Trastornos
relacionados con nicotina
Por
el consumo de cualquier modalidad de
tabaco y con la toma de medicamentos como
parches y chicles de nicotina se puede
presentar la dependencia y la abstinencia
de nicotina.
La
dependencia de la nicotina es un
trastorno por el consumo de la misma,
mientras que la abstinencia de la
nicotina es un trastorno inducido por la
misma.
El
desarrollo de la dependencia de la
nicotina es rápido, y es potenciado por
factores sociales que impulsan a fumar en
determinadas situaciones y por las
poderosas campañas publicitarias de las
empresas tabaqueras. Muchos sujetos que
consumen tabaco lo hacen para disminuir
los síntomas de abstinencia cuando se
despiertan a la mañana o luego de haber
estado en sitios donde se prohibe fumar.
Si
padres o hermanos fuman, la persona es más
propensa a empezar a fumar, por el modelo
que estas figuras ejercen. Muchas
personas han intentado dejar de fumar,
siendo estos intentos infructuosos.
Debido
a que por estar legalizado el consumo de
tabaco, se dispone de ellos con
facilidad. Algunos sujetos evitan
situaciones en las que saben que se les
prohibirá fumar.
A
pesar de ser conscientes de los problemas
médicos que acarrea el fumar, consumen
continuamente.
La
interrupción del consumo de tabaco
provoca síntomas de abstinencia bien
definidos. Los síntomas de abstinencia
pueden aparecer tras unas dos horas luego
del último cigarrillo, agudizándose con
un pico entre las 24 y 48 horas
siguientes.
El
deseo imperioso de fumar, tensión,
irritabilidad, dificultades de
concentración, somnolencia, disminución
del ritmo cardíaco o de la presión
sanguínea, aumento del apetito y de
peso, torpeza motora y aumento de la
tensión muscular.
La
mayor rapidez de los efectos de la
nicotina conduce a los fumadores a un
patrón de hábito intenso más difícil
de abandonar por la frecuencia y rapidez
del refuerzo y por la mayor dependencia física
de la nicotina.
Dejar
de fumar y sus beneficios
Debido
a los grandes riesgos que trae aparejado
el consumo de tabaco, el dejar de fumar
no es sólo beneficioso para la propia
salud, sino para la de las personas que
nos rodean.
Incluso
a los pocos minutos de haber dejado de
fumar, la presión sanguínea y el ritmo
cardíaco bajan a su ritmo normal.
Decrecen
los riesgos de enfermedades graves como
las enfermedades cardiovasculares, el cáncer
de pulmón, de páncreas, de hígado, de
riñón, úlcera grastroduodenal, y
ataques al corazón.
Para
dejar de fumar existe toda una variedad
de métodos de los cuáles se puede
elegir el que se cree de mayor
conveniencia personal.
Los
familiares, amigos, compañeros de
trabajo pueden apoyar o alentar a una
persona para dejar de fumar, pero la
decisión debe provenir de la persona en
cuestión, debido a que el propio deseo
suele ser una de las mejores motivaciones
que acompañan al compromiso para
llevarlo a cabo.
Como
cualquier otra conducta adictiva, el
dejar de fumar, y el mantenerse sin fumar
es particularmente difícil. Sólo un 10%
de personas logran dejar de fumar por su
propia cuenta, en contraposición con un
60% que alcanzan la abstinencia mediante
programas o métodos sensibles.
Se
observa que estos programas utilizan una
combinación de varias estrategias e de
la terapia cognitiva-conductual como ser
el reconocimiento del comportamiento,
enfocar la atención de las personas a la
realización de sus tareas cotidianas sin
fumar, modificación del comportamiento
adictivo, reconocimiento de recaídas
potenciales y afrontamiento de las
mismas, y manejo la irritabilidad, tensión
y aumento de peso producidos por la
abstinencia del tabaco. Junto a estos métodos
y estrategias se suele utilizar
temporariamente medicamentos sustitutos
de la nicotina como son parches y chicles
de nicotina.
Además
se sugiere la psicoeducación (informar
al fumador de los efectos adversos de la
abstinencia y los riesgos de continuar
fumando) y grupos de apoyos a los cuáles
se recomiendo ir de una a dos horas por
semana.
Una
vez tomada la decisión de dejar de fumar
es muy importante conseguir un método
adecuado y personas que sirvan de apoyo
para aumentar las posibilidades de tener
éxito en tal empresa. De no lograrlo la
primera vez, simplemente tome la
experiencia como un aprendizaje, no como
una fracaso. Es muy común que se
necesite hasta seis intentos o más antes
de poder realmente dejar de fumar. Se
cree que un 70% de las personas que han
logrado abstenerse de fumar lo han
intentado una o dos veces antes de
conseguirlo, un 20% ha hecho de 2 a 5
intentos y un 9% no lo ha alcanzado antes
de más de seis truncados intentos.
Por
esta razón, si se propone dejar de fumar
y sufre una recaída, únicamente
reflexione sobre la razón por la cual no
resultó, desarrolle nuevas estrategias y
propóngaselo una vez más. Generalmente,
para romper con un hábito se necesita de
varios intentos.
Suele
suceder que una persona que desea dejar
de fumar y lo logra incite a los
individuos que lo rodean a intentar dejar
de fumar y a no temer a los efectos
propios de la abstinencia.
La
nicotina y ciertos trastornos mentales
Se
ha asociado el fumar con una historia o
un potencial para ciertos trastornos
mentales como la depresión mayor,
alcoholismo, trastorno de ansiedad y la
esquizofrenia.
Con
respecto a la depresión mayor, se
observó que a las personas que padecen
este trastorno les cuesta más cesar con
el consumo de tabaco, que las personas
sin depresión.
En
relación con los trastornos de
ansiedad se cree que existe una
asociación entre la dependencia de la
nicotina y este trastorno, especialmente
con respecto al trastorno de ansiedad
generalizada. No existen estudios clínicos
sobre la abstinencia de tabaco y los
trastorno de ansiedad, posiblemente
debido a que como un efecto del tabaco es
la relajación y la disminución de la
ansiedad, y como estos trastornos suelen
ser crónicos, estas personas tienden a
dejar de fumar en menor medida.
Existen
varios estudios que prueban entre individuos
alcohólicos de un 80 a un 90% fuman,
pero no parecerían ser proclives a no
poder dejar de fumar. Si se examinó que
sujetos adictos al alcohol y a la heroína,
además de la nicotina, refieren a ésta
última como la más difícil de
abstenerse (Kozlowski, Skinner, Kent
& Pope, 1989).
Referente
a la esquizofrenia se ha reportado
que los pacientes esquizofrénicos
necesitan niveles mayores de neurolépticos,
que los síntomas negativos se exacerban
durante la abstinencia de nicotina, y que
la nicotina puede llegar a regularizar
algunos déficits perceptuales entre los
esquizofrénicos.
Todos
estos datos hablan de la necesidad de que
los profesionales tomen en cuenta la
dependencia de la nicotina como un
trastorno per se y tomar conciencia sobre
que se necesita combinar las terapias
para estos trastornos (depresión mayor,
esquizofrenia, alcoholismo y trastorno de
ansiedad generalizada) con programas
adecuados para lograr la abstinencia de
la nicotina, con el fin de no perjudicar
cualquier avance en recuperación de la
salud mental.
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