JUSTINIANO

Justiniano y su Corte. Mosaico Mural de San Vitale. Ravena.

Antes que nada se debe aclarar que Justiniano al asumir su tarea como emperador, heredaba el Imperio Romano de Oriente con las arcas llenas con un tesoro conformado por  millones de monedas de oro, mérito del buen emperador Anastasio, lo cual facilitó la puesta en marcha de las acciones que llevarían a cumplir sus grandes metas.

Justiniano era conocido como el emperador sin sueño, tanto por su gran ritmo de trabajo como porque con su labor abarcó todo el mundo político conocido interno y externo, y lo hizo con energía y sin descanso alguno hasta que en sus últimos años se dedicara a la teología y abandonara parte de su gestión política.

Nunca fue popular, era frío y distante con el pueblo, reinaba solo o aconsejado por su esposa Teodora, evitando tentaciones a usurpar el poder, aunque sabía delegar responsabilidades como construcción de Iglesias y edificios públicos, compilaciones de leyes o campañas bélicas.

Fue un hombre culto, hablaba latín, era estudioso, apasionado por los problemas teológicos, inteligente, ambicioso, pero debió muchas de sus buenas acciones de gobierno al buen criterio y la valentía de su mujer, Teodora.

El gran sueño de Justiniano era reconstruir el Imperio Romano, tarea que consideraba factible dada la inestabilidad de los reinos germánicos en Occidente.

Por ello en el ámbito militar dedicó varios años a reconquistar por intermedio de su general preferido, Belisario, el Africa occidental (Cartago) a los vándalos, la península itálica a los ostrogodos y el sureste de la península ibérica a expensas de los visigodos.

Este merito se consiguó además gracias a su general Narsés (también lidiando con las vicisitudes de una guerra intermitente, tratados de paz de por medio, con Persia, cuyo rey, Crossroes I la llevó a la cima de su poder y cultura en esa misma época).

En el ámbito político convirtió varias circunscripciones pequeñas en provincias de mayor extensión, dando mas poder a los gobernadores, sin embargo solo unos pocos tenían el poder militar y civil a la vez, estos en su mayoría en las provincias occidentales recién conquistadas.

Tuvo una gran actividad constructora, mandó fundar ciudades, hizo construir iglesias, palacios, baños, puentes y acueductos.

Se destaca la construcción de la Iglesia de Santa Sofía, creación de Antemio de Tralles y sus ayudantes Isidoro de Mileto e Ignacio.

Debido al alto costo de las guerras que inició y de las construcciones emprendidas tuvo una política fiscal cada vez mas agresiva y opresora.

Trató todo el tiempo de hacer menos corruptibles a los funcionarios, por ejemplo, suprimió la costumbre de comprar "semilegalmente " cargos públicos.

De todas maneras, toda esta renovación administrativa no estaba dada por el hecho de querer cambiar, sino que el objetivo más importante y que terminó siendo el único, fue hacer más funcional la administración para conseguir recaudar más y más y así financiar sus proyectos.

Tal vez, junto a la construcción de la Iglesia de Santa Sofía, lo que lo hizo célebre fue la recopilación de las Leyes Romanas que hicieron Triboniano y un grupo de selectos juristas, el Corpus Iuris Civilis, el que se convirtió en la base jurídica bizantina, y con el tiempo ejerció una gran influencia en occidente.

En cuanto a la religión, apoyó incondicionalmente al cristianismo ortodoxo, incluso él mismo dedicó mucho de su tiempo (sobretodo en su vejez) a los problemas teológicos, pero en lo que se refiere a los "herejes" monofisitas su política fue ambigua y cambiante, alternando persecuciones con permisividad, tal vez por influencia de la emperatriz Teodora, de quien se sabe que los defendía cuando podía.

En la época de Justiniano estaba vigente el paganismo, al cual el emperador le dedicó no pocos esfuerzos con el objetivo de desterrarlo del Imperio.

Por ejemplo, la decisión de cerrar la Universidad de Atenas, centro del paganismo, en 529.

Si bien su importancia en esa época era limitada, la Universidad seguía influenciando a los griegos, y así el emperador con esta y otras numerosas medidas administrativas terminaba con el problema.

No existe constancia de que el culto pagano se haya extendido (en el Imperio) mas allá del gobierno de Justiniano, así que parece que el emperador acabó con él.

Pero sin embargo su mayor dilema no eran los paganos, ya muy escasos y fáciles de combatir, sino el cisma monofisita, que justamente se daba en las provincias mas ricas (Egipto y Siria fundamentalmente), lo que implicaba decidir entre aplastar y perseguir a los monofisitas con el riesgo de perder dichas provincias, o pactar con ellas, con el problema entonces de poder perder el apoyo de los ortodoxos (mayoría en los Balcanes y Asia Menor.)

Como fue habitual en Justiniano, su política no fue coherente, alternando persecuciones sangrientas con concesiones que lo acercaban demasiado a los "herejes monofisitas", lo cual no le llevó a ningún resultado positivo.

Es probable que el pueblo de Bizancio no sintiera ya ese querer volver a la gloria del Imperio Romano de Augusto, como lo sentía el emperador, es probable que tantas y tan largas guerras hayan afectado negativamente el ánimo de la gente que antes de Justiniano vivía sin tantas campañas que fueron muy caras en vidas y dinero.

Es probable que, por todo ello, Justiniano no fuera popular en la medida de sus logros.

De todas maneras, fue ese pueblo y sus sucesores los que heredaron un Imperio muy grande, demasiado grande para su inestabilidad, puesto que las arcas del estado ya estaban vacías luego de tantas guerras, y los territorios occidentales muy lejos como para defenderlos a un mínimo costo.

R. C.

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