MILITARES CHILENOS. LA DELIBERANTE DECADA 1924-1933.

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3. La reorganización alemana del Ejército.

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Almirante Jorge Montt Alvarez

En 1891 comandó a la Armada contra el gobierno de Balmaceda. A fines de ese año fue designado Presidente de la República por las fuerzas vencedoras. Bajo su gobierno se impulsó la reorganización alemana del Ejército.

El Ejército chileno, antes de la Guerra del Pacífico, estuvo fuertemente influenciado por la doctrina y formación francesa. Contribuyó a ello que, hasta ese conflicto, el grueso del armamento que utilizaba era proveniente de esa potencia europea. No ocurría lo mismo con la Armada, cuyas vinculaciones estaban fuertemente enraizadas con la Marina inglesa.

Emilio Sotomayor, quien tendría a su mando, posteriormente, el desembarco de tropas chilenas en Antofagasta, primer suceso militar de la Guerra del Pacífico, viajó comisionado a Europa, en 1872, a fin de comprar armamentos para el Ejército y estudiar la organización de los ejércitos europeos. Los armamentos los adquirió en Francia, pero, lo que atrajo su atención y su admiración, fue el ejército prusiano dirigido por Von Moltke, Jefe de Estado Mayor, que, en la guerra de 1870-1871, había derrotado al ejército francés, y algunos años antes a Dinamarca /(1864) y Austria-Hungria (1866). Por esta razón, al concluir la Guerra del Pacífico, ya con el grado de general, Sotomayor recomendó con entusiasmo la contratación de instructores alemanes para el Ejército chileno, contando con el apoyo, a nivel de gobierno, del influyente Almirante Patricio Lynch, criterio que fue aceptado por el Presidente Santa María, y decididamente estimulado por el Presidente Balmaceda, que siempre mostró mas inclinación por la influencia alemana que por la profunda penetración inglesa, que se había producido a partir del control financiero de ese origen en la producción salitrera, después de 1880.

Por ésta razón, en 1885, llegaron a Chile tres oficiales alemanes que comenzaron una primera etapa de instrucción, encabezada por Emilio Körner, quien tenía el grado de capitán del Ejército Alemán, siendo contratado por el gobierno chileno para la función de Subdirector de la Escuela Militar, con el grado de teniente coronel. Este militar alemán había sido compañero de Hindeburg en la Academia de Guerra alemana, quien fuera posteriormente destacado estratega en la Primera Guerra Mundial, y luego, Presidente de la República Alemana. Así también, en esa Academia tuvo como compañero a Meckel, quien dirigió la instrucción alemana del Ejército japonés, logrando espectaculares avances en su modernización y reorganización. Sin duda, éstos oficiales se sentían los herederos del legado militar prusiano del Mariscal Helmuth von Moltke. Quienes acompañaron a Körner, fueron los oficiales Hugo Januskowski y Gustav Betzhold. Al año siguiente de su arribo a Chile, en 1886, Körner influyó en la fundación de la Academia de Guerra, instancia destinada al perfeccionamiento de los oficiales en ejercicio.

Esta primera etapa de instrucción quedó condicionada por la guerra civil, conflicto en el que éstos instructores se vieron involucrados directamente al unirse al bando del Congreso, donde Körner tuvo una destacada participación, previendo la derrota balmacedista, lo que, para los intereses alemanes, era más conveniente. Durante el conflicto instruyó al ejército insurrecto y participó en varias escaramuzas, destacándose en Con-Con y Placilla, lugares donde las fuerzas del Congreso derrotaron militarmente al ejército del Presidente. En reconocimiento a ese desempeño, las fuerzas triunfadoras lo nombraron Jefe del Estado Mayor del Ejército.

Ese mismo año (1891), llegaron a integrarse como instructores, por su cuenta y riesgo, algunos nuevos oficiales alemanes, entre los que destacaron Erico von Bischoffshaussen, Von Drigalsji y Von Wuthenow.

Körner viajó a Alemania, poco después, y convenció al Kaiser respecto a la necesidad de enviar un contingente mayor de oficiales, a fin de lograr un mayor éxito en la instrucción del Ejército chileno, así como para aumentar la influencia alemana, que, adicionalmente se veía reforzada con un creciente número de colonos en la zona austral del país, y por una mas significativa inversión en la zona salitrera. De este modo, en 1895, de entre 300 postulantes, seleccionó a 33 oficiales en servicio activo (excepto en 2 casos), grupo en el cual destacarían, los oficiales H. Rogalla con Bieberstein y Erico Herrman. Años después, en 1908, llegaría un grupo de oficiales de Estado Mayor, entre los cuales se destacó Victor von Harttott. Aparte de los nombrados anteriormente, en esos contingentes de instructores, hubo otros nombres que dejaron una profunda huella entre sus alumnos chilenos, como es el caso de Hans Bertling, Günther von Bellow, Félix Dienert (que se quedó definitivamente en Chile), Federico Simpman, etc.

La instrucción alemana produjo cambios radicales - tanto organizacionales como ideológicos - en el Ejército chileno, como nunca antes había ocurrido. Los instructores no solo cumplieron esa función, sino que, como oficiales asimilados, pasaron a dirigir directamente los cambios que postulaban: Von Bieberstein fue Director de la Escuela Militar, Erico Herrman fue Director de la Escuela de Suboficiales, Guillermo Ekdahl fue Director de la Academia de Guerra, y desde luego, ya vimos que Körner llegó a ser Jefe de Estado Mayor.

Entre los cambios más importantes de carácter orgánico se encuentran: 1. El sistema de instrucción. 2. La estructuración de las unidades y regimientos. 3. La capacitación de oficiales (Academia de Guerra). 4. El sistema de reclutamiento. 5. La enseñanza de los oficiales (Escuela Militar). 6. La formación de suboficiales y clases (Escuela de Suboficiales). 7. Las pompas y galas militares. 8.El Estado Mayor General. 9. El escalafón. Y 10. El sistema de preparación estratégico-táctico (maniobras y juegos de guerra).

No solo doctrinariamente, sino en la organización y en las formas militares, el Ejército chileno, bajo ese influjo, adquirió gran similitud respecto del entonces invencible Ejército alemán, cuyas glorias se habían visto incrementadas con las victorias japonesas sobre los rusos, en 1905, como consecuencia de la instrucción militar alemana, dirigida por el célebre Meckel.

Según Clausewitz, guía doctrinal de la formación militar prusiana, la ciencia militar se divide en dos partes: 1. La preparación para la guerra durante la paz - la organización militar -, y 2. La conducción de la guerra y las tropas contra el enemigo durante la guerra - estrategia y táctica -. Bajo esas premisas, la oficialidad alemana entendía que las tareas militares en tiempos de paz tenían tanta importancia como las tareas en tiempos de guerra. Un ejército en guerra podía mostrar su excelencia porque en la paz había tenido una preparación y una organización rigurosa y detallada. De allí que, al iniciar la instrucción del Ejército chileno, pusieron especial atención en crear una organización guerrera capaz de entrar prestamente a un conflicto armado.

El primer cambio de importancia que los oficiales alemanes produjeron, fue en el sistema de enseñanza. Al hacerse cargo de la subdirección de la Escuela Militar, Körner encontró defectos en el reglamento general, en el plan de estudios y en los métodos de enseñanza, que fundamentó en su Informe de 1889 (1). Allí manifiesta su preocupación por la desvirtuación de la Escuela Militar, debido a la enseñanza de planes de estudio que consideraban ramos científicos para obtener el título de ingeniero civil, lo que traía como consecuencia que, al final del plan, quedaban para hacer los ramos militares los que habían fracasado en los ramos científicos, provocando que "solo los peores van a constituir el núcleo de la oficialidad a la cual no toca solamente guiar al ejército, sino también el rol mas importante de instruir y educarlo, y de presentarles dignos ejemplos de imitación".

El otro problema que Körner observaba era la falta de recursos en la Escuela, que obligaba "a una economía exagerada en los gastos de mantención de los cadetes, como también en los libros y útiles de enseñanza", lo que obligaba a los profesores a reducir sus métodos y planes en forma ostensible.

Cronológicamente, el otro cambio trascendente llevado a cabo por los instructores alemanes fue el del sistema de reclutamiento. Durante el siglo XIX, el sistema que imperó dentro del Ejército chileno, fue el de "reclutamiento por enganche", que consistía en la contratación voluntaria o forzosa de soldados, generalmente, entre los más pobres. El enganche se hacía por medio de órdenes expedidas por los jefes de unidades - absolutamente arbitrarias todas ellas - de acuerdo a las necesidades que se debían enfrentar. En casos de necesidades bélicas, como en las guerras de pacificación de la Araucanía, emprendidas contra los indios mapuches (araucanos) en la actual IX Región, este enganche forzoso se hacía absolutamente al margen de toda ley y amparo para el "enganchado". En la Guerra del Pacífico, en tanto, la motivación épica contribuyó al aumento de los voluntarios, que permitió engrosar las filas del contingente que se sumó a las tropas de línea, en los campos de batalla del desierto de Atacama.

Para los instructores alemanes, el sistema de enganche tenía tres defectos fundamentales: limitaba el contingente, favorecía la deserción, y desanimaba el patriotismo. Para ellos, el concepto de reclutamiento tenía que ver con un concepto de Estado-Nación, en la cual, todos los connacionales tenían el deber del servicio militar, como partes de esa identidad común; de allí que las leyes tenían un efecto uniformador de obligaciones, entre las cuales estaba prepararse para defender esa condición común: la nacionalidad, la Patria. Además, nos recuerda Boonen (2), el sistema de enganche favorecía al jefe militar al facilitarle la formación de una fuerza de adeptos, lo que no ocurría con el sistema de reclutamiento legal y obligatorio, aplicable a todos los ciudadanos varones, entre los 18 y los 20 años. En atención a esos criterios se promulgó la ley de servicio militar obligatorio, que establecía el reclutamiento por conscripción, que se aplica hasta hoy, cuya ley fue promulgada en el año 1900, obra de los esfuerzos del ahora general Körner y del legislador Ricardo Matte Pérez..

En 1906, se dio paso a otro cambio radical, cuando se reorganizó la estructura operativa del Ejército, instaurándose el sistema de divisiones y la reforma del Estado Mayor General, entrando en aplicación el sistema alemán, sobre el criterio que éste no debe ser un órgano administrativo, sino el máximo órgano de dirección para la guerra". Dentro del militarismo prusiano, el Estado Mayor era el órgano destinado a desarrollar la doctrina del Jefe de Ejército, sobre quien recaía la responsabilidad de establecer los principios y la doctrina en torno a la cual se constituía la unidad de miras de su oficialidad.

La llegada del contingente de instructores alemanes de 1908, tenía como propósito, precisamente, robustecer esa tendencia, donde jugaba un rol fundamental la Academia de Guerra, fundada antes de la guerra civil. En aquel primer periodo, los profesores más relevantes fueron Körner y el entonces Mayor Jorge Boonen, además de los oficiales Ramón Miquel y Juan de la Cruz Salvo, bajo la dirección del General Marco A. Arriagada. A inicios del siglo XX, sin embargo, habría un gran predominio de oficiales alemanes y, uno de ellos, el Coronel Guillermo Ekdahl asumió su dirección en 1904. En la Academia eran admitidos los tenientes y capitanes que postularan con el fin de perfeccionarse y profundizar estudios para funciones en el Estado mayor General. Allí estudiaban la estrategia y los principios que sustentaban al Ejército alemán, los escritos clásicos de estrategas y tácticos - Clausewitz, el francés Jominí - y se traducían y estudiaban monografías de instrucción de autores alemanes: Coralys en lo relativo a infantería, el general Lewal en estrategia, el general Von Pelet Narbonne en caballería, etc.

De la misma forma, fue normal que los alumnos más sobresalientes de la Academia, fueran enviados a perfeccionarse a Alemania. Entre 1903 y 1920, viajaron 64 oficiales chilenos a ese país. Esto lo recuerda el general Arturo Ahumada (3), cuando dice que "cuando estalló la revolución del 5 de septiembre de 1924, había en el Ejército un gran número de jefes y oficiales que se habían educado en Europa". Conviene aclarar que no solo se enviaban oficiales provenientes de la Academia de Guerra, sino también a jefes y altos oficiales, que, en comisión de servicios, tuvieron la oportunidad de conocer de cerca al Ejército alemán, el modelo que deseaban reproducir y emular.

Sin embargo, hubo factores que conspiraron contra esos objetivos, y la realidad, aunque tardara en demostrar sus crudos perfiles, terminaría por imponerse, en definitiva, frente a una oficialidad que durante poco mas de veinte años vivió el espejismo de un ideal.

Uno de éstos factores fue que la corrupción y los favores políticos se superpusieron sobre la calificación de los postulantes mejor calificados para acceder a los niveles de formación y capacitación, así como en lo referente a los ascensos. Esta situación, incluso, desató muchas denuncias dentro de la oficialidad disconforme por tales prácticas de la clase política oligárquica. Un oficial, el coronel Alberto Gana, ganó un premio en un concurso del Club Militar, con un trabajo titulado "El Estado Mayor General del Ejército chileno", donde denunciaba la benevolencia para aprobar a los oficiales de Estado mayor, en la Academia de Guerra.

Un segundo factor, fue la ausencia de conflictos externos, por lo cual, el Ejército jamás pudo comprobar en realidad su excelencia bajo aquellas doctrinas. Las soluciones limítrofes impulsadas por Barros Arana, con relación a la Patagonia, en el diferendo con Argentina, alejó la posibilidad mas concreta de guerra inmediata, considerando que, militarmente, Perú y Bolivia no lograban aún superar la debacle de la reciente derrota. La única actividad militar concreta, fuera de los cuarteles, era la represión en los momentos de agitación social, que el país vivió por aquella época, y que, generalmente, terminaban con descargas de fusiles sobre los proletarios en huelga.

Un tercer factor, fue la comprobación por parte de los militares de las limitaciones de sus disponibilidades materiales. Mantener la excelencia inculcada por la doctrina militar alemana, exigía de recursos considerables, que solo un capitalismo industrializado podía proveer. Chile no era mas que una economía que había aceptado subordinarse, que no poseía ni capacidad industrial productiva ni industria militar. La clase política, a su vez, no estaba interesada en proveer de medios a los militares mas allá de lo que percibía como los riesgos inmediatos.

Un cuarto factor, fue que, la alucinación prusiano-alemana de los militares chilenos, tuvo su violento derrumbe en 1918, cuando las tropas alemanas se rindieron tras la derrota de la Gran Guerra. La juventud militar de 1924, dio cuanta de estas comprobaciones y experiencias, y el despertar en la cruda realidad chilena, cuando se acabó la bonanza del salitre, produjo el quiebre doctrinario, y el derrumbe de los valores que impusiera la instrucción alemana.

 

Notas.

1 "Informe del Primer Sub-Director de la Escuela Militar. 1889". Emilio Körner. Imprenta de la Escuela Militar, 1904. Santiago, Chile.

2 "Participación del Ejército en el desarrollo y progreso del país". General Jorge Boonen. Imprenta El Globo, 1917. Santiago, Chile.

3 "El Ejército y la revolución del 5 de septiembre de 1924". Arturo Ahumada. Imprenta La Tracción,1931. Santiago, Chile.


Sebastián Jans ©

 

 

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