TERRORISMO: LA FÓRMULA INFALIBLE DE PINOCHET | La insurgencia social contra Pinochet . Sebastián Jans |
El nuevo diseño de Jarpa El terrorismo de Estado en acción El agitado despertar de 1984 |
|
EL AGITADO DESPERTAR DE 1984. En
ese evento, realizado en Puente Alto, el CNT resolvió convocar a una
jornada de protesta nacional para el 27 de marzo, del mismo modo que acordó
realizar una nueva reunión nacional de organizaciones sindic Pero, sin lugar a dudas, en el sentimiento insurgente del pueblo, hubo un hecho que tuvo un efecto significativo en 1984, y que produjo la mayor humillación pública que sufrió Pinochet, después de su fracasado viaje a Filipinas, cuando el dictador de ese país, Ferdinand Marcos, canceló la visita oficial de su par chileno, cuando este se encontraba en vuelo hacia ese país. Esta nueva humillación le fue infringida en Punta Arenas, y el suceso quedaría consignado como “El Puntarenazo”, y, conocido el temperamento de Pinochet, sin duda, fue un golpe duro a su arrogancia. Aprovechando
la tranquilidad del verano, que dan los meses de enero y febrero, cuando la
actividad nacional decae por el periodo vacacional, los asesores de Pinochet
le prepararon una de sus acostumbradas giras a provincias, esta vez al
distante extremo sur del país, donde lo recibirían con los acostumbrados
escolares, perfectamente uniformados y formados, además de las mujeres
integrantes de los diversos voluntariados, que encabezaba la esposa del
dictador, Lucia Hiriart. Las tradicion Es así como Pinochet y su comitiva, llegaron a Punta Arenas, el viernes 24 de febrero, cuando medio país estaba haciendo uso de vacaciones. Sin embargo, la ciudad más austral del mundo, estaba convulsionada por actos de repudio, y la comitiva fue pifiada desde el mismo aeropuerto. Al día siguiente, Pinochet viajó a Tierra del Fuego, regresando el día domingo, para un acto que se efectuaría en la Plaza de Armas, frente a la Catedral, en el centro de la ciudad. La
apatía de la ciudad a la presencia del dictador obligó al jefe militar de
la región, a movilizar hasta la plaza a un significativo contingente de
reclutas, que hacían su servicio militar, para reforzar la débil presencia
de los parci Así, cuando Pinochet apareció en la plaza, un abucheo general, proveniente de gente apostada en un sector de la plaza, contiguo a la Catedral, predominó por sobre los aplausos, y el coro que le gritaba “asesino, asesino” lo soportó a menos de 20 metros de distancia, cuando se desplazaba hacia el estrado. Se produjeron varios pugilatos, entre manifestantes y agentes, e intervino la sorprendida fuerza policial, obligando a muchos de los que protestaban a huir hacia el interior de la Catedral. Impedido de hacer uso de la palabra, Pinochet se retiró con el rostro desencajado, jurando vengarse de la afrenta. Obviamente,
la venganza la realizarían sus esbirros, que las emprendieron contra la
Iglesia Católica, encabezada en la zona por el obispo s El “Puntarenazo” incentivó los preparativos para la jornada de protesta del 27 de marzo, la que se llevaría a efecto con una vehemencia que remeció al país, llegando a tener los perfiles propios de una verdadera huelga general. Nuevamente las ciudades, al anochecer, fueron escenarios de la sorda batalla entre las masas insurgentes y las fuerzas de la represión. Objetivamente, fue la jornada de protesta que con más propiedad se llamó “nacional”, ya que se hizo efectiva en prácticamente todas las urbes del país. En más de cuarenta ciudades hubo disturbios, y en quince de ellas se registraron detenidos. Las
detenciones sumaron más de medio millar y se registraron nueve muertes
entre los manifestantes. Pero, lo más significativo fue la discip En vez de un llamado a la huelga general, se convocó a una nueva jornada de protesta para el 11 de mayo, cuando se cumplía un año del inicio de la movilización social contra la dictadura. Sin embargo, no repitió el éxito de lo ocurrido en marzo. De una u otra forma, la base social quería superar la etapa “del día de protesta”, y aspiraba a niveles mayores de movilización. Cumplido un año de protestas, el balance de costo social era importante: un centenar de muertos, 10.800 detenciones, 5.000 heridos. Del centenar de muertos, 82 eran de sexo masculino y 18 mujeres, el 60% eran mayores de edad, y un 84% habían muerto en poblaciones. El mismo porcentaje de muertes, había ocurrido en Santiago. De este porcentaje, un 26% era de la zona oeste (Pudahuel, Maipú, Quinta Normal, Las Rejas y Cerrillos); un 19% correspondía a la zona sur (San Miguel, La Granja, La Cisterna y San Bernardo); y un 3% de la zona rural oeste. El 16% restante correspondía al sector sur-oriente (Lo Hermida, Peñalolén, Macul). Respecto de su extracción de clases, la mayoría eran proletarios o de clase media baja. ANÁLISIS
ESTADÍSTICO DE LAS VÍCTIMAS. LUGARES DE LAS MUERTES Vía pública 65 casos En sus domicilios 24 En lugares de detención 7 No establecido 4 UBICACIÓN DE LAS MUERTES Santiago 84 casos Concepción 7 Valparaíso 6 Copiapó 1 Temuco 1 Osorno 1 PROMEDIO DE EDADES Menores de 4 años 3 casos De 5 a 14 años 5 De 15 a 18 años 16 De 19 a 25 años 32 De 26 a 49 años 31 Mayores de 50 años 6 Edad desconocida 7 AUTORES DE LAS MUERTES Carabineros 49 casos Militares 13 Agentes de la CNI 5 Policía de Investigaciones 4 Guardias privados 1 Grupos anticomunistas 1 Civiles no identificados 13 Sin antecedentes 14 OCUPACIONES DE LAS VÍCTIMAS Obreros 25 casos Estudiantes 14 Comerciantes 8 Artesanos/artistas 3 Amas de casa 3 Administrativos 2 Transportistas 3
Profesion Trabajadores independ. 9 Ex militares 1 No establecido 27 Menores de 4 años 3 Fuente:
Boletín de la Comisión Andina de Juristas. Lima, Perú. Noviembre de
1984.
|
|
La insurgencia social contra Pinochet
Sebastián Jans ©