"LOS  MERCADERES"
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              La v�spera de su muerte estaban en la habitaci�n mi hermano Alejandro, Mar�a Teresa mi ex esposa le frotaba las manos que las ten�a moradas de tantos pinchazos, yo estaba en el marco de la puerta contempl�ndola cuando de repente sent� unos palmoteos en la espalda. Volte� y no hab�a nadie. Nuevamente los volv� a sentir, pero esta vez mas fuerte, por lo que dirigiendo una mirada a mi hermano le hice se�as que salga de la habitaci�n. Ya en la sala le expliqu� lo sucedido. Le hice recordar la promesa que me hiciera su esposa, de despedirse en esa forma. Analizamos la necesidad de que ya descanse de tanto sufrimiento, que hab�a que estar preparados, que ya me ten�a que retirar, pero que si el desenlace era fatal, sea la hora que fuere me llame por tel�fono para regresar.
               Camin� las pocas cuadras que separaban nuestras casas e ingres� a la m�a, eran las 11 de la noche y mi madre a�n estaba despierta esperando las novedades. Al preguntarme por la salud de su nuera Jovita, le respond� y cont� lo que acababa de experimentar, recalc�ndole la necesidad de que termine su pesadilla y deje de sufrir. Con los ojos llorosos me escuch� y asinti� con su cabeza. "Mamita", le dije, "de seguro Alejo me llama, yo estoy convencido de lo que te digo, para mi,  ya fue una despedida".
Me recost� vestido. Sab�a que el tel�fono sonar�a y deb�a estar listo para salir de inmediato. Pasaron las horas. A las 3 de la ma�ana el timbre del telefono me hizo volar de la cama, levant� el auricular y la voz temblorosa de mi hermano estaba al otro lado, "Nelson", me dijo, "se cumpli� lo que dijiste, acaba de fallecer, podr�as venir inmediatamente?..."
                Al momento de volver a ingresar al dormitorio, pude contemplar que su rostro hab�a recuperado sus delicadas facciones. Su perfilada nariz resaltaba en su carita dormida, la toqu� en el brazo y a�n estaba caliente. No pude contener las l�grimas. Amargamente aceptaba su partida. Me sent� en la sala a esperar que amanezca para preparar las exequias. Mi hermano no ten�a la cabeza fr�a como para hacer los tr�mites respectivos para su traslado al velatorio.
          Despu�s de su entierro, de regreso a mi casa, por la noche en mi cama pensaba y recordaba los bellos momentos que pasamos en familia. Cuando de pronto sent� olor a quemado, prend� la luz y observ� que la plancha estaba enchufada. Lo curioso era que yo no la hab�a prendido, pero en fin jal� el cord�n para desconectarla y volv� a mi lecho.
            A la siguiente noche me prendieron el televisor. Me cuenta mi madre que esa misma tarde encontr�ndose con mi hermana en mi cuarto haciendo limpieza, vieron que la cama se hundi� y son� como que alguna fuerza extra�a se recostara, como que alguien se hubiese tirado con fuerza por lo que tuvieron que salir despavoridas. Todas las noches me hac�a notar su presencia. Yo, ya estaba horrorizado. Al s�ptimo d�a, a las 3 de la ma�ana la puerta de mi habitaci�n que se encontraba con seguro se abri� de golpe, los cerrojos volaron por los aires, por lo que opt� por salir y dirigirme al cuarto de mis padres, les ped� un espacio para dormir y no me da verguenza contarlo. Fue entonces que rezando le ped� que ya era tiempo de que descanse en paz, que ya era suficiente, que hab�a interpretado su mensaje, que rogaba por su alma y que la recordar�a por siempre.
              Fue lo �ltimo que pas�. Nunca mas volv� a sentir nada extra�o. En la actualidad, aunque hayan pasado 6 a�os de esa fat�dica fecha que nos dej�, cuando algo malo me va a suceder, la sue�o, como que me advirtiera de que tenga mucho cuidado.

               As� fueron los hechos. Esto sucedi�. No tengo que inventar nada. En nuestras reuniones familiares siempre la recordamos. Su bondad fue tal, que estando muy enferma cog�a un plato de sopa y con paciencia de santa daba de comer en la boca a mi anciano padre. Cucharada tras cucharada lo obligaba a terminar, luego se quedaba contempl�ndolo y nos recomendaba que lo cuidemos, "...cuando me vaya, qui�n ver� al pap� viejo...por favor cu�denlo mucho..."
                Es por eso que cuando ella falleci�, decidimos no decir nada a mi padre. Le ment�amos que se hab�a ido de viaje, que pronto regresar�a. El sonre�a y nos reprend�a por tratar de enga�arlo, "yo la veo", dec�a, "conversa conmigo todos los d�as...me dice, ven pap� viejo..., ven..., para ense�arte lindos sitios..."
                 A los dos meses mi padre se fue con ella. Parti� a su lado. Otro duro golpe remeci� a la familia. En comentarios, acept�bamos el hecho de que los inseparables ya estaban juntos para toda la vida.

         
"QUE DIOS LOS BENDIGA Y LOS TENGA EN SU GLORIA"
          
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