Lo que Escuché del Gnomo Putzlerlin
|
||
(parte de este cuento est� en "historias del cerro")
|
||
Prologo.
Anoche, mientras conversaba con Putzlerlin, un gnomo que conocí en un viaje interno, éste me contó una historia. Más que interesante, la encontré inquietante y por supuesto que entretenida. No me consta que sea real. Ésta surgió al servirle una quinta copa de vino, momento en el que su mirada se fijó en la botella que se vaciaba inevitablemente. Putzlerlin habla de una forma algo anticuada, tal vez por su edad (no la sé, pero en general los gnomos suelen nacer viejos) o simple esnobismo. Por respeto a su relato, y para no cambiar la intencionalidad que éste quiso darle a las palabras voy a tratar de ser lo más literal posible. -fdoC Parte I. Es sumamente interesante. Esta botella, de origen eslavo y cuya llegada a la zona de Atacama no es menester contar en esta ocasión, proviene de la mesa del antiguo Rey Goiclavlisic, soberano dado a las bebidas fermentadas de toda índole (se cuenta que incluso fermentaba orina de jóvenes colorinas vírgenes, líquido que mezclaba con esencias de amapola y bebía antes y después de hacer el amor). Se cuenta que un día el rey tuvo una larga y secreta reunión
con un extraño y pequeño personaje llamado Alberich. Al
saber, días después que este enano atacó las hijas
del Rhin y les robare el oro, se envolvió en una profunda depresión.
Tal fue su tristeza que se volvió invisible. Dejó sus deberes
y también sus placeres, incluso de hacerle el amor a sus princesas
y por lo tanto de beber aquél brebaje en base a orina. El pueblo quedó inquieto, perder tantas mujeres jóvenes en tan poco tiempo no era algo que los iba a dejar tranquilos. Se exigió la abdicación del rey, el que tuvo que dejar su trono, sus princesas y sus vírgenes muertas. De Goiclavlisic no se supo más hasta que una tarde de otoño,
caminando por los bosques del sur de Alemania, un escultor llamado Goldmundo
lo invitó a su taller. Una buena tarde, Goldmundo fue junto al aprendiz a visitar un gran amigo
(y secreto amante se dice incluso), un monje llamado Narciso. Éste
los recibió sencilla pero muy cariñosamente en el monasterio.
La visita duró varios días, tiempo durante el cual Goiclavlisic
fue enamorándose de todo cuanto le rodeaba, los muros, los íconos,
las formalidades, las palabras y pensamientos de todos quienes por el
monasterio en silencio caminaban. Luego de varios años se le entregó el hábito y es
de esta forma que el rey Goiclavlisic se convertiría en Fray Goic.
Como tal, Fray Goic se volvió experto en el arte de soplar vidrio
y entregó una gran cantidad de obras a diversas catedrales de Europa,
siendo la mayoría destinadas para Bohemia, donde se hizo famoso
por sus cristales de colores. Parte II. - Fin Parte 2, esto sigue |
||