barriles diarios) de las importaciones
de crudo norteamericanas. ·
KUWAIT:
Tiene el 9% de las reservas mundiales. Exporta especialmente a países
asiáticos. Representa un 2,55% de las importaciones de EE.UU. (4.1% en 1993) ·
EE.UU. :
(datos de los 9 primeros meses del 2002) – Tiene un consumo estimado en 19.7
millones de barriles diarios. El hecho más importante a destacar es que el
57% de este consumo (11.2 millones de barriles diarios) es
importado y el 20% de esta importación proviene del Golfo Pérsico. ·
Los datos revelan también que las
condiciones sociopolíticas de los dos países del Golfo más comprometidos con
el abastecimiento petrolero de los EE.UU. son bastante críticas: ·
En opinión coincidente de la mayoría de
los expertos en el tema, Arabia Saudita ha caído en una situación política
inestable que se asemeja peligrosamente a la existente en Irán en 1979. De
caer en manos del fundamentalismo islámico, casi seguramente arrastraría a
Kuwait consigo. Con estos datos a disposición la conclusión es
prácticamente inevitable: para los EE.UU, el riesgo de la pérdida de Arabia
Saudita (y casi seguramente de Kuwait) sólo podía ser contrapesada por un
control directo sobre Irak. La alternativa teórica de avanzar sobre Arabia
Saudita para controlar un posible deslizamiento de ésta hacia el fundamentalismo
se presentaba como mucho menos atractiva, al menos por dos razones: 1)- No
existían argumentos ni siquiera medianamente coherentes para justificar la
invasión a un aliado actual y 2)- La invasión a Arabia Saudita no hubiera
significado un control mucho mayor sobre un Irak con Saddam Hussein en el
gobierno. Por el contrario, una invasión a Irak le permite a los EE.UU. tener
ahora un control directo sobre Irak y, al mismo tiempo, ejercer una presión
mucho más efectiva sobre Arabia Saudita con lo cual se han logrado dos
objetivos: el aseguramiento de la provisión de petróleo y la consolidación de
una posición de poder. 4)- El factor financiero Mucha gente lo ignora, desde el momento en que
los medios masivos le han dado sorprendentemente poca difusión al hecho, pero
en los últimos tiempos ha existido una puja muy fuerte entre el euro y el
dólar. Los datos son los siguientes: ·
Irak comenzó a cotizar su petróleo en
euros en Noviembre del 2000, cuando el euro estaba a una paridad de 0,80 por
dólar. Para 2002 el euro se había apreciado en un 15% frente al dólar. Con
ello, como es obvio, Saddam terminó ganando mucho dinero. Pero hay más: hacia
fines del 2000, Saddam convirtió a euros la totalidad de su fondo de reserva
en la ONU (10.000 millones de dólares), suma que estaba reservada para el
programa de “petróleo por comida”. ·
Irán, (el 2° mayor productor de la
OPEC) también estaba considerando pasarse al euro. Durante el 2002 la mayoría
de las reservas de Irán fue convertida a euros. La legislatura iraní estaba
considerando seriamente la posibilidad de aceptar euros por el pago del
petróleo iraní. Mohammad Abasspour, miembro de la Comisión de Desarrollo del
Parlamento iraní confirmó en su momento que “más de la mitad del Fondo de
Reserva Forex” había sido convertido a euros. ·
Especialistas financieros estimaron que
si la OPEC en pleno pasaba a cotizar el petróleo en euros, los países
consumidores de petróleo tendrían que cambiar masivamente sus dólares por
euros. Esto produciría una devaluación del dólar de entre un 20 a un 40%
disparando muy posiblemente un “flight to quality” del dólar hacia el
euro. ·
El euro se ha presentado como un serio
competidor frente al dólar. Antes de la guerra en Irak incluso países como
Venezuela, China y hasta Rusia se habían desprendido de dólares para
convertirlos a euros. ·
Aproximadamente un año antes del golpe
que intentó derrocar a Hugo Chávez en Venezuela, el embajador venezolano
Francisco Mieres-López dejó traslucir la intención del gobierno venezolano de
pasarse a euros. El posterior involucramiento de la CIA en el golpe contra
Chávez quedó bastante bien documentado con las revelaciones del parlamentario
uruguayo José Bayardi. Para colmo, Chávez también ha ensayado sistemas de
trueque de productos por petróleo, lo cual debilita – aunque más no sea
indirectamente – el papel del dólar. Dentro de este contexto, el hecho que no puede
ser perdido de vista es que la economía norteamericana está en una situación
bastante delicada. El déficit de su balanza comercial externa está en el
orden del 5% de su PBI y su déficit interno es del orden de los 6.3 trillones
de dólares (55% del PBI). Además, ha vuelto a presupuestos anuales con
déficits del orden de varios cientos de billones de dólares. ¿Por qué no cae
el dólar a pesar de esto? – Porque tiene una gran ventaja frente a cualquier
otra moneda: Desde 1945 constituye una divisa de reservas internacionales y,
por lo tanto, una divisa corriente para transacciones globales. Desde 1971, desde que Nixon quitó el respaldo
oro del dólar (que estaba en ese momento a U$S 32 por onza) alejándose de lo
acordado en la Conferencia de Bretton Woods al final de la II GM, el dólar ha
sido el instrumento monetario global que sólo los EE.UU. pueden producir sin
respaldo ni garantía alguna (“fiat money”). Según muchos expertos, el
dólar está fuertemente sobrevaluado, considerando los déficits de las cuentas
norteamericanas y la posición de los EEUU como principal nación acreedora. La
deuda nacional de los EE.UU.. al 4 de Abril del 2003 era de U$S 6.02 Trillones
frente a un PBI de 9 Trillones. Además, el análisis de los mercados globales
revela que el comercio mundial se ha convertido en un juego en el que los
EE.UU. producen dólares y el resto del mundo produce bienes y servicios que
esos dólares pueden comprar. Las economías globales interconectadas no
compiten para obtener una ventaja comparativa sino que exportan tratando de
capturar los dólares que necesitan para el servicio de deudas externas
nominadas en dólares y para acumular reservas en dólares a fin de mantener el
valor de intercambio de sus monedas domésticas. Para prevenir ataques especulativos y
manipulativos contra sus monedas, los Bancos Centrales del mundo deben
comprar y conservar dólares en cantidades correlativas con sus monedas en
circulación. Mientras más alta sea la presión de un mercado para devaluar
alguna moneda en particular, más reservas en dólares deberá procurar el Banco
Central involucrado para sostener esa moneda. Este fenómeno es el que se
conoce como “hegemonía del dólar”. Un circuito cerrado en el cual, puesto que
todo el mundo depende del dólar, todo el mundo contribuye a fortalecerlo. Un efecto lateral de esta situación es que,
con ello, los commodities
más críticos (p.ej. el petróleo) quedan denominados en dólares. Todo el
mundo acepta dólares porque con dólares se puede comprar petróleo y otros commodities
críticos. A los efectos prácticos, la hegemonía del dólar implica que
cualquier bien denominado en dólares termina siendo, esencialmente, un activo
norteamericano ya que dominando la moneda de denominación obviamente también
se domina el precio de los bienes involucrados. Mientras más billetes verdes
imprima EEUU más altos serán los precios internacionales, por lo que un
dólar fuerte le da a los EEUU una ganancia doble: mantiene precios
internacionales bajos (en dólares) y sostiene la hegemonía de su moneda. Esta situación puede mantenerse mientras
subistan 3 factores: ·
1)- Mientras las naciones sigan
necesitando y comprando petróleo para cubrir sus vitales necesidades
energéticas. ·
2)- Mientras el dólar (y sólo el dólar)
siga siendo la moneda utilizada para las transacciones petroleras. ·
3)- Mientras los EEUU mantengan su
reputación de “puerto seguro” (Riesgo País = 0) para inversiones (obviamente
en dólares). En este contexto, el euro aparece como una
seria amenaza. Más aún después de que en Diciembre del 2002 la UE aprobó el
ingreso de 10 países adicionales con plenos derechos. Para el 2004 las
proyecciones indican un PBI conjunto de U$S 9.6 trillones y un mercado de 450
millones de consumidores para la UE, compitiendo directamente con una
economía norteamericana cuya proyección es de U$S 10.5 trillones de PBI pero
sólo entre 280 y 300 millones de consumidores para el mismo año 2004. Una consecuencia colateral de lo dicho, pero
no por ello menos significativa, es que el mantenimiento del precio del
petróleo en dólares, sobre todo en vista de la potencial inestabilidad de
Arabia Saudita, hace que el involucramiento de los EE.UU. en la zona sea
necesariamente prolongado. No hay una “estrategia de salida” del Golfo
Pérsico. Los EE.UU. necesitan tener presencia en la zona – fortaleciendo
a Israel para cooperar en este sentido – a fin de mantener la relación
petróleo/dólar y desalentar a futuros gobiernos que quieran coquetear con la
idea de pasarse al euro. 5)- Los aspectos estratégicos Desde la II Guerra Mundial, los EE.UU. son
plenamente concientes de su dependencia del petróleo de Medio Oriente. Hasta
1971 el guardián de los intereses norteamericanos en la zona fue Gran
Bretaña. Luego, los EE.UU. establecieron una alianza con el Shah de Irán que
perduró hasta que éste fue derrocado por los militantes islámicos del
Ayatollah Khomeini. A partir de ese momento los EE.UU. decidieron tomar
acciones concretas para asegurar la seguridad de los intereses
norteamericanos en la zona. El resultado de esta decisión estratégica
quedó expresado en “Doctrina Carter”, establecida el 23 de Enero de 1980.
Según la misma, el libre acceso al Golfo Pérsico queda definido como de vital
importancia para los intereses norteamericanos. Específicamente se establece
en ella que: “Los EE.UU. no permitirán jamás que un Estado hostil acceda a
una posición desde la cual pueda amenazar el acceso norteamericano al Golfo
Pérsico.” Y, a los efectos de no dejar dudas al respecto, se puntualiza
además que, a los efectos de proteger dichos intereses, los EE.UU. emplearán
“todos los medios necesarios, incluyendo la fuerza militar.” Disponemos de varios datos concretos que
prueban la vigencia de esta doctrina: ·
Por de pronto, se invocó por primera
vez en 1987 durante la guerra Irán-Irak. Luego de que embarcaciones iraníes
abrieran fuego sobre buques-tanque kuwaitíes, la marina norteamericana
comenzó a escoltar las naves kuwaitíes en el Golfo. ·
Se invocó por segunda vez en Agosto de
1990, cuando Irak invadió Kuwait, amenazando la posición norteamericana en
Arabia Saudita. Bush padre respondió con “Tormenta del Desierto” pero, al
finalizar la misma en 1991, se limitó a “contener” a Saddam con un bloqueo
económico ya que la gran volatilidad sociopolítica y religiosa de la zona
hacía temer en ese momento un súbito protagonismo de Irán y una peligrosa
desestabilización de Arabia Saudita. ·
Luego de la invasión iraquí a Kuwait,
el actual vicepresidente Dick Cheney declaró ante el Comité de Servicios
Armados de los EE.UU. manifestando que: “Antes de la invasión a Kuwait,
Irak controlaba el 10% de las reservas mundiales. Una vez tomada Kuwait,
Saddam duplico eso a aproximadamente el 20% de las reservas petroleras
conocidas del mundo.. Una vez en posesión de Kuwait y desplegado el ejército
del tamaño del que dispone (en la frontera con Arabia Saudita), se
puso claramente en posición de dictar el futuro de la política energética
mundial, y eso le dio la posibilidad de estrangular nuestra economía y la de
la mayoría de las demás naciones del mundo también.” ·
Es un hecho que más de una década
después, el gobierno de los EE.UU. seguía sosteniendo la misma concepción
estratégica. El 26 de Agosto de 2002, el mismo Dick Cheney, ante la asociación
de “Veteranos de Guerras Extranjeras” afirmó: “Armado con estas armas de
terror y un asiento en la cima del 10% de las reservas mundiales de petróleo,
podría esperarse que Saddam intente dominar la totalidad del Medio Oriente,
tomar el control sobre una gran porción de las provisiones energéticas del
mundo, amenazar directamente a los amigos de los Estados Unidos por toda la
región, y hacer objeto de un chantaje nuclear a los EE.UU. y a cualquier otra
nación.” ·
Y esta visión queda plenamente confirmada
por la “National Security Strategy of the United States of America”
(Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de Norteamérica)
promulgada por el Presidente Bush en Septiembre del 2002, según la cual las
fuerzas militares norteamericanas deben ser: “...lo suficientemente
fuertes como para disuadir a potenciales adversarios de intentar la
construcción de un potencial militar en la esperanza de sobrepasar, o
igualar, el poder de los Estados Unidos”. El criterio estratégico de los EE.UU. es, así,
sumamente claro. La dirigencia norteamericana considera que quien controla el
Golfo Pérsico automáticamente gana un fuerte control sobre la economía
global, dada la importancia del petróleo como recurso energético. La
administración Bush simplemente ha decidido que los EE.UU. – y solo los
EE.UU. – controlarán esta importante zona geopolítica. 6)- Conclusiones y consideraciones finales Si se analiza con detenimiento el enfoque que
los EE.UU. le han dado a la cuestión, las verdaderas razones para la guerra
en Irak se infieren sin mayores dificultades. De hecho, si antes Saddam
amenazaba con “estrangular” la economía mundial, ahora los EE.UU. han
acaparado el poder de esa amenaza para ellos mismos. Es simplemente la
Doctrina Carter aplicada a la inversa. Desde un punto de vista estrictamente objetivo
y analizándolo exclusivamente desde la óptica estratégica y militar, el
criterio aplicado resulta bastante coherente. De hecho, los yacimientos
petrolíferos norteamericanos están entre los más antiguos del mundo. El
petróleo representa un 40% de los requerimientos totales de energía de los
EE.UU. y el consumo de petróleo sigue creciendo. La explotación intensiva de
los yacimientos de Alaska difícilmente podría agregar más de un 1 o un 2 % a
este consumo. Rusia, Venezuela, los países del Mar Caspio y África tienen
mucho menos petróleo que los países del Golfo Pérsico y, además, lo están
agotando mucho más rápidamente. Ahora bien, desde el punto de vista de una
lucha por valores – dentro o fuera del marco del “choque de civilizaciones”
propuesto por Huntington – las acciones llevadas a cabo por los EE.UU.
durante los últimos meses son muchísimo menos consistentes. Las razones y los
datos que avalan este análisis son múltiples y variados, pudiendo citarse en
un rápido (y algo superficial) resumen: ·
La técnica terrorista utiliza armas de
bajo costo y alto impacto. No tiene sentido invadir países para
tratar de controlarlo. Peor todavía: con presencia física de los
norteamericanos en la zona, lo más probable es que el terrorismo se
intensifique y se desparrame en lugar de desaparecer. ·
El terrorismo, sobre todo el impulsado
por resortes místicos que llegan hasta al atentado suicida, es fuertemente
irracional. Y la irracionalidad es imprevisible. No obedece a reglas
de cálculo del tipo “costo/beneficio”. Por lo tanto es completamente
imprevisible puesto que no se tienen parámetros válidos para evaluar ni su
probabilidad, ni su frecuencia, ni su severidad esperada. La ocupación de su
“zona de irradiación” difícilmente permita mejorar (con instrumentos de
inteligencia) la medición de estos parámetros y – en todo caso – no es en
absoluto necesario ocupar físicamente su “zona de irradiación” para realizar
tareas de inteligencia. ·
En cualquier estrategia de combate
contra una fuerza irregular es mejor estar lejos.
La ocupación del territorio aumenta la exposición al riesgo. Si antes un
comando terrorista, para atacar un blanco norteamericano como las Torres
Gemelas, debía trasladarse hasta Nueva York; ahora tienen la oportunidad de
seleccionar sus blancos en Bagdad que queda mucho más cerca y en dónde –
obviamente – resulta mucho más difícil identificar y aislar a un árabe
hostil. La invasión de un territorio puede ser un tremendo error estratégico
desde el punto de vista del hostigamiento constante. Les pasó a los
soviéticos en Afganistán. Es el actual problema de israelíes y palestinos.
Les está pasando actualmente a los norteamericanos otra vez en Afganistán.
Sería un milagro que no les sucediera en Irak si permanecen allí. ·
El actual terrorismo como fenómeno está
– tanto en lo conceptual, como en lo operativo y en lo estratégico – muy
estrechamente emparentado con la estrategia guerrillera iniciada en el Lejano
Oriente con Mao Tse Tung y Ho Chin Minh. Todos los expertos que han estudiado
el fenómeno coinciden unánimemente en indicar que, básicamente, es mucho más
una cuestión política y etnocultural que militar. Por consiguiente. si los EE.UU. optaron por
una solución militar a dicho problema solamente hay dos posibilidades: ·
A)- O bien evaluaron mal (y
comprendieron peor) el fenómeno del terrorismo islámico ·
B)- O bien actuaron en función de otros
motivos. Mi conclusión personal, por todo lo
anteriormente dicho y expuesto, es que en esta guerra, al igual que en
innumerables guerras anteriores que ha debido soportar la humanidad, los
motivos morales, humanitarios y democráticos esgrimidos – más allá de la
sinceridad o hipocresía con que hayan sido formulados – no han sido más que
pretextos para justificar o disimular objetivos considerablemente más
pragmáticos. Esta guerra, al menos en mi humilde opinión,
no fue ni por la libertad, ni por la democracia, ni por el “american way
of life”. Esta fue una guerra por petróleo, por dólares y por la
conquista de una posición de Poder. Fuentes y Referencias: Los datos sobre los cuales se basa este análisis pueden ser consultados y verificados en múltiples fuentes. Deseamos destacar en forma muy especial que nos hemos limitado deliberada y concientemente a basarnos en información de público acceso tomada de fuentes exclusivamente norteamericanas y británicas. Por otra parte, una restricción adicional que nos auto-impusimos fue la de utilizar fuentes de referencia que fuesen de fácil acceso para la mayor cantidad posible de personas. Esto, si bien lamentablemente puso fuera consideración la mayor parte del material impreso que existe sobre el tema, abrió, por el otro lado, la posibilidad de remitir a los interesados a sitios bien documentados de Internet a los cuales se puede acceder libremente y casi sin costo alguno. Los interesados en verificar y/o ampliar la información aquí utilizada pueden dirigirse a: Datos sobre petróleo: Sitio web de la Energy Information Administration (EIA) : www.eia.doe.gov Información general: Revistas Fortune y The Economist. Sitio web del diario The Guardian (G.Bretaña): www.guardian.co.uk Sitio web www.alternet.org Sitio web Foreign Policy In Focus: www.fpif.org Otros sitios de interés: www.moles.org - www.commondreams.org - http://citizenworks.org - |