MILITARES CHILENOS. LA DELIBERANTE DECADA 1924-1933.

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16. Las tendencias en las FF.AA y la crisis de 1932.

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Almirante Carlos Jouanne de la Motte

Jefe conservador de la Armada, que adquirió presencia activa en la crisis político- institucional de 1932.

La caída del general Ibañez, la sublevación en la Escuadra, y el desequilibrio institucional producidos por la crisis nacional, provocaron una marcada fragmentación tendencial dentro de las FF.AA. Tal es así que, hacia 1932, pueden observarse que cada una de ellas tendrá un protagonismo singular en los distintos hechos que ocurrirán durante ese año.

Las fracciones que son posibles de advertir, son las siguientes:

a) La fracción del militarismo ibañista.

Era la más monolítica y articulada de todas, y respondía directamente al mando del ex dictador, y mantuvo su alta influencia sobre la oficialidad intermedia de las FF.AA. por mas de una década. Sus integrantes situados a nivel de los oficiales generales, fueron pasados a retiro entre 1931 y 1932, pero, ello no debilitó su presencia, ya que su campo de influencia se daba predominantemente en la oficialidad superior (comandantes y coroneles). Entre las figuras más notorias de este periodo están Tobías Barros, el contralmirante Von Schröeders, René Montero, Caupolicán Clavel, etc.

b) La fracción del militarismo anti-personalista.

Correspondió al militarismo disconforme con Ibañez, que se manifiesta mas evidentemente desde 1930 en adelante. Si bien en lo formal mantuvo su fidelidad con Ibañez hasta su caída, producida ésta se descomprometió abiertamente de aquel. Su máxima expresión se dio dentro de los altos mandos, siendo exponentes significativos de esta línea, los generales Bartolomé Blanche, Indalicio Téllez, Agustín Moreno, Luis Otero, el coronel Pedro Lagos, el comodoro Arturo Merino Benitez, etc. Esta tendencia tuvo mucha gravitación en 1932, y tuvo su correspondencia en el ámbito civil, a través del grupo encabezado por Carlos Dávila, que representó una posición conspirativa de un encubierto militarismo civil. Su campo de influencia estaba en las cúpulas de las FF.AA. y sus relaciones en el mundo civil más notorias se dieron con el "davilismo".

c) La fracción del militarismo fascista.

Originada en el militarismo de los años 20, hacia 1930 se convertirá en una fracción con perfil propio. Su máximo exponente fue el general retirado Francisco Javier Díaz, uno de los teóricos del militarismo chileno, y su mayor canal de expresión fue, a partir de octubre de 1931, la revista "La Defensa Nacional". Previo a la publicación de esa revista, Díaz y otros miembros de su grupo, adquirieron la imprenta "La Tracción", que funcionó como editorial de una Biblioteca Militar, dedicada a la edición, impresión y distribución de una serie de libros y folletos de carácter estrictamente militar, donde se publicaron obras de Von Ferytang-Loringhoven, Henri Mordacq, Aviaticus, Otto von Moser, Reval, y otros autores alemanes y franceses. De la misma manera, se publicaron trabajos del propio Díaz, de Rafael Ortíz, Tomás Díaz, Arturo Ahumada, etc. todos oficiales activos o en retiro de las FF.AA. La Imprenta "La Tracción", ubicada en la tercera cuadra de la calle Carrera, pronto cambió de nombre y pasó a denominarse "La Cruz Svástica", y editó una serie de folletos y libros referidos al nazismo alemán, entre ellos "El Programa de Hitler".

Francisco J. Díaz en uno de sus libros, publicados por esa imprenta, señalaba que el nazismo "no solamente no es adverso a la organización y sostenimiento de las FF.AA., sino que, por el contrario, persigue el logro de objetivos que todos los militares de corazón hemos considerado hasta ahora ideales"(1).

La revista "La defensa Nacional", periódicamente era distribuida en las distintas unidades de las FF.AA. y del Cuerpo de Carabineros, donde personal de la suboficialidad se encargaba de venderla, y en ella aparecía una gran cantidad de información, que solo debería publicarse en los boletines oficiales de las instituciones armadas. Por ejemplo, en ella se informaba sobre las Juntas Calificadoras de oficiales, los ascensos, las destinaciones, los nombramientos, los retiros, las condecoraciones, etc. Pero, también incluía informaciones sobre actividades civiles. En su segundo número, por ejemplo, daba a conocer "una iniciativa del joven Alcalde de Ñuñoa, Don Jorge González von Marees" - fundador y líder del Movimiento Nacional Socialista chileno - que "entre oficiales retirados y vecinos prestigiosos (...) siempre con el espíritu de contribuir a la defensa nacional" organizó una comisión para crear un club de tiro en la comuna. De la misma forma, la revista opinaba indiscriminadamente sobre aspectos relacionados con la política gubernamental sobre las FF.AA. y la seguridad interna y externa del país. Hasta junio de 1932, fustigó permanentemente al gobierno de Juan Esteban Montero, que desarrollaba su política depuradora y reestructuradora de las FF.AA.

Esta fracción fue reducida en sus alcances, aún cuando tuvo una importancia ideológica relevante. Su limitada proyección dentro de los círculos de poder dentro de la cúpula militar se debió a que, la mayor parte de sus componentes, eran oficiales en retiro: Francisco Javier Díaz, Rafael Ortíz, Arturo Ahumada, etc. Desde luego, sus vinculaciones en el mundo civil estaban en el MNS de González von Marees.

d) La fracción pro-oligárquica.

Es la que establecerá su hegemonía a partir de 1933 en adelante, y que expresará en el ámbito militar el consenso entre los partidos de la oligarquía, en el nuevo régimen civil que se instaura con la llegada al poder de Arturo Alessandri. Entre 1931 y 1932, los personeros más relevantes fueron el general Carlos Vergara Montero, su hermano Ramón, el general Pedro Vignola, el general Alfredo Espinoza, el coronel de Carabineros Humberto Arriagada, el almirante Jouanne, el coronel de aviación Diego Aracena, etc. Su campo de influencia estaba en la oficialidad intermedia y superior.

e) La fracción populista pre-socialista.

Es la fracción que empieza a articularse en torno a Marmaduque Grove, cuando este regresa al país a fines de 1931. Se expresará en parte de la oficialidad de la Aviación y en una reducida parte de los oficiales del Ejército. Ella acogerá el creciente rechazo a la dependencia y al imperialismo, así como el rechazo a la oligarquía y al militarismo. En el campo civil se relacionará con la Nueva Acción Pública (NAP), encabezada por Eugenio Matte Hurtado, representante de la intelectualidad progresista de la época, y que recogía ideológicamente las tendencias anti-imperialistas, anti-oligárquicas y pro-socialistas, vigentes en América Latina en esos años, representando el movimiento democrático popular y nacional más avanzado de su tiempo. Junto a Grove, encabezaban esta fracción los oficiales Leorcadio Arcaya, Adirio Jessen, Heraclio Gómez, Carlos Charlín, Pedro Zuloaga, Carlos Millán, y otros.

Las contradicciones entre estos grupos, bregando por el poder, junto a los grupos políticos del mundo civil, generarán un cuadro de inestabilidad y crisis institucional, que desembocará en uno de los años más cismáticos de la historia política chilena. Porque, a la pugna de las fracciones de las FF.AA. y de los grupos políticos, se sumaban las contradicciones de la realidad social y económica en que el país se encontraba sumido. Por lo demás, el desequilibrio institucional que se produjo con la caída de Ibañez, no pudo ser restablecido con celeridad por parte de la oligarquía, que pretendía llenar el vacío de poder. De tal modo que, los hechos que hemos analizado precedentemente, serían sobrepasados en magnitud por los acontecimientos de 1932, donde la deliberación militar desencadenó una situación de ingobernabilidad muy difícil de superar.

Como expresión de esa profunda crisis, nueve gobiernos se sucedieron en el poder, tratando de controlar el poder, cada uno con un sesgo distinto:

  1. Enero-junio. Gobierno constitucional de Juan Esteban Montero, de generación electoral.
  2. Junio. Junta de Gobierno de Puga, Matte y Dávila, producto de un golpe de Estado.
  3. Junio. Junta de Gobierno de Puga, Matte y Merino, producto de una recomposición en su cúpula.
  4. Junio. Junta de Gobierno de Dávila, Cárdenas y Cabero, producto de un golpe de Estado.
  5. Julio. Junta de Gobierno de Dávila, Cárdenas y Peña Villalón, producto de una recomposición en su cúpula.
  6. Julio-septiembre. Gobierno Provisional de Dávila, producto de una recomposición de poder.
  7. Septiembre. Gobierno Provisional de Blanche, producto de un golpe de Estado.
  8. Octubre. Gobierno del Vicepresidente Oyanedel, producto de un golpe de Estado.
  9. Diciembre. Gobierno constitucional de Alessandri, de generación electoral.

La oligarquía, que manejó audazmente los hilos de la caída de Ibañez, no pudo, sin embargo, mantener ese control cuando la crisis socio-económica se hizo más angustiante, como consecuencia de los profundos efectos de la Gran depresión, agravada por la política económica del gobierno que no lograba efectos que aliviaran el sufrimiento de los sectores populares, por lo que el descontento era alimentado día a día. En ese sentido, el rechazo contra los oscuros negociados que se llevaban a cabo en la Compañía Salitrera de Chile (COSACH), por parte de empresarios extranjeros y las autoridades nacionales, desde la época de la dictadura, y que siguieron manifestándose bajo el gobierno de Montero, eran un factor que aumentaba la desconfianza respecto a verdaderas soluciones para los problemas de cesantía y de marginación de gran parte de los chilenos.

Contribuía a esa sensación el hecho que aún los elementos esenciales del régimen dictatorial permanecían inalterables, entre ellos, el Congreso "termal", con el cual el gobierno de Montero se avino sin dificultades, adicionaba a la natural intranquilidad y descontento popular, contra la credibilidad del gobierno de transición.

De la misma forma, era un factor contribuyente, el hecho que la oligarquía, apenas cayó Ibañez, agitó con especial fuerza la bandera del "civilismo", tratando de crear un clima que posibilitara la sumisión capitular de las FF.AA. respecto del poder civil. Los fuertes embates propagandísticos y políticos del "frente civilista" estimularon un descontento ascendente dentro de los miembros de las FF.AA., sobre todo en los elementos indecisos, ya fuera porque se sentían víctimas de una campaña injusta, o porque ese sentían perdiendo aquellas cuotas de poder que consideraban propias.

Apenas Ibañez marchó al exilio, Montero - ejerciendo aún la Vicepresidencia - hizo los cambios correspondientes en las jefaturas de las FF.AA., los que culminaron cuando ocupó definitivamente la Presidencia en forma constitucional: Blanche pasó a retiro, siendo reemplazado al mando del Ejército por el general Indalicio Téllez, quedando como Jefe del Estado Mayor el general Carlos Sáenz, como garantía para el gobierno, que desconfiaba de Téllez; en la Armada, fue reincorporado Carlos Jouanne de la Motte, que asumió como su Director General; en Carabineros quedó al mando el Coronel Inspector Manuel Concha del Pedregal, siendo el primer jefe de este cuerpo policial militarizado que se había formado en el antiguo Cuerpo de Policía, ya que los anteriores habían sido siempre generales de Ejército; y para resolver el problema de la Aviación, fue reincorporado Marmaduque Grove, por gestiones directas del Ministro del Interior Marcial Mora. Grove fue reincorporado en marzo de 1932, recibiendo el grado de Comodoro del Aire, con categoría de comandante en jefe, cargo que no existía previamente, ya que el jefe de hecho en esa arma era el Subsecretario de Aviación del Ministerio de Guerra.

El segundo gran paso de Montero, fue crear una jefatura política civil para la defensa nacional, uniendo los dos Ministerios existentes - Guerra y Marina - en un solo Ministerio de Defensa, lo que fue explicado por Montero como una necesidad, ya que en caso contrario había que crear un "Ministerio del Aire".

Este cambio provocó mucho escozor dentro de los círculos militaristas, y la revista "La Defensa Nacional" hizo de portavoz de esa molestia. En uno de los artículos publicados al respecto (2), citaba argumentos expresados por el capitán francés Pierre Barjot, en el sentido que "el verdadero Ministerio de Defensa Nacional es el gobierno mismo". Mayor polémica provocó el hecho de que le cargo fuera asumido por un civil. Ante aquello, la mencionada revista indicaba: "Podemos asegurar con suficiente fundamento y conocimiento de causa que, colocar a un civil a la cabeza de las instituciones armadas, es un error, porque envuelve, especialmente en los tiempos actuales y dentro de nuestro sistema y prácticas de gobierno, un serio peligro cuyas consecuencias tarde o temprano sufrirá el país".

Sin embargo, la línea de Montero no varió al respecto, designando a principios de 1932, como Ministro de Defensa al civil Ignacio Urrutia Manzano, Previamente, se había dado paso a la reorganización del Ejército, dividiéndolo territorialmente en tres divisiones -Antofagasta, Santiago y Concepción - y un destacamento (Magallanes), y haciendo un vasto proceso de redestinaciones. A ello se sumó la ley 5052, que estableció una nueva planta de oficiales.

Todas estas medidas, que permitían llevar a cabo los objetivos del gobierno de Montero, en el contexto de su "política civilista", fue induciendo a un mayor descontento en las filas de los militaristas. En un mismo sentido, como ya dijimos, el descontento por la realidad socio-económica, tenía a gran parte del país frustrada por las malas condiciones de vida que afrontaban seriamente. Así, contra Montero complotaban todos, a excepción de los conservadores y la jerarquía católica, puesto que, incluso miembros de los Partidos Liberal y Radical, estaban comprometidos en conspiraciones de diverso origen, pese a que el Presidente pertenecía a éste último.

En el campo civil conspiraban los alessandristas, los ibañistas, los ex ibañistas, los socialistas organizados en diversos grupos, los radicales no monteristas, los democráticos, los comunistas. En el campo de los uniformados hacían lo propio los ibañistas, los anti-personalistas, los fascistas y los pro-socialistas.

Una de las conspiraciones que se hizo pública, fue el llamado complot del ropero, en marzo de 1932, que tuvo su origen en Valparaíso, y en la que participaron varios civiles y militares retirados. Entre los primeros estaban Carlos Davila, Filomeno Cerda, Ramón Alvarez Jabalquinto, Carlos Brizuela e Ignacio Toro. Entre los segundos reaparecía la figura del capitán retirado Alejandro Lazo y del coronel retirado Arturo Merino Benitez. Este complot buscaba concretamente la conexión con personal militar activo, para provocar un golpe de Estado, pero, la conspiración fue descubierta y algunos de sus integrantes procesados, culminando la causa judicial con la relegación de Brizuela y Cerda.

La inestabilidad del gobierno de Montero, a esas alturas era de tal magnitud que, el Consejo Naval con Carlos Jouanne a la cabeza, resolvió enviar a sus oficiales una circular que reflejaba patéticamente la situación del país, ya que, en uno de sus párrafos, aunque reafirmaba su lealtad al gobierno, expresaba claramente "pero, en caso de que éste sea derrocado por fuerzas extrañas, necesariamente deberá considerar (la Armada) su situación material con relación a las demás FF.AA. (...) y proceder en todo caso de acuerdo con ellas..."

Como una forma de defenderse, conociendo su inestabilidad, el gobierno designó como comandante de la II División de Ejército, correspondiente a la Guarnición de Santiago, al general Carlos Vergara Montero, el mas decidido de sus oficiales partidarios. Ello no fue óbice para que, en el transcurso del mes de mayo de 1932, se tuviera conocimiento de que, diversos oficiales en Santiago, desarrollaban actividades conspirativas, entre los cuales se pueden citar al coronel Pedro Lagos, a los comandantes Arcaya, Espinoza, Labbé y Néstor García Kobull, a los mayores Hormazábal, Concha, Contreras Macaya y Agustín Parada, y el teniente coronel de Carabineros, Aquiles Frías, entre muchos. Estas actividades conspirativas no pudieron ser controladas ni evitadas por el general Vergara, que fue quedando sin oficiales leales, a pesar de su inflexibilidad de mando.

 

Notas

"Artículos sobre la organización militar de Chile".

2"Creación del Ministerio de Defensa". 07/11/1931.


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