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La Falda, pueblo turístico por excelencia, centro geográfico  de las  ESTANCIAS  JESUÍTICAS,   declaradas Patrimonio de la Humanidad,  es mi patria chica, lugar de mi nacimiento formación y residencia. Ausente algunos años, con el regreso se  hicieron ciertos los versos de Jorge Calvetti:  

 

"Vengo a buscar la luz que me ha mirado

En el tímido tiempo de la infancia

Vengo a buscar mi casa y su fragancia

Y el eco de los cantos que he cantado"

 

Pinta tu aldea y pintarás al mundo. León Tolstoi

La Falda tiene un romance  con su cerro. La ciudad está  edificada en su falda,  y  el cerro tiene esta forma. Dilucidar que fue primero, el nombre  o la forma, es el dilema.
Algunos lo contemplan desde que nacieron  y los sigue emocionando. Esto es así, no constituye exageración; para percibirlo alcanza un mínimo de sensibilidad.

El cerro se denomina  La Banderita y constituye un desafío  para los habitantes del lugar. Ofrece dificultad  para convertir su  ascenso  en una conquista,  con la factibilidad de lo posible, sin mayor riesgo, un mínimo de transpiración y mucha emoción. Algo más de una hora para hacer cumbre, un par de horas para la contemplación y el tiempo restante para completar la excursión de cuatro horas, lo exige el descenso.

Desde la cima, se contempla un valle de sesenta kilómetros de extensión: cuarenta kilómetros a la izquierda que permite observar la ciudad de Villa Carlos Paz, Lago San Roque y otros siete pueblos, con absoluta nitidez conforme a la característica  diafanidad de la atmósfera serrana. Hacia el frente la ciudad de La Falda, su lago y una sucesión de cerros y quebradas de cuarenta kilómetros de extensión recién interrumpido por la cadena montañosa de Los Gigantes. Por último, a la derecha Huerta Grande, Villa Giardino y La Cumbre son los pueblos que completan el paisaje.  

Es sabido que Roma tiene siete colinas, y también que muchas ciudades del mundo -Nápoles, Praga, Lisboa, Estambul- declaran estar edificadas a su semejanza. Así un reconocido napolitano  para no ser menos también contó siete colinas en la ciudad de La Falda. En tal sentido no ofrece mayor dificultad encontrar siete, así como otras muchas, por lo tanto debemos tener por alcanzado el aserto.

La diferencia a señalar consiste  en que La Falda además cuenta con siete cascadas, aunque se trate de una cascada con siete caídas, con un valor agregado:  las
cascadas se deben al ingenio humano, que mediante el desvío del curso del vertedero del dique realizó una obra, que como en pocos casos de la humanidad, igualó a la naturaleza.

Confitería,  paseo y  balneario del complejo turístico Siete Cascadas, con el primer plano del vertedero

SIETE CASCADAS

 

Paseo y balneario de las Siete Cascadas

La ciudad de La Falda, según la  hipérbole de un conspicuo toscano,  luce  parecida a la ciudad de Florencia por sus tejados rojos, cerros y  el paisaje dominado por la iglesia.  Pero con identidad propia por cuanto, el río no es central, sino tangencial,  no se llama Arno, sino Guadalquivir, perdón Río Grande que es la traducción equivalente, el nombre del puente es Morecabo y no Vecchio, la iglesia no tiene cúpula pero si campanile, algunas habitantes y obras de arte menos,  inmigrantes  florentinos y muchos de sus descendientes.

LA FALDA  -Centro Geográfico de Las Estancias Jesuíticas-

Nuestra región goza del exclusivo privilegio de haber sido elegida por los sabios del tiempo de la colonia, para fijar residencia, explotación agropecuaria y minera y acción civilizadora, mediante la creación de estancias, que se transformaron con el tiempo en los establecimientos distintivos de la nacionalidad. Fundadas por la Orden De la Compañía de Jesús, son principales asentamientos en la provincia de Córdoba los que se encuentran en la ciudad de Córdoba, Alta Gracia, Jesús María, Ascochinga y Candelaria.

Existen además constancias y evidencias de  presencia jesuítica en la ciudad de La Falda, en la zona donde a la fecha se encuentra el molino de piedra utilizado para la molienda de minerales.

Punto geográfico equidistante de los diferentes asentamientos con caminos de acceso directo a cada uno de ellos, La Falda es el centro geográfico de las Estancias Jesuíticas, declaradas PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD por la organización de las Naciones Unidas.

 

     Mi familia, detrás el cerro La Banderita, a la derecha El Jardinero

                

Albert Einstein, en el Edén Hotel de La Falda, durante su estancia de tres días en la Provincia de Córdoba, uno lo dedicó a la visita que el mismo solicitara. Día 13 de Agosto de 1925.

He recorrido el parque del hotel, hoy museo, distante trescientos metros desde mi vivienda, en búsqueda de Urania, musa de la Astronomía, acaso hubiera decidido permanecer en La Falda, ya cumplida su misión de inspirar a Einstein. No me fue posible verla.

 

 

Me acompañan en la foto inferior, Pablo Benitez Llambay-Walter Boyajian-Iván Nieva-Alejandro Benitez Llambay-Ignacio Prina,  estudiantes de segundo año de la Facultad de Matemáticas, Astronomía y Física de la Universidad de Córdoba, en momento de la partida hacia el cerro a los fines de realizar una observación nocturna del cielo, aprovechando la luna nueva y cuando se encontraban visibles los siete planetas. Septiembre 2007.  

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