Ø
El F.C. de Paita al Marañón en 1911
Ø
Envenenan a
abogado en Catacaos
Ø
Combate de La
Pedrera y sacrificio del teniente Pinglo
Ø
Original elección del diputado Rodríguez
Ø
Obras diversas:
La Compañía de Teléfonos de Piura
Ø
Nuevo alcalde
Espìnoza y el Pan Grande de Billinghurst
Ø
Tacalá y el
monumento a Luis Montero
Ø
La plaza del
Carmen o Merino
Ø
Diversos sucesos entre 1900 y 1912
El
7 de marzo de 1911 se firmó un contrato entre el Gobierno peruano representado
por el ministro de Fomento y
No
se trataba de emprender toda la obra, cuyos estudios se consideraron
magníficos, sino de iniciarla y enlazar con el departamento de Piura, zonas
productoras muy importantes. El costo
aproximado se estimó en un millón de libras esterlinas y para financiar esa
suma el Estado debió emitir bonos, para cuyo servicio se consideró en el Presupuesto
de
A
la casa Koppel se le dio la facultad de determinar si la ruta en sus tramos
iniciales debía de pasar por Sullana, o solamente por Piura. Se marginó a Sullana.
Como
siempre ocurre en estos casos, le fueron sugeridas en Lima algunas
modificaciones en el contrato, de tal modo que los primeros acuerdos pasaron a
la condición de proyectos, y de allí no pasaron. Una vez más el sueño del Ferrocarril de Paita
al Marañón se había frustrado.
El
doctor Darío Juárez Yarlequé, fue un abogado cataquense hijo de dos indígenas
campesinos, que tras de optar el título en 1891, retornó a su tierra en donde
en una pequeña imprenta de su propiedad editó un semanario que llamó “
El
día 25 de setiembre de 1910, se celebraba una fiesta en la casa de don José del
Carmen Vílchez en la calle del Comercio, y como eran muy amigos, el invitado
especial fue el doctor Juárez. Cuando
nada lo hacía presumir, el invitado fue presa de agudos dolores estomacales y
de convulsiones, por cuyo motivo fueron requeridos los inmediatos servicios del
médico Ramírez, el cual fatalmente sólo pudo constatar que había muerto. Se sospechó de un envenenamiento y que el
tóxico habría sido puesto en un descuido del personal de servicio, pues éste y
el jefe de casa Vílchez, estaban al margen de cualquier sospecha. Se realizaron investigaciones y se efectuaron
varias detenciones, pero de los interrogatorios no se sacó nada en limpio. Si fue un crimen, como todos suponían lo había sido, quedó para siempre
impune, pero indudablemente el doctor Juárez era un estorbo para muchos. Un gran gentío del campo y de la ciudad,
acompañó a la traslación de los restos, y todo se hizo dentro del mayor orden
atendiendo a la exhortación que les hizo el párroco Sabogal, recién llegado a
Catacaos.
El
año 1910, el diputado David Samanez
Ocampo, fue capturado en el Cuzco, cuando complotaba con otros
personajes adictos a Piérola, la toma de la prefectura y del cuartel de
Años
más tarde, en 1931 David Samanez Ocampo asumió el mando supremo como presidente
de
En
el norte, eran Juan de Dios Lora y Cordero, Orestes Ferro y el cura Manuel Chumán,
los que organizaron las montoneras que tenían en zozobra a la región.
Tumán,
Ferreñafe, Jayanca y Motupe eran los lugares amagados por los montoneros que ya
en 1895 habían actuado bajo las órdenes del coronel Teodoro Seminario e
incursionado en los departamentos de
Lo
asombroso de todo esto, es que siendo Leguía natural de la ciudad de
Lambayeque era ésta una de las ciudades
en donde en forma preferencial con Ferreñafe resultaban blanco de los ataques
montoneros.
Ferro
tenía la seguridad de contar en Piura con muchos seguidores entre los
Seminario, seguidores de Piérola. Cuando
menos se conectó con Eduardo Moscol Valdivieso, el que burlando la vigilancia
del recién nombrado Prefecto, coronel Agustín Zapatel y la confianza de don
Carlos Artadi, Presidente del Club Grau; escondió en dicho lugar las armas, lo
que se facilitó por el hecho de ser un Club de Tiro, que durante los días del conflicto con el Ecuador, sirvió de campo de
entrenamiento al Batallón de Infantería
Nº 9.
Orestes
Ferro, al verse acosado por las fuerzas del Gobierno en Lambayeque, se trasladó
a Piura con un contingente de hombres a caballo, y sentó sus reales en el Bajo
Piura.
El
28 de marzo de 1911, Ferro y su gente
ingresaban a la ciudad de Catacaos y la tomaban por breves horas. Este episodio es relatado por Jacobo Cruz
Villegas.
Ferro incursionó en Paita en donde tuvo un tórrido
romance..
El
ingreso a la población se hizo por dos frentes y al mismo tiempo que hacían
disparos al aire. Previamente habían
levantado los rieles de la línea férrea de Piura en varios puntos, para evitar
sorpresas. Algunas personas del lugar
rodeaban al jefe de la montonera lo que mostraba a las claras que todo había
sido previamente planeado. Entre otros
estaban Elías del Castillo, Presentación More y el Cojo Plata.
En
Catacaos desde los balcones de la municipalidad, Ferro se dirigió a sus huestes
y a la gente congregada en la plaza de armas, que habían acudido porque las
campanas de la iglesia parroquial habían sido lanzadas al vuelo. Ferro, al igual como lo hacen los políticos
actuales, Ferro se puso a tono con la situación del momento, atacando a los
Civilistas del partido gobernante, al presidente Leguía, así como al nepotismo
de los hermanos Mendoza, acaudalados comerciantes y propietarios de tierras que
controlaban el juzgado de paz, la gobernación y la municipalidad. Ferro adoptando una clara postura demagógica,
los invitó a dialogar y como no se presentaron de inmediato, Ferro dispuso se
rompieran las puertas de las casas comerciales de los hermanos Mendoza y
autorizó el saqueo y fue entonces cuando se presentó don José Mendoza para
dialogar y para cubrir el cupo que en
estos casos siempre imponían los montoneros.
Los
montoneros capturaron a José Mendoza y también a Juan y a Antonio, pero éste
huyó. Entre la gente del lugar que
rodeaba a Ferro había algunos amigos de los Mendoza, y fue así que se facilitó
la fuga de Antonio.
Todo
había empezado a las siete y media de la mañana y los establecimientos
comerciales de los Mendoza de todos modos fueron saqueados. A las diez de la mañana, los montoneros
bruscamente dejaron la ciudad y partieron al sur llevándose a dos de los hermanos prisioneros.
A
las 12 del día pasaron por Catacaos las fuerzas enviadas por el prefecto Zapatel, pero al llegar a Mocará vieron que
el río había tenido un repunte y no había como pasarlo. Con todo, los montoneros se desorganizaron un
tanto con la precipitada fuga, aunque pudieron llegar hasta Sechura. Pero estaban contados sus días de montonero.
Ferro apareció luego por diversos lugares del
departamento, seguido de Zapatel que no le dio descanso. Ferro pasó al valle del
Chira seguramente con la intención de refugiarse en Ecuador. Por fin, el 26 de abril, el capitán Santiago
Vera Portocarrero con soldados del batallón de infantería Nº 11 lo cercó en
Poechos y lo batió totalmente. Allí
terminó la guerrilla pero Ferro salvó de caer capturado y fugó posiblemente a
Ecuador.
El
batallón de infantería Nº 11 era uno de los que habían sido movilizados para el
conflicto con Ecuador. Varias de sus
unidades se mantenían acantonadas en Sullana después de la orden de desmovilización.
El
capitán Vera Portocarrero era un arequipeño que había luchado en el Alto de
El
mayor Agustín Zapatel, había tenido una destacadísima actuación durante la
guerra con Chile y no obstante estar
enfermo participó en toda la campaña de
La
explotación del caucho en la región del Putumayo creó tremendos intereses
económicos que primaban sobre cualquier concepto de Patria, de humanidad o de
justicia.
El
empresario Julio Arana había creado un verdadero imperio en la región. En su afán de llevar adelante una explotación
intensiva del caucho no se detuvo ante nada.
Concertó acuerdos económicos con firmas extranjeras, trajo negros de la
isla Barbados y utilizó a los selvícolas de modo que muchos misioneros
católicos y protestantes, al igual que instituciones internacionales, hicieron
denuncias de esclavitud, torturas y abusos inimaginables, en forma tal que las
poblaciones de los indios de la selva estaban siendo diezmadas.
Muchos de los trabajadores quejosos del trato duro
eran de nacionalidad colombiana y el Gobierno de Bogotá con frecuencia hacía
reclamos. Por otra parte el enorme territorio comprendido entre los ríos
Putumayo y Caquetá no sólo era disputado por Ecuador, sino también por
Colombia.
Fue
así como los colombianos dejando de lado el acuerdo de Modus Vivendi que tenían
con el Perú, dispusieron que en la
margen derecha del Caquetá que era zona neutralizada, se establecieran
aduanillas y puestos militares colombianos.
El más importante de ellos fue en Puerto Córdova, en el sector llamado
Esto
era romper el acuerdo. El Perú tenía en
esos momentos en Chiclayo al batallón de infantería Nº 9, que había sido
retirado de la frontera de Zarumilla al darse la orden de desmovilización. Lo comandaba el teniente coronel Oscar R.
Benavides y estaba integrado por 360 soldados.
Esta unidad recibió orden de movilizarse hacia Loreto. La ruta que se siguió fue por tierra, pasando
por Cajamarca, Chachapoyas,
Moyobamba y de allí a Iquitos. Todo en
sólo 45 días y sin perder
efectivos. El contingente peruano se
embarcó en varias lanchas y tras de ingresar al
Amazonas subió luego la flotilla por el río Caquetá. Mientras tanto una flotilla colombiana
procedente del Atlántico, penetraba por el río Amazonas y llegaba hasta el
puerto brasilero de Manaos en mitad de la ruta, a las órdenes del general Neira. El río Amazonas tenía el carácter de vía
fluvial internacional y por tal motivo tanto Perú como Colombia movieron
fuerzas navales por él, para llegar al río Caquetá.
Fue
entonces que las autoridades brasileras de Manaos, interpusieron sus buenos
oficios ante los cónsules del Perú y Colombia en dicho puerto fluvial, para
evitar un conflicto. Telegráficamente se
solicitó a las chancillerías de Lima y de Bogotá que la flotilla peruana no
ingresara al río Caquetá sino al Putumayo y que la colombiana se detuviera
donde estuviera. Esto fue aceptado por
los dos gobiernos y el 19 de julio se firmó en Bogotá un nuevo “modus vivendi”,
de acuerdo al cual el Perú aceptaba sobre el río Caquetá una sola guarnición
colombiana, no mayor de 110 hombres, incluyendo en ellos el personal
administrativo y de aduanas, debiendo el resto del amplísimo territorio
comprendido entre los ríos Caquetá y Putumayo, neutralizarse. El Perú, ante la posibilidad de que las
órdenes para evitar choques llegasen tarde por las dificultades de
comunicación, y que tales choques se produjeran, se acordó que el acuerdo siempre se mantendría y respetaría.
La flotilla peruana llegó
frente al puesto colombiano de
Las tropas habían sido
transportadas en la cañonera “América” y en las lanchas “Loreto” y
“Estefita”.Ls cañonera era un barco nuevo construido en Inglaterra, tenia dos
cañones Amstrong y una ametralladora.
Los colombianos dijeron más tarde que su
guarnición sólo había tenido 50 hombres y los atacantes peruanos 480. Había sin duda exageración en las dos cifras
pues no se concibe que haya en el lugar dos generales para tan pequeña fuerza..
Los dos generales colombianos murieron en la acción.En el ataque al pesto
colombiano de
Las tropas peruanas permanecieron en
El
beri-beri es una dolencia que se produce por carencia de vitamina B en los
alimentos, pero recién aparecen los síntomas a los 60 días. En cambio el vómito negro o fiebre amarilla
es causado por unos mosquitos como los zancudos de los que estaba infestada la
selva y el período de incubación es de
Aseguran que un jefe militar envió un telegrama a Lima
que fue publicado por los diarios capitalinos. Decía: Beri-beri ataca Iquitos. En las tropas 70 muertos. Se requieren
inmeditos auxilios.
Un periódico piurano en base a ese telegrama armó un
artículo sensacionalista que decía. El general Beri beri ha atacado Iquitos y
ya hay 70 muertos en nuestro. Ejercitos. Se estan pidiendo con urgencia
auxilios militares.
La
muerte de tanto peruano fue inútil, pues el Perú en cumplimiento de lo pactado
el 19 de julio, entregó el puesto de
Fue
en realidad, la victoria de
El
teniente César Pinglo Chunga, que murió
en la acción de desembarco bajo el fuego enemigo, era natural de
Al
teniente coronel Oscar R. Benavides, el triunfo del Caquetá le rindió grandes
dividendos porque le dio gran notoriedad nacional y le permitió bien pronto
incursionar en los altos niveles de la política del Perú.
En cuanto al batallón de
infantería Nº 9 recién en 1944 durante el Gobierno de don Manuel Prado, se le
premió con la condecoración de
Desde
el año 1910 se había ido produciendo un distanciamiento cada vez más profundo
entre el presidente Leguía y un grupo numeroso e influyente del Partido
Civil. Estos en el Congreso tenían el
sobrenombre de “Bloque”. También en el
Partido Constitucional que presidía el general Cáceres había un sector
anti-leguiista que capitaneaba el
general Muñiz.
El
Bloque había logrado una cómoda mayoría en las Cámaras, al unirse en muchos
asuntos importantes con la oposición.
Se
planteó la conveniencia de prorrogar el mandato parlamentario de los del tercio
para que no se efectuasen elecciones en ese año de 1911 para hacer esa
renovación parcial, sino que en 1912 todo el parlamento conjuntamente con el
Ejecutivo, fuesen elegidos.
Indudablemente había una buena justificación en esa época en que el
periodo presidencial era de 4 años, y que cada 2 años se renovaban las cámaras
por tercios, porque eso significaba que en forma continua el país estaba
agitado por las luchas electorales. Pero
aparte de eso habían las razones personales como son las de disfrutar del poder
político, de los buenos emolumentos y otras gollerías. Como razones partidaristas, era la de no
alterar el statu quo, de una buena mayoría.
El
1º de setiembre de 1910,
Leguía
que tenía lo que se llama los resortes legales, pensaba poner gente adicta
entre los nuevos parlamentarios y de ese modo recobrar la mayoría. El último obstáculo que se tenía era
Las
elecciones se realizaron el 25 de mayo de 1911 de acuerdo a una ley ad-hoc que
fue
Se
efectuaron con relativa tranquilidad.
Piérola ordenó a sus partidarios no intervenir bajo pena de sanciones de
expulsión. Dada la forma precipitada
como se produjeron los hechos, pocos fueron los candidatos de oposición que
pudieron presentarse, pero donde lo hicieron lograron triunfar. El ausentismo de la ciudadanía fue muy
acentuado, pero eso no interesaba al presidente Leguía.
El
8 de julio se formó una alianza integrada por los liberales y los disidentes de
los partidos Civil y Constitucional, en el parlamento. El 13 del mismo mes se realizaron las Juntas Preparatorias pero se
produjeron incidentes e incluso la fuerza pública violó la majestad del recinto
parlamentario.
Para
evitar que los parlamentarios recién elegidos y que pertenecían a la oposición
pudieran incorporarse a sus cámaras y darles mayoría, se dispuso que las
autoridades políticas de cada lugar, pusieran obstáculos en los viajes de
dichos parlamentarios y dieran facilidades a los adictos.
En
Piura la relación de diputados era la siguiente: Eduardo Reusche Castro por la
provincia de Piura, Miguel F. Cerro por la provincia de Huancabamba, Víctor
Eguiguren, Miguel Checa y Checa y Manuel María Castro. Eran los titulares.
En
cuanto a senadores, no había renovación por ser sólo dos: el coronel Fernando
Seminario Echandía y el general Pedro Muñiz.
Los
que eran dados de baja eran los diputados Reusche y Cerro.
Miguel
Cerro Guerrero era huancabambino.
Estudió Derecho en
Para
reemplazarlo fue propuesto, el doctor Benjamín Huamán de los Heros. Este había nacido en Sóndor y en 1904 se
tituló de abogado en
Don
Eduardo Reusche y Castro, era diputado desde 1905, y había sido siempre un fiel
seguidor del general Cáceres. Para
reemplazarlo, los seguidores del presidente Leguía habían lanzado la
candidatura de Julio Rodríguez
Pacherrez.
Era Rodríguez, un personaje muy popular
entre las comunidades campesinas a las que defendía con ardor y el único que
sin ser indígena pertenecía a una de ellas.
Había
nacido en Castilla, y a partir de esa fecha se inicia en política llegando a desempeñar altos cargos,
hasta el día de su trágica muerte en febrero de 1924 cuando desempeñaba
La
facción del Partido Civil que apoyaba a Leguía
aún no había decidido que candidato designar para las elecciones presidenciales
de 1912, pero las opiniones se unificaban en torno a un paisano de Leguía,
terrateniente muy rico que como parlamentario y Alcalde de Lima había prestado
gran apoyo al Presidente.
Se
trataba por lo tanto de crear ambiente favorable para la candidatura de don
Antero Aspíllaga y eso era lo que pretendía
hacer en Piura el doctor Víctor Eguiguren Escudero, uno de los diputados
por el departamento.
Leguía
en realidad, no estaba muy entusiasmado con la candidatura de Aspíllaga y
además consideraba que era muy prematuro tratar del asunto. Más le interesaba en verdad, las elecciones
del tercio en lo cual tenía un interés más personal, porque se rumoreaba que el
presidente quería prorrogar su mandato, bajo diversos pretextos por un año más.
Por
intermedio del Ministerio de Gobierno, se dispuso por lo tanto que los
prefectos y autoridades políticas, dieran todo el apoyo posible a los
candidatos parlamentarios de tendencia gobiernista y se desentendieron de todo
lo referente a la candidatura presidencial.
Parece que don Víctor Eguiguren no estaba enterado de esto, y en Piura
buscó de dar apoyo tanto a la candidatura presidencial de Aspíllaga como a las
parlamentarias.
Era
por esos tiempos diputado suplente por Piura don Francisco García León, un
conocido e influyente empresario piurano que era todo un entusiasta convencido
de llevar a
Mientras
tanto el prefecto don Agustín Zapatel había recibido instrucciones superiores
en el sentido de apoyar la candidatura de don Julio Rodríguez, lanzado por las
Comunidades Indígenas.
Rodríguez
empezó su propia campaña y también la de Aspíllaga porque no había motivo para
no hacerlo, pero no era hombre que perteneciera a la dirigencia del Partido
Civil de Piura, la cual el 9 de abril de 1911 lanzó la candidatura de Francisco
García León. Esto como era natural
sembró el desconcierto en el electorado piurano.
Para
resolver el impase, don Víctor Eguiguren, cuenta J.A. Rázuri, invitó a
Rodríguez y a García León a una reunión en su estudio, con el fin de unificar
las fuerzas electorales y dejar la decisión a la suerte, debiendo el perdedor apoyar al ganador del sorteo. Así se hizo y ganó García León, para
certificación de lo cual se levantó un acta por triplicado que también firmaron
como testigos Rodolfo Alfajeme y Leonidas
Castro que habían acompañado a Julio Rodríguez.
El
prefecto Zapatel desconoció el pacto y dispuso por intermedio de su jefe de
guardias, Leonardo Gómez Gallo, que Julio Rodríguez compareciera de inmediato
ante su despacho y que al mismo tiempo dispusiera la reunión de 200 hombres y
una banda de músicos a las puertas de la prefectura. Así se hizo, y Julio Rodríguez recibió del
ya coronel-prefecto un enérgico tirón de
orejas, pues Zapatel no se andaba por las ramas. Al salir de la prefectura se encontró
Rodríguez con el improvisado mitin, con
vivas y un caballo listo sobre el cual montó y en bulliciosa manifestación que
se fue engrosando y con banda de músicos por delante, recorrió las calles de la
ciudad.
La
directiva del Partido Civil en Piura no tuvo más remedio que someterse a lo
dispuesto por el prefecto, y las elecciones que se llevaron a cabo el 25 de
mayo, dieron el triunfo a Julio Rodríguez.
El
prefecto citó a los triunfadores Benjamín Huamán de los Heros y Julio Rodríguez
a su despacho, y les entregó a cada uno tres pasajes de primera clase para el
vapor Ucayali que debía partir de Paita
el 12 de julio. La recomendación
prefectural era que por cualquier medio, debían de estar en Lima antes del 20
de julio para la instalación de la nueva Legislatura. Dos de los pasajes eran para los acompañantes
que quisieran. De esa forma el prefecto
de Piura cumplió al pie de la letra las instrucciones que recibiera de sus
superiores en Lima.
El
hombre desde tiempos muy antiguos se interesó mucho en el vuelo de los pájaros y trató de imitarlos.
En
el Perú, igualmente desde la época de
Recién
en 1903, los hermanos Wilbur y Orville
Wright lograron inventar una máquina más pesada que el aire, en la que el 17 de diciembre de 1903 lograron
volar un trecho de sólo
El
25 de julio de 1909, Louis Blériot logró cruzar el canal de
A partir de esa fecha, cundió en Europa una especie de
fiebre por todo lo referente a la aviación, y por todas partes se promovían
exhibiciones, competencias, mítines aéreos, etc.
En
1910, la ciudad de Milán promovió un concurso internacional para un vuelo de
Suiza a Italia atravesando
Cuando
se revisó el aparato Bleriot, se pudo comprobar que el ala quebrada
correspondía a una anteriormente malograda y mal reparada. Por lo tanto, la caída y la muerte de Jorge Chávez
correspondieron a claras negligencias.
Chávez llevó en su avión la bandera peruana.
En
Lima se formó entonces una Liga Pro—Aviación que invitó a Bielovucic, el que
aceptó llegando a Lima con una avioneta “Voisin” y otra “Farman”, el 8 de enero
de 1911. Fue el 15 del mismo mes en que
hizo la primera exhibición en el Hipódromo de Santa Beatriz.
Es
decir que en Lima se efectuaron los vuelos sólo al año y medio de haberse
iniciado en el mundo, con el cruce del Canal de
Carlos
Tenaud Pomar era otro joven que tenía una tremenda afición por la
aviación. En 1908 al tener conocimiento
del descubrimiento de los hermanos Wright, trató de fabricar en Lima un
aeroplano, pero sin éxito.. Entonces se dirigió
a París en donde se matriculó en la academia de pilotos que dirigía Bleriot,
siendo uno de los primeros brevetados del mundo. También había sido invitado por
Piura
tendría que esperar hasta 1920 para ver un primer avión surcar por sus cielos.
En
1911 se continuó en Piura la
construcción del nuevo mercado, frente al parque Pizarro. El proyecto se había iniciado en 1910 sobre
la base de un plan presentado por el inspector de Obras Públicas, Hugo
Sommerkap, que había merecido el respaldo tanto del alcalde Manuel Helguero
como del prefecto Juan Ignacio Seminario.
El nuevo alcalde Baltasar Navarro, siguió laborando en la obra de su predecesor. El diseño fue
obra del arquitecto paiteño Julio
Ginocchio Alburqueque, que le dio un estilo toscazo. Ginocchio que había
estudiado arquitectura en Italia. También diseñó el local del Centro Escolar de
En la parte de atrás del mercado y sobre el río se encuentran los restos de un
muro de piedra al que llaman “
El mismo alcalde Baltasar Navarro, dio el
20 de julio de 1911 un Decreto disponiendo que la antigua plazuela de
Hay
que hacer hincapié que con anterioridad a 1910 la llamada plaza de
Se
inició por lo tanto con posterioridad a 1908 la construcción de la plazoleta y
en 1911 ya los trabajos estaban terminados.
Se tenía por entonces una
verdadera plazuela y fue a ésa a la que se le dio el nombre de Escudero.
Las
obras de la plaza de San Sebastián estaban también llegando a su término. Su
nombre oficial fue Hermanos Meléndez, en homenaje a esto héroes de Tarapacá
En
Castilla, al iniciarse el siglo, en el lugar en donde ahora se encuentra el
parque principal o plaza Montero, existía un pampón en cuyo centro había una
cruz. Esto era un rezago de antiguos
usos españoles que se pueden observar todavía en muchos pueblos pequeños. La explanada fue tomando con el tiempo,
pomposamente el nombre de plazuela de
El
mismo alcalde de Piura, que lo era también de Castilla, don Baltasar Navarro,
con la misma fecha de 20 de julio de 1911, dispuso que la “Plazuela de
El
servicio telefónico fue instalado en Piura en 1880. Eso ya lo hemos hecho conocer antes. En 1892 el primer concesionario que era don
Rafael Arredondo, transfirió sus derechos a don Emilio Clark, época en que ya
estaban conectadas con Piura las localidades de Paita, Sullana, Morropón y
Chulucanas. En 1901 se formó la empresa
llamada Compañía Internacional de Teléfonos del Perú, que se hizo cargo del
servicio de Piura hasta el año 1911 en que vendió sus acciones a
La
radiotelegrafía que empezó a funcionar en el Perú en 1906 conectando Lima con
la selva peruana, recién se utilizará en Piura en 1925.
El año 1912 se inició para la ciudad de Piura con un
nuevo alcalde, don Ricardo César Espinoza, terrateniente y uno de los
dirigentes del Partido Liberal fue el nuevo burgomaestre, tenía 42 años de edad
y estaba casado con la dama piurana Antonieta Vais.
Su campaña política había sido muy bien
orientada en el periódico de su propiedad “El Deber”.
Lo acompañaba en el grupo edil don Emilio Vignolo como
inspector de Obras Públicas que tenía el propósito de modernizar el aspecto
urbano de Piura.
A
nivel nacional, aún no se había definido el candidato de la oposición a la
presidencia de
Ya
hemos dicho como en la reunión del 11 de febrero de 1912 realizada por los
representantes de todos los grupos de oposición, terminó en fracaso por cuanto Piérola con su Partido Demócrata
se apartó de la coalición opositora y ésta por otra parte no se podía poner de
acuerdo para elegir candidato. Se pensó
en el ex –presidente don José Pardo que se encontraba en Europa, pero éste no
aceptó. Tampoco prosperó la propuesta a
favor del general Muñiz porque se prefería un candidato civil y que estuviera
respaldado por un grupo económico que pudiera hacer frente a la campaña millonaria
de Aspíllaga. En el mes de abril había
tal desaliento en la oposición, que se creía seguro el triunfo del candidato
gobiernista. Por otra parte casi ya no
había tiempo.
En
los primeros días de marzo, principió a circular en el sur del Perú, la posible
candidatura de don Guillermo Billinghurst, el que era prácticamente desconocido
en Piura. Todo fue muy rápido, y en Lima
en donde este candidato había hecho una buena labor como alcalde, fue pronto
motivo de amplia aceptación. Era una
época en que se sufría por el encarecimiento de la vida, y uno de los artículos
en donde la subida de los precios había experimentado mayores alzas en medio de
la protesta general era el pan. Se
aseguraba incluso que con Aspíllaga cada pieza costaría dos reales es decir
veinte centavos de sol. Fue entonces
cuando Billinghurst con una idea muy simple, captó el favoritismo popular,
ofrecían piezas grandes de pan por sólo cinco centavos. Toda la propaganda se centró entonces en el
llamado Pan Grande, y con este apodo se le conoció en adelante a Billinghurst.
El
9 de mayo estaba oficializada la candidatura de don Guillermo Billinghurst y
éste solicitó al Gobierno la postergación de las elecciones, pero Leguía se
opuso. En la misma fecha, Piérola enviaba
a todos los comités provinciales pierolistas órdenes de abstenerse en toda
intervención, bajo amenaza de declarar traidores a los que desobedecieran. Esto que pudo herir de muerte la candidatura
de Pan Grande, ya que se trataba de un viejo demócrata, y que en momentos
difíciles había respaldado a Piérola, no tuvo mayor efecto práctico, lo cual
fue una muestra de que el viejo y combativo caudillo había perdido ascendiente.
El
15 de mayo, Billinghurst convocó en Lima a un mitin, que fue el más grande que
hasta entonces se había realizado en Lima.
Para los políticos de la época fue eso como un plebiscito, más aún
cuando Aspíllaga hizo una magra manifestación en la plaza de
Pese
a tener la seguridad de contar con la adhesión mayoritaria del pueblo peruano,
Billinghurst consideraba que el tiempo que restaba para las elecciones
señaladas para el 25 y 26 de mayo era muy corto. Además a las claras estaba visto que se había
organizado el fraude en las mesas.
Ante
esa situación, los partidos de la oposición dispusieron la realización de un paro
general en Lima en los días de las elecciones.
Era el primero de esa naturaleza en el Perú. Desde las primeras horas del 25, piquetes de
partidarios de Billinghurst recorrieron las calles de la ciudad de Lima
asaltando las mesas de sufragio, quemando actas y poniendo en fuga al personal
encargado de la recepción de votos. La
policía prácticamente no hizo nada, en forma tal que los agresores actuaron
alentados por la impunidad. En el resto
de provincias, la cosa no fue igual, pero no faltaron desórdenes, aún cuando en
Piura bajo el férreo control del prefecto Zapatel, el acto electoral se
desarrolló con cierta normalidad pero con un gran ausentismo.
Los
resultados electorales eran inciertos y el Congreso declaró que las
elecciones eran nulas porque no habían
llegado a votar ni un tercio de los electores hábiles.
Se
suponía que los electores eran unos 143 000 y los partidarios de Aspíllaga
aseguraban haber logrado casi 60 000 votos a favor, es decir sólo ellos más del
tercio y que en consecuencia su candidato era el elegido presidente de
Sin
embargo, contra todo lo que se esperaba, la mayoría parlamentaria que era
leguiista, consideró que una gran cantidad de los votos que los partidarios de
Aspíllaga consideraban como válidos eran nulos y por lo tanto fueron declaradas
también nulas las elecciones.
Ante
esa situación, Piérola propuso una prórroga corta del mandato de Leguía y que
se hicieran nuevas elecciones. También
Leguía abrigaba la esperanza de una prórroga, pero no la quería tan corta como
Piérola.
El
Congreso yendo nuevamente contra el criterio de estas dos personas, se
consideró con derecho a elegir al nuevo presidente.
El
19 de agosto de 1912 el Congreso formado por leguiistas, por 132 votos contra
30 tomó la decisión de elegir y luego, en el mismo día y por igual número de
votos proclamó a Guillermo Billinghurst como presidente del Perú. Como para transar, fue designado 1er.
vicepresidente don Roberto Leguía, hermano del presidente y como 2do.
vicepresidente don Miguel Echenique, que era también un civilista leguiista,
con lo cual se pensaba contentar a Leguía.
Sin
embargo, tan pronto como Billinghurst se vio en posesión del poder, hizo una
serie de maniobras para evitar que los vicepresidentes llegasen a juramentar.
En
todas las gestiones que se tuvieron que realizar dentro del Congreso y en la
toma de contactos y coordinaciones para lograr, que los parlamentarios
contrarios resultaran apoyando a Billinghurst, jugó un papel importante el
senador por Piura, coronel Fernando Seminario y Echandía.
El
24 de setiembre, Guillermo Billinghurst asumió la presidencia de la república.
Como
es normal en esos casos, se produce cambio de autoridades políticas. En Piura renunció el prefecto, coronel Agustín
Zapatel, el 12 de octubre de 1912. Lo
mismo hizo el subprefecto, don Leonidas Echandía. En reemplazo del primero fue nombrado don
Jorge García Irigoyen y del segundo don Arístides Jiménez.
El
coronel Zapatel volvería a ser prefecto de Piura en 1922. En todo tiempo se le consideró como una
autoridad enérgica, debido a su formación militar y carácter, y siempre exigió
el cumplimiento del deber. Implantó un
sistema de rondas nocturnas urbanas, que en forma personal controlaba, motivo
por el cual la vida y la seguridad de los piuranos, así como su tranquilidad y
propiedades estaban completamente aseguradas, cosa que no ocurría al momento de
escribir la presente historia.
Por
esos años era personaje muy influyente no sólo en el departamento de Piura,
sino a nivel nacional, don Víctor Eguiguren Escudero, que entre 1895 y 1898
había sido senador y diputado desde 1910. Era un conspicuo miembro del
Partido Civil cuya directiva nacional
integró a raíz de la convención prtidaria celebrada el 6 de enero de 1912 en el
clegio Santo Tomás de Aquino en Lima.
En las elecciones de ese
año, fueron reelegidos como diputados: Víctor Eguiguren, Miguel Checa Ch. y
Manuel Castro . Don Julio Rodríguez
ocupó la curul que dejaba don Eduardo Reusche y Benjamín Huamán de los Heros,
la diputación de Huancabamba que había tenido don Miguel F. Cerro. Como diputados suplentes fueron reelegidos
Baltasar Navarro, José Lama Arismendis, Modesto Burneo y Juan Velasco. La nominación que dejaba Leonidas Echandía la
ocupó el doctor Florencio Velasco.
Como
senadores, eran reelegidos el coronel Fernando Seminario y Echandía y el general Pedro Muñiz. Como suplentes, Francisco García León y
Enrique Forero.
Para los piuranos de la ciudad y del campo, así como
de las provincias, parecía que el 24 de julio de 1912 iba a ser un día como
cualquier otro, pues era miércoles.
La gente se dirigía a sus trabajos y los escolares
igualmente empezaban a movilizarse. En el campo las faenas se habían iniciado
con el rayar del alba, como es costumbre.
La capital departamental era una ciudad pequeña cuyos
límites urbanos estaban entre la plaza de
Las edificaciones de la ciudad de Piura eran
predominantemente de adobe. El resto de poblaciones del departamento como
Sullana, Paita, Catacaos, Morropón, Chulucanas, Ayabaca y Huancabamba, eran
ciudades aún mucho menores. En Paita predominaba en las construcciones la caña
de Guayaquil y los techos de calamina; en Sullana Catacaos, Morropón, etc., las
paredes eran tabiques con rellenos de leña de algarrobo con techos, al igual
que Piura, de pesadas tortas de barro. Talara era un campamento constituido por
barracas de madera para los trabajadores.
Piura se desperezaba a las 8 de la mañana, cuando de
improviso un violento movimiento terráqueo volvió a todas las poblaciones en un
loquerío. Luego sucedieron dos movimientos más, al término de los cuales,
quedaron varias poblaciones semi destruidas,
con polvoreadas envolviendo las calles, la gente que corría dando gritos de uno
a otro sitio y todos presas de una tremenda histeria colectiva.
Nunca se llegó a saber el número de muertos, pero sin
duda alguna, fueron muchas docenas tanto en Piura en donde se produjeron más
víctimas, como en las demás localidades.
Por no contarse con sismógrafos en el Perú de
entonces, no fue posible precisar ni el epicentro, ni la intensidad del
terremoto. Sin embargo, el padre Miguel Justino Ramírez, en “Huancabamba” (pág.
155) expresa lo siguiente: “Huancabamba parece
encontrarse en una zona sísmica. La ciudad fue el epicentro del
terremoto del año
En la ciudad de Piura se derrumbó el edificio de
Casi todos los edificios que circundaban la plaza de
armas o se quedaron muy dañados o fueron totalmente destruidos.
El Cabildo ocupaba el lugar donde se levanta el
actual edificio municipal. Era un pesado edificio de adobe, con arcos amplios y
en cuya parte superior había un reloj. Quedó el local inhabitable, en forma tal
que el alcalde Ricardo César Espinoza, se vio en la necesidad de levantar en la
avenida Grau, cuarta cuadra, una edificación provisional de madera, para desde
ese lugar dirigir todas las labores de socorro inmediato e iniciar la
rehabilitación. Allí estuvo hasta 1913 en que se reubicó en un local de
propiedad de don Miguel G. Seminario.
El edificio del Cabildo era de
dos plantas. En la superior funcionaba la municipalidad y en el primer piso la
cárcel. Con el mismo resultaron varios presos muertos y heridos y algunos
huyeron. Sobre el segundo piso se construyó una torre de madera en donde se
había instalado un reloj desde 1908. Las sonoras campanas daban las horas y las
medias horas. Al principio el mantenimiento lo tuvo el relojero Felices.
El edificio municipal quedó tan malogrado que fue
necesaria su inmediata demolición.
En la década del 40 en la esquina de las calles
Ayacucho y Libertad, había un edificio de dos plantas, en cuyos altos vivía una
familia y en los bajos funcionaban las oficinas y talleres del diario “Eco y
Noticias”. Luego venía un local amplio que fue ocupado por el cine “Fénix” y a
continuación sobre terrenos que la municipalidad vendió, se levantaron dos
viviendas, una de las cuales, era la casona de la familia Seminario. En la
esquina Ayacucho - Tacna,
Posteriormente se trasladó la sede municipal a la
calle Lima, cuarta cuadra en edificio que adquirió de la familia Eguiguren
Helguero y allí permaneció hasta 1967 cuando pasó a la avenida Bolognesi, a un
local que había ocupado la estación de radio-telegrafía y en 1972 pasó al
actual local de la plaza de armas, que es el mismo sitio que se designó para
cabildo cuando fue fundada la ciudad. Este edificio modrno se debe a la gestión
de su alcalde Antonio Leigh Rodríguez. En cuanto al reloj del cabildo, recién
había sido instalado en 1908 durante la gestión edil de Baltasar Navarro, a un
costo total de S/. 3,890.44, suma muy elevada para la época. El reloj daba la hora
oficial de acuerdo a lo dispuesto por el Decreto Supremo del 17 de junio de
1908, lo que se lograba, por intermedio de la oficina de All American Cable de
Paita, que era transmitida telefónicamente a la estación del ferrocarril de
Piura y de este lugar a la municipalidad. En 1909 se nombró a don Pedro Morante
para que se encargase del mantenimiento del reloj. El terremoto se lo trajo
abajo y lo inutilizó. Mucho tiempo después fue arreglado y colocado en la torre
del mercado. Fue don Carlos Robles Rázuri el encargado de lograr toda esta
información sobre el reloj.
La cárcel, que funcionaba en los bajos de la
municipalidad, quedó totalmente en ruinas y los presos, donde resultaron varios
muertos o heridos, fueron evacuados.
El hospital y la iglesia de Belén ubicados en la
calle Libertad frente a la plaza de armas en el lugar que en 1990 ocupaba en
Hotel de Turistas, fue otro edificio totalmente destruido. Los pacientes
tuvieron que ser trasladados a Tacalá a un local que se estaba construyendo, y
después fuera el nuevo hospital de Belén. En esa labor humanitaria, el alma fue
la dama piurana Josefina Escudero de Eguiguren.
Como ocurre en todas las iglesias en el caso del
sismo, lo templos piuranos sufrieron mucho. En unas se derrumbaron las torres,
y en otras no sólo ellas, sino también se vinieron abajo las bóvedas y las
cúpulas, siendo la iglesia matriz una de las que más sufrió con el sismo. La
arquitectura de las iglesias piuranas que era una herencia de la colonia, las
hacía muy expuestas a grandes deterioros por movimientos sísmicos.
Las torres de la iglesia
matriz quedaron en total ruina. La que tenía el reloj se vino abajo
inutilizando un aparato que tanto apreciaban los peruanos. También la torre del
campanario quedó inutilizada. En su interior el templo era un desastre.
El reloj databa de 1783 y había sido adquirido en
Cádiz por el obispo de Trujillo, Martínez Compañón, como resultado de la visita
pastoral que hizo a Piura y a toda la costa norte. Este reloj vino a reemplazar
al que ya tenían. Por lo tanto el templo piurano se quedó sin reloj durante 48
años hasta que en 1960 Piura recibió como regalo con motivo del Congreso
Eucarístico, un reloj de parte del segundo vice-presidente de
En torno al parque principal;“
La casa fue reconstruida y
allí funcionó por un tiempo
Lo mismo sucedió con la llamada “Casa
Museo Grau” a pocos pasos y en la misma calle Tacna, que tenía dos
pisos. Se dice que allí nació el heroe de Angamos.
El segundo piso se vin abajo y
nunca fue recointruido, no obstante la importancia histórica que se le ha dado.
En ese año, la congregación salesiana estaba
construyendo el colegio en terreno de la calle Libertad donado por don Juan
Hilarión Helguero, y acababan de inaugurar su taller de tipografía. La parte
antigua del local escolar quedó tan maltratada por el sismo, que fue imposible
volver a ocuparlo, lo cual obligó a los religiosos de esa congregación al
aceleramiento de la construcción.
Los viejos claustros del colegio San Miguel que
estaban próximos al colegio Salesiano, se derrumbaron y hubo que demoler el
resto porque nada era rescatable. Los alumnos se trasladaron a una casa amplia
de la familia Saavedra en la calle Tacna de Castilla. Luego de algunos meses de
permanencia en ese lugar, el colegio pasó a funcionar a un amplio edificio de
propiedad del diputado Julio Rodríguez ubicado en la calle Tacna de Piura,
tercera cuadra, haciendo esquina con la calle Ica, donde en la década del 80
tenía un establecimiento comercial don Alfredo Chunga. Cuando ocurrió el sismo era
director del plantel el Dr. Melquíades Cabrera que había tenido los destinos de
ese centro educativo desde 1907, siendo uno de los directores de más grata
recordación. El terremoto de 1912 lo obligó a desplegar gran actividad para que
las clases no se interrumpieran. En esos momentos era casi imposible disponer
en Piura y Tacalá de un edificio en condiciones medianamente buenas y por otra
parte eran muchas las instituciones que se dieron a la misma tarea de buscar
nueva ubicación. En 1913 Cabrera fue reemplazado por el Dr. Alicio Arias de
Castro, que dispuso el traslado del plantel de Tacalá a Piura.
La reconstrucción estuvo a cargo del italiano Carlos
Panicia y demoró de
Fue recién en 1930 cuando San Miguel pudo retornar a
su antiguo plantel de la plaza Merino donde continuó hasta 1952 en que pasó a
las amplísimas instalaciones de la avenida general San Martín, donde se
encuentra.
En Paita, el terremoto no hizo proporcionalmente los
estragos que había causado en la ciudad de Piura. Las viviendas de caña de
Guayaquil, no tenía ni la rigidez ni el peso del adobe, y por tal motivo si
bien es cierto fueron fuertemente zamarreadas, casi no llegaban a derrumbarse.
Mas bien el temor de los paiteños estuvo en el mar, que se agitó en forma
inusual, y cuyas grandes olas al romperse inundaba las viviendas próximas a la
playa. Las voces alarmantes que nunca faltan, anunciaban un “próximo maremoto”
que felizmente nunca se produjo. Otro motivo de alarma fueron los
desprendimientos de piedras y tierra de los cerros que circundaban la
población, y que al producirse en los primeros remezones, lo hacían con gran
ruido y polvareda, yendo a destruir no pocas viviendas que encontraron a su
paso.
En Catacaos, las viviendas eran predominantemente de
material muy liviano como carrizo, leña, paja y pasta de barro. Casi no había,
salvo los edificios públicos, viviendas de dos pisos. Era en la calle de El
Comercio y en los alrededores de la plaza principal, en donde se había
construido edificaciones de dos pisos. El alcalde Mujica informó de graves
daños en la municipalidad, iglesia y casa parroquial.
Don Jacobo Cruz Villegas, afirma que el templo que se
construyó en los primeros años del Virreinato, quedó muy malogrado, y agrega
“no obstante, las torres apenas si sufrieron agrietamientos, lo mismo que la
fachada y otras secciones del templo”. La opinión prevaleciente fue que el
templo podía ser rehabilitado y a esa tarea
se dedicó el padre Sabogal con toda la feligresía, pero al iniciar la obra de
reconstrucción pudieron darse cuenta que mucho de lo que consideraban
utilizable tuvieron que demolerlo, y en cierta forma fue necesario hacer una
reconstrucción, pues luego se vieron precisados a demoler también las torres.
En resumen se hizo un nuevo templo, el cual posteriormente al sufrir nuevos
embates de la naturaleza ha obligado al redoblado esfuerzo de los habitantes,
para culminar una labor en la que llevó 80 años. Por décadas el templo estuvo
sin torres.
Cuando el terremoto se produjo, el padre Sabogal se
encontraba celebrando misa con asistencia de un buen número de fieles en su
mayoría indígenas. Se vio precisado a interrumpir el Sagrado Oficio y los
fieles ganaron pronto acceso a la plaza de armas sin que se produjeran
desgracias personales. Al tercer remezón y cuando el padre Sabogal estaba
afuera con los vasos sagrados, se caía estrepitosamente la cúpula que estaba
sobre el altar mayor.
La casa del cabildo, en donde en la década del 80 se
encontraban funcionando las oficinas de correos se desplomaron, pues se trataba
de un edificio de adobe.
En Catacaos, también quedó destruido el hospital San
Vicente Paúl, y los enfermos tuvieron que se evacuados al hospital de
Emergencia de Tacalá. Tuvieron que pasar diez años, para que llegase a Catacaos
un médico de ese pueblo, como lo era el Dr. Tomás Lazo Tabeada, para que
pusiera empeño en comprometer a todas las instituciones locales, a fin de que
se contase con el hospital, lo que se logró.
En cuanto a Huancabamba, hay que tener en cuenta que
la ciudad, no así el resto de la provincia, se encuentran sobre un suelo
inestable, que produce un lento pero persistente deslizamiento y hundimiento.
La ciudad se encuentra atravesada por una grieta a la que llaman Rajadura, la
cual apareció hace muchos años y en forma tan leve que casi no se reparó en
ella.
Ya el sabio Raimondi, que visitó la ciudad en 1868 se
ocupó de los deslizamientos de la ciudad y sugirió construir una nueva ciudad
en las Pampas de Quispampa, que posteriormente sirvió como campo de aterrizaje.
También Luis Alayza Paz Soldán en su obra “Mi País” se ocupa del fenómeno
geológico y la denominó
No se ha podido establecer si la grieta es sólo superficial
o corresponde a una verdadera falla geológica. También puede influir en el
fenómeno de la inestabilidad del terreno, el hecho que en las proximidades de
la ciudad y en la parte alta, hay cultivos, y el riego produce filtraciones,
formándose pequeños riachuelos subterráneos que erosionan el terreno y lo hacen
ceder.
El padre Miguel Faustino Ramírez dice que a causa del
terremoto del 12 se profundizaron y pronunciaron más las grietas ya existentes.
Parece sin embargo que el terreno sobre el cual está
la plaza principal y sobre todo el montículo encima del cual se ha construido
la iglesia son más estables. En efecto, el sismo del 12 no inutilizó el templo
y si bien es cierto agrietó la torre y fue necesario retirar
el reloj; después sólo bastaron reparaciones para rehabilitar la iglesia y
hacer que el reloj volviese a su lugar, pues había sido colocado en la
municipalidad. Fue en 1915 cuando terminó la rehabilitación del templo con el
padre Fulgencio Ruiz García.
En las demás poblaciones de la provincia de
Huancabamba, las que más sufrieron fueron las iglesias. En Sondorillo había una
iglesia construida desde los tiempos de la colonia, frente a la plaza
principal. Sus altares eran todos tallados y dorados al fuego, pero
En Sechura fue su bella iglesia la que más sufrió.
Una de sus torres, la ubicada en el lado este se derrumbó, pero los sechuranos
con el mismo tesón que los cataquenses la lograron reconstruir pronto. La
iglesia empezó a construirse en 1728 y se demoraron 30 años en eso. Las
campanas son de 1742.
El alcalde Manuel Pérez, informó la destrucción de la
iglesia de Sechura.
En Ayabaca y en Sullana, si bien el terremoto causó mucho daño, en nada fue comparable con
lo ocurrido en la ciudad de Piura.Como en otros lugares las iglesias sufrieron
mucho.
Así es com la de Querecotillo
se vino abajo, pero los fieles con gran constancia pronto la reedificaron y
años mas tarde un incendio la destruyó, pero la volvieron hacer, mucho mejor
que antes.
En el campo, el terremoto
también rompió canales y malogró compuertas. Muchos de los caminos al interior
se interrumpieron por desprendimientos de los cerros. Se trataba de caminos de
herradura para acémilas pues no circularon
en el departamento carruajes. Los rieles del ferrocarril Paita a Piura y
de Piura a Catacaos saltaron en algunos lugares lo que interrumpió el tráfico
de trenes por algunos días. En muchos lugares, el agua se enturbió lo que
motivó temor entre la población para consumirla. En la plaza de armas de Piura,
se produjo una pequeña grieta y de ella salió agua caliente, de donde nació el
cuanto de que en ese lugar existía oculto un volcán de agua.
El prefecto coronel Zapatel y el
alcalde Espinoza, se multiplicaron para tratar de restablecer la normalidad
entre la población.
Como continuaron luego sacudiendo a Piura réplicas o
temblores de menor intensidad, la gente prefería dormir a la intemperie no
obstante que ya hacía frío. Una gran cantidad de viviendas había quedado tan
malogradas con los tres primeros remezones, que luego, no eran pocas las
paredes o pesados techos de torta que se desplomaban al menor sacudón.
Como algunas personas habían perdido definitivamente
sus viviendas, y la tarea de reconstruirlas no podía hacerse de inmediato, las
autoridades las ubicaron en un terreno que tomó el nombre de Barrio 24 de
Julio, y que después fue el naciente barrio Buenos Aires. Un centenar de
canchones se levantaron en ese lugar y cuando en 1914 la municipalidad le quiso
cobrar el valor del mismo se produjo un entredicho con las autoridades
representantes del Gobierno Central, pues se aseguraba que eran terrenos
fiscales. Un año más tarde el presidente Pardo zanjó el problema reconociendo
el área como propiedad municipal.
El 27 de julio se creó
Carlos Artado que después
sería diputado por Paita, cedió las amplias instalaciones del Club Grau, para
que alli .pudieran funcionar varias instituciones.
El alcalde Ricardo César Espinoza pensó que sobre las
ruinas de la ciudad, podía levantarse otra nueva, moderna, planificada y perder
de ese modo el aspecto de aldea grande que había tenido. Con tal fin, solicitó al
presidente Leguía y a los parlamentarios piuranos el envío de un grupo de
ingenieros urbanistas para que elaborasen el proyecto.
En enero de 1913 llegaron los ingenieros Teodoro
Elmore y Carlos Romero Sotomayor que en compañía del alcalde recorrieron toda
la ciudad y mantuvieron un amplio intercambio de ideas con el alcalde, para
interpretar su intención.
En cuanto al uso de materiales, se recomendaba dejar
de lado el adobe y en su lugar utilizar ladrillo para levantar paredes. En los
techos debería utilizarse la calamina en reemplazo de tortas de barro. En las
calles, en vez de enladrillarlas debían ser asfaltadas lo que era sin duda toda
una novedad en esa época. Se tenían que rectificar el alineamiento de las
calles evitando el zigzagueo y darles más ancho. La estación del ferrocarril
que cerraba el paso a la avenida Grau debía trasladarse a otro lugar, en forma
tal que más bien quedase a un costado de dicha avenida. En la práctica, le
bastó ceder terrenos para dejar paso a la prolongación Grau
Romero Sotomayor permaneció en Piura hasta culminar
los estudios, siendo ayudado por el ingeniero Manuel Jesús Gamarra, pues Elmore
retornó a Lima. El trabajo fue elevado al Ministerio de Fomento, y aprobado,
pero ninguna disposición se dio para su ejecución.
En 1919 Ricardo César Espinoza sale elegido senador y
logra que se ordene la ejecución de ese primer plan regulador de Piura.
Fatalmente ya era tarde, pues había pasado 7 años desde el día del terremoto, y
la ciudad se volvió a reconstruir con los defectos anteriores. Es decir,
siguieron existiendo las callejuelas transversales, sumamente estrechas, las
edificaciones continuaron levantándose con adobe y colocándoles torta de barro,
si bien es cierto se vieron bastantes viviendas de ladrillo y con el techo de
calamina. Las calles siguieron enladrilladas y en fin se perdió la oportunidad
para haberle dado un vuelco al aspecto urbano de Piura.
Cuando se produjo el terremoto, el diputado don
Víctor Eguiguren Escudero se encontraba en Piura. En Lima los senadores el
general Pedro Muñiz y el coronel Fernando Seminario y Echandía dieron a conocer
la tragedia que vivía el pueblo piurano y la obligación que tenía el Gobierno
de contribuir a la reconstrucción de muchos edificios públicos, caminos y
canales de riego. El 14 de diciembre del mismo año, lograron que se diera
Se asegura que el cazurro diputado al recibir el
cable dijo a manera de irónico comentario “Dios salve al millón”.
En efecto la ley se había dado pero no se iniciaba la
financiación, y nació y murió al mismo tiempo, como centenares de pedidos que
por décadas posteriores hicieron los parlamentarios piuranos, y que a pesar de
ser aprobados nunca se llegaron a cumplir porque no había dinero, pero que
servía perfectamente para lo que en política se llama para la exportación, es
decir para engañar al electorado.
Fue por ese motivo, que tanto la ciudad de Piura como
las del resto que sufrieron los efectos del sismo, se fue levantando y
reconstruyendo muy lentamente sobre los escombros, sin cambio ni variación
alguna, y varios años más tarde aún podían apreciarse en la capital
departamental los efectos del sismo.
Recién el 17 de noviembre de 1917 se dio la ley 2550
que en forma específica asignaba en el presupuesto una partida para la
construcción de la cárcel de Piura, que también se destruyó con el terremoto.
Como sabemos la cárcel estaba en los bajos, al costado de la municipalidad y
frente a la estatua de
Siempre el cambio crea esperanzas, fue así como los
piuranos consideraron que con la renovación presidencial, pues salía Leguía y
entraba don Guillermo Billinghurst, podía lograrse algún beneficio para Piura,
más aún cuando se tenía un alcalde del Partido Liberal.
También se había producido un cambio de autoridades,
pues el coronel Zapatel renunció a la
prefectura de Piura en octubre, y lo reemplazó don Jorge García Irigoyen.
En realidad, los cambios no significaron ningún
beneficio para Piura.
Imaginamos que el 24 de setiembre de 1912, cuando el nuevo
presidente asumió el mando, los piuranos no estaban para celebraciones. Por esa
época hacía frío y muchas familias casi vivían a la intemperie.
En el nuevo Gabinete que se formó, todos eran
extraños a Piura, salvo el general Varela que asumía el Ministerio de Guerra, y
que hacía pocos meses había estado en la región al frente del ejército del
norte, movilizado con ocasión del conflicto con el Ecuador.
Los leguiístas pasaron de inmediato a la oposición en
todo el país. Los órganos de prensa atacaron con saña al nuevo mandatario y en
el parlamento tenían un número tal de votos que fácilmente hacían mayoría. El
19 de diciembre un grupo adicto al presidente asaltó una imprenta leguiísta y
el asunto dio origen a un ruidoso debate en las cámaras en donde el Gabinete
fue censurado el 23, habiendo sido uno de los que dirigieron a la oposición el
diputado Rafael Grau Cabero, hijo del Gran Almirante, que por entonces
representaba a Apurímac. El haber levantado la censura sin previa interpelación
en la que el ministro de Gobierno pudo haberse defendido y defendido al
Gabinete pues era el que lo presidía, no estaba encuadrada dentro de los marcos
legales y constitucionales y contribuyó a ahondar las rivalidades, mereciendo
la crítica acerba de los diarios “
El nuevo Gabinete estuvo presidido por el general
Enrique Varela , pero sólo duró hasta febrero de 1913, porque renunció para
lanzar su candidatura al departamento de Madre de Dios, recién creado.
Al terminar el año 1912, estaba ya muy claro, que
había una gran discrepancia entre el presidente de
En 1816, al norte de Piura existía la hacienda “
De acuerdo con el plano elaborado en 1783 por el
obispo Martínez Compañón, el norte de Piura terminaba en lo que ahora es la
avenida San Teodoro. Más al norte había viviendas dispersas y humildes de
esclavos que trabajaban en
Según Susana Aldana, los supuestos hechos de la
novela “Matalaché” de López Albújar se
ambientaron en
La zona entre
El narrador Jorge Moscol Urbina
JEMU, en “Mangachería Rabiosa” dice que a fines de 1700 llegó a Piura un obispo
de Trujillo que colocó en el Barrio Norte una cruz para ayudar a la piedad de
los fieles. Esa cruz fue objeto de veneración hasta que en 1817 los mangaches
levantaron una humilde capilla que se llamó De
A fines del siglo XIX, las campanas de Piura tocaban
a las 6 p.m., hora del Ángelus, en que gran cantidad de familias se reunían y
rezaban el rosario. La cena era a las 9 y tras una corta tertulia se iban a
dormir los piuranos. A la caída de la tarde, los pianitos ambulantes (0rganillos), recorrían la ciudad y en cada
esquina tocaban piezas musicales. Por la noche era frecuente que los jóvenes
enamorados dieran serenatas.
Así como en la calle El Playón (Arequipa) había
rieles para un tranvía, así también en la calle
A fines del siglo XIX, los sepelios discurrían por la
calle del Playón, y la concurrencia era sólo de hombres, había una carroza
tirada por una mula y en los carros que corrían por los rieles iban las flores.
Como la devoción por
Los mangaches eran gente jaranera, amigos de fiestas,
pendencieros y valientes. Cuando el coronel Augusto Seminario Váscones organizó
el Batallón Piura para contribuir a la defensa de Lima contra los chilenos en
la guerra, una gran cantidad de mangaches se enrolaron y pelearon en San Juan y
Miraflores donde muchos murieron y más tarde cuando Cáceres inició la heroica campaña
de
Los mangaches eran
rivales irreconciliables de los moradores del Barrio Sur de Piura que empezaba
a partir de la transversal Apurímac, a los que llamaban
Los gallinaceros eran amantes de la música, alegres,
bullangueros, eran eximios bailadores de tondero, aficionados al seco de
chavelo, al claro y a los tamales al compás del cajón y la guitarra. Mangaches
y gallinaceros eran mulatos y tenían ocupaciones diferentes. Los primeros eran
más que todo obreros y los del sur eran artesanos. Cuando llegaban los carnavales, se
enfrentaban frontalmente; los mangaches llevando la bandera verde y los gallinaceros
la roja y formando turbas belicosas avanzaban unos hacia otros en grandes
manchas se empeñaban en sangrientas reyertas callejeras en la plaza de Armas o
en la plaza de
Eran muy devotos de las cruces. Cada barrio celebraba
su cruz con gran suceso, así como la fiesta del Carmen colocando arcos de
colores y papel cometa, con guirnaldas en las calles por donde debían pasar las
procesiones y los diablicos.
La fiesta del Carmen de Arriba, tenía su sede en la
iglesia del Carmen ubicada en los límites de la mangachería teniendo sus días
centrales del 13 al 15 de julio, además de los novenarios y de las procesiones
precedidas por los diablicos; había verbenas, retretas y fuegos artificiales.
Los mangaches ponían mucho espíritu religioso y su beligerancia tenía una
tregua.
La fiesta de Carmen de Abajo, centraba el 16 de
agosto y su celebración el la iglesia de San Sebastián. Los gallinaceros habían
organizado una cofradía que se ocupaba de todos los pormenores de la festividad
así como de brindar sopa de honras. Las calles por donde debía pasar la
procesión se adornaban con arcos de palmeras y laureles. En determinados
lugares se confeccionaban altares donde la procesión se detenía y se cantaban a
veces hasta treinta salves. El día de la procesión, los gallinaceros barrían y
regaban las calles por donde debía pasar la procesión, guardando los chanchos
que normalmente pululaban las calles. En un determinado lugar, se levantaba un
altar donde el sacerdote oficiaba una misa. Las mujeres concurrían con vestidos
muy recatados y mantillas. A diferencia de
En el siglo XIX, don Baltasar Lozada, vecino de
Donde ahora está la plaza Bolognesi existió
En el camino a Paita, cerca al hoy Colegio San Miguel
existía
Hasta 1942, se veneraba en Chulucanas
La danza de los Diablicos, era un pasacalle que se
podía ver con frecuencia en la ciudad de Piura y que en 1999 aún supervivía en
Huancabamba y Sechura. La danza significaba la eterna lucha entre el bien y el
mal y se hacía al compás de un clarinete, un cornetín, tambor, bombo y
platillos. Los danzarines representaban demonios con grotescas máscaras con
cuernos, trajes de colorines y pantalones con plumas y cascabeles. Por otra
parte, había representaciones de angelotes y los Arcángeles San Miguel y
Gabriel, con sus atuendos de guerreros. Entre los dos grupos, un capataz
provisto de un largo látigo y para completar el conjunto un diablillo juguetón.
Los diablos intentaban avanzar hacia el altar de
La danza de los diablicos casi ha desaparecido, constituyen parte del folclore
piurano que conviene rescatar. Durante los primeros años de
Durante toda
Castilla tenía el año 1836 sólo 500 habitantes, el
censo de 1876 le dio al cercado de Castilla 866 habitantes, en 1900 tenía unos
2 500 y el censo de 1993 le dio 20 368 habitantes.
En 1860, el presidente Ramón Castilla llegó a Tacalá
en persecución del sublevado general Vivanco y acampó en Tacalá en donde
levantó dos cuarteles provisionales.
Cuando el 20 de marzo de 1861, se creó el departamento de Piura, se
consideró a la provincia del cercado con los distritos de Piura, Castilla,
Sechura y Catacaos, Tambo Grande, Yapatera, Morropón y Salitral. El 18de agosto de 1908, Castilla pierde su
condición de distrito y queda anexada a Piura y se da a Castilla la categoría
de Villa. Sin embargo, los piuranos la
siguieron llamando Tacalá y algunas veces Bajo el Puente y recién en agosto de
1920 recobra su condición de distrito.
Al principio del siglo 1900, había en Tacalá a un costado de la calle Cuzco, un pampón en
donde se había levantado una gran cruz de madera que era venerada por los
fieles. Para guarecerla del sol y de las
lluvias, se le colocó una ramada por techo.
En 1906, el municipio de Piura, convirtió a ese lugar
en un modesto parque que se siguió llamando De
En 1918, el prefecto de Piura, mayor Emilio de Tena,
hizo construir la plaza Luis Montero en Castilla, en homenaje al gran pintor
piurano del siglo anterior. Como era de
suponer, el llamado parque Montero, era
muy modesto, como correspondía a la época.
Anteriormente, sólo había sido un pampón de tierra menuda que los
vientos levantaban para mortificación de los vecinos. Allí se construyó un pedestal de
Se mandaron también a acuñar medallas recordatorias
de plata y de cobre, que tenía en un lado la inscripción:” Inauguración del
Monumento a Luis Montero. Piura 24 de
Junio de
Recién el 20 de julio de 1920, el alcalde de Piura,
don Baltasar Navarro, le cambió el nombre a la plazuela, por el de Luis
Montero.
Al iniciarse el siglo 1900, existía en la calle
Arequipa, una cuadra ensanchada entre las transversales Callao e Ica a la cual
se la daba el nombre de Plazuela de
El nombre era en recuerdo a la lucha que en esa calle
se entabló el 28 de mayo de 1841 entre las tropas de
Posiblemente un alcalde partidario de
En 1903 la iglesia del Carmen tenía como acceso a la calle
Real o Libertad, un pasaje o callejón, al que pomposamente habían puesto el
nombre de Plazuela del Carmen. Al
costado derecho entrando a la “Plazuela” se encontraba el colegio San Miguel y
en el costado izquierdo había dos viviendas,
una con frente a la calle Libertad estaba habitada por el 5º conde de
Lagunas, don Gaspar, Baltasar Melchor Vásquez de Velasco y de
Cuando se celebraba la fiesta de
El incendio destruyó el precioso archivo de la
familia, que tenía importantes datos sobre la historia de Piura y posiblemente
el Acta de Fundación. Se asegura que la
plebe contemplaba sin prestar ayuda, como las llamas consumían el inmueble y no
faltó uno, que llevado por el encono de clase, exclamara: “no hay que ayudar,
para que se quemen las casas de los blancos”.
Para otros estudiosos de
La vivienda de los Ramírez se deterioró mucho con las
lluvias de 1891, por lo cual la familia optó por irse a vivir a la
casa-hacienda que tenía en Lancones.
Cuando terminaba el siglo, había la intención de
construirle al insigne pintor Ignacio Merino, una plazuela y un monumento,
utilizando parte del cuantioso legado que había dejado a Piura y con tal fin,
se encargó al famoso escultor español, Agustín Querol Subirats, fundir una
estatua del tamaño natural del pintor.
Pero faltaba un terreno central para la plazuela.
El súbdito alemán Carlos Schaefer Show, poniendo una
vez más de manifiesto su espíritu filantrópico, se contactó con el alcalde,
doctor Víctor Eguiguren, para donar un terreno.
Don Carlos adquirió en 1898 los dos terrenos antes citados, demolió los
edificios ruinosos, y quedó así una amplia pampa frente al colegio San Miguel y
a la iglesia El Carmen. El 13 de mayo
ofreció el terreno al cabildo y el 9 de junio de 1903 en el Acta de Donación se
puntualizaba que los terrenos serían para ensanchar el área de la plazuela ya
existente y que allí se levantaría el monumento a Merino. Todo se hizo muy rápidamente, pues el
pedestal se construyó de inmediato y la inauguración del monumento se efectuó
el 15de agosto de 1903, cuando era alcalde don Manuel Helguero, el cual cambió
el nombre de Plazuela del Carmen por Plazuela Merino.
La casa en donde nació el gran pintor se encuentra en
la tercera cuadra de la misma calle Tacna y en ella hay una placa de bronce
confeccionada por el extinto escultor huaquillano Luis Agurto, que dice: “En
esta casa nació el 30 de Enero de 1817 el insigne pintor piurano don Ignacio
Merino, tributo que le rinde el Concejo Provincial. Año MCMXIX”.
-En 1900 Piura tuvo
varios prefectos: el coronel Ernesto Zapata, en forma interina asumió la
prefectura, el sub prefecto de Piura don Juan Urbina. Entre agosto y setiembre fue prefecto el sub prefecto
de Paita, el sullanero Belisario Lama.
Después el marino Ramón Valle Riestra y don Emilio Sánchez Seminario.
-En 1901, fueron
Prefectos, Fernando Elías, el coronel Guillermo Yanez, el coronel Pedro Muñiz y
en 1902 don Justo García Irigoyen. En 1903
fueron Prefectos don Juan Vargas Quintanilla y el coronel Manuel Díaz Canseco,
en 1904 Juan Manuel
-Entre 1905 y 1907
fue Prefecto el escritor Germán Leguía y Martínez. En 1908 hasta 1910 asumió
-En 1911