LA GLORIA Y EL PODER VOLVIERON A BIZANCIO

Gracias a la labor de emperadores que a la vez eran excelentes generales, como Nicéforo Focas, Juan Tzimiscés y Basilio II, Bizancio estaba más fuerte que nunca en 1025, a la muerte del más famoso de sus emperadores, Basilio el matador de búlgaros.

Basilio II fue el más reconocido de los emperadores bizantinos no solamente por extender las fronteras del Imperio, pues pudo haber hecho más ante la debilidad de los vecinos de la época, sino por combatir a los aristócratas que eran ya un peligro por la posibilidad de transformar el Imperio en varios feudos al estilo occidental.

Posteriormente, sus sucesores conquistaron parte de Sicilia y los Reinos de Ani y Edesa, pero fue el último suspiro de conquistas, en un Imperio que mientras disfrutaba su nueva posición como super-potencia se vio sorprendido por sus próximos enemigos: los turcos seljúcidas.

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