HEGEL VINDICADO.

Sebastián Jans


Exposición efectuada en el SCR "Desiderio Arenas Aguiar". Santiago, Chile, 2007.


volver al índice

Introducción.

Obviamente, ocurre con todos los grandes filósofos, que estuvieron marcados por su tiempo, que muchos de los conceptos que los ubicaron en la galería de la trascendencia histórica, han sido superados largamente por el devenir humano y por el avance del conocimiento. Sin embargo, hay algunos que son releídos, o puestos nuevamente en debate, con recurrencia un tanto persistente. Es lo que ocurre con Hegel.

Si recurrimos a su pensamiento, aún hay suficientes argumentos que pueden llevarnos a decir que es un filósofo que sigue despertando debates, producto de que sus ideas siguen proponiendo cuestiones que tienen que ver con el hombre actual.

La intención de esté módulo es vindicar aquella parte del pensamiento de Hegel que tiene vigencia relativa en el debate de la filosofía contemporánea, teniendo presente la constatación que hay muchas tendencias de la filosofía, de los últimos 100 años, que han recurrido a las ideas hegelianas, para aproximarse a sus propósitos y afirmaciones.

Una de las más importantes fue la Escuela de Frankfurt, aún influyente en la filosofía contemporánea, que contó con grandes pensadores, como es el caso de Adorno, Horkheimer, Marcuse, Habermas y Fromm, que encontraron en las ideas, conceptos y afirmaciones de Hegel una fuente inagotable de reflexión.

Por factores de tiempo, una parte significativa de esta elaboración es el resultado de una investigación a través de Internet, donde felizmente hay una buena cantidad de monografías y estudios sobre su pensamiento, de excelente factura, y que citamos en la bibliografía. Varios de los aspectos que constituyen este trabajo citan frases de ese origen, pero, mejorando su presentación para una mejor comprensión. Los textos consultados obedecieron a una revisión de ciertas ideas, a fin de no incurrir en afirmaciones erróneas que pudieran desvirtuar las ideas centrales. Aún así, por las limitaciones de espacio, muchos conceptos han quedado lamentablemente poco desarrollados.

Importancia de la filosofía de Hegel.

Para algunos tratadistas de la filosofía hegeliana, entre ellos Terrón, la filosofía de Hegel es la última gran filosofía especulativa. En ella finalizan y se articulan todos los movimientos del pensamiento del pasado. La filosofía de Hegel contendría todos los momentos del desarrollo del pensamiento, pero superados  y unificados. Como consecuencia de ello, con Hegel, el idealismo alemán adquiere su máxima expresión y desarrollo, y abre un horizonte de reflexión filosófica que, con su perspectiva y problemática, se arraigó profundamente en el pensamiento filosófico post-hegeliano.

Indudablemente, Hegel expresa la síntesis última y plena realización conceptual de ese movimiento filosófico que tiene sus raíces en Kant y que se relaciona estrechamente, a pesar de sus mutuos debates, con Fichte y Schelling.

Analizada la inflexión que significan sus planteamientos, bien podrá afirmarse que, antes que todo, Hegel es el primer filósofo que impacta la lectura social de nuestro tiempo, así como quien abre la reflexión sobre la razón desde una perspectiva dinámica y desmistificadora.

La pretensión de Hegel, al decir de sus apologistas, es fundamentar una nueva teoría general, una estructura abstracta donde las teorías particulares no serían más que campos de aplicación, la realización específica de una teoría general que las englobaría a todas. Esta estructura estaría constituida por un conjunto de operaciones típicas, como las operaciones “oposición” o “salto cualitativo”, cuya descripción empírica sería el objeto de las ciencias particulares.

Según Herbert Marcuse, uno de los grandes filósofos de la Escuela de Frankfurt, la filosofía de Hegel muestra cinco estadios diferentes de desarrollo:

  1. El período de 1790 a 1800, que marca el intento por formular una fundamentación religiosa de la filosofía (Theologische Jugendschriften).
  1. El período de 1800 a 1801, de formulación de los puntos de vista e intereses filosóficos de Hegel, a través de las discusiones críticas de los sistemas contemporáneos, especialmente los de Kant, Fichte y Schelling. Los principales trabajos de esta época son Diferencia entre los sistemas de filosofía de Fichte y de Schelling, Creer y saber, y otros artículos en el Kritischen Journal der Philosophie.
  1. El período de 1801 a 1806, que vio la aparición del sistema de Jena, forma primitiva del sistema completo de Hegel. Este período está documentado por la Lógica y Metafísica de Jena, la Filosofía de lo real de Jena y el Sistema de la eticidad.
  1. El año 1807, en que se produce la publicación de la Fenomenología del Espíritu
  1. Período del sistema final entre 1812 a 1817, esbozado antes en la Filosofía propedéutica. A este período pertenecen los trabajos más voluminosos de Hegel: la Ciencia de la Lógica (1812-16), la Enciclopedia de las ciencias filosóficas (1817, 1827, 1830), la Filosofía del Derecho (1821) y las conferencias de Berlín sobre Filosofía de la Historia, Historia de la Filosofía, Estética y Filosofía de la Religión.

Para muchos, el pensamiento de Hegel es la fundación de la nueva filosofía alemana, cuya esencia se encuentra, precisamente, en la reflexión de aquel, donde, por primera vez el mundo entero - natural, histórico, intelectual -, fue representado como un proceso. Es decir, una secuencia de mutaciones, transformaciones, y desarrollos constantes. Desde ese punto de vista – diría Julio César Jobet -, “la historia humana ya no se presentaba como una confusión caótica de violencias insensatas, condenables todas ante el tribunal de la razón filosófica, sino como la evolución de la Humanidad”.

El sistema de Hegel es la última gran expresión de este idealismo cultural, el último gran intento por hacer del pensamiento el refugio de la razón y de la libertad. El original impulso crítico de su pensamiento fue lo bastante fuerte para llevarlo a abandonar la indiferencia tradicional del idealismo por la historia, presente en Kant y los otros idealistas alemanes. Marcuse dice que Hegel hizo de la filosofía un factor histórico concreto y que introdujo la historia en la filosofía, pero, contradictoriamente, al hacerlo y comprenderla, provocó que la historia rompiera el marco idealista.

 

Lo insuperable en Hegel.

 

Acogiendo la citada afirmación marcusiana, creo, sin embargo, que lo determinante y trascendente, y ampliamente vigente en Hegel, es su concepción dialéctica, donde la gran idea central es que el mundo y la realidad no pueden concebirse como un conjunto de objetos plasmados, sino como un conjunto de procesos.

Sabemos que Hegel no es quien concibe la concepción dialéctica de la realidad, ya que el origen de ella se encuentra en Heráclito, el filósofo jónico, que sostuviera que todo devenir está animado por el conflicto, que toda transformación se verifica a través de la contradicción, y que todas las cosas están hechas de contradicciones.

La dialéctica como ontología, implica una concepción de la realidad, un proceso circular o triangular de tres momentos cuyo motor es la contradicción. Lejos de lo que pueda pensarse, Hegel no aplica dicho método por tesis, antítesis y síntesis, como los usarán Marx y Engels. Las nociones que usa son afirmación, negación y negación de negación.

Desde el punto de vista de los tratadistas hegelianos, los tres momentos dialécticos son los siguientes:

·         El primer momento, an sich, de afirmación o tesis. Constituye la posición, la inmediatez, la indeterminación, es el estar en sí.

·         El segundo momento, fur sich, corresponde a la negación o antítesis. Es el momento de la  contradicción. Constituyen la mediación o la determinación, es decir, objetivación, el ser para sí.

·         El tercer momento, aufhebung, es el de la síntesis o la negación de la negación y, por lo tanto, de la superación. 

 

Hegel, no duda en sostener que la historia de la Humanidad es un desarrollo infinito por el hecho mismo de su naturaleza. Es el primero que, con plena conciencia metodológica, rompe con el patrón aristotélico. Sin embargo, su dialéctica consiste en descubrir y seguir racionalmente el movimiento de la Idea, de modo que la razón y la realidad expresen su verdadera coincidencia. Sobre esa perspectiva, utiliza la dialéctica para explicar la realidad, para, de esta forma, avanzar desde lo más abstracto y simple hasta lo más concreto y complejo, donde toda cosa concreta es cambiable y donde, a lo largo de todo proceso, emergen nuevas propiedades.

Sobre esa base, toda su teorización se sucede desde el Universal Abstracto pasando por el Particular, hasta el Universal Concreto. Desde la particularidad se va hacia la universalidad que es la que contiene la verdad. Hay que agregar que la superación del Universal Concreto es - a la vez - eliminación y conservación, ya que, en este último momento de la sucesión dialéctica, se encuentran los componentes de los momentos anteriores incorporados en esta afirmación superadora.

El fundamento idealista [1].

La Idea en Hegel, no se da de una vez, ni en línea recta, sino que conlleva muchas mediaciones, idas y venidas, alineación y retorno a sí, lo que llamará el trabajo negativo del concepto. Al final del proceso, lo que se produce es una identidad del ser y del pensar, una verdad que no es simple adecuación del intelecto con la cosa, de lo subjetivo con lo objetivo, sino acuerdo del contenido consigo mismo, que es lo que Hegel denomina Idea.

La idea se realiza en un para sí donde el todo es pensamiento autodeterminado: libre conciencia de sí. En el pensamiento y el concepto es donde se consuma la plenitud de la realidad. La imagen y lo sensible son sólo un momento dialéctico previo necesario, cuyo destino es ser superado por la superioridad sapiente del concepto (begriff).

Desde el punto de vista del desarrollo del Concepto, la Idea expresa la totalidad más plena y auto-posesión de las múltiples determinaciones del Concepto. En este sentido, la Idea sintetiza, por un lado, la totalidad de determinaciones del Concepto tomado en sí mismo; por otro lado, expresa el conocimiento más profundo y elevado que el Concepto pueda lograr de sí mismo y de la Totalidad plenamente desarrollada de las cosas reales.

La Idea señala la culminación de todos los procesos de desarrollo y su manifestación plena: a nivel de conocimiento, es la captación total de la Verdad de lo Real y del propio conocimiento; a nivel real-histórico, expresa el desarrollo último de la totalidad Ser-Pensamiento, de la realidad por excelencia; y a nivel del hombre, manifiesta el saber más profundo que éste puede lograr de sí mismo y de la realidad.

La Idea, a la vez que es síntesis superada del Concepto Subjetivo, es expresión de la Verdad de lo Real; Verdad que no puede ser captada si no por un momento esencial de esta realidad (el pensamiento) en el momento final (o al menos, mas elevado) de su desarrollo como realidad natural-histórica, y por un ser (el hombre), que, siendo parte de la realidad, ha alcanzado un desarrollo tal de sí que está en condición de penetrar teóricamente en su estructura lógica.

Lo Verdadero y el Concepto son, al decir de Hegel, un Logisch-Reellea, algo lógico y real al mismo tiempo, un concepto realizado en una realidad concebida. Y esta plena realidad se subsume totalmente en la Idea, como expresión de la Verdad de la Realidad. En suma, la máxima realización del “ser revelado por el discurso” (la verdadera y plena realidad), del “discurso revelador de la realidad” (el Concepto) y del ser que mediante ese discurso “conoce lo real y se conoce a sí mismo” (el hombre). La tarea de la filosofía consiste entonces en traspasar las formas y captar el desarrollo y realización de la Idea, sobre la base de que lo que es racional es real, y lo que es real es racional.

El Universal Abstracto, entonces, es la abstracción de la realidad plena, es el momento particular que da contenido propio al concepto, y que niega la universalidad abstracta anterior, y el Universal Concreto contiene a los momentos anteriores en una afirmación definitiva de la universalidad.

Algunos alcances sobre el espíritu, el ser y la lógica.

Frente a la filosofía griega que explica el ser natural en general mediante la categoría de auto-identidad, la filosofía hegeliana precisa de una categoría que de cuenta de su propio contenido, reinterpretando la totalidad del ser desde la perspectiva del sujeto. Este ser, que es la unidad de lo contradictorio y lo no-contradictorio, es para Hegel el Concepto (Begriff) o Espíritu.

El espíritu se autodesarrolla merced a un lento y necesario despliegue de las mediaciones, de relaciones dialécticas de afirmación, negación y negación de la negación como superación (Aufhebung). El espíritu pasa así de la sustancia, de lo que es en sí y abstracto, hacia la condición de sujeto capaz de ser conciente de sí.

En el trabajo del espíritu, en la acción negadora y superadora del espíritu, lo real se recupera gradualmente como totalidad auto-consciente (selbstbewusstsein), como sujeto absoluto que se sabe a sí mismo. Esta es una de sus proposiciones más fundamentales, la cual señala que el Ser, en sustancia, es un sujeto (Fenomenología del Espíritu). Hegel propone que no es posible contraponer metafísicamente realidad objetiva (en Kant, la cosa en sí) y objeto, saber empírico y saber racional, experiencia "externa" e "interna", razón teórica y práctica.

Según Hegel, sujeto y objeto son sustancialmente idénticos porque la realidad se basa en el auto-desarrollo del espíritu absoluto, (en el sentido absoluto de la palabra, según Hegel, la realidad y el espíritu absoluto confluyen). Pero el espíritu absoluto, para Hegel, es el sujeto absoluto que se tiene a sí mismo como objeto.

El significado de estas proposiciones sólo puede ser comprendido a través de una interpretación de la Lógica hegeliana, donde hay que decir que, en su visión, la Logik no lo que corrientemente se entiende por lógica, esto es, no se trata de un problema de las reglas del razonamiento verdadero o algo semejante, sino que, en rigor, la lógica es la ciencia del Ser, ciencia que tiene por finalidad revelar su esencia. “La Logik de Hegel - dice Kojéve - no es una lógica en el sentido corriente del término, ni una gnoseología, sino una ontología o ciencia del ser, tomado en tanto que ser”.

La distinción forma-contenido es el punto de partida del análisis crítico de Hegel sobre este problema: “Al aceptar que la lógica sea la ciencia del pensamiento en general se entiende con ello que este pensamiento constituye la pura forma de un conocimiento, que la lógica hace abstracción de cualquier contenido y que el llamado segundo elemento que pertenecería a un conocimiento, es decir la materia, debe ser ofrecido trayéndolo de otra parte (Kojéve)”. Es el sujeto cognoscente quien dar forma a los enunciados sobre la realidad o lo conocido.

Pareciera, así que la operación hegeliana para lograr una representación adecuada de lo real es la inclusión de la contradicción en su concepción de la lógica, una lógica que, por cierto, tiene contenido. El planteamiento sobre el entendimiento en Hegel sugiere que es posible superar la distinción entre determinaciones antitéticas puesto que éstas son sólo un momento en el despliegue del Espíritu Absoluto.

 El entendimiento, según Hegel – dice Kojéve - es una fase en el movimiento y despliegue del espíritu. En este movimiento, de carácter progresivo, el espíritu va alcanzado nuevas formas, cada una de las cuales supone la ruptura con los hábitos de las etapas anteriores, conteniéndolas y superándolas a la vez, removiendo sus defectos y conciliando todo lo que aquellas han determinado unilateralmente como incompatibles”.

La razón hegeliana.

El concepto de razón es fundamental en la filosofía de Hegel. Sin  duda, supera a Kant, en su visión de la razón. Del concepto determinista kantiano - rígido, pietista e imperativo -, (lo que Jobet llama el Tribunal de la Razón Filosófica), la filosofía alemana pasa a un estado de superación dialéctica, a través de la dialéctica, donde la razón adquiere una condición dinámica.

Hegel estaba convencido de que la época de la Ilustración, que culmina en Kant y Fichte, sustituyó equivocadamente la razón por el entendimiento o la reflexión, y con ello elevó a absoluto algo finito. Lo infinito de la filosofía de la reflexión no es, en realidad, sino algo puesto por el entendimiento, una razón que se agota en la negación de lo finito.

Hegel sostenía que la Historia tiene que ver con la razón y sólo con la razón. El núcleo de la filosofía hegeliana es una estructura cuyos conceptos - libertad, sujeto, espíritu, noción - están derivados de su idea de razón. “Nada que no sea el resultado del pensar es razón” afirma en uno de sus escritos.

El hombre se ha propuesto organizar la realidad de acuerdo con las exigencias de su libre pensamiento racional. El hombre es un ser pensante. Su razón lo capacita para reconocer sus propias potencialidades y las de su mundo. No está, pues, a merced de los hechos que lo rodean, sino que es capaz de someterlos a normas más altas, las de la razón.  Por tanto, la realidad “no razonable” tiene que ser alterada hasta que llegue a conformarse con la razón.

Lo que el hombre piensa que es verdadero, justo y bueno, tiene que ser realizado en la organización real de su vida individual y social. El pensamiento, sin embargo, varía con los individuos, y la diversidad de opiniones individuales que resulta de ello es incapaz de ofrecer un principio para orientar la organización común de la vida. A menos que el hombre posea conceptos y principios de pensamiento que denoten condiciones y normas universalmente válidas, su pensamiento no puede reclamar el gobierno de la realidad. Situado dentro de la tradición de la filosofía occidental, Hegel cree que estos principios y conceptos existen. Y llama razón a su totalidad.

Pero, para Hegel, la razón sólo puede gobernar la realidad si la realidad se ha vuelto racional en sí misma. Esta racionalidad se hace posible cuando el sujeto penetra en el contenido mismo de la naturaleza y de la historia. En tanto que la realidad no esté configurada por la razón, no es “realidad” en el sentido exacto de la palabra.

Así, la realidad cambia de significado dentro de la estructura conceptual del sistema de Hegel. Lo “real” viene a significar no todo lo que existe de hecho (esto sería denominado más bien “apariencia”), sino lo que existe en una forma que concuerde con las normas de la razón. Lo “real” es lo racional, y sólo esto.

De este modo, el concepto de razón en Hegel tiene un claro carácter crítico y polémico. Se opone a toda aceptación ligera del estado de cosas dado. Niega la hegemonía de toda forma dada de existencia, demostrando los antagonismos que la disuelven en otras formas.

En el prólogo de “Fundamentos de la filosofía del derecho”, afirma:Es importante que la filosofía se entere de que su contenido es la realidad efectiva, distingue aquello que es meramente fenómeno, algo efímero e insignificante, de lo que en sí mismo merece verdaderamente el nombre de realidad efectiva, de tal modo que se puede considerar como la finalidad suprema de la ciencia producir la reconciliación de la razón autoconsciente con la razón-que-está siendo, es decir, con la realidad efectiva”.

Lo que es racional, eso es efectivamente real, y lo que es efectivamente real, eso es racional. El simple estar ahí es en parte fenómeno y sólo en parte es realidad efectiva. En la vida común se denomina realidad a cualquier ocurrencia, al error, al mal y a todo lo que pertenece a este campo, así como a cualquier existencia atrofiada y efímera se la llama precipitadamente realidad efectiva. Lo contingente es una existencia que no tiene más valor que el de una posibilidad, algo que tanto es como podría igualmente no ser”.

Su definición de sociedad civil.

El primero en distinguir filosóficamente entre el Estado y la sociedad civil fue Hegel, filósofo que, tanto en la “Enciclopedia de las ciencias filosóficas” como en sus “Principios de filosofía del derecho”, procuró hacer justicia a la diversidad de vínculos e instituciones sociales en contra del reduccionismo contractualista de sus predecesores.  Respecto de las formulaciones anteriores (Locke, Hobbes, Ferguson), su rasgo distintivo está puesto en su contenido ético.

En su concepción de la Eticidad moderna, reconoce con claridad tres instancias éticas de interacción humana:

·         La primera, donde la sangre y el afecto mutuo es el fundamento de los vínculos inter-subjetivos (la familia).

·         La segunda, determinada por las relaciones socioeconómicas desarrolladas en el mundo del trabajo y el mercado (la Sociedad Civil).

·         La tercera, de los espacios de deliberación y decisión políticas (el Estado).

En relación a la Sociedad Civil, Hegel indica que es el espacio en el que se plantea el conjunto de conflictos de interés y necesidades, y de los vínculos pre-políticos de solidaridad particular (corporaciones) y pública. “El derecho en la Sociedad Civil – dice - emana del hecho de que existe una generalización abstracta de los intereses particulares”.

Así, la Sociedad Civil es el ámbito de los intereses particulares donde prima el interés particular, la competencia y los conflictos. Está movida por los fines de las personas particulares y por la mediación para llegar a la universalidad. Dice Hegel: “El miembro de la Sociedad Civil, de acuerdo a su particular aptitud, es componente de la corporación, cuyo fin universal es, por lo tanto, enteramente concreto y no tiene otro ámbito sino aquel de la profesión, el negocio y el interés particular". Por lo mismo, los individuos son personas privadas que tienen un fin que es perseguir su propio interés que puede realizarse mediado por el interés universal.

El hincapié en Hegel, está dado en la esfera en que los individuos actúan con sus capacidades privadas, pero confluyendo en un proceso integrador con los fines del Estado. Así, la sociedad civil organizada en sus asociaciones, comunidades y corporaciones constituidas, mantienen una “conexión política”, mediante las cuales interactúan con el Estado.

Su teoría del Estado.

 

Para Hegel el Estado es sobre todo un ente racional. Es la realidad de la voluntad que tiene auto-consciencia particular elevada a su universalidad y, de esta forma, es la superación del particular en el universal. Pero también, es el fin último donde se desarrolla la libertad, es la realidad de la libertad y su contenido existe en sí y por sí.

En Hegel, al Estado se subordinan las leyes y los intereses de los individuos, la familia y la sociedad civil "El Estado es efectivamente real y su realidad consiste en que el interés del todo se realiza en los intereses particulares". Así, lo universal y la particularidad deben estar unidos ya que los intereses deben realizarse universalmente.

El fin del Estado es el interés general y la conservación de intereses particulares, esto es su realidad, su necesidad y su espíritu, para seguir el fin y bienestar particulares. El Estado es débil cuando los individuos no ven que satisfaga su fin subjetivo. El individuo al cumplir con su deber debe encontrar su interés y el de los demás. Los intereses particulares se limitan en el Estado sometidos a un interés universal y se obra según una voluntad universal, todos se proponen un fin universal.

Además la soberanía del Estado es el único principio capaz de producir la unidad y el orden social, que se construye desde la autonomía racional del individuo y es un instrumento necesario para la preservación de la sociedad de clase media. Así el Estado soberano es capaz de eliminar en los individuos el destructivo elemento competitivo. De ese modo, el orden universal del Estado restringe la libertad y la competencia por el interés común.

Los intereses individuales en competencia son incapaces de garantizar la continuidad del todo y es necesario imponer una autoridad suprema, por encima de esos intereses, que pueda lograr una sociedad racional. Este debe satisfacer el interés del individuo en una unidad entre lo individual y lo universal y se ve la libertad concreta en la que los intereses particulares tienen desarrollo integro y reconocen sus derechos. Unifica los intereses de los miembros y no puede estar sujeto a una norma más alta ya que el Estado elimina el interés competitivo de los individuos y lo transforma en un interés universal para controlar los conflictos de la Sociedad Civil.

Pero, debe haber identidad entre el individuo y el Estado, ya que este existe si sus miembros comparten un sentimiento de pertenencia y los fines privados y públicos son los mismos, como así el régimen político debe ser la expresión de las tendencias y los hábitos de los individuos de la sociedad.

Dos aspectos finales.

Por último, a modo simplemente informativo, hay dos aspectos que tienen relación con los debates de nuestro tempo, sobre lo cuales haremos un pequeño alcance.

Hegel fue el primer filósofo que desarrolló un concepto claro de modernidad. A él es menester recurrir, por tanto, si queremos entender qué significó la interna relación entre modernidad y racionalidad. La modernidad, para Hegel, se inicia en el siglo XVI, con el descubrimiento de América, la Reforma y el Renacimiento. Hegel entendía que la modernidad implicaba una paulatina desintegración de los lazos sociales tradicionales (fundamentalmente los familiares) y en donde la Sociedad Civil arranca al individuo de ese lazo, reconociéndole como persona autónoma.

Ello le lleva a hacer su propia afirmación sobre el fin de la historia, igual como lo propusieran los padres del cristianismo, con la idea del pronto juicio final, o como lo planteara hace poco Fukuyama, con su enunciado del fin de los megarelatos que competían con el liberalismo económico. Para Hegel la historia universal terminaba en el movimiento ilustrado, sobre la base de ver en la revolución francesa la expresión mas acabada de la razón europea, especialmente como resultado de la batalla de Jena, durante la guerra Franco-Prusiana,  que significó la  actualización histórica de las ideas de la Revolución Francesa. Desde luego, no escapa a la seducción adventicia de la filosofía alemana, característica de su tiempo, presente tanto en la rigidez kantiana y en el relato marxista, por señalar dos ejemplos.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Findlay, John Niemeyer,  “Reexamen de Hegel”, castellana de J. C. García Barrón. Ediciones Grijalbo, México, 1969.

González, Luis Armando  “Aproximación a la filosofía de Hegel”. http://www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/aproximacionahegel.html

Hegel G.W.F. “Fenomenología del Espíritu”. FCE, México, 1966.

Hegel G.W.F. “Lecciones Sobre la Filosofía de la Historia Universal”. Prólogo José Ortega y Gasset. Traducción de José Caos. Altaya, España, 1997.

Jerez Mir, Rafael. “Eloy Terrón Abad (1919-2002). Filosofía hegeliana y humanismo marxista”. Revista de Hispanismo Filosófico. España, Nº 7, 2002.

Jobet, Julio César.”Los fundamentos del marxismo”. Ediciones PLA, Chile, 1971.

Kojeve, Alexandre,” La dialéctica de lo real y de la idea de la muerte en Hegel”. Buenos Aires, La Pléyade, 1972

Kojéve, Alexandre, “La Dialéctica del amo y del esclavo en Hegel”,  traducción de Juan José Sebreli, Ed. La Pléyade,  Argentina, 1971.

Marcuse, Herbert,  "Razón y revolución" (1941). www.socialismo-o-barbarie.org

Sitios de divulgación del pensamiento hegeliano.

www.monografias.com

www.hegel.net

www.insumisos.com

www.filosofiayliteratura.org

 

[1] Este sub-tema está basado fundamentalmente en el trabajo “Aproximación a la filosofía de Hegel” de Luis Armando González, disponible en Internet. Los subrayados son del autor de este módulo.

volver al índice

Hosted by www.Geocities.ws

1