Vino un descanso. Cada uno regres� a su casa para volver a reunirse en la noche para el desfile de antorchas y de los carros aleg�ricos.
Era una noche templada. En realidad muy rara para la �poca. Ya que los vientos de Agosto eran fuertes e implacables. Pero la naturaleza fue bondadosa esta vez. Desde el local del colegio se iniciar�a el paseo. Los carros con variados motivos se encontraban ordenados por a�o de estudios. Se representaban episodios como: "El Descubrimiento de Am�rica", "La Revoluci�n Francesa", "El ajusticiamiento de Atahualpa", etc. Con indumentarias de la �poca, en marcha lenta, se mostraban ante el asombrado p�blico quienes no dejaban de alabar el arte y el esmero en los trabajos realizados.
Al llegar a la Plaza de Armas se dar�a media vuelta de regreso, donde comenzar�a la "guerra de faroles", la "actuaci�n central" con sus n�meros musicales y el "baile general" hasta altas horas de la noche.Todos quer�an bailar con la Reyna y dem�s candidatas. Las bromas al "�ato" -quien se convirti� en "cu�ado" de todos- fue general. El contestaba con "mentadas de madre"y otras palabras de grueso calibre. El licor corr�a por lo bajo, al igual que los cigarros Chesterfield. Cuid�ndonos de las miradas de los profesores y de los auxiliares empin�bamos el codo de rato en rato, hasta que los m�sicos anunciaron su �ltima pieza. A una marinera norte�a, que la bailar�a el "Loco" Alejandro Salas y nuestra hermosa majestad "Esther I", le seguir�a la fuga y el huayno final, sellando con aplausos y v�tores la festividad de ese a�o.
El regreso a mi casa lo hice en compa��a del "Chino" Salda�a, mi hermano Augusto, Richard Burga y Jhonny Chavarri. Todos embriagados por la alegr�a y el alcohol coment�bamos los incidentes de la fiesta, al llegar a la intersecci�n del Jir�n Dos de Mayo con el Jir�n Leticia nos despedimos con abrazos y quedamos en reunirnos al d�a siguiente para jugar un partido en la "pampa" de don "Pepe".
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Esa noche no pude dormir. Cerraba los ojos y la casa me daba vueltas.Todo giraba alrededor. Mirando por la ventana ve�a el hermoso cielo estrellado andino. Y las blancas nubes que se dirig�an hacia la luna llena, la cubrir�an de un momento a otro. Se oscurecer�a, al igual que la alegr�a vivida aquella noche. Contemplaba esta escena, imaginando que dentro de poco tiempo me marchar�a a la capital a seguir mis estudios superiores. Y ya no volver�a a participar en otro desfile y dejar�a las aulas de mi querido colegio para siempre...
....Tiempos hermosos que no volver�n....
