MILITARES CHILENOS. LA DELIBERANTE DECADA 1924-1933.

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11. Las fracciones en las FF.AA. entre 1925 y 1927.

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La promulgación de la Constitución de 1925 sólo fue un paréntesis para la ascensión del militarismo.En la fotografía, la ceremonia encabezada por el Presidente Alessandri, donde los poderes del Estado y los poderes fácticos juraron la nueva Carta Fundamental.

El establecimiento de la dictadura de Ibañez y el entronizamiento del militarismo en el poder, se manifiesta en un momento particularmente conflictivo en el ámbito mundial, y de una manera importante, éste régimen va a responder a una propensión internacional en esa perspectiva. En lo económico, en ese periodo crucial, se advierte una acelerada decadencia del liberalismo clásico, que tendrá su momento más dramático al sobrevenir la gran depresión de 1929. En lo político, comienzan a manifestarse con extraordinaria fuerza los movimientos revolucionarios socialistas e irrumpen alternativamente los de tipo fascista, especialmente en Italia y Alemania. En lo social, los graves efectos de la crisis de post-guerra, habían dejado una dolorosa huella de hambre y miseria, provocando grandes movilizaciones de masas contra los sistemas políticos y económicos tradicionales.

Chile fue absorbido por los conflictos de su época y por las influencias que, de ese contexto, emanaban. Las fuerzas Armadas, ubicadas en el epicentro del poder, no fueron inmunes a los vaivenes y ritmos de la realidad global. Esto incidirá en la formación de las tendencias que ya hemos indicado, que fraccionaron las instituciones, en la medida que el proceso deliberativo estimuló la discusión y la emergencia de proposiciones distintas y contradictorias, tanto en lo político como en lo doctrinario.

Entre enero de 1925 y la ascensión dictatorial de Ibañez, estas tendencias fueron las siguientes:

La fracción conservadora.

    Esta se manifestó fundamentalmente en la Armada, y se mantuvo incólume hasta el primer año de la dictadura, cuando comenzó a enfrentar los embates del militarismo, a nivel de su oficialidad intermedia. La fracción conservadora dentro del Ejército, como lo vimos anteriormente, fue erradicada con el golpe de enero de 1925.

    Estaba fuertemente influenciada por el pensamiento tradicional y aristocrático: arraigadamente católicos, liberales en lo económico, socialmente elitistas, parlamentaristas en lo político. Se consideraban eminentemente profesionales dentro del aparato del Estado, y estaban ligados por consanguinidad a los intereses de la clase terrateniente, de donde provenía la mayor parte de su oficialidad. De tal modo, sus vinculaciones más estrechas de daban con la oligarquía tradicional y plutocrática, y los partidos expresivos de esa clase (conservadores, nacionales y parte de los liberales). En el ámbito internacional, sus relaciones se daban esencialmente con los fabricantes de armas y los armadores navales ingleses.

    Esta fracción desaparecerá como factor de poder, en medio de la dictadura de Ibañez, pero, superada ésta, poco a poco, volverá a sus constantes históricas, acento que, en lo fundamental, se mantendrá hasta nuestros días, donde la selección de sus oficiales en la pirámide de mando, sigue recreando su carácter muy elitario, católico, tradicional y conservador.

La fracción militarista.

    Ya vimos algo con relación a esta tendencia en el capítulo anterior, la que, sin duda alguna, fue hegemónica durante el periodo que estudiamos. Debemos entender como militarismo, la manifestación de las Fuerzas Armadas o de una parte de ellas, como fuerza social, es decir, como un estrato social que, por sí mismo, y a partir de una doctrina militar, puede diseñar, establecer y desarrollar un proyecto de sociedad específica. En definitiva, se construye una ideología sui generesis, que impone formas militares de relación, y que tiene la capacidad de manifestarse como una alternativa política e ideológica en el concurso por el poder. Detentando el poder armado del Estado y provistos de la legitimidad de la violencia dentro de la sociedad, establecen un proyecto, el que, generalmente, es impuesto por la fuerza.

    Las vinculaciones de esta fracción, en el ámbito internacional, se daban con los fabricantes de armas europeos y con los capitales norteamericanos. En lo interno, su base de apoyo descansará en los grupos sociales medios, y en los sectores políticos oportunistas del Partido Radical y del Partido Democrático.

    Con el control del poder en sus manos, desarrollará un proceso de reformas que afectará profundamente la naturaleza del Estado chileno, que dejará atrás el histórico "dejar hacer-dejar pasar" de la oligarquía criolla. El proyecto del militarismo no se fundamentará, desde luego, en relaciones democráticas, sino que sus métodos serán eminentemente autoritarios. Es más, en cierto modo se instauró una especie de culto al autoritarismo. En ese sentido, en un libro de propaganda de la dictadura (1), en 1939, se decía, con relación a los oficiales de las Fuerzas Armadas, que "la autoridad que ellos poseen es derivada de la patria potestad, y ésta, de Dios mismo", agregando que "saben ellos lo que hacen y son responsables ante el Jefe Supremo y ante Dios".

    Para el militarismo en el poder, era necesario crear lo que, en Alemania, se llamó la Gleichschaltung o armonía de la Nación tras un líder personificador de ésta y sus aspiraciones. De allí que hay varios analistas, que han encontrado en la dictadura de Ibañez muchos elementos análogos al fascismo.

    El concepto de Estado, la percepción frente a los conflictos sociales, la interpretación del rol propio frente a la Nación, la visión frente a las ideologías tradicionales, etc. formaban parte de un acervo que, si no era coincidente con la ideología fascista, tenía muchos rasgos evidentemente pre-fascistas. Tanto así que, de la fracción militarista, se desgajará, posteriormente, el ala pro-nazi de las FF.AA. chilenas, que tuvo destacados exponentes entre 1931 y 1939.

    El estatismo del militarismo chileno, se fundamentará en la perspectiva de que el Estado es la expresión orgánica y organizada de la voluntad de la Nación, para vivir y crecer como proyecto cultural, económico, geográfico, etc. Las FF.AA. en tanto parte sustantiva del Estado-Nación, eran los exponentes más fidedignos de la voluntad nacional, sobre todo cuando para ello se daba paso a una concepción social respecto de la Nación misma, donde se rechazaban los conflictos y discrepancias, sobre la base de ser éstos elementos desintegradores del espíritu y cuerpo de la sociedad-nación. Respecto de éste aspecto en particular, hay un interesante trabajo investigativo realizado por el historiador Rafael Prieto(2), que analiza los elementos que componen la teoría racial respecto de la Nación chilena, y que tuvo en Nicolás Palacios a uno de sus principales exponentes.

    Como el fascismo, el militarismo chileno se definirá anti-liberal y anti-conservador, y declarado enemigo del socialismo; estimulará el chauvinismo nacionalista y la defensa de la propiedad privada, de los valores militares y morales de la nacionalidad. Sin embargo, no solo en esos rasgos hay similitudes con el fascismo. También se advierte una simbiosis en la emergencia de las dictaduras fascistas (Mussolini e Hitler) y la de Ibañez, sobre la base de que, en éstos tres casos había en esos países un fuerte movimiento social que las clases tradicionales quieren destruir, pero que, careciendo de la fuerza suficiente por sus propias debilidades, no vacilaron en aliarse con opciones autoritarias. Si Hitler y Mussolini llegaron al poder con alianzas entre el partido fascista y los partidos tradicionales, en el caso de Ibañez, este recibió el poder y la aceptación de la oligarquía chilena como el único medio para detener el creciente movimiento social. Así, emergieron como resultado directo de los graves conflictos sociales provocados por la Primera Guerra Mundial, creciendo cuando las contradicciones sociales se hicieron más agudas.

    La base social que tuvo el militarismo comprendió la misma extracción: la clase media y la pequeña burguesía, al punto que, no es aventurado decir, que la mesocracia se consolida con la dictadura ibañista, siendo la causa que, aquellos sectores políticos oportunistas que mencionamos anteriormente (provenientes de los partidos Radical y Democrático) desempeñaran papeles tan activos. Esto no quiere decir, empero, que la dictadura no se preocupara de captar adeptos y desarrollara una activa política hacia los sectores proletarios, apelando al populismo paternalista para penetrar los sectores desposeídos. Expresión de ese esfuerzo es lo señalado por René Montero, oficial asistente de Ibañez, que, a poco de iniciarse la dictadura señalaba pleno de lirismo: "Soy un profundo partidario de la evolución social en su forma, si se quiere, mas avanzada, porque soy un convencido de que las sociedades modernas siguen establecidas sobre bases de injusticia, contra las cuales se rebela el corazón. Los conceptos de solidaridad humana y de justicia social alcanzan en mi espíritu una amplia y generosa significación, y siento por los desamparados y los débiles una honda simpatía que arranca desde lo más delicado de mi ser" (3).

La fracción reformista o populista de izquierda.

Identificamos como populismo la expresión en sectores del Estado y de la clase política de líneas políticas que se identifican y promueven, en determinada coyuntura histórica, propuestas que se identifican con las demandas e intereses populares, especialmente de los estratos más pobres y desposeídos, pero, sin que éstos adquieran un rol activo en la resolución del conflicto social. El populismo surge, generalmente, como una manifestación programática fundada en la conciliación de clases, y acepta el rol del Estado en esa perspectiva, el que se transforma en el "defensor de los derechos e intereses de los más débiles".

El populismo de izquierda o reformista, sin duda, el sector mas radicalizado de todos, y respondió al pulso de una tendencia latino-americana que, progresivamente, se manifestó en el movimiento social y político, desde 1918 en adelante, cuyos brotes más importantes fueron el movimiento universitario de Córdova (Argentina), las asambleas de alimentación en Chile, los ecos de la revolución mexicana, la formación de una ideología latinoamericanista , uno de cuyos exponentes mas relevantes fue el peruano Raúl Haya de la Torre, fundador de la Acción Popular Revolucionaria Americanista (APRA), que tuvo su símil en la Unión Latino Americana de Argentina, de la misma forma que, posteriormente, en el Partido Socialista, en Chile.

Luis Alberto Sánchez (4) señala que, en ese periodo, surgen movimientos de contendido nacional, democrático, popular y anti-imperialistas, tópicos que no integraban el cuerpo ideológico de los antiguos partidos. Todas éstas nuevas organizaciones buscaron adherentes entre los obreros de las ciudades y el campo, entre los intelectuales y las clases medias, sobre todo empleados.

Así, la fracción militar reformista, asumirá progresivamente el rechazo a la oligarquía reinante y la crítica contra los partidos tradicionales, asimilando las propuestas nacionalistas y populares. Esta fracción era reformista, tanto en sus objetivos políticos como sociales, aunque en lo económico no tuvo capacidad de esbozar propuestas alternativas, las que solo se hicieron presentes mucho después. Con el paso del tiempo, esta fracción evolucionó hacia un nacionalismo pro-socialista, anticipándose en lo que, décadas mas tarde, sería posible de constatar con las experiencias de otros militares, en otras regiones del mundo, como son los casos de Nasser, en Egipto, en los años 50; Bounmedienne, en Argelia, en los años 60; Juan José Torres, en Bolivia, Velasco Alvarado, en Perú, y Torrijos, en Panamá, en los años 70; por indicar ejemplos paradigmáticos.

A su vez, se relacionó con el ala progresista del Ejército mexicano, cuyo representante mas destacado sería el general Lázaro Cárdenas. De ésta ala nacionalista y popular era el Teniente Coronel Rubén García, agregado militar de la embajada de México en Chile, quien escribía en el Memorial del Ejército de Chile, en marzo de 1927: "... de cualquier manera que se aplique la lupa inquirente sobre las manifestaciones imperialistas, cuando una nación ha pasado por la infancia agrícola, seguida por la juventud mercantil, y ha pedido prestado para desarrollarse, y ha vendido sus materias primas, y luego, en condiciones favorables ha llegado a la plenitud industrial, su riqueza misma le exige garantías, y surgen las estupendas armadas o los formidables ejércitos para: a) liberarse de poderosas codicias extrañas, b) garantizar el libre usufructúo de los mercados, c) garantizar las regiones productivas de materias primas de donde se surte, d) inviolabilizar sus intereses, y e) dar fuerza penetrativa a sus industrias", poniendo en evidencia las aspiraciones grandilocuentes de los militaristas sudamericanos, luego, se preguntaba en que etapa se encontraban los países latinoamericanos, respondiéndose "sin duda, en la infancia agrícola, cual mas, cual menos".

El populismo de izquierda tuvo un largo proceso de gestación, cuyos primeros vestigios más concretos se advierten con aquel trabajo de David Bari, premiado y difundido en el Club Militar (5), en 1922, pasando por su etapa intermedia, donde sobresalieron Carlos Millán y Alejandro Lazo, bajo el informal liderazgo de Grove, culminando en su tercera etapa, con el trascendente rol de Marmaduque Grove, secundado por varios oficiales, entre ellos Carlos Charlín.

En el periodo que nos preocupa, su etapa intermedia, la influencia de esta fracción estaba en franca declinación dentro del Ejército, a pesar de tener importantes vinculaciones con las organizaciones sociales y los partidos de raigambre popular.

La fracción populista de derecha.

El populismo de derecha o pro-alesandrista correspondió, como ya lo señalamos, a una manifestación retardada de la política de Alessandri, típica del populismo liberal, que predominó en la política nacional entre 1919 y 1921. Esto fue producto de que, como los cuartelazos de la Juventud Militar, erradicaron la antigua camarilla militar que le era afín, el alessandrismo logró crear una vía de influencia dentro de ciertos oficiales superiores, especialmente en la coyuntura cuando Alessandri regresa de Italia, para reasumir el gobierno en marzo de 1925.

El populismo de derecha, intrínsecamente oportunista, no tuvo perfiles doctrinales o ideológicos dignos de mención, donde plantearon algunas generalidades, y solo se caracterizaron por ser un grupo de poder enquistado en los círculos militares de decisión política. En el Memorial del Ejército de Chile, entre 1926 y 1927, aparecen algunos trabajos de oficiales que correspondieron a esa línea, y donde se advierten puntos de vista identificatorios. Entre ellos, cabe destacar al coronel Carlos Salcedo (6), quien indica que "no se concibe un pueblo libre sin partidos políticos, desde el que el fundamento de ellos emana de la naturaleza misma de los hombres, que juzgan cada uno con su criterio, no solo los fenómenos públicos y políticos, sino todas las manifestaciones humanas".

Por cierto, se definían como profesionales y constitucionalistas, optando por el presidencialismo como forma de gobierno. Su populismo provenía de su interés por vincularse con "el bajo pueblo", para ampliar la base social del alessandrismo, su reformismo era eminentemente político-institucional, y en lo demás eran predominantemente conservadores. De allí que evolucionaron fácilmente hacia una posición neo-oligárquica, sirviendo de soporte, en la década siguiente, para la neutralización del militarismo y el gobierno conservador de restauración oligárquica de Arturo Alessandri.

 

Las fracciones de las FF.AA. después del 23 de enero de 1925

fracción vinculaciones personeros
Conservadora Clase terrateniente y gran burguesia

Capitalistas ingleses

Industria Naval inglesa

Partidos Conservador, Nacional y sectores liberales

Iglesia Católica

Braulio Bahamondes

Arturo Swett

José Toribio Merino

Olegario Reyes

Emiliano Costa Pellé

Juan Schroders

Militarista Estratos sociales medios

Capitalistas norteamericanos

Fabricantes de armas alemanes y franceses

Sectores políticos radicales y democráticos

Carlos Ibañez del Campo

Bartolomé Blanche

Félix Urcullú

Francisco Javier Díaz

Arturo Puga

Populista de derechas Grupos sociales medios y medios altos

Capitalistas ingleses

Sectores de la burguesía productiva

Grupos políticos de los Partidos Liberal, Radical, Balmacedista y Democráticos

Sectores de la francmasonería

Enrique Bravo

Sócrates Aguirre

Carlos Vergara

Carlos Salcedo

Populista de izquierda Grupos sociales medios, medios bajos y proletarios

Intelectuales y estudiantes

Grupos políticos democráticos, comunistas, pro-socialistas, anarco-sindicalistas.

Organizaciones obreras

Sectores de la francmasonería

Marmaduque Grove

Alejandro Lazo

Carlos Millán

David Bari

Oscar Fenner

Notas

"Voces de la Patria". Julio T. Ramírez, 1930. Santiago, Chile.

2 "La historiografía nacionalista y sus concepciones sobre la Nación y Carácter de los chilenos". Rafael Prieto. Revista ANDES, Nro 1. Septiembre 1984. Santiago, Chile.

3 "El Ejército y su acción social". Teniente René Montero. Memorial del Ejército de Chile. Febrero 1927.

4 "Historia General de América". Tomo III. Luis Alberto Sánchez. Ediciones Rodas, 1972. Madrid, España.

5 "El Ejército ante las nuevas doctrinas sociales".

6 "La política y la preparación militar". Memorial..., marzo 1926.


Sebastián Jans ©

 

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