LA DEBACLE FINANCIERA

La insurgencia social contra Pinochet. Sebastián Jans

El modelo librecambista

La crisis se desata

La debacle de enero de 1983

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  Los rostros de la crisis, se vieron con dramatismo entre los asalariados, al destarse la cesantía.

LA CRISIS SE DESATA.

El sueño dorado de los propugnadores del esquema económico y de sus profitadores, fue abruptamente interrumpido con la quiebra del grupo azucarero CRAV, a consecuencia de las especulaciones realizadas en las importaciones de azúcar, que se produce precisamente cuando se comienzan a sentir los efectos en el país, de la recesión internacional y del alza de las tasas de interés en el mercado monetario mundial, debido a la política del gobierno norteamericano, que significó una considerable baja en el flujo de recursos hacia los países subdesarrollados.

Según el informativo "Latin American Newslatter" (Oct/1982), a consecuencia de la recesión, el ritmo anual de colocaciones netas en el mundo en desarrollo cayó de 50 mil millones de dólares a 15 mil millones, entre septiembre de 1981 y septiembre de 1982, afectando a países altamente dependientes, como era el caso de Chile. A la caída del flujo de recursos se sumarán también otras dos causas de la recesión: la baja de las exportaciones y del precio del cobre, lo que provocará una constante pérdida de reservas, dineros más escasos y un progresivo aumento de las tasas de interés.

En los primeros nueve meses de 1982, las reservas de divisas del Banco Central disminuyeron en 1.102, 5 millones de dólares, considerando que, en diciembre de 1981, sumaban 3.778 millones. En ese mismo periodo, las ventas del comercio interior bajaron en un 30% y los créditos se promediaban a razón de un 5,6 % en las captaciones y un 6,5 % en las colocaciones. La caída de la producción industrial fue proporcional a la situación del comercio. Solo en noviembre de 1982 se manifestó una caída de un 2,9 % respecto de octubre.

Ese año, el Producto Nacional Bruto tuvo una caída de un 14 % respecto al año anterior. Las quiebras sumaron 808 empresas, duplicando casi las de 1981 (433) y de 1980 (427). Solo en la primera semana de 1983 fueron autorizadas 18 quiebras. El sector que se vio más afectado fue la construcción. Se calcula que, en 1970, existían aproximadamente 3.500 empresas en ese rubro, sin embargo, a fines de 1982 no quedaban más de 100 funcionando en forma efectiva.

Las remuneraciones fueron reducidas entre un 5 y un 20 % en forma efectiva, mientras el poder adquisitivo de quienes vivían de un sueldo, en algunos casos cayó en un 60 %, principalmente a raíz de la inflación, que se manifestaba en los productos alimenticios. Entre julio y septiembre, los alimentos subieron en un 13,37 % promedio, aunque, en el caso de los alimentos de primera necesidad, el promedio de alza superaba el 20 %.

Alzas de alimentos Junio-Septiembre 1982

Productos

Valor Junio $

Valor Septiembre $

Alza porcentual

Azúcar (kg)

26

32.75

25.96 %

Pan corriente (kg)

33

40.07

21.42 %

Aceite (lt)

46

56.98

23.86 %

Fideos (1/2 kg)

42

48.93

16.5 %

Papas (kg)

13

18.63

43.3 %

Posta vacuno (kg)

206

259.90

26,16 %

Pollo faenado (kg)

60

87.54

45.9 %

Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas

Una de las causas que incidirá más activamente en la alzas de precios de productos alimenticios será, precisamente, el derivado de la crisis agraria, que se agravará con la recesión. La política librecambista fue la causante de que la producción agrícola chilena fuera incapaz de enfrentar los precios bonificados de los productos importados, lo que se agravará con el tipo de cambio fijo del dólar, que castigaría los precios, además de producir un aumento de las deudas del sector, ya que, para poder competir con los productos importados, debía mantener los precios a niveles irreales. De este modo, la superficie sembrada, entre 1976 y 1982, tuvo un descenso de más de 400.000 hectáreas, lo cual trajo consecuencias nefastas.

Así, en 1982, el país debió importar 567 millones de dólares en productos agrícolas, mientras 14 cultivos básicos, que significaban el 85 % de aquella cifra, caían en un 30,7 % de superficie sembrada. Dentro de esos productos el trigo constituía el más significativo por su importancia en la alimentación popular. Entre 1977 y 1982, la superficie sembrada de trigo cayó en un 40%, en tanto las importaciones debían incrementarse de 648 mil toneladas métricas a un millón, al punto que el 60% de las necesidades de trigo en el país, correspondían a importaciones. La misma cifra se manifestaba en el consumo del azúcar (60 %), donde, en el mismo periodo de tiempo, las importaciones llegaron a 120 mil toneladas métricas. En el caso de las oleaginosas, el abastecimiento externo superaba el 75 % de las disponibilidades en el mercado nacional.

Caída de superficie sembrada 1980-1982.

Producto

Hectáreas 1980

Hectáreas 1982

Diferencia porcentual

Trigo

545.740

373.690

-31.53

Arroz

40.840

36.960

-9.51

Maíz

116.190

98.430

-15.3

Papas

88.760

77.110

-13.13

Porotos

110.700

134.370

+27.42

Lentejas

52.950

34.570

-34.7

Maravilla

32.410

3.420

-89.4

Raps

50.360

10.320

-79.5

remolacha

11.100

21.950

+49.5

Fuente: Banco Central de Chile

He querido señalar estas cifras generales, como una forma de mostrar, al menos parcialmente, la gravedad de la crisis que comienza a vivir Chile, a consecuencia del derrumbe del esquema librecambista, agravado por la recesión internacional.

Al respecto, el economista Raúl Iriarte (Revista "Hoy" # 209, 1981) señalaba que la crisis que comenzaba a vivir Chile, a fines de 1981, no correspondía a un problema de coyuntura, sino "al producto de una concepción integralmente errada del funcionamiento de una economía como la chilena", por sus "limitaciones estructurales", que se agudizaban con los problemas existentes, en la medida que al déficit en la balanza comercial y de cuenta corriente, se sumaban los factores recesivos en el plano internacional. Haciendo un resumen de la situación, planteaba que "el periodo de decrecimiento actual que se refleja en una disminución de la producción y de las ventas, en un aumento de la tasas de interés, y en una mantención de la baja de las tasas de empleo, más que ser definida como una recesión temporal, debe considerarse como expresión de una política que no ha estado basada en el estímulo al potencial productivo nacional, siendo en caso más patente el de la minería".

Con una economía más protegida y basada en sus propias potencialidades y una adecuada planificación, indudablemente se habría sorteado la recesión y sus efectos en Chile, en mejores condiciones que las que se tuvieron que enfrentar dramáticamente en los años subsiguientes. De hecho, los países latinoamericanos con menos apertura librecambista sortearon el periodo con un costo mucho menor.

De ese modo, Chile, con cincuenta años de diferencia, debía repetir el drama de los efectos recesivos que sufriera ya con la Gran Depresión, donde fue considerado el país más golpeado de América Latina. Como entonces, al no poder recibir los siempre vitalizantes empréstitos internacionales, la economía chilena se quedó sin la sangre que llevaba oxígeno al atribulado cuerpo económico. El modelo librecambista quedó inerte, sobreviniendo la debacle.

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La insurgencia social contra Pinochet

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