Introducción

La insurgencia social contra Pinochet. Sebastián Jans

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Una breve Introducción.

A fines de los 1980, Chile se preparaba para elegir su primer Presidente de la República, luego de un largo régimen dictatorial. Las fuerzas opositoras estaban embuidas de un gran fervor y entusiasmo, que se hacía presente en las grandes movilizaciones tras la candidatura de Aylwin, representante de las fuerzas democráticas. Un año antes, la dictadura había sido derrotada en una memorable jornada cívica y social, en un plebiscito que había derrotado categóricamente el intento continuista de Pinochet.

La alegría de enfrentar un momento particular, en que la historia estaba en sus manos, hizo que la juventud, los pobres, los hombres de trabajo, la gente común y corriente, adquiriera presencia y protagonismo. Sin embargo, el gran momento de la presencia social, había sido seis años antes, en 1983 y 1984, periodo caracterizado por las jornadas de protesta.

En aquellos días, entre el plebiscito que derrotó a Pinochet y la elección de Aylwin,  de grandes esperanzas y compromiso cívico, se hizo el borrador de este libro, para traer a la memoria que el sacrificio social, las muertes de tantos jóvenes, el notable heroísmo de muchos pobladores, la prisión de tantos estudiantes, las humillaciones de tantas mujeres, no fueron en vano. Que ellos pagaron un precio por la democracia, altísimo en el caso de los que perdieron la vida, y que merecen muchas páginas en la historia chilena.

Han transcurrido ya veinte años de aquellos eventos, y bien vale la pena, que aquello que se escribió con los sentimientos de hace doce años, cobre presencia pública ahora, con la debida morigeración que da la distancia del tiempo, pero, con los mismos propósitos de la inspiración inicial.

Hoy, cuando la apatía impera frente a la responsabilidad política, cuando hay cierta propensión a renegar de toda esperanza común, cuando el individualismo cierra los ojos al compromiso social, aquellos eventos parecen tan lejanos. Pero, si hoy podemos aburrirnos de la democracia, y pueden darnos tedio los debates sobre la cosa pública, es porque hubo una esperanza de democracia y una lucha por hacer posible que la cosa pública fuera de la gente.

En esta democracia singular que tiene Chile, podemos criticar a los gobernantes, someter a juicio a quienes han cometido errores o delitos, podemos opinar libremente sobre quienes nos gobiernan, protestar, manifestarnos, como algo cotidiano y natural. Hace veinte años, la dictadura trató de impedir, con lógica militar, que el pueblo tuviera esa posibilidad.

De este modo, este trabajo historiográfico solo pretende contribuir a la memoria social chilena, para que no nos olvidemos que, la democracia, antes que todo, fue un conquista social y no de un grupo de líderes.

 

Mayo de 2003.

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La insurgencia social contra Pinochet

Sebastián Jans ©

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