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Situaciones conflictivas en el ejercicio del rol profesional. II

Talleres realizados en el Colegio Oficial de Asistentes Sociales. Tenerife.

Parte práctica. Resumen.

Sergio Canadè. Marzo 1990.

Se comienza solicitando a los asistentes los puntos que les gustaría tratar durante el curso y cuáles son los puntos del programa que más les interesan. Lo primero que aparece es un conflicto entre las expectativas que tienen del rol profesional tal como se encuadra en la formación universitaria y las tareas específicas que se llevan a cabo en el ejercicio del rol dentro del campo de trabajo. Esto parece concretizarse en un conflicto entre el asistente social y la institución. Se interrogan sobre cual es el lugar que ocupa el asistente social dentro de la institución y si bien esta pregunta “no toma cuerpo” a lo largo del curso se puede pensar que es un determinante del rol, ya que surgen algunas impresiones que enfocan al rol con un cierto grado de plasticidad: habría como un sentimiento de “movilidad institucional”,por parte del asistente social originado por el nivel de necesidad de algunos usuarios y la falta de respuesta adecuada por parte de la institución, entonces, ¿Cuál es el alcance, el límite de la operatividad del asistente social?

         Se habla de dos alternativas: jugar el rol de forma defensiva, con cierta rigidez y apatía (canalizando a veces las frustraciones hacia otros miembros del equipo de trabajo) y segunda: el asistente  vivencia a veces la necesidad de hacer algo para cambiar la institución.

          Otra demanda: muchas veces no pueden cumplir con la función educadora para con los usuarios, a fin de que éste pueda asumir o hacerse cargo en la medida de lo posible de sus problemas reales.

            En general estos son los temas que se presentan el primer día y ya está implícito lo que irá surgiendo los próximos días.

           Se comienza a trabajar en el escenario y se construye un cuadro que trata de la apatía del asistente social inducida por la falta de recursos que tiene la institución, la apatía es mas bien aquí paralización, imposibilidad de actuar, ya que “los recursos están en otra parte”. Haciendo evolucionar el cuadro dramático tratando de solucionar el problema parece ser que todo se encarrila cuando los recursos entran en la institución: ahora pareciera que el problema ya no es la institución sino más bien la política económica.

           En cuanto al rol del asistente social en la tarea concreta con el usuario la función que se destaca es la de informar, señalar o corregir la actitud del usuario, para que éste “crezca” entrando en contacto con el problema real que tiene y lo aborde. Lo que queda sin aclarar es que cosas concretas hace el asistente social cuando el usuario desvía la atención a un “falso problema”

           El segundo día del seminario comienza volviéndose a plantear el interrogante sobre la función educadora del asistente social y realizamos la dramatización de una escena con un usuario difícil, donde aparece la necesidad de poner límites a una usuaria “invasora y voraz” (“una profesional en el rol de usuario” “se las sabe todas”). Después realizamos una dramatización en cuadro de la secuencia dramatizada y la misma nos lleva a un tema que no había aparecido el día anterior: la necesidad de trabajar en equipo o de manera coordinada ante los casos difíciles. Ya dramatizando el cuadro, la misma usuaria frente a tres profesionales que trabajan de manera coordinada, dubita y ya parece comprender que no lo debe esperar todo de la institución (aunque en realidad lo espera todo de la asistenta social)

          Los comentarios del grupo, después de la dramatización, giran en torno al tema de la coordinación entre asistentes sociales y otros roles de la institución y que los problemas a veces no se tratan como una globalidad o estructura.

            El tercer día se dramatizan cinco escenas y se trabajan con encuadre de psicodrama pedagógico. Sintetizando: las escenas tratan dos puntos que parecen álgidos en el trabajo. Impotencia para solucionar el problema del “usuario difícil” y la impresión de que las tareas quedan incompletas. La función del rol que aparece en las cinco escenas es una actividad que consiste en buscar (que en realidad es pedir) la ayuda que necesita el usuario. Aquí entra el trabajo del asistente social con la institución. En las escenas el personaje que podría ayudar para solucionar el caso “está en otra parte”, se trata de un personaje ausente. Un agujero en la escena. El profesional no puede ocuparse de la “tarea pendiente” sino más bien de pedir, solicitar, buscar para encontrar quien podría colaborar en la solución del caso. Aquí se vuelve a repetir el problema del primer día: “los recursos están fuera de la Institución” pero ahora bajo el ángulo humano: “el que puede ayudar está en otra parte”.( ¿o en otra cosa”)

          Cuando se vuelve a llevar al escenario este tema se produce una rebelión defensiva: se “acorrala a la institución” y “mágicamente” el problema pendiente se soluciona. A modo de juego teórico uno podría preguntarse si habría una fantasía, por lo menos en ese momento del grupo, de que los asistentes sociales, si se unen ¿es para atacar a la institución para solucionar los problemas?

          El cuarto día se plantean escenas interprofesionales cargadas de tensión con matices de rechazo y agresión. Concretamente dos. Una con un alto cargo y otra con otro asistente social. Este temple hostil continúa en la etapa de comentarios donde se ve una cierta pérdida de distancia y cada uno quiere tener la razón. Es la primera vez que aparece el matiz agresivo en el grupo y a raíz de escenas interprofesionales. Ahora bien ¿qué motiva  esta agresión? Parecen ser las frustraciones expuestas anteriormente (con el usuario, con la institución). Pero el elemento nuevo que aparece dentro del rol es el de organizar, planificar y coordinar programas de trabajo o de abordaje. Parece ser que aquí tampoco lo hace la persona indicada y volvemos a la carencia: “quien tiene que coordinar no coordina (o no sabe hacerlo, o lo hace mal, o no se lo deja)

          El quinto y último día aparece un tema, que si bien estuvo tácito, a veces verbalizado, es la primera vez que el grupo permite una dramatización que manifieste lo que a veces les pasa: la soledad y la capacidad de espera que debe tolerar, ya que el usuario está urgido. Hay momentos en que el asistente social está completamente solo responsabilizándose por el usuario. Es aquí donde puede suceder una difusión del rol que abarque a otros roles: “ver problemas y marginación por todos lados”. Aquí surge la necesidad de diferenciarse del usuario para relacionarse de otra manera con la institución. Y ¿como se hace? En la dramatización realizada el rol se ve entre dos fuegos: el usuario y la institución.

          Hasta aquí parece ser que los problemas más importantes a investigar son tres:

1.    Problemas en la relación con los usuarios difíciles.

2.    La soledad frente a algunos problemas graves ( y las ansiedades depresivas)

3.    la dificultad de unirse o de encontrar colaboración

        Si bien estos tres puntos están interrelacionados, pienso que lo más grave de este esquema es cuando el asistente social siente que ha perdido el contacto con la institución, que no tiene lugar en ella y se encuentra como un usuario impotente y frustrado. Hay que analizar de entre estos tres factores cual es el más idóneo para comenzar el abordaje.

Sergio Canadè

Mayo 1990                                                                      

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