MILITARES CHILENOS. LA DELIBERANTE DECADA 1924-1933.

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8. El pronunciamiento militar de 1924.

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Almirante Francisco Neff

Participó en la Junta de Gobierno de 1924, que fue designada al abandonar el país el Presidente Arturo Alessandri. Previamente, participó activamente en las conspiraciones de los conservadores para cambiar el gobierno.

 Hacia mediados de 1924, el nivel de confrontación entre la oposición y el gobierno había llegado a un estado difícil de controlar. La lucha, expresada políticamente entre la gobiernista Alianza Liberal y la opositora Unión Nacional, paralizaba toda la gestión legislativa y ejecutiva del país. Por cierto, no estaban en discusión grandes políticas o grandes proyectos, ya que ambos grupos representaban social e ideológicamente a los mismos grupos de intereses. La única diferencia podía establecerse en torno a la cuestión religiosa, en tanto la Alianza aglutinaba a sectores mas desvinculados de la influencia religiosa y agnósticos, mientras la Unión estaba sólidamente vinculada a la Iglesia Católica. Sin embargo, no era esa la causa que los dividía: ésta estaba realmente determinada por la relación de unos y otros con respecto del poder. Los unos lo controlaban, los otros aspiraban a controlarlo.

Demás está decir que, a esas alturas, la plataforma populista y reformista de la coalición que había llevado a Alessandri a la Presidencia de la República, era parte del remoto pasado, y a esas alturas del periodo constitucional, en el Congreso Nacional, dentro de los propios partidarios del Presidente, muchos se desentendían completamente de éste, pensando ya en como encarar la próxima elección presidencial. En el parlamento, en tanto, las iniciativas legales del Ejecutivo eran bloqueadas o postergadas en su debate, especialmente, el proyecto de Presupuesto Fiscal.

Como dijimos anteriormente, la Unión Nacional, expresión mas conservadora de la oligarquía, había perdido las elecciones parlamentarias de marzo, como consecuencia de los mismo métodos que sus partidos habían usado cuando estaban en el poder. Meses después, al recibir el apoyo de parlamentarios que abandonaron las filas del gobierno, lograron tener mayoría. Resentidos y dispuestos a apurar el curso de los acontecimientos, algunos de sus personeros no vacilaron en recurrir a cualquier maniobra desestabilizadora, incluida la conspiración, por lo que acudieron a la Armada, igual que en 1891. Después de todo, ésta había sido el brazo armado de la oligarquía, desde hacía mas de 50 años.

La cúpula de Alta Mando naval no vaciló en comprometerse en la conspiración, en la cual jugaba un papel destacado su máximo jefe, el Almirante Francisco Nef, junto a destacados políticos conservadores, entre los cuales sobresalía Ladislao Errázuriz, el caudillo del ala más reaccionaria del Partido Conservador. El propósito de esos planes era derrocar a Alessandri, apelando a los mismos argumentos que fundamentaron el alzamiento contra Balmaceda, en 1891, vale decir, la confrontación contra un presidencialismo omnímodo. A pesar de sus vinculaciones bastantes estrechas con el círculo cercano al Presidente, el general Luis Altamirano también se comprometió en aquellos planes, los cuales tenían su base en Valparaíso. En el Club Militar, por carriles distintos, el descontento iba en ascenso, especialmente insuflado por el abandono de la tramitación de las leyes que tenían que ver con los militares.

De allí que, al transcender que el parlamento daría inicio a la tramitación legislativa un proyecto de reajuste de la dieta (sueldo parlamentario), que fue puesto en tabla con sorprendente celeridad, el descontento desbordó los cauces en que se había expresado, y en el Club Militar, entre los oficiales mas jóvenes se preparó la exteriorización de la sorda protesta que se venía incubando desde tanto tiempo. La tramitación acelerada del proyecto de ley sobre la dieta de los congresistas no tenía correspondencia ni condiciones de ecuanimidad, por ejemplo, con la estancada ley de ascensos o con el archivado proyecto de nueva ley sobre sueldos para el Ejército.

El 3 de septiembre de 1924, cuando se realizaba una sesión en el Congreso, un nutrido grupo de jóvenes oficiales - tenientes y subtenientes - se hicieron presente en las tribunas, e interrumpieron el curso de ella, haciendo sonar sus sables en señal de protesta. Este hecho conmocionó el curso de la política oligárquica, desencadenando los acontecimientos que permitirían a los militares tomar el control del país ocho días después.

El día 4, como resultado del "ruido de sables" - termino que se vulgarizaría en adelante para definir el descontento militar, hasta nuestros días -, en el Club Militar se reunieron cerca de 400 oficiales de la Guarnición de Santiago. En ese evento se buscó dar un canal regular al descontento, capaz de tener interlocución ante sus superiores y ante las autoridades civiles, y se designó una comisión para ese efecto. La primera misión encomendada fue exponerle sus puntos de vista al Presidente Alessandri, saltándose el conducto regular.

Cada sector político en pugna, después de la conmoción del primer momento, creyó poder arrastrar agua para sus molinos, ante la deliberación de la joven oficialidad. El descontento parecía sumar a los planes desestabilizadores del comité formado por Nef, Altamirano y Errázuriz. Pero, también favorecía a Alessandri, quien sacaba ventaja del hecho que la protesta de los oficiales había sido en el Congreso y contra el Congreso. Sin embargo, la actitud crítica de la juventud militar, era tanto contra uno como contra el otro. Si bien el Congreso fue el directo destinatario y receptor del "ruido de sables", la reunión de la comisión de oficiales con el Presidente Alessandri terminó agriamente, y éste debió escuchar de manera directa las protestas de aquellos.

En esa oportunidad, la comisión incluyó no solo sus propias reivindicaciones, sino también aquellas que constituían el conjunto de demandas sociales, expresadas en distintos proyectos de ley que estaban rezagados en el Congreso, y que favorecían especialmente a los sectores trabajadores:

  1. Veto inmediato a la ley de reajuste de la dieta parlamentaria.
  2. Despacho de la ley de Presupuesto de la Nación.
  3. Reforma a la ley orgánica del Ejército, pendiente desde 1907.
  4. Aumento de sueldos.
  5. Ley de impuesto a las rentas.
  6. Ley de recompensas a los Veteranos de la Guerra del Pacífico.
  7. Estabilidad monetaria.
  8. Despacho de Ley del Código del Trabajo y otras leyes de alcance social.
  9. Ley de Empleados Particulares.
  10. Pago de sueldos y haberes pendientes a los empleados públicos.
  11. Designación de un Ministro de Guerra profesional.
  12. Exclusión de los militares de las cuestiones políticas, incluidas las elecciones.

 

Posteriormente, se incorporó de manera explícita, la demanda respecto al inmediato retiro del gobierno de los Ministros Salas Romo, Enrique Zañartu y Gaspar Mora, cuyas gestiones eran consideradas absolutamente dañinas para el país y los sectores asalariados, a juicio de la oficialidad joven y de los trabajadores.

Mientras en Santiago la situación quedó pendiendo de la probable respuesta de Alessandri, en cuanto a las demandas indicadas, la oficialidad de ésta guarnición asumían el liderazgo de hecho de la oficialidad joven de todo el país, quedando por dilucidar la incógnita respecto de la actitud de la Armada. Por ésta razón, fue enviado a Valparaíso el Subdirector de la Escuela Militar, mayor Marmaduque Grove, a conversar con el alto mando de la marina, por expresas instrucciones del comité militar que funcionaba en Santiago. A partir de ese momento, el movimiento de la oficialidad joven quedó atrapado en medio de las conspiraciones que, uno u otro bando, llevaban adelante para resolver el control del poder.

En aquella conversación, la Armada expresó concretamente, a través de Gómez Carreño, la necesidad de prescindir de Alessandri y cerrar el Congreso, y que estaban dispuestos a asumir cualquier solución que considerara ambos puntos. Por cierto, la Juventud Militar ignoraba los planes conspirativos y el involucramiento de la Armada en ellos.

El 5 de septiembre hubo una nueva asamblea de oficiales de la guarnición capitalina, que significó la constitución de lo que se llamó "Junta Militar", vale decir, un órgano direccional del movimiento, que quedó integrado por 31 oficiales (1):

Coroneles: Carlos Fernández, Francisco Javier Díaz y Arturo Ahumada.

Tenientes Coroneles: Emilio Salmar, A.Ewing, Bartolomé Blanche, Matías Díaz, Pedro Charpin y Félix Urcullú.

Mayores: Roberto Canales, Arturo Mujica, Arturo Puga, A.Viaux, Guillermo del Pozo, Carlos Grasset, Carlos Ibañez del Campo, Carlos Sáenz, Carlos Vergara y Marmaduque Grove.

Capitanes: Angel Moreno, David Bari, Oscar Fenner, Armando Vásquez, Luis Cabrera, Carlos Millán, Sócrates Aguirre y Guillermo Villouta.

Tenientes: Silvestre Urízar, Mario Bravo, Alejandro Lazo, Enrique Calvo y Enrique Zuñiga.

De éstos nombres se generó un comité representativo, presidido por el comandante Blanche, e integrado por el teniente Lazo, como secretario, el comandante Ewing (Cuerpo de Carabineros), los mayores Ibañez y Puga, y los tenientes Bravo y Urízar.

Ese mismo día, el interdicto Congreso, sabiendo del peligro que se cernía sobre la institucionalidad parlamentarista, aprobó en reunión extraordinaria 8 leyes que tenían varios años de olvido en su tramitación, entre las cuales estaban algunas importantes leyes sociales (contrato de trabajo, seguro obrero). Alessandri, en tanto, convencido de que no tenía ninguna capacidad de mando, optó por asilarse en la Embajada de Estados Unidos. Conocido éste hecho, los militares presionaron al Senado, para que éste le concediera un permiso constitucional para poder salir del país. Ese mismo día se constituyó una Junta de Gobierno, formada por los jefes del Ejército y de la Armada - el general Luis Altamirano y el almirante Francisco Nef -, y en representación de la Junta Militar que encabezaba Blanche, fue designado el general de brigada Juan Bennett Argandoña. Este gobierno de facto disolvió el Congreso Nacional, el día 11 de septiembre, y asumió con plenos poderes, un régimen que se autoproclamó de rectificación.

Sin embargo, de inmediato se pudo percibir que los intereses que comenzaron a expresarse en la Junta de Gobierno, eran los intereses de la que había sido la oposición a Alessandri, es decir, el sector plutocrático del país. La primera señal en ese sentido, fue la conformación del Gabinete Ministerial. Señalando su absoluta prescindencia de la "politiquería que había provocado la crisis institucional" y repudiando "toda práctica política", formaron un Gabinete de Ministros con políticos contrarios a la Alianza Liberal que había gobernado con Alessandri, vale decir, con la Unión Nacional. De allí que tiene asidero la acusación alessandrista, en cuanto al carácter reaccionario de la insurrección militar de 1924, no por sus gestores - la inconforme juventud militar> -, sino por su dirección política. Cabero (2), en tanto, va mas allá, al ligar la acción de los militares chilenos con la "ola dictatorial" que se manifestaba en Europa y América Latina. Es posible que ese aspecto puede haber estado en la mente de algunos militares, pero, la verdad es que el proceso que ocurre con este pronunciamiento tenía que ver con aspectos muy singulares de la evolución política chilena, predominantemente.

Lo que ocurría de nuevo, a nivel de las cúpulas de las FF.AA. era, en cierto modo, una reiteración de lo que había acontecido poco más de treinta años antes, con la diferencia que Alessandri no tenía ningún apoyo militar, lo cual impidió el riesgo de una nueva guerra civil. Pero, por otro lado, las fuerzas armadas estaban efectivamente divididas, pues, entre sus cúpulas y sus subalternos había una brecha imposible de salvar. Las cúpulas estaban absolutamente comprometidas con la fracción conservadora de la oligarquía. Distintos era la actitud y el pensamiento de la Oficialidad intermedia y baja del Ejército, agrupada en la Junta Militar, donde predominaba una visión anti-oligárquica. Sabiendo éstos que el terreno que pisaban era cenagoso, y que habían caído en una trampa preparada por los conservadores, buscaron apoyo entre los elementos civiles mas castigados por el estado de cosas vigente.

El propio Blanche, el 14 de septiembre, publicaba un artículo destinado a los obreros, donde señalaba la necesidad de poner fin a la represión y al encarcelamiento de varios dirigentes obreros. Aún mas, los oficiales designaron una comisión para relacionarse con los obreros de la anarquista IWW y con la socialista Federación Obrera de Chile, y que estuvo integrada por el capitán Carlos Millán, y los tenientes Guillermo Aldana, Alberto Carrasco, Heraclio Valenzuela y René Montero.

En octubre, la presunta consolidación de la fracción conservadora a la cabeza del gobierno, le permitió presionar fuertemente sobre la Junta Militar, exigiendo su inmediata disolución, mientras se preparaba la solución de la candidatura presidencial de 1925, sobre la base de la continuidad del régimen parlamentario. Era claro que la Junta de Gobierno estaba actuando solo como relevo, a fin de preparar la entrega del gobierno a quienes manejaban realmente los hilos del poder, es decir, los grandes intereses oligárquicos.

Las contradicciones se hicieron manifiestas entre las dos tendencias militares, considerando que los oficiales jóvenes del Ejército consideraban que la "revolución de septiembre" era su obra y que le correspondía su dirección. El candidato de consenso que surgió entre la Junta de Gobierno y la Unión Nacional, para las elecciones presidenciales de 1925, recibió el rotundo rechazo de la Junta Militar, en vista de lo cual, la Junta de Gobierno resolvió zanjar el problema ordenando la disolución de aquella por la vía administrativa.

Sin embargo, ello no hizo mas que consolidar la fuerza y la autonomía de la fracción anti-oligárquica, que, liderados de las ataduras que la formalidad entre la disuelta Junta Militar y sus superiores jerárquicos, pudieron actuar secretamente para preparar el pronunciamiento que daría paso a la revolución democrática, que creó las bases del futuro ordenamiento político-institucional que perduraría hasta la crisis de 1973.

En los hechos, el pronunciamiento de septiembre de 1924, puso fin al régimen parlamentario, cuya crisis se inició en 1919, donde las contradicciones estuvieron marcadas por la emergencia de nuevos actores sociales, producto de la emergencia del movimiento obrero organizado, por la irrupción de las capas medias como fuerza desequilibrante, y por la profunda crisis del sistema económico posterior a la Primera Guerra Mundial.

 

Las fracciones en las FF.AA. luego del Pronunciamiento de 1924.

fracción

institución

Proveniencia social (*)

Oficiales representativos

Conservadora o

continuista

 

Armada

Aristocracia terrateniente, gran burguesía

Francisco Nef

Gómez Carreño

Arturo Swett

Carlos Ward

 

 

 

Ejército

(Alto Mando)

Burguesía media,

clase media,

pequeña burguesía.

Luis Altamirano

Luis Brieba

Nicolás Yavar

Juan Bennett

Pero Dartnell

 

Anti-oligárquica o reformista

 

Ejército

(oficialidad media y baja)

 

 

 

 

Clase media,

pequeña burguesía.

Bartolomé Blanche

David Bari

Carlos Millán

Oscar Fenner

Marmaduque Grove

Alejandro Lazo

 

 

 

Carabineros

 

Clase media,

pequeña burguesía.

 

A.Ewing

Pedro Zuloaga

(*) Los estratos o clases sociales, las defino sobre la base de los siguientes criterios:

Aristocracia terrateniente: Grandes propietarios de la tierra.

Gran burguesía: Grandes propietarios de la minería, las finanzas y el comercio.

Burguesía media: Ejecutivos, directivos y grandes funcionario del Estado.

Clase media: Funcionarios de mando medio del Estado y de la propiedad privada.

Pequeña burguesía: Pequeños propietarios y artesanos.

 

Notas.

1."La revolución del 5 de septiembre de 1924". Juan Bennett.

2. "Chile y los chilenos"


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