28 de septiembre

Beato Inocencio de Berzo (1844-1890)

Inocencio de Berzo, durante algún tiempo sacerdote diocesano, que pasó a los capuchinos, deseoso de contemplación, era un hombre intelectualmente dotado, mas con un déficit de cualidades humanas para ser un espíritu emprendedor. Muy sensible ante los pobres, mas incapaz de un liderazgo. Era tímido, y estaba devorado por el amor a la Eucaristía y a la Cruz. Su espiritualidad ha sido definida como el deseo de una nada amorosa.

Este núcleo es el "leit-motiv" del himno para su memoria.


Ser nada en tu presencia, Señor mío,
es toda plenitud y señorío;
ser nada y proclamar cual desafío:
¡Oh Dios, mi Padre Dios, en ti confío!

Ser nada por amor, del todo nada:
así Inocencio, el alma devorada,
en cruz con su Señor allí clavada,
y abierto a toda gente atribulada.

Ser nada para hundirse ante el Sagrario
y estar gozando, amando, solitario,
contándole al amante del Calvario
la pena y cruz de nuestro itinerario.


Ser nada, mas así, amorosamente,
brindándose con gesto reverente:
ser en la plaza de aldea fuente,
que entrega pura y sana su corriente.

¡Oh Padre, Creador del mundo entero,
oh Hijo amado, muerto en el madero,
oh Espíritu, el beso verdadero,
a Dios sea el honor y amor sincero! Amén.







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