MILITARES CHILENOS. LA DELIBERANTE DECADA 1924-1933.

volver al índice


18. La dictadura de Dávila.

tovarias.jpg (13332 bytes)

<<  Manuel Tovarías

Conspirador contra la Junta de Grove y Matte. Posteriormente sería jefe de la Fuerza Aérea.

Diego Aracena >>

Oficial de aviación vinculado estrechamente al alessandrismo. Desempeñó la jefatura de la Fuerza Aérea

aracena.jpg (12786 bytes)

El 16 de junio, en representación de los conspiradores, Pedro Lagos, Jouanne, Merino Benitez y el capitán de navío Merino Bielich, se presentaron ante Marmaduque Grove, para informarle que habían decidido hacer un cambio de gobierno, en el momento en que tropas tomaban posiciones en Santiago, para apoyar el golpe. En horas de la mañana, se tenían las primeras noticias de la rebelión del regimiento "Buin", al mando del oficial alessandrista Alfredo Espinoza, en vista de lo cual, dos aviones atacaron las instalaciones de esa unidad militar. Al atardecer, tropas al mando del capitán Mario Bravo se tomaron el Ministerio de Defensa, en tanto, poco después, el Palacio de La Moneda era rodeado por regimientos rebeldes, de la misma forma que la Base Aérea "El Bosque". Solo el regimiento "Cazadores" se mantuvo leal para defender el palacio de gobierno. Sin embargo, horas después, el teniente coronel ibañista, Caupolicán Clavel, tomó el control de ese regimiento, haciendo apresar al teniente coronel Heraclio Gómez y al capitán Fuenzalida. En tanto, Merino Benitez, con la cooperación de los capitanes de bandada Tovarías y Basaure, mediante subterfugios, tomó el control de la base aérea. Neutralizado todo el apoyo militar a la Junta Revolucionaria, el mayor Ricardo Contreras Macaya, al mando de las fuerzas rebeldes ingresó a La Moneda, apresando a los integrantes del gobierno socialista, entre ellos al propio Grove. Posteriormente, serían relegados a Isla de Pascua.

Se constituyó una nueva Junta de Gobierno, formada por Carlos Dávila, Nolasco Cárdenas y el radical Alberto Cabero, designándose un Ministerio encabezado por el radical Juan Antonio Ríos como Ministro del Interior, y en el cual participaron Ignacio Toro, Luis Barriga y el general (r) Arturo Puga como Ministro de Defensa. En ese momento, el hombre fuerte del nuevo régimen, el coronel Pedro Lagos, se mantuvo en un segundo plano hasta inicios del mes de julio. Merino Benítez, inició una purga entre los oficiales de la Aviación, a fin de eliminar a los oficiales mas evidentemente grovistas, así como aquellos vinculados al alessandrismo, entre ellos al comandante Diego Aracena, colocando en los lugares claves a hombres fieles a su posición: Manuel Tovarías fue designado Director de la Escuela de Aviación, en tanto Luis Basaure asumió la jefatura de la Base "El Bosque".

La Junta encabezada por Dávila, apenas dio el golpe de Estado, inició una violenta represión contra el movimiento social que se había conformado a favor de la República Socialista. Destacados dirigentes de los trabajadores y de los estudiantes, así como de los partidos que apoyaron la Junta Revolucionaria, fueron apresados y perseguidos. Los trabajadores de Ferrocarriles declararon una huelga indefinida, debiendo tomar el control de la empresa y dirigiendo la represión el recién reincorporado general Luis Otero. El 29 de junio se decretó el Estado de Sitio en todo el país, asumiendo la represión en Santiago, el general Guillermo Novoa. Tres días después, el gobierno decretó la movilización y el acuartelamiento de los reservistas de la Clase de 1911, a fin de contar con mas personal para desarrollar las acciones represivas.

El gobierno norteamericano, que había manifestado sus inquietudes por los intereses de las empresas de ese país en Chile, al constituirse la Junta Revolucionaria, por su carácter declaradamente socialista y anti-imperialista, recibió plenas garantías del parte de Carlos Dávila, que proclamó su intensión de llevar a cabo "un socialismo más reflexivo". Señala Alain Joxé(1)que Dávila "emprendió una represión severa (...) después de haber dado seguridades al Departamento de Estado (de EE.UU.) de que no serían afectadas las inversiones estadounidenses en Chile".

Oficiales comprometidos en el golpe del 16 de junio de 1932

Arma

Oficiales

Ejército

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Marina

 

 

Aviación

 

 

 

Carabineros

General Agustín Moreno

General Guillermo Novoa

General Ricardo Ludwing

Coroneles Paredes, Veloso, Berríos y Lagos

Tte. Coronel Carlos Cruz

Mayor Alfredo Espinoza

Mayor Ricardo Contreras Macaya

Mayor Julio Labbé

Mayores Arroyo y Macaya

Capitán Mario Bravo

Almirante Carlos Joaunne de la Motte

Cap. de Navío Julio Merino Bielich

Cap. de Navío José Goñi Germain

Coronel Arturo Merino Benitez

Cap. de Bandada Manuel Tovarías

Cap. de Bandada Juan del Villar

Cap. de Bandada Luis Basaure

Coronel Humberto Arriagada

Coronel Carlos Robles Sotomayor

Tte. Coronel Aquiles Frías

 

Dávila mantuvo en el cargo de comandante en jefe del Ejército al general Agustín Moreno, quien proclamó su apoyo al "régimen socialista" que llevaría a cabo la nueva Junta de Gobierno, estableciendo su desvinculación de la Junta Revolucionaria debido a que "la oficialidad patriota (...) no podía permitir que se condujera al país por los tortuosos caminos del comunismo, imitando en forma absurda doctrinas que han conducido y conducen a la miseria y al dolor". De la misma forma, Jouanne continúo en el cargo, justificando la actitud de la Armada contra el gobierno depuesto, porque le "era imposible permanecer indiferente, no ante las nuevas ideologías que tienden al bienestar del pueblo, sino frente a la anarquía creciente, a la pérdida del principio de autoridad en la República y a las actitudes débiles de la ex Junta de Gobierno para combatir el comunismo". A cargo de Carabineros quedó el coronel Humberto Arriagada, que inició un largo periodo al mando de esa institución de mas de seis años, convirtiéndose en uno de los puntales mas firmes del régimen oligárquico que sobrevendría posteriormente. En la Aviación asumió nuevamente Merino Benitez, quien justificó el golpe davilista porque "la tendencia extremista de algunos hombres iba desvirtuando aquella ideología (la socialista) y nos lanzaba por la pendiente del comunismo, que tantos daños irreparables puede traer al país".

Sin embargo, pronto se advirtieron algunas fisuras en el equipo civil del gobierno davilista. El 30 de junio, Alberto Cabero renunció a la Junta de Gobierno, siendo sustituido por Eliseo Peña Villalón. Algunos días después habría una nueva crisis, producto esta vez del retorno al país del ex dictador Carlos Ibañez del Campo. Muchos de los conspiradores contra Montero, y luego, contra la Junta Revolucionaria de Matte y Grove, habían actuado con el fin de preparar las condiciones para el regreso al poder del ex dictador. El hecho de que Dávila hubiese sido un prominente funcionario de la dictadura ibañista, daba la imagen de que su Junta de Gobierno era un paso transitorio para mientras Ibañez retornaba desde el exilio.

Sin embargo, el militarismo anti-personalista, a través de sus distintos oficiales en servicio activo, consideraba que tal eventualidad no estaba dentro de sus objetivos, por lo cual, todo vestigio de probabilidad en ese sentido debía ser eliminado. Ello desencadenó el cambio de Ministros, donde aquellos personeros más próximos a Ibañez fueron reemplazados. Juan Antonio Ríos fue reemplazado por Joaquín Fernández; lo propio ocurrió con el general Puga, en Defensa, cuya cartera fue dividida nuevamente en dos: un Ministerio de Guerra, que asumió el coronel Pedro Lagos, y un Ministerio de Marina, que asumió el vicealmirante Francisco Nieto.

Ante aquellos cambios, el ibañismo y su líder, comprobaron que solo les quedaba recurrir al golpe de Estado, iniciándose diversas gestiones que se radicaron en el Cantón Militar de Providencia, del que formaban parte el Regimiento "Dragones", el Regimiento Tren y las Escuelas de Caballería de Ingenieros Militares y de Carabineros. En ese complot tomó parte activa el capitán René Montero. Sin embargo, la intentona fracasó cuando el coronel Pedro Lagos se hizo presente en el Cantón, la misma noche en que Ibañez llegó al lugar a encabezar el alzamiento. Haciendo uso de su autoridad, Lagos neutralizó a los oficiales comprometidos, con el apoyo de los oficiales que prefirieron mantenerse al margen del complot. Este fracaso de Ibañez, determinó que un par de semanas después se viera obligado a emprender nuevamente el camino al exilio.

Consolidada su situación, Dávila propuso a la Guarnición Militar de Santiago, que se le entregara la Presidencia Provisional, disolviendo la Junta de Gobierno. La propuesta fue votada entre la oficialidad de Santiago, aprobándose sin mayor oposición. Asumió Dávila el poder absoluto, con la promesa de dar paso a una nueva Constitución, que se redactaría por medio de un Congreso Constituyente, elegido por votación popular.

Con el control que ejercía el grupo militar afín a Dávila, éste pudo seguir aplicando su férrea política represiva contra las organizaciones populares. Congruente con ese propósito, el Ministro de Guerra, Pedro Lagos, envió una circular a las instituciones a su cargo, donde rendía un homenaje al jefe de gobierno, señalando: "Ha sido el Presidente Provisional no solo el inspirador y el coordinador de los proyectos destinados a transformar nuestra estructura política, económica y social, sino también el mas activo propulsor de las medidas destinadas a matar de raíz y para siempre el flagelo del comunismo".

Ello no significó, sin embargo, que la deliberación se redujera en los cuarteles militares o en los navíos de guerra. Las distintas corrientes seguían manifestándose y las reuniones conspirativas eran pan de cada día. El davilismo realizó diversos cambios, que no arrojaron resultados definitivos a su favor, pues, oficiales alessandristas e ibañistas seguían agitando las aguas de modo de modo sordo, evasivo, pero manifiesto. Por otro lado, el sentimiento de la civilidad hacia los uniformados cada día era más animoso y las vejaciones más insultantes se hacían presentes en todas partes.

En ese cuadro de desazón sobrevino la crisis a nivel cupular, El 11 de agosto, el vicealmirante Nieto dimitió como Ministro de Marina, siendo reemplazado transitoriamente por el capitán de corbeta (r) Alberto Barbosa, que dos días después, fue sustituido por el contralmirante (r) Juan M. Montalva. En esos mismos días, el general Agustín Moreno dejó la comandancia en jefe del Ejército, acogiéndose a retiro, siendo reemplazado por el general Luis Otero. Estos movimientos no aplacaron las tensiones en las FF.AA. y el gobierno, y, en los primeros días de septiembre, ya no era posible prever los resultados. De éste modo, las presiones del militarismo se impusieron a Dávila, y éste debió designar, el 12 de septiembre de 1932, al general Bartolomé Blanche como Ministro del Interior, manteniéndose Pedro Lagos como Ministro de Guerra y Montalva en Marina.

El cambio del jefe del Gabinete Ministerial, lejos de estabilizar a Dávila, contribuyó a precipitar su caída. Al día siguiente, los comandantes en jefe de las tres fuerzas armadas - Jouanne, Otero y Merino Benítez - llegaron hasta el Palacio Presidencial, junto a Bartolomé Blanche, a exigir la renuncia de Dávila, quien, carente de apoyo militar, aceptó declinar su cargo en el Ministro de Interior, asumiendo éste el cargo de Presidente Provisional.

Empero, en ese momento, se produjo un serio e inesperado quiebre entre la Aviación y las otras dos ramas, debido a que Merino Benítez, no fue partidario de la solución política planteada. A su modo de ver, las tres ramas debían tener el mismo protagonismo, por lo cual, creía más conveniente una Junta de Gobierno, formada por los tres jefes de las FF.AA. Ese criterio no fue compartido por Jouanne y Otero, de manera tajante, por lo cual, Merino Benítez exigió crear un Ministerio del Aire, como forma de garantizar que la fuerza aérea tuviera una mejor capacidad de negociación con las otras ramas de la Defensa. Tampoco hubo una recepción favorable a ese planteamiento durante las tratativas del día siguiente. Frustrado en sus propósitos, a las 04:00 hrs. de la madrugada del 14 de septiembre, Merino Benitez se hizo presente en la Base Aérea de "El Bosque", asumiendo una posición de rebeldía.

Conocida la situación por Blanche, ordenó que el general Novoa enviara tropas que rodearan la base aérea, movilizándose para ese efecto la Escuela de Infantería de San Bernardo, los regimientos "Tacna" y "Maturana", y el Batallón de Comunicaciones. Ante esa reacción un tanto inesperada para los rebeldes, Merino y los oficiales que le eran adeptos, con una treintena de aviones, emprendieron vuelo hacia la Base Aérea de Quinteros, al norte de Valparaíso. Luego de aterrizar en ese lugar, dejaron dos aviones en la pista, por falta de combustible, siguiendo el raid con destino a la Posta Aérea de Ovalle, donde los esperaban 7 hidroaviones de esa base.

Al amanecer del 15 de septiembre, tropas del Regimiento "Arica" y del Cuerpo de Carabineros, atacaron por sorpresa la Posta de Ovalle, y luego de un breve tiroteo capturaron a Merino Benitez junto a 40 oficiales y 30 mecánicos, además de los aviones y sus pertrechos. La Base Aérea de "El Bosque", en tanto, fue tomada sin resistencia alguna por las tropas del Ejército, de la misma forma que la Base "Maquehua" de Temuco, y la base de Quinteros. Solo hubo resistencia en la Base "Chamiza" de Puerto Montt, donde sus defensores se rindieron luego de intenso tiroteo con tropas del Cuerpo de Carabineros.

Como resultado del raid rebelde de Merino Benitez, el gobierno de Blanche designó una comisión que estudiara la división de la Aviación entre el Ejército y la Marina, la que estuvo conformada por el general Elías Veloso y el coronel Fuentes, por parte del Ejército; el capitán de fragata Díaz y el capitán de corbeta Arroyo, de la Armada; y el comandante de escuadrilla Armando Castro de la Aviación. Los acontecimientos posteriores, sin embargo, lograron evitar aquella medida.

Asentado Blanche en el poder, juró un nuevo gabinete ministerial, encabezado por Ernesto Barros Jarpa, que designó al general Otero como Ministro de Guerra y Aviación, y confirmó a Montalva en el de Marina. La comandancia en jefe del Ejército fue asumida por el general Ludwing, en tanto, el grovista teniente coronel Adirio Jessen quedó al mando de la Aviación. Este Ministerio confirmó las elecciones parlamentarias para fines de año, y luego, las amplió a elecciones presidenciales. De la misma forma, prorrogó el estado de sitio decretado por Dávila en junio, manteniendo los niveles de represión contra el movimiento social.

 

Notas

1 "Las FF.AA. en el sistema político chileno"


Sebastián Jans ©

 

Hosted by www.Geocities.ws

1