HACIA EL REFLUJO OPOSITOR La insurgencia social contra Pinochet . Sebastián Jans

La devaluación de septiembre de 1984   

Las lecciones del pueblo   

El sueño dorado del mocloismo

Un abrupto desenlace

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LA DEVALUACIÓN DE SEPTIEMBRE.

Durante tres años, del 19 de junio de 1979 al 16 de junio de 1982, el dólar se había mantenido a un cambio fijo de $ 39. Al 16 de junio de 1982 la moneda chilena había sido devaluada, quedando el dólar en $ 46. Posteriormente, entre esa fecha y el 17 de diciembre de 1984, el peso tuvo otras tres devaluaciones, llegando el dólar a los $ 93.

El 29 de julio de 1984, Luis Escobar Cerda, Ministro de Hacienda, ex militante del radicalismo, declaraba en entrevista al diario “El Mercurio”, que no había necesidad de nuevas devaluaciones del peso, ya que debía devaluarse “cuando se tenía un dólar bajo”. Como la periodista que efectuaba la entrevista reiterara la pregunta, Escobar afirmó: “Se está exportando en forma normal y satisfactoria. Estamos vendiendo todo nuestro cobre, creciendo en exportaciones de fruta en términos espectaculares. Mientras yo esté aquí no se devaluará. No es necesario en absoluto”.

En los mismos términos se expresaba el Ministro de Economía, Modesto Collados, ex militante demócrata cristiano, que afirmaría, en los primeros días de septiembre, que el gobierno mantendría su política cambiaria, por que no había razones para cambiarla.

Al  anochecer el 17 de septiembre, por cadenas de emisoras de radio y TV, el Ministro Escobar se dirigía al país para comunicar una devolución de un 23,6% del peso, quedando el dólar a $ 115, estableciéndose que, en adelante, esta moneda se reajustaría mensualmente de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor (IPC), a la cual se le deduciría la estimación de inflación internacional para Chile.

Para cualquier chileno, la fecha no podía pasar desapercibida: era en el momento en que se iniciaba el feriado de Fiestas Patrias, lo cual significaba que se lanzaba en ese momento para no provocar un efecto inmediato de rechazo, y para que no se produjeran corridas bancarias. La mayoría del país, solo después de una semana vino a percatarse del desastre que ello significaba para sus presupuestos familiares.

De tal modo que, desde el 16 de junio de 1982, el dólar triplicó su valor, mientras el IPC subió en un 60%, según cifras ofici ale s.

El 13 de julio de 1984, Escobar había declarado que las tres palancas del crecimiento económico del país eran: incentivar el desarrollo, el fomento de la inversión extranjera y la mantención de la política cambiaria, para promover las exportaciones. Con un país en ruinas era difícil ahorrar, la inversión extranjera se sentía en grave riesgo ante la latente mora chilena, y la política cambiaria se desinflaba con la llegada de la primavera. Ello significaba que Chile se había quedado sin sus “palancas para el crecimiento económico”.

¿Cómo justificó el equipo económico del gobierno la sorpresiva devolución? Con la explicación del bajo precio internacional del cobre y las altas tasas de interés internacion ale s.

Junto con anunciar la devaluación, Escobar dio a conocer un nuevo régimen arancelario de 20%, - el anterior era de 10% -, considerando incluso un 15% adicional de sobre-tasa para algunos productos. También anunció la aplicación de un draw-back, o sea, la devolución a los exportadores del Impuesto al Valor Agregado (IVA), por sus compras de insumos importados, lo que constituía un subsidio a las exportaciones, medida que no fue nunca puesta en práctica por la oposición que tuvo en el omnipresente Fondo Monetario Internacional.

Era, sin duda, la culminación de un proceso de grandes dificultades económicas, producto de una falta de coherencia, que se expresaba por las contradicciones sostenidas por los dos encargados de la política económica de la dictadura, Escobar y Collados, el primero, proteccionista y defensor de una política económica expresiva de la burguesía productora más conservadora; y el segundo, librecambista y representante de la burguesía financiera, el sector social más dinámico detrás de Pinochet.

En definitiva se impuso la posición de Collados, y Escobar debió dejar el Ministerio, junto a Jarpa, siendo reemplazado por Bücchi, el más radical de los “Chicago Boys”, que pasó la aspiradora sobre el escritorio de Ministerio de Hacienda, para eliminar todo lo que proviniera de la anterior gestión: cedió a las presiones del FMI, bajó los aranceles, estableciendo una tasa única, y al nonato draw-back le dio la extremaunción definitiva.

Collados, triunfante, declararía en el invierno de 1985, que había que desenmascarar las mentalidades socialistas que siempre estaban presentes. Para Collados y los “Chicago Boys”, proteccionismo y subsidio eran “socialismo”. Así, pues, el libre mercado regresaba en gloria y majestad, aunque con muchos remiendos.

Detrás de esas pugnas de poder, estaba la terrible realidad del país, debatiéndose entre la miseria y la incertidumbre. La cesantía afectaba a un tercio de la fuerza laboral, el subempleo afectaba a un alto porcentaje de mano de obra joven, la pobreza se volvía más angustiante, el hambre rondaba por los hogares obreros, y el deterioro de las condiciones de vida de los más pobres se hacía dramática.

Las medidas del 17 de septiembre tuvieron un doloroso impacto: subieron todos los artículos de consumo popular. Haciendo una proyección en los meses siguientes, el dólar subió más de un tercio más, lo que era un desastre para las economías hogareñas. El poder adquisitivo de aquellos que vivían de un sueldo cayó en más de un tercio.

Desgraciadamente, las discusiones y las contradicciones a nivel de la oposición, imposibilitaron que el pueblo pudiera reaccionar frente a la realidad económica que le afectaba. Faltó consenso incluso para luchar contra el hambre.

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La insurgencia social contra Pinochet

Sebastián Jans ©


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