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Número 1
Junio de 1997
Córdoba/Buenos Aires
República Argentina
The Budoka
E-zine
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Revista
El Budoka
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El Zen en las Artes Marciales
Cuentos y Narraciones
Bokuden y sus tres hijos
El increíble Chi
de
EL BLANCO
INVISIBLE
de
Pascal Faulliot
Visión Libros
Teorema s.a.


ÍNDICE ESQUEMÁTICO

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Okinawa Shorin Ryu
Karate Do
SHIN SHU KAN
Argentina
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¡Bienvenidos!
Índice Principal
Quiénes somos
Una presentación personal
Sensei Héctor González Cevallos
7º Dan Kioshi
El Hombu Dojo
Listado de Filiales y Dojos
en la Argentina
Programa de graduaciones
¡Mes Aniversario!
Salutaciones
Calendario Deportivo 1997
Circular
6 de Octubre de 1997
Otros puntos de encuentro
¡Direcciones interesantes
para seguir conociéndonos!
En Contacto
Escriba aquí su mensaje
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EL BUDOKA
Magazine Electrónico
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Nº1 Edición Julio de 1997
EN ESTE NÚMERO:
TAPA
Edición Marzo/Abril de 1997
Editorial Hombu Dojo
"INTRUCTOR"
por Héctor Gonzalez Cevallos
Nota de Tapa
Historia de Okinawa
Editorial Filial Buenos Aires
"Tributo Al Maestro"
por Félix H. Galván
Bushido: El código del guerrero
por Héctor G. Cevallos
Los Libros del Budoka
"Juan Salvador Gaviota"
de Richard Bach
"Yo no descargo el golpe, Yo SOY el golpe"
artículo de Hideo Tsuchiya y Dalmiro Sáenz
Deportología
El exceso de entrenamiento
Bokuden y sus tres hijos
El increíble Chi
una narración tradicional
breve sobre artes marciales
CONTRATAPA
KARATE BAR
Staff, colaboradores y ayudantes
Formulario para Mensajes
***
Aparición del próximo número de
EL BUDOKA:
DICIEMBRE DE 1997
    Como en las archiconocidas fábulas de Esopo, o las eternas parábolas de los Evangelios y la Biblia,
    y más cerca, las Ficciones de Borges, cada uno a su manera y con diferentes niveles de sutilezas,
    han sabido esconder lecciones para el alma, desafíos para el intelecto, la moraleja para cada situación.
    Así, estas narraciones y cuentos, son metáforas de un conocimiento, que
    en muchos casos proponen temas y lecciones que son por su
    delicadeza inenarrables, inefables. Estas narraciones van más allá de la lección
    moral, sino que tienen la virtud, como aquellas grandes parábolas,
    de provocar preguntas.
    En sucesivas entregas de El Budoka, iremos entregando aquellas más
    jugosas e interesantes, en este número les acercamos dos,
    que esperamos les agraden y les sean útiles.

    Bokuden y sus tres hijos

    two samurai ilustr. B/N 9.8kb 200x220 pixels

    Bokuden, gran Maestro de sable, recibió un día la visita de un colega Con el fin de presentar a sus tres hijos a su amigo, y mostrar el nivel que habían alcanzado siguiendo su enseñanza, Bokuden preparó unapequeña estratagema: Colocó un jarro sobre el borde de una puerta deslizante de manera que cayera sobre la cabeza de aquel que entrara en la habitación.

    Tranquilamente sentado con su amigo, ambos frente a la puerta, Bokuden llamó a su hijo mayor. Cuando éste se encontró delante de la puerta, se detuvo en seco. Después de haberla entreabierto cogió cogió el vaso antes de entrar. Entró, cerró detrás de él, volvió a colocar el jarro sobre el borde la puerta y saludó a los dos Maestros.

    -Este es mi hijo mahyor -dijo Bokuden sonriendo-, ya ha alcanzado un buen nvel y va camino de convertirse en Maestro.

    A continuación llamó a su segundo hijo. Este deslizó la puerta y comenzó a entrar. Esquivando por los pelos el jarro que estuvo a punto de caerle sobre el cráneo, consiguó atraparlo al vuelo.

    -Este es mi segundo hijo -explicó al invitado-. aún le queda un largo camino que recorrer.

    El tercero entró precipitadamente y el jarró le cayó pesadamente sobre el cuello, pero antes de que tocara el suelo, desenvainó su sable y lo partió en dos.

    -Y este -respondió el Maestro- es mi hijo menor. Es la vergüenza de la familia, pero aún es joven.


    El increíble Chi

    Kanji Ki icon 2kb 250x250 pixels

    Arriba: escritura ideográfica Kanji (caracteres chinos
    usados en la escritura japonesa) que representa el Chi
    (pronunciaciòn china) o Ki (pronunciación japonesa),
    cuyo signicado es poder, energía, vibración, la esencia
    de la vida y el espíritu. Este caracter se halla por
    ejemplo, en la nomeclatura de Aikido y Kiai.

    Un Maestro de combate a mano desnuda enseñaba su arte en una ciudad de provincia. Su reputación era tal en la región que nadie podía competir con él. Los demá profesores de artes marciales se encontraban sin discípulos. Un joven experto que había decidido establecerse y enseñar en los alrededores quiso ir un día a provocar a este famoso Maestro con el fin de terminar con su reinado.

    El experto se presentó en la escuela del Maestro. Un anciano le abrió la puerta y le preguntó qué deseaba. El joven anunció sin dudar su intención. El anciano, visiblemente contrariado, le explicó que esa idea era un suicidio ya que la eficacia del Maestro era temible.

    El experto, con el fin de impresionar a este viejo medio chocho que dudaba de su fuerza, cogió una plancha de madera que andaba por allí y de un rodillazo la partió en dos. El anciano permaneció imperturbable. El visitante insistió de nuevo en combatir con el Maestro, amenazando con romperlo todo para demostrar su determinación y sus capacidades. El buen hombre le rogó que esperara un momento y desapareció.

    Poco tiempo después volvió con un enorme trozo de bambú en la mano. Se lo dió al joven y le dijo:

    -El Maestro tiene la costumbre de romper con un puñetazo los bambúes de este grosor. No puedo tomar en serio su petición si usted no es capaz de hacer lo mismo.

    El joven presuntuoso se esforzó en hacer con el bambú lo mismo que había hecho con la plancha de madera, pero finalmente renunció, exhausto y con los miembros adoloridos. Dijo que ningún hombre podía romper ese bambú con la mano desnuda. El anciano replicó que el Maestro podía hacerlo. Aconsejó al visitante que abandonara su proyecto hasta el momento en el que fuera capaz de hacer lo mismo. Abrumado, el experto juró volver y superar la prueba.

    Durante dos años se entrenó intensivamente rompiendo bambúes. Sus músculos y su cuerpo se endurecían día a día. Sus esfuerzos tuvieron sus frutos y un día se presentó de nuevo en la puerta de la escuela, seguro de sí. Fue recibido por mismo anciano. Exigió que le trajeran uno de esos famosos bambúes de la prueba y no tardó en calarlo entre dos piedras. Se concentró durante algunos segundos, levantó la mano y lanzando un terrible grito rompió el bambú. Con una gran sonrisa de satisfacción en los labios se volvió hacia el frágil anciano. Éste le declaró un poco molesto:

    -Decididamente soy imperdonable. Creo que he olvidado precisar un detalle: El Maestro rompe el bambú... Sin tocarlo.

    El joven, fuera de sí, contestó que no creía en las proezas de este maestro cuya simple existencia no había podido verificar.

    En ese momento, el anciano cogió un bambú y lo ató a una cuerda que colgaba del techo. Después de haber respirado profundamente, sin quitar los ojos del bambú, lanzó un terrible grito de lo más profundo de su ser, al mismo tiempo que su mano, igual que un sable, hendió el aire y se detuvo a 5 centímetros del bambú... que saltó en pedazos.

    Subyugado por el choque que acababa de recibir, el experto se quedó durante varios minutos sin poder decir una palabra, estaba petrificado. Por último, pidió humildemente perdón al anciano Maestro por su odioso comportamiento y le rogó que lo aceptara como discípulo.


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