"EL FATAL 15 DE AGOSTO DEL 2007"
Autor: Nelson D�vila Barrantes
         Mis labores estaban por concluir. Hab�a sido una jornada normal, como la de cualquier d�a mi�rcoles.Faltaban quince escasos minutos y estar�a bajando a cenar. Las oficinas quedaban en el segundo piso de la casa, mir� nuevamente el reloj, las agujas marcaban las 6.45 del 15 de Agosto del 2007 que nunca olvidar�. El fr�o era inclemente. Lo que deseaba era ingerir algo ligero, de repente una sopa caliente � un caf�. Lima atravesaba por un invierno muy crudo. Me frot� las manos y las acerqu� a mi boca para darles mi c�lido aliento y de pronto ocurri� lo peor que experiment� en mis 56 a�os de vida.
           Todo empez� con un ruido, como si se acercara un tropel de caballos, los compa�eros de trabajo me miraron y exclamaron: �Temblor�temblor��. Efectivamente. El ruido de los vidrios de las ventanas indicaba que as� era. Pero ni nos imagin�bamos lo que vivir�amos en los 3:30 minutos que dur� esta pesadilla. La casa se sacud�a en forma horizontal. Era un vaiv�n continuo, de menos a m�s. Los archivos de los estantes empezaron a caer el piso. Record� a mi madre quien yac�a en cama muy enferma, corr� en direcci�n a su cuarto la encontr� con mi sobrino Jimmy debajo del marco de la puerta, �l hab�a tenido la misma idea de auxiliar a la abuela. Los tres abrazados esper�bamos que termine el movimiento que para entonces nos sacud�a con fuerza. Calm� un poco. Parec�a que hab�a concluido. Fue entonces que les dije: �Bajemos al jard�n, salgamos de aqu텔. Nos dirigimos hacia la escalera y all� nos cogi� el segundo remez�n, m�s violento que el primero. No pod�amos caminar. Mir�bamos el techo temiendo que se nos venga encima, mi madre imploraba a Dios, pero logramos ponernos a salvo. El resto de la familia y compa�eros hab�an pensado igual. Todos nos concentramos en el lugar mencionado. Fueron momentos interminables. Apenas pod�amos articular palabra, p�lidos, nos mir�bamos unos a otros, me llam� la atenci�n que nuestras mascotas Bardo y Dalila - una pareja de labradores- estuviesen a nuestro lado, ambos sacudi�ndose y ladrando muy alborotados. La tierra sigui� temblando. Con un poco de temor sub� a bajar una radio port�til, de seguro radio �Programas del Per�� estar�a informando lo ocurrido. Efectivamente, los periodistas asustados, con las voces temblorosas informaban lo ocurrido. Se ignoraba el epicentro. Pero ya se hab�an desplazado corresponsales a diferentes puntos  de la capital para inspeccionar los da�os. Elogi� esta digna y sacrificada labor, que poniendo en riesgo sus vidas permanec�an en sus puestos de trabajo, detallando los pormenores, narrando las escenas de p�nico, entrevistando a los transe�ntes.
          Poco a poco nos animamos a ingresar a la sala. Prendimos el televisor y comenzamos a ver los estragos del sismo, gente desmayada, trabajadores que trataban de buscar movilidad para llegar a sus domicilios, toda la red telef�nica hab�a colapsado, en algunos distritos no ten�an energ�a el�ctrica. Lima era un caos. A la hora de este suceso ya se hablaba de p�rdidas humanas, se detect� que el epicentro hab�a sido en el mar. La tierra segu�a temblando, r�plicas en menor escala nos hac�an salir despavoridos. Volvimos a ingresar, cuando vimos que el Presidente de la Rep�blica dar�a un mensaje a la Naci�n. De acuerdo a informes que le llegaron estaba en condiciones de afirmar que Lima y las ciudades del sur chico, espec�ficamente Ica, Pisco y Ca�ete acababan de soportar el movimiento tel�rico mas terrible de los �ltimos 50 a�os. Los sism�grafos  hab�an detectado que el sismo hab�a sido de 7.5 en la escala de Richter. Agradec�a a Dios que no hab�a muchas p�rdidas humanas que lamentar, seg�n reportes hechos a su despacho no pasaban de unos 14 � 15 los fallecidos.
Comentamos en casa sobre esto y no dimos cr�dito al mensaje. Sab�amos, intu�amos que por la magnitud, por la potencia habr�an muchos m�s y que esto se sabr�a m�s adelante. Hab�a razones de sobra para sospecharlo. En el terremoto de 1970 fue igual. Al principio se habl� de unas 300 personas fallecidas, el saldo tr�gico final fue de m�s de 75,000. S�lo era cuesti�n de esperar, no desengancharse de las noticias y de paso esperar que el servicio telef�nico se restablezca para indagar por los familiares. Yo estaba preocupado por mi hija que viv�a en el 8� piso de un edificio. La llamaba a su m�vil sin resultado, la distancia entre nuestras casas no me permit�a ir a verla, el tr�fico era cosa de locos, s�lo me quedaba esperar, seguramente ella ya estaba en camino hacia la m�a. Muchas veces comentamos esta posibilidad: �Hijita, si alg�n d�a pasa algo, el punto de reuni�n ser� aqu�.
          Y comenzaron a llegar las im�genes impactantes desde las zonas afectadas. Ica, Ca�ete y Pisco las ciudades m�s cercanas de la capital - hermosos terru�os donde se elaboran excelentes vinos y se destila la originaria bebida que lleva su nombre �El Pisco Peruano�, lugares de floreciente agroindustria, donde se baila la m�sica afro peruana del zapateo, el land� y el festejo - hab�an sido desbastadas. Luc�an como si una bomba at�mica las hubiese desaparecido del mapa. Horrorizados ve�amos las iglesias en ruinas. Una familia hab�a mandado oficiar una misa por el a�o de fallecimiento de uno de sus seres queridos, el templo hab�a estado totalmente lleno, pocos tuvieron tiempo de huir, las enormes b�vedas y las paredes se vinieron abajo, 50 miembros del  mismo clan y algunos amigos perecieron sepultados. En total 250 personas encontraron un triste final en aquel lugar. La carretera panamericana se abri� en dos, los carriles de ida y vuelta estaban separados por una zanja de unos 20 cm. y casi de un metro de profundidad. Los sobrevivientes totalmente cubiertos de polvo colocaban los cad�veres en las plazuelas. Comenz� el conteo y las estad�sticas. Al primer mensaje de Alan Garc�a totalmente distorsionado y carente de verdad, le sobreviene la espantosa realidad, los fallecidos pasan  los 500, los heridos pasan de 1,000 y a�n falta rescatar los que yacen bajo los escombros. 80 % de las casas est�n en los suelos, cientos de heridos tienen que ser evacuados a otro sitio pues lo peque�os hospitales del lugar  se han derruido. Todos se han refugiado en las partes altas, en las colinas, en los cerros por temor al tsunami  y los maretazos. Los hoteles tur�sticos cercanos al mar fueron inundados por el fuerte oleaje. Desde la capital, el Presidente y un grupo de sus ministros en vuelo a�reo partieron de inmediato para analizar la situaci�n �in situ� y ver la magnitud de la cat�strofe.
         
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