Dachshunds

Última modificación: Esta página es para recordar a mis perritos: Wursti y Sissi, quienes fueron como mis hermanitos menores (tanto desde mi punto de vista como desde el suyo), y también a sus amiguitos.


Wursti

Wursti (colorizado) Recuerdo el día en que fuimos por él. Era 1977, yo había cumplido ya 9 años, y por fin convencí a mis padres de tener un perrito salchicha en casa.
Recuerdo que primero fuimos a ver a alguien que ofrecía una perrita de unos 5 años, muy cariñosa, pero mis padres preferían alguien a quien pudieran educar desde el principio. Espero que haya encontrado a alguien más que le diera cariño.
Así que fuimos a ver a otro lugar donde ofrecían cachorritos de 2 meses. Llevamos a mis primos, y no me voy a olvidar el susto que se llevó mi primo cuando, al abrir la puerta, salieron los dos padres de Wursti y cada uno le saltó a una pierna (debo aclarar que mis primos, a diferencia de mí, nunca se han entendido con los perros).
Había dos cachorritos: un macho y una hembra. Habían nacido el 10 de Julio. Nos decidimos por el macho, y lo llevamos de regreso. Mi mamá lo llevó sobre las palmas de sus manos, tan chiquito era... y el muy pillastre se orinó ahí... Por el camino fuimos pensando qué nombre ponerle, y finalmente decidimos que fuera Wursti (sin preguntas, por favor...).
En esa época viviamos en un departamento, en un 3er piso. Lo acomodamos en una gran caja de cartón, con mantas en el fondo. Por las noches, acostumbraba despertarse y empezar a llorar, y mi mamá tenía que levantarse para arrullarlo.
Fue creciendo, y después yo ya lo sacaba a pasear con su correa. Recuerdo que le simpatizó al policía que hacía guardia en la esquina, y me preguntó si no se lo vendería... Lo que hice fue decirle donde lo había conseguido, y que entonces todavía quedaba un cachorrito más.
Wursti y yo Cuando Wursti estaba por cumplir un año, nos mudamos a nuestra nueva casa... o sea que su primer cumpleaños lo tuvo ya aquí. Esta es una foto de alrededor de esa época (aunque puede ser hasta de 1980).
Son demasiadas las cosas que podría contar de él: cómo correteaba a las gallinas de una construcción cercana, cómo salía corriendo fuera de la casa apenas se abría la puerta, cómo le encantaba pasear en auto... También de las veces en que lo dimos por perdido, y lo encontramos luego sentado al pie de la puerta, o encerrado en algún cuarto de la casa, totalmente callado mientras lo buscábamos desesperadamente.
Dibujo de Wursti Más o menos en 1985 hice de él este dibujo con un lápiz óptico en mi computadora ATARI 800XL. El texto se lo añadí mucho después. El dibujo puede darles una idea de su color, que no se aprecia en la foto en blanco y negro. Está bien, no soy un gran dibujante a pulso, pero qué quieren... ¿Alguna vez dibujaron sobre una pantalla con un lápiz óptico?
Nunca supe de alguien a quien no le simpatizara. Con el paso de los años, Wursti fue lógicamente envejeciendo. Se le cayeron algunos dientes, y tuvo una especie de problema de hidropesía. El veterinario le sacó el líquido acumulado y de paso le extrajo los pocos dientes que le quedaban, con lo cual paraba luego con la lengua caída por un costado de la boca. Además, tuvo que seguir desde entonces una dieta para no recaer. Recuerdo cómo trataba de incorporarse cuando aún estaba bajo los efectos de la anestesia, el pobre... También recuerdo que después fuimos por casa de mi tía con él, y como estaba cerca de nuestro antiguo vecindario, más tarde lo llevé hasta delante de nuestro edificio, a ver si lo recordaba...
Se fue poniendo viejo, tanto que una noche, cuando lo saqué a dar su paseo habitual (para entonces ya se había acostumbrado a caminar a mi lado y luego volver a la casa, en vez de correr lejos), el gato (o gata) de la esquina, su eterno enemigo, se encontraba sentado en la vereda, no muy lejos de la puerta de la casa. Wursti pasó a su lado, siguió andando, mientras el gato lo seguia con la mirada. Unos cuantos pasos más allá, paró, volvió la cabeza, miró al gato, éste le devolvió la mirada, y luego ambos siguieron con lo que estaban haciendo (Wursti yendo a buscar un árbol, y el gato, lamiéndose la pata).
Algún tiempo después, antes de cumplir los 13 años, Wursti tuvo una especie de derrame cerebral, que lo dejó sin poder ver bien y con un andar inseguro. El veterinario recomendó un tratamiento, y que estuviera en observación por una semana. Entonces, un martes, el 3 de julio de 1990, a las 9:00pm, yo había estado viendo TV, descansando de estudiar para un examen al día siguiente. Habíamos dejado a Wursti descansando en el uarto de al lado, cuando lo oí llorar. Fui a ver qué quería, y desde la puerta le dije: "¿Quieres salir a pasear?". Entonces levantó su cabeza y movió su colita, luego la volvió a bajar. Me acerqué y cogí su cabeza entre mis manos, mirándolo y preguntándole "¿Qué quieres?", y al soltarlo, su cabecita cayó. Grité desesperado. Lo subimos al auto y fuimos donde el veterinario, pero no se encontraba. mein Hund Continuamos buscando, y por fin llegamos a un consultorio que atendía todo el día. Le inyectaron un estimulante directamente al corazón, pero ya no se pudo hacer nada. El veterinario de guardia certificó su defunción. De regreso, paramos en el camino por la iglesia, y recé por él un rato. Luego volvimos a la casa, lo dejamos en el cuarto de al lado, y le fui a pedir una pala prestada a los vecinos. Al día siguiente lo enterramos por la mañana en el jardín, al pie de mi ventana.
Como por esa época estaba programando un juego educativo para una empresa, le rendí un último tributo incluyendo su imagen en una parte del juego. Aquí pueden ver las pantallas del juego:

pantalla 1

pantalla 2


Wursti, te extraño tanto...


Sissi

Sissi Sissi vino a mi casa recién en 1991, pero entró a mi vida desde 1982, más o menos. Fue por ese año cuando nuestros vecinos de la otra cuadra, los Moore, la trajeron a su casa, un 15 de Diciembre, de uno o dos meses de edad. Era una perrita adorable, y sus dueños la cuidaban mucho. Por lo general, estaba en el garage de su casa, tomando el sol, y entrando de rato en rato al jardín. Cuando sentía a alguien que se acercaba por la calle, asomaba su cabecita por entre los adornos de la reja. Si se trataba de algún extraño, ladraba en forma escandalosa.
Sissi de lejos A mí y a Wursti nos adoraba. Cuando pasábamos por delante de su casa, estiraba el cuello por entre los adornos de la reja, y lloraba si no me detenía un momento a acariciarle su cabecita.
En 1991, cerca de un año después de haber perdido a Wursti, los vecinos se fueron del país y nos dejaron a Sissi. Para mí fue una gran alegría volver a sentir ese sonido de patas almohadilladas con las uñas golpeando sobre el piso de madera. Igual que a Wursti, acostumbré a Sissi a pasear a mi lado, sin correr lejos, y sin tener que colocarle la correa. Debo decir que tenía mal carácter, y cuando algún otro perro se le acercaba mucho, acostmbraba voltearse y clavarle una mirada de "Y tú qué diablos quieres...". En particular, sentía antipatía hacia los Boxers, enseñándoles los dientes, luego ladrando y finalmente saltándoles al cuello (entonces sí tenía que tenerla con correa).
Sissi más de cerca También tenía la mala costumbre de perseguir (y atrapar) a cuanto pajarito, rata u otro bicho se acercara, además de ser capaz de comer cualquier cosa que no fuera metal (plásticos incluidos). Una vez, inclusive, escuché un tremendo alboroto en el jardín. Como estaba oscuro, no distinguía lo que pasaba, y recién al acercarme, pude ver que había cogido a un gato de la cola o de una pata, y cada vez que éste trataba de saltar para trepar por la reja, ella lo volvía a jalar al piso. Recién lo soltó cuando yo le grité y se volvió a ver qué pasaba...
A ella, por supuesto, también le encantaba pasear en auto. Y también, como Wursti, cuando uno la andaba buscando, se quedaba callada, en vez de hacer su alboroto habitual. Varias veces se quedó dentro de un baño (pues siempre que podía se metía, a ver qué es lo que hace la gente tanto rato dentro de esos cuartos), otras en el garage o delante de la casa (habiendo salido por la puerta trasera y luego dado toda la vuelta a la manzana), y una vez incluso se quedó cómodamente sentada en el asiento trasero del auto, sin decir ni pío. Traviesa como ella sola...
En 1997, Sissi ya se estaba poniendo vieja. Ya le daba algo de miedo el subir y bajar los pocos escalones del patio a la puerta trasera, por donde se sale al parque... A finales de octubre, un día en que yo no estaba en la casa porque estaba tratando de terminar un trabajo en otro lugar (y maldigo al que no me dejó llevarme la computadora a la casa para hacer el trabajo tranquilamente ahí), tuvo una especie de ataque, quedando casi tiesa. Mis padres la llevaron al veterinario, éste le inyectó algo y recetó algo más para tratamiento. A mí no me dijeron qué tan grave había sido la cosa. Algunos días después, mientras la secaba después de bañarla, tuvo otro atque parecido. Daría la impresión de que era algo a lo largo de su columna. La envolví en la toalla, la abrigué todo o que pude y llamé a mis padres. Mientras, la fui calentando con una secadora de pelo. Cuando por fin mis padres llegaron, se había recuperado algo, la llevamos luego al veterinario, éste vio que le había bajado la temperatura y además tenía algo de anemia. Volvió a inyectarle algo y le recetó otro remedio para el sistema nervioso. Ya en la casa, su temperatura volvió a subir al valor normal. close-up de Sissi Desgraciadamente, en los días siguientes, había perdido algo el apetito y le costaba trabajo tragar bocados, por lo que estábamos dándole suero líquido en una vasija. Las fotos que hay aquí son de esa semana (sí, ya sé que además de mal dibujante, soy un pésimo fotógrafo). Estuvo un par de días así, pero al llegar el domingo 9 de Noviembre, ya no quería tampoco pasar líquido y su respiración se sentía agitada. Me quedé junto a ella todo el día, al lado de mi cama, acariciándole la cabeza. Su agitación fue disminuyendo, y a eso de las 5:00pm, ambos nos quedamos dormidos... pero ella ya no despertó. La enterramos en el jardín, al lado de Wursti.
Sissi, a tí también te extraño enormememnte.


El jardín Éste es el jardín de mi casa. Ahí donde se ve el montón de tierra con las flores está enterrada Sissi; Wursti está enterrado un poco más adelante. Al fondo está una Virgen, delante la pileta de agua. A la derecha está mi ventana, desde donde me despido de ellos todas las noches y pido al Cielo que me estén esperando. Al lado están el plátano y el limonero que florecieron ahí, además de los geranios, helechos y demas plantas del jardín.


También quiero mencionar en esta página a los demás amiguitos de Wursti y Sissi que nos dejaron ya: Lassie, el perro más viejo del vecindario (murió de unos 20 años); Sansón y Dalila, hermanos, unos 2 años menores que Wursti, y que murieron apaleado el uno y atropellada la otra, con una diferencia de un mes o dos; Cuqui, el perro de unos vecinos, rival de Wursti en cuanto a territorio; Toffee, el perrito de otra vecina, algo mayor que Wursti, y Balín, el perro que tuvo después; Amigo, un perro vagabundo que fue adoptado por todo el vecindario y me ayudaba a pasear a Wursti primero y a Sissi después; la perrita cuyo nombre jamás supe, con aspecto de hiena, que jugaba con Amigo y me seguía por la calle, incluso hasta la academia; el perrito salchicha de otro vecino, que creo que murió después de haberse tragado un lapicero; Popeye, el perrito salchicha de un primo mío; otro perrito salchicha que vivía cerca y al que Sissi perseguía en el parque, algo mayor que ella; y la perrita de la esquina, aproximadamente de la edad de Sissi y que calculo que moriría uno o dos mese después, porque ya no la veo. Espero que todos ellos estén también en ese lugar en el que ya no hay sufrimiento, esperándonos.


Aquí hay enlaces a páginas de Web acerca de Dachshunds:

Dachshund Sites
Dogs Bereavement and Rescue
Dachshund Memorial Page
Dachsund D.C. Tour
Dachshund Memorial Page
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