Cuentan por ahí, que el acaudalado, apuesto e influyente Pedro
Girón, fue asesinado por su bellísima esposa; el crimen
lo cometió con la colaboración de un esclavo cuyo amor no
quería compartir con el infortunado marido.
La sentencia para los homicidas fue :
"que les den garrote hasta que naturalmente mueran".
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